Estado de la población del delfines de Bocas del Toro

La Fundación Keto, con base en San José, Costa Rica y con el apoyo de investigadores del Departmento of Ciencias Biológicas, de la Florida International University ha publicado un informe con resultados preliminares sobre el estatus del delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) de Bocas del Toro, Panamá; basados en datos de tres años de estudio. Este estudio fue publicado en el sitio www.delphinids.com y se lanza en este momento, debido a los investigadores están conscientes de la situación peligrosa que podrían enfrentar los  delfines silvestres de Bocas del Toro si se permite la captura de los mismos, para el cautiverio, promovida por la empresa Ocean Embassy, la cual tiene planes de construir tres delfinarios en Panamá.

Los investigadores advierten que los datos de este estudio sólo pueden ser utilizados por las organizaciones no gubernamentales que buscan la protección y conservación de estos delfines y para las agencias del gobierno responsables de conservar estos animales.

Laura May-Collado, la investigadora líder y candidata a doctora en ciencias biológicas, indica que este estudio sirve de referencia en futuros planes de manejo de la especie, ya que se basa en datos de tres años de la población de delfines nariz de botella en el Archipiélago de Bocas del Toro. Indica que el objetivo de este informe es simplemente dar una vista del estatus de esa población.

May-Collado espera que para fin del año 2007 se puede dar un análisis más exhaustivo y detallado al respecto. Por ahora se tiene datos preliminares de 169 grupos de delfines observados en el 2004, 2006 y 2007 y que el número acumulado es de 1052, pero advierten que un mismo individuo podía contarse varias veces, lo que revela que en realidad, la población de delfines del archipiélago es sólo una fracción de este gran total.

Otros hallazgos importantes revelan que las manadas en son pequeñas y la mayoría no supera los seis individuos por grupo. También los investigadores indican en el informe que sus datos preliminares sugieren que existe una comunidad de delfines de Bocas, o sea individuos que se han visto reiteradamente durante los tres años de estudio, pero igualmente han detectado delfines visitantes, que sólo han sido registrados una vez en tres años de observaciones. También han registrado que los delfines de Bocas de Toro tienden a mostrar fidelidad a áreas específicas dentro del archipiélago; así, han identificado que los delfines llamados Bity, Supermessy, Halfin, Dolpho 3, Middlenotch 2, Sawy, Scratchy, Zig-zag, entre otros son residentes fieles de Bocas Torito.

En el estudio participaron además, otros especialistas en cetáceos, asociados de la Fundación Keto como el doctor Douglas Wartzok del Departamento de Ciencias Biológicas de la Florida International University, el doctor Ingi Agnarsson de Biología Sistemática del Smithsonian Institute de Washington D.C., el biólogo José David Palacios de Fundación Keto y el biólogo Evi Taubitz de la Rostock University de Alemania.

El proyecto de creación de tres delfinarios en Panamá, específicamente en Bocas del Toro, Las Perlas y San Carlos, tiene enfrentados desde hace dos meses a ambientalistas nacionales e internacionales con los promotores del cautiverio del delfines silvestres panameños y el gobierno de Martín Torrijos que parecen apoyar a la empresa Ocean Embassy.

Martin No vendas mi delfin

Los lugareños de Bocas del Toro, que viven del turismo y del avistamiento de delfines, también se han unido para defender los delfines de este archipiélago.  Actualmente realizan patrullajes para detectar intrusos que pudieran capturar los delfines del archipiélago.

Burica Press, 10 de abril de 2007. De libre reproducción.

Ver documento completo en pdf aqui: Informe Preliminar del Estatus de la Población los Delfines Nariz de Botella de Bocas del Toro.

Fuente científica primaria: May-Collado, LJ, Agnarsson I., Palacios D., E. Taubitz, and D. Wartzok. 2007. The status of the bottlenose dolphin (Tursiops Truncatus) population of bocas del toro, panama: preliminary results based on a three year ongoing study. Fundacion Keto Internal Report IR-LJMC-KETO01- BOCAS.

Casa por cárcel y cárcel por casa

casa por carcel y carcel por casa

Pareciera que los funcionarios del Sistema Penitenciario pretenden burlarse de los panameños como si fuésemos incapaces de reconocer la verdad que intentan esconder detrás de pueriles justificaciones. La verdad es que Rafael Arosemena está condenado por probados delitos que afectaron las arcas públicas y por ende el bienestar de toda la sociedad.

Eso es un hecho. Si ahora resulta que el reo tiene problemas de salud que requieren de atención médica, entonces que la reciba donde el resto de los presos lo hace: en la Sala 31 del Hospital Santo Tomás. ¿Por qué Arosemena sí puede recibir cuidados que sus compañeros delincuentes no tienen permiso de recibir?

¿Qué privilegios tiene este reo que el resto de los criminales no tiene? Si esta es la política del Sistema Penitenciario, ello explicaría por qué es preferible robarle al Estado que al vecino. En el primer caso, el castigo se reduce a ver televisión en casa o leer placenteramente en la hamaca de la terraza; y en el segundo, es simplemente ir a la cárcel. Vaya ejemplo de justicia, rectitud e integridad gubernamental.

La Prensa, 10 de abril de 2007.

Aguila arpía de Panamá amenazada por destrucción de hábitat

PROTEGIDA POR LA LEY No. 18 DEL 10 DE ABRIL DE 2002.

Águila arpía está amenazada por destrucción de su hábitat

La destrucción de los bosques y la cacería furtiva representan las principales amenazas para la especie.

LA PRENSA/Jorge Fernández

Aguila Arpa, Harpia harpyja

FALCONIFORME. En cautiverio, estas rapaces pueden vivir más de 40 años, no se sabe cuánto viven en libertad. 832776

Tamara Del Moral
tdelmoral@prensa.com

En los últimos años se ha intensificado la labor de educación para la conservación del águila arpía, declarada como el ave nacional de Panamá, mediante la Ley No. 18 del 10 de abril de 2002. Se han desarrollado proyectos -como el del Fondo Peregrino- para criarlas en cautiverio para su posterior liberación, y próximamente esta especie de rapaz adornará la nueva insignia de la Policía Nacional, institución que se ha incorporado al Patronato del Águila Arpía.

Pero aún hace falta más investigación y esfuerzos para protegerla. Esta especie, que prefiere los bosques húmedos tropicales de tierras bajas, se ve amenazada por la des-trucción de su hábitat. Sin bosques y sin árboles, como cuipos y frijolillos -sus favoritos para anidar-, se reduce la disponibilidad de presas y la posibilidad de que se reproduzcan.

Una pareja de arpías solo se reproduce cada tres años, y en ese tiempo cría un solo pichón.

Actualmente se desconoce la población exacta de águilas arpía que habita en libertad en el territorio nacional. Tampoco se sabe cuánto tiempo viven en forma natural. En cautiverio, pueden vivir más de 40 años; en el Parque Natural Summit hay una hembra que tiene 48 años.

La cacería furtiva es otro factor que incide en su población. Según la bióloga Karla Aparicio, del Patronato Amigos del Águila Arpía, existen reportes de áreas donde se comen estas águilas como si fueran «gallina guisada». Eso a pesar de que la ley sanciona con 5 mil dólares a las personas que capturen, trafiquen, causen daño o muerte a una arpía, a sus crías, huevos o nidos.

Hoy día, la especie, considerada el mayor depredador en el dosel del bosque, habita principalmente en la vertiente del Caribe, en Bocas del Toro, Chagres y Kuna Yala. En el Pacífico solo se ha encontrado en la serranía de Majé, en la provincia de Panamá, y en Darién. «Hay avistamientos en Colón, pero se necesita más investigación», dice Aparicio, y añade que se conoce de la existencia de al menos 50 nidos en el país -si se asume que tanto el macho como la hembra de esos nidos están vivos, tal vez haya 100 arpías-.

«En un estudio que realicé, pude calcular que de acuerdo a la mejor condición del hábitat, en Panamá podría haber 209 parejas. Esa es la población que he estimado», explica.

Para conmemorar la fecha y la ley que la protege, el próximo domingo 15 de abril se celebrará en el Parque Summit el Festival del Águila Arpía, un evento donde participarán varias instituciones y estudiantes, que ofrecerán información y presentarán juegos didácticos basados en esta ave.

La Prensa,  10 de abril de 2007

Patrimonio urbano amenazado

UNA TRANSFORMACIÓN DESCONTROLADA.
Nuestro patrimonio urbano en peligro
Al Jhanniel Urrutia Salazar

La gente suele decir que amamos lo que conocemos. Agrego que amamos aquello que se deja conocer y amar. Y el amor despierta ganas de proteger y mejorar. Esto podemos aplicarlo al espacio donde vivimos. Solemos quejarnos de la apatía y la irresponsabilidad de los ciudadanos hacia la ciudad de Panamá, pero cómo podría ser diferente, si nuestro entorno urbano actual no se deja conocer, y mucho menos amar. La ciudad sigue un desarrollo mal concebido: ejércitos de moles de cemento en plena campaña de invasión, barriadas interminables, calles atestadas de autos, aceras estrechas y llenas de obstáculos, malos olores y contaminación visual… en fin, una ciudad hostil.

Sin embargo, existen pocas áreas de la ciudad que han conservado ese encanto íntimo, conocido, humano. Áreas que conforman nuestro patrimonio, nuestra memoria colectiva, cuya vivencia forma parte de ese cúmulo de valores culturales urbanos que nos identifican como ciudadanos panameños. Bella Vista, cuya construcción se inició en 1911 como barrio residencial y La Exposición, construido por Belisario Porras para albergar la Exposición Universal de 1914, por ejemplo. Pero, ¿qué las hace diferentes? Que a pesar de sus problemas sociales, como la inseguridad, prostitución e indigencia, poseen características urbanas de calidad: calles y aceras amplias que pueden caminarse; lotes amplios con retiros generosos; edificaciones de arquitectura singular y escala humana; arborización; buena conexión con el transporte público; y hasta plazas y parques, en una ciudad donde arquitectos, promotores, inversionistas y hasta instituciones públicas parecen haberle hecho la guerra al espacio público. En fin, un área que se da a conocer y se deja vivir, hecha para la gente, no para el auto, que invita a recorrerla y experimentarla.

A pesar de su valor arquitectónico, urbanístico y cultural, la misma está sufriendo una transformación descontrolada, y a veces pienso que es cuestión de tiempo para que pierda su batalla contra el crecimiento irrespetuoso y deshumanizado. Producto de la urgencia por construir, se han demolido ya varias edificaciones de valor histórico y arquitectónico y surgen hoy nuevas torres, acompañadas de toda su fanfarria de cemento y maquinaria pesada, lamentablemente dejando de lado los elementos urbanísticos que hacen de ésta un área única en Panamá.

Pero, afortunadamente, hay una esperanza. Existe actualmente una iniciativa legislativa para conservar el área, normando su desarrollo. Nos parece un proyecto de urgencia notoria, pues el proceso de degradación está andando. Pero para llegar a buen término se requiere de la voluntad y el compromiso de todas las instituciones involucradas, comenzando por detener las demoliciones. Es hora de que, con el ánimo de superar cualquier obstáculo que pueda presentarse, asumamos todos el compromiso histórico de actuar ahora para no perder este patrimonio, permitiendo que futuras generaciones cuenten con el mismo para conformar de su identidad colectiva. Y de paso, a ver si enrumbamos camino y aprendemos de cuando se hacían bien las cosas.

La autora es arquitecta y ambientalista
La Prensa, 10 de abril de 2007