
La administración de Martín Torrijos y colaboradores es una magnífica vendedora de nuestro patrimonio. La noticia de El Panamá América del día 13 de diciembre titulada “unas 20 islas se ofertan al mejor postor”, es el resultado de una magnífica ley que lo único que ha producido desde su promulgación son beneficios jugosos al país y a su gente, pues se trata de la venta, enajenación o concesión casi perpetua (90 años prorrogables!) de recursos inútiles como son las islas y costas, que lo mejor que el gobierno hizo fue venderlas a los mejores especuladores nacionales e internacionales para que las urbanizarán ante la escasez de viviendas de interés social.
Gracias Martín Torrijos y a los libertarios de Panamá por arrebatarnos las islas a todos los panameños a través de la Ley 2 del 7 de enero de 2006. También gracias a Benjamín Colamarco, Alejandro Ferrer y Ubaldino Real. Gracias Balbina Herrera y Ligia Castro por no decir nada en el tema de urbanismo y ambiente. Gracias diputados de la República, por arrebatarnos las islas y costas de Panamá y entregárselas a los especuladores y testaferros.
Gracias a la nacionalista Comisión de Hacienda y negocios conexos de la Asamblea Nacional del año 2005, especialmente al diputado, Pedro M. González, por lograr un excelente mercadeo y negocio de nuestras islas en el Archipiélago de Bocas del Toro y el resto de los archipiélagos del país para el desarrollo de residencias de lujos con las paradisíacas playas en islas y tierra firme para privilegiados, exonerados de impuestos y otros tributos. Gracias de paso, por haber llevado muy bien la batuta de la aprobación a tambor batiente de esta ley. Admiramos vuestra astucia y velocidad de acción
Gracias especialmente al Excelentísimo Señor Presidente de la República, por ser el mejor intermediario para lograr que nuestros ilustres diputados discutieran con urgencia notoria la venta de nuestro patrimonio insular y costero. La coordinación y colaboración del ejecutivo-legislativo fue perfecta como ordena la Constitución Nacional. Gracias a don Elías Castillo, Presidente de la Asamblea Nacional y a todos los diputados de gobierno y oposición que apoyaron esta magnífica iniciativa. Los discursos aprobatorios eran excelsos. Ambos grupos políticos son maravillosos. Gracias por incentivar la endeble economía con más ventajas, prebendas y privilegios a los extranjeros e «inversionistas» que a los nacionales en los territorios costeros e insulares.
También queremos agradecer que la Asamblea Nacional, sabiamente ignoró y borró de las actas de las discusiones en primer debate, la participación y posición de los ambientalistas necios que no querían que desarrollaran urbanizaciones, centros comerciales, piscinas, campos de golf, aeropuertos, muelles, etc, en nuestras islas y en servidumbre pública de nuestras costas. También fue magnífico que ignoraran las posiciones de los indígenas y lugareños de Bocas del Toro y otros confines que objetaron fuertemente las bondades de esta ley. Las demandas de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema, no prosperarán porque nuestros magistrados, por sus excelsas virtudes, comprenderán que a pesar de ser violatorio de este viejo precepto constitucional que salvaguardaba a los panameños la titularidad común sobre los litorales e islas, ellos propugnarán porque este dilema lo resuelva en primera instancia la Procuraduría de la Administración, que como todos sabemos, obrará a favor de los intereses inmobiliarios y del sabio jefe del Palacio de las Garzas.
Gracias también a Rubén Blades por promover el turismo residencial en islas, o sea, se abrió la opción expedita de vender fincas y casas con título de propiedad, que antes de la ley no se podía. Esta estrategia desbordará en riquezas el país, sólo que a cambio no seremos libres en el uso y usufructo de nuestros privilegiados litorales, costas y montañas. Pero eso que importa, lo importante es celebrar la valentía y sabiduría de nuestros gobernantes en atreverse como nunca antes en la historia republicana a vender este patrimonio natural al mejor postor.
Gracias por convertir a los costeños e isleños y al resto de los panameños en extraños en nuestra propia tierra. Hoy ya no tenemos acceso libre a muchas playas e islas de nuestro Panamá. Es lo mejor que nos ha pasado. Nuevamente dejamos de ser libres en nuestra propia tierra. Qué importa, si al fin y al cabo siempre hemos sido esclavos de alguien y todo sea por el desarrollo integral que promueve nuestro gobierno para todos los ciudadanos. Adiós Playa el Flor y Kobbe, Isla Viveros, Isla Paridas, Isla Secas, Isla del Rey, Isla de Bastimentos, playas de San Carlos, playas del Golfo de Montijo, Burica, Bocas del Toro, Portobelo y Santa Isabel. Adiós playas e islas, por fin serán libres de intrusos panameños que quieren deleitarse gratuitamente de las playas y las aguas cálidas de nuestro litoral.
Señor Presidente, Dios y la Patria le agradecerán por ser tan sabio y vende patria.
Finalmente sólo nos queda decir, igual a como dijo un día Rufino Cuervo a finales del siglo XIX: “el que quiere conocer a Panamá que venga porque se acaba”. Yo ahora modifico la frase y digo: El que quiera comprar un pedazo barato de Panamá, que venga porque se acaba.
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Panamá, 12 de diciembre de 2006. Corregido y mejorado el 21 de de diciembre de 2006.
BiodiversidadPanamá
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Xenia De León
El PANAMA AMERICA
12 de diciembre de 2006
Isla secas, Golfo de Chiriquí.
UNAS 20 islas panameñas con un valor individual que va de 395 mil a 4 millones de dólares están a la venta en un sitio de Internet.
El sitio anuncia a Panamá como un país en donde el mercado de venta de islas no está bien regulado, y están «raramente» en plena propiedad.
Como un gancho para la venta, se indica que los «americanos» han estado haciendo del país su segunda residencia.
Las islas a vender están ubicadas en el archipiélago de Las Perlas, en la provincia de Bocas del Toro, en Colón, en Chiriquí y en la provincia de Darién.
LEGISLACION
La venta de islas en el país está amparada por la Ley No.2 de 7 de enero de 2006, conocida como la ley insular.
Esta legislación permite concesiones de hasta 90 años sobre terrenos estatales.
También permite la construcción de urbanizaciones, hoteles y pistas de aterrizaje hasta en un 50% del terreno de una isla, siempre y cuando esta no sea un área protegida.
LAS MAS CARA
La isla más cara que se está vendiendo es isla Montuosa, ubicada cerca de la isla de Coiba, y cuyo precio es de 4 millones de dólares.
Sobre esta isla se dice que tiene 112 hectáreas, y que cuenta con árboles antiguos que solamente se encuentran en otra isla cerca de El Salvador.
Se agrega que tiene » biodiversidad imperturbada y un sitio sagrado del entierro prehistórico antiguo». Otras islas de igual valor son isla Mamey, de Paulina y de Sordo.
Por su parte, isla de Puerco, en el archipiélago de Las Perlas, y Los Uveros, cerca de María Chiquita, en la provincia de Colón, se ofertan en 2 millones de dólares.
A PETICION
En el extenso menú de islas a la venta, la isla de Santo y San Pedro, ubicadas en Darién y en Chiriquí, respectivamente, no tienen precio, y en su lugar se indica que el mismo está «a petición».
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