Delfines y manglares

RELATIVISMO. Mientras el deterioro del planeta avanza y las alarmas suenan insistentes en todos lados, en Panamá sigue imponiéndose un modelo de crecimiento desenfrenado que solo la codicia y la estulticia pueden llamar desarrollo. ¿Cómo entender la decisión del Gobierno de permitir la caza de delfines en nuestros mares, haciendo que Panamá pase a formar parte de una lista negra de bandoleros y depredadores? ¿Estaba ya en algún escritorio oficial el plan del acuario de Ocean Embassy cuando el Ejecutivo, sorpresivamente, envió a la Asamblea un proyecto de ley para crear la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (Arap)… justamente la institución que otorgó el vergonzoso permiso para cazar delfines? ¿Cómo es posible que la Universidad de Panamá haya apoyado esa decisión? La nefasta resolución del 19 de enero pasado también estuvo apoyada por el sector pesquero, las autoridades del Ambiente, del Canal y Marítima.

En contra estuvieron los grupos ambientalistas y organismos científicos. El Ipat no asistió a la reunión… Lástima, tal vez su rector hubiera podido contar la historia del «último árbol del Brasil…». Por lo pronto, parece que el hoy presidente, Martín Torrijos, olvidó sus tiempos de candidato, cuando hablaba el mismo idioma de quienes intentaban salvar el sendero ecológico Los Quetzales que su antecesora en el cargo pretendía destruir. ¿Se trataba solo de una estrategia de campaña que sucumbió a los intereses económicos?

¿Creen los funcionarios que lo sucedido con los manglares de Punta Chame se puede solucionar con una multa?Lo cierto es que estos días las palabras han perdido su significado y todo parece ser relativo, como magistralmente comentaba esta semana en un artículo de opinión, la periodista Itzel Velásquez: «La imprecisión es la norma que los rige [a los políticos] y de ella se valen para que nada parezca lo que realmente es». Exacto.Solo así se explica que exista una ley que crea el Corredor Marino de Panamá que establece la «protección y conservación de los mamíferos marinos», al mismo tiempo que deja en manos de un comité directivo las excepciones a su captura. «Es que todo es relativo», responderá más de uno.

Lina Vega Abad
lvega@prensa.com

Lo lesivo de los delfinarios, Carta de Naomi Rose al Presidente Torrijos

HSI

Delfin madre e hijo

CARTA DE NAOMI A. ROSE AL PRESIDENTE DE PANAMÁ

Lo lesivo de los delfinarios

Oposición al proyectado en Panamá

Estimado Presidente Martín Torrijos:

En representación de los más de 9,5 millones de miembros y constituyentes de la Humane Society International (HSI) le escribo para conversarle sobre la propuesta de Ocean Embassy Panama (OEP) de un delfinario [en Bocas del Toro, fronterizo con Costa Rica] y capturar 28 (y posteriormente hasta 80) delfines nariz de botella silvestres en aguas panameñas. La HSI se opone fuertemente a cualquier iniciativa de capturar delfines silvestres y la propuesta mencionada es especialmente desacertada y no precautoria, además de violar varios principios de manejo sostenible. HSI recomienda que el gobierno de Panamá niegue o revoque cualquier permiso de construcción de la instalación de delfines de OEP, pero en particular le pedimos que usted niegue o revoque cualquier autorización que permita la captura de delfines en aguas locales.

La propuesta de OEP, a pesar de la retórica que sus representantes usan para presentarla como una iniciativa de conservación, es en realidad una iniciativa de operación comercial de nado con delfines (NCD) que usará

individuos capturados localmente. Si entiendo la propuesta correctamente, por lo menos 28 de esos animales serán capturados (en el Pacífico y el Caribe) antes de la realización de cualquier estudio sobre población. A esta cifra se le llama erróneamente una cuota «precautoria» en un comunicado de prensa de OEP con fecha 29 de enero de 2007.

No hay nada precautorio en remover delfines de una población local antes de completar una evaluación precisa que pueda orientar cálculos sobre cuotas. Las prácticas de manejo sustentable aceptadas globalmente requieren la determinación de un estimado de población con intervalos razonables de confianza antes que ocurra cualquier remoción (letal o viva). Cuando OEP presenta su intención como sostenible y precautoria suena loable, pero es completamente impreciso.

Asimismo, la declaración de OEP de que es «esencial» contar con un programa de crianza en cautiverio para la conservación e investigación del delfín es falsa. La mayoría de las investigaciones importantes sobre delfines se están realizando sobre poblaciones silvestres y ya se han establecido programas de investigación en cautiverio en varios lugares. Existen programas de crianza en cautiverio de delfines nariz de botella bien establecidos en delfinarios y acuarios existentes en regiones como América del Norte, Europa y Asia. Capturar decenas de delfines silvestres para establecer un programa de crianza cuyos productos» (crías de delfines) serán vendidos a otros delfinarios es esencial solo para esta operación comercial, no para ninguna iniciativa de conservación, programas educativos o proyectos de investigación.

(…) Los puntos de vista sobre la captura de delfines vivos silvestres de muchos científicos de renombre en la comunidad internacional de investigación de los mamíferos marinos difiere considerablemente de la de los representantes de OEP. Randall R. Reeves, un experto en cetáceos pequeños y Randall S. Wella, un biólogo de delfines nariz de botella internacionalmente reconocido, manifestaron su preocupación por la propuesta de OEP, como se describe en el comunicado de prensa del 29 de enero (…).

Como señalé anteriormente, HSI se opone fuertemente a la captura viva como manera de abastecer delfinarios o programas de crianza en cautiverio. Estamos sumamente preocupados por la actual captura de delfines en el Pacífico y el Caribe de poblaciones que podrían hallarse ya reducidas. Es más, dado que el traslado de los delfines (aun los que son criados en cautiverio) es altamente estresante, nos oponemos al establecimiento de cualquier nueva instalación, especialmente en el Caribe, donde la belleza natural del ambiente de la costa no hace necesarias atracciones artificiales como los delfinarios.

Los proponentes del delfinario algunas veces proveen a los funcionarios gubernamentales información sobre la captura de delfines que es inapropiada, desactualizada y sesgada. La HSI tiene la esperanza de que la información y perspectivas provistas en esta carta le permitan a usted tomar decisiones sobre este tema que estén basadas en la mejor evidencia científica disponible y en políticas coherentes para la vida silvestre y el manejo del ambiente.El tráfico de delfines cautivos va mas allá del daño de la captura individual: puede amenazar la población de delfines y el ecosistema marino (Reeves et al. 2003). La captura de unos pocos animales puede resultar en la muerte o lesiones a muchos otros delfines, dado que las actividades de captura involucran acoso intenso a un grupo o grupos. En adición, puede impactar negativamente a la población de delfines disminuida por la remoción de las crías u otros miembros importantes del grupo. El Servicio Nacional de Pesca de Estados Unidos ha reconocido que «los animales silvestres extraídos para mantenimiento permanente en cautiverio a menudo representan solo una porción de la totalidad removida [‘remoción’ es definida bajo las leyes de Estados Unidos como matar, capturar, lesionar o acosar] durante una operación de captura en vivo» (NMFS 1989: 33). En adición, las redes sociales pueden ser disueltas cuando individuos claves son extraídos, ya sea a través de mortalidad natural o como resultado de la caza u operaciones de captura (Lusseau y Newman 2004, Wells 2003).La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) señala que los delfines no deberían ser recolectados del medio natural a menos que su población haya sido evaluada a profundidad. Y concuerda en que la extracción de individuos puede reducir la viabilidad de la población a largo plazo y compromete su rol dentro del ecosistema. Una evaluación a fondo puede incluir «la delineación de fronteras de lugares, abundancia, potencial de reproducción, mortalidad y estado (tendencia)» (Reeves et al 2003: 17) y no puede ser realizada sin una inversión significativa de tiempo y fondos. Sin la disposición de invertir los recursos necesarios, deseo que a la fecha no demuestran los operadores de capturas en el Caribe1, ningún gobierno de la región debería aprobar el establecimiento de delfinarios abastecidos con animales silvestres capturados.

Los programas de nado con delfines son particularmente problemáticos en este sentido, ya que los delfines hembras son de preferencia para este programa (las hembras son típicamente menos agresivas y sexuales hacia los humanos que los delfines machos). Varios estudios de poblaciones silvestres (p.e. Oldfield 1988) han demostrado que la extracción de las hembras puede resultar en consecuencias negativas a largo plazo para las poblaciones de mamíferos.

Además, la extracción de delfines del mundo silvestre puede resultar en un impacto (actualmente) desconocido pero potencialmente dañino al ambiente local, especialmente cuando muy poco se conoce sobre el ecosistema marino y la población de delfines, como es el caso de la región del Caribe (Ward et al. 2001). Los mamíferos marinos, como depredadores de primer nivel, pueden jugar un papel importante y beneficioso en el mantenimiento de la salud de las pesquerías (Kaschnerr y Pauly 2004). Por ejemplo, los delfines pueden ser depredadores de especies de peces que a su vez depredan otras especies de valor comercial.

La captura y transporte son actividades indiscutiblemente estresantes y peligrosas para los delfines. Los indicadores fisiológicos de estrés asociados a la captura y cautiverio incluyen niveles de hormonas adrenocorticales elevados (St. Aubin y Geraci 1988, Thompson y Geraci 1986, Curry 1999). Small y DeMaster (1995a) han probado que la tasa de mortalidad de delfines nariz de botella capturados se multiplica seis veces inmediatamente después de la captura y no desciende a niveles «normales» hasta después de entre 35 y 45 días.

A nuestro entender, ningún estudio ha demostrado que el promedio de periodo de vida de los delfines es estadísticamente mayor en cautiverio que en la vida silvestre, a pesar de las aseveraciones de algunas instalaciones.De hecho, dos estudios (Small y DeMaster 1995b, Woodley et al. 1997) determinaron que la tasa de supervivencia de los delfines nariz de botella durante mediados de 1990 permaneció persistentemente inferior a la de animales libres en libertad (aun cuando las diferencias no fueran estadísticamente significativas). A pesar que esto indica que la cría de delfines ha mejorado con los años, no lo ha hecho hasta el punto en que se pueda asegurar que los delfines viven por más tiempo en cautiverio. Esto es notable considerando que uno puede esperar que los delfines en cautiverio vivan más tiempo (así como la mayoría de las especies terrestres silvestres en zoológicos) por el cuidado veterinario y protección contra depredadores y contaminación.

Como resultado de estos datos, así como gracias al interés público en Estados Unidos, no ha habido captura de delfines en aguas de ese país para exhibición pública desde 1993. Desde 1989 ha estado en vigor una moratoria voluntaria en la captura de delfines nariz de botella en el Golfo de México y a lo largo de la costa atlántica. Los gobiernos de varias naciones han denegado permisos para la captura de delfines silvestres para su exhibición en público. Más recientemente, el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México declaró una moratoria en la captura de delfines de vida silvestre y el Gobierno de Antigua revocó el permiso que había sido expedido previamente para la captura de hasta 12 delfines anuales en aguas locales. Esta revocatoria es en parte el resultado de la información que el Gobierno recibió de grupos como lo la HSI y otros en el Caribe, demostrando la falta de estudios de población precisos en la región. La captura de delfines para las instalaciones en el Caribe ya ha encendido una notable controversia internacional en los medios de comunicación y ésta seguramente aumentará con capturas adicionales.

Aun cuando los delfines son mantenidos en corrales marinos en lugar de tanques de concreto, la total ausencia de control ambiental puede llevar a condiciones pobres y totalmente inadecuadas para los delfines en cautiverio. Por ejemplo, en los corrales no se puede controlar la temperatura del agua y los delfines pueden estar obligados a permanecer en aguas poco profundas con una excesiva exposición al sol, cuyo resultado es a veces aguas con temperaturas peligrosamente altas.

La calidad del agua tampoco puede ser controlada en esos corrales. Los delfines en cautiverio pueden ser obligados a permanecer en aguas estancadas y poco profundas adyacentes a actividades humanas que podrían contener concentraciones de contaminantes marinos considerablemente mayores de lo que encontrarían en su medio natural. Obviamente dicha exposición a la contaminación marina podría conllevar enfermedades y muerte.

Aunque la región de Bocas del Toro parece estar relativamente prístina hoy día, el incremento del desarrollo a medida que aumenta el turismo puede llevar a problemas en el futuro.

La exposición a sonidos altos, en el aire y bajo el agua, también puede estresar a los delfines. La audición sensitiva de los delfines está bien estudiada y numerosas investigaciones, varias en proceso de ejecución actualmente, documentan los efectos perjudiciales que los ruidos antropogénicos pueden tener sobre ellos. El sonido viaja muy bien en el agua e inclusive los sonidos del aire (p. e. aviones, música) pueden penetrar la interfase de aire y agua, y ser escuchados por los animales en cautiverio. Cuando los delfines no pueden alejarse de sonidos altos prolongados puede surgir estrés y daños fisiológicos.

Los corrales marinos localizados en islas del Caribe están en una posición de riesgo adicional debido a tormentas y huracanes. Varias instalaciones fueron fuertemente impactadas durante la temporada de huracanes de 2005, especialmente en Yucatán y en el golfo de México (el huracán Katrina destruyó completamente un delfinario en Gulfport, Mississippi, llevándose a ocho delfines hacia el mar). Los oleajes, la contaminación de las aguas y la erosión son peligros que enfrentan los corrales marinos (y por ende los delfines dentro de ellos) en condiciones de tormenta. Durante los huracanes en las Bahamas y en Honduras, por ejemplo, los delfines fueron liberados inadvertidamente (y algunos no fueron recuperados), y varios murieron en 2003 en unas instalaciones en La Paz, Baja California Sur, México, después que una tormenta contaminó el agua del corral al desbordarse los alcantarillados. Unas instalaciones de tanques en Anguilla, ubicadas en un promontorio, están en riesgo serio de colapsar si un huracán o una tormenta debilitara los cimientos sobre los cuales descansa, lo que muestra que construir un tanque no necesariamente ofrece una adecuada protección contra tormentas.

Los corrales marinos en un hábitat de arrecifes coralinos ponen en riesgo éstos. Si el flujo de las mareas donde están ubicados los delfines es inadecuado, la gran cantidad de desperdicios que ellos producen se acumulan alrededor y en los arrecifes causando niveles anormales de crecimiento de algas, lo que los sofoca y mata.

La biodiversidad de estos corales disminuye sustancialmente -un estudio reciente (Goreau 2003) sugiere que este impacto negativo en arrecifes cerca de corrales marinos ya ha ocurrido en Cozumel, México.

Los estudios realizados sobre programas de nado con delfines en cautiverio fuertemente sugieren que estos programas no constituyen un trato humanitario para los delfines (Frohoff 1993 y 1995, Samuels y Spradlin 1995). Estos estudios hallaron que los delfines en cautiverio muestran conductas hacia los bañistas que están relacionadas con el estrés y la agresividad. Además, los delfines en cautiverio frecuentemente muestran una actitud sumisa ante los bañistas aun cuando éstos son de baja estatura, relativamente estacionarios y no se comportan agresivamente. Ambos estudios observaron en los delfines comportamientos relacionados con el estrés que también estaban relacionados con efectos potencialmente negativos fisiológicamente. Un tercer estudio demostró que los delfines en cautiverio prefieren evitar a los bañistas (Kyngdon et al 2003).

Los programas de nado con delfines también suponen un peligro real para los participantes humanos. Los delfines acarrean enfermedades que pueden ser transmitidas a los humanos (Geraci y Ridgway 1991, Mazet et al. 2004). Además, aun entrenados, son animales salvajes impredecibles. No son raras las lesiones (como huesos fracturados, lesiones internas y heridas serias) en personas que nadan con delfines en cautiverio (NMFS 1990), incluso tratándose de entrenadores experimentados (Defran y Pryor 1980), lo cual la mayoría de participantes y autoridades gubernamentales no lo sabe por no hacerse los reportes correspondientes. Además de las aproximadamente 18 lesiones documentadas por el Servicio Nacional de Pesca Marina (NMFS) en Estados Unidos en un lustro, muchas más ocurrieron sin ser reportadas en ese tiempo.

HSI no tiene conocimiento de ningún estudio científico evaluados que documente que la exposición a, o la interacción con, delfines en cautiverio incrementa el conocimiento del público o su preocupación por los delfines y el ambiente. De hecho, hay razones para creer que las atracciones con delfines en cautiverio realmente educan erróneamente al público sobre la vida silvestre y el ambiente marino. No solo hace que las personas no aprendan mucho, si acaso, sobre la vida real de los delfines, sino que además son guiadas a creer que los trucos que ven es como los delfines realmente se comportan en su medio natural y que los delfines son mascotas y tienen valor solamente en el contexto de sus relaciones con los humanos.

Asimismo, los programas de nado con delfines probablemente perpetúan los problemas que enfrentan los delfines silvestres al educar erróneamente a las personas que son responsables de tocar y alimentar a estos animales silvestres. Como un biólogo del Servicio Nacional de Pesca Marina ha declarado, «hay una preocupación cada vez mayor de que las piscinas de alimentación, programas de nado y otro tipo de experiencias interactivas con mamíferos marinos en instalaciones de exhibición pueden perpetuar el problema de la alimentación y hostigamiento de mamíferos marinos silvestres por parte del público, especialmente si no han educado a sus huéspedes respecto de la vida silvestre» (Frohoff 2003). De hecho, es irónico que a las personas básicamente se les fomente interactuar con delfines en cautiverio en formas que serían consideradas «hostigamiento» con delfines libres, lo cual es ilegal en algunos países.Panamá es ampliamente reconocida como un país progresista respecto de la responsabilidad ambiental. Más que dañar y alterar irreversiblemente sus recursos naturales y competir innecesariamente con sus vecinos al copiar atracciones artificiales de vida silvestre, Panamá tiene un gran potencial para permanecer como un ejemplo único de belleza natural. Como ha declarado Ward et al. (2001), «la fauna de mamíferos marinos de la región [del Caribe] es diversa y tiene un significativo valor ecológico, económico, estético y de servicio para los países del Gran Caribe. Es vital que a esas poblaciones y su hábitat se les ofrezca protección sostenible».

Esperamos que esta información pueda contribuir al reconocimiento de que capturar delfines silvestres para la expansión (ya sea a través de crías en cautiverio o directamente de la recolección de locales) de delfinarios es peligroso no solo para los delfines sino también para el ecosistema marino. La HSI solicita respetuosamente a Ocean Embassy Panamá que abandone su plan de construir un delfinario y capturar 28 delfines. Si OEP se rehúsa a hacerlo, nosotros respetuosamente solicitamos al Gobierno panameño negar o revocar el permiso a OEP de construir un delfinario en Bocas del Toro o de capturar delfines silvestres en aguas panameñas. Nosotros exhortamos a ambos a considerar seriamente proyectos turísticos alternativos que podrían ser verdaderamente responsables ecológicamente y más seguros para los participantes humanos y animales.

Agradecemos la consideración de nuestros puntos de vista en este importante asunto y le rogamos se sienta en libertad de contactarnos para proveerle más información.

Atentamente,

Naomi A. Rose

Bióloga especialista en mamíferos marinos y protección de océanos y vida silvestre, pertenece a Humane Society International (nrose@hsi.org ).

Referencias Bibliográficas

Curry, B. E. 1999. Stress in mammals: the potential influence of fishery-induced stress on dolphins in the eastern tropical Pacific Ocean. NOAA Technical Memorandum NOAA-TM-NMFS-SWFSC-260.

Defran, R. H. y K. Pryor. «The behavior and training of cetaceans in captivity» en Herman, L. (ed.). 1980. Cetacean Behavior: Mechanisms and Functions. John Wiley and Sons. New York.Frohoff, T.G. 1993.

Behavior of Captive Bottlenose Dolphins (Tursiops truncatus) and Humans During Controlled In-Water Interactions. Master’s thesis, Texas A&M University, College Station, Texas. Frohoff, T. G. 2000. Behavioral indicators of stress in odontocetes during interactions with humans: a preliminary review and discussion. International Whaling Commission SC/52/WW2.Frohoff, T. G. «The kindred wild», en Frohoff, T. y B. Peterson (eds.). 2003. Between Species. Sierra Club Books. San Francisco, California.

Frohoff, T. G. y J. M. Packard. «Interactions between humans and free-ranging and captive bottlenose dolphins», en Anthrozoös 8, 1995.Geraci, J. R. y S. H. Ridgway. «On disease transmission between cetaceans and humans», en Marine Mammal Science 7, 1991.

Goreau, T. J. 2003. Dolphin enclosures and algae distributions at Chankanaab, Cozumel: observations and recommendations. Report of the Global Coral Reef Alliance, Cambridge, Massachusetts.Kaschner, K. y D. Pauly. 2004.

Competition between Marine Mammals and Fisheries: Food for Thought. Report for The Humane Society of the United States/Humane Society International, Washington, DC. Kyngdon, D. J., E. O. Minot y K. J. Stafford. «Behavioural responses of captive common dolphins Delphinus delphis to a ‘swim-with-dolphin’ programme», en Applied Animal Behaviour Science 81.Lusseau, D. y M. E. J. Newman. «Identifying the role that animals play in their social networks», en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, Biology Letters (Supplement 6) 271, 2004.

Mazet, J. A. K., T. D. Hunt y M. H. Ziccardi. 2004. Assessment of the Risk of Zoonotic Disease Transmission to Marine Mammal Workers and the Public: Survey of Occupational Risks. Final Report forResearch Agreement Number K005486-01, U.S. Marine Mammal Commission, Davis, California. National Marine Fisheries Service. 1989. Permit Policies and Procedures for Scientific Research and Public Display under the Marine Mammal Protection Act and the Endangered Species Act: A Discussion Paper. Office of Protected Resources and Habitat Program, Silver Spring, Maryland.National Marine Fisheries Service. 1990.

Final Environmental Impact Statement on the Use of Marine Mammals in Swim-with-the-Dolphin-Programs. Office of Protected Resources, Silver Spring, Maryland.

Oldfield, M. «Threatened mammals affected by human exploitation of the female-offspring bond», en Conservation Biology 2, 1988.

Reeves, R. et al. (comps.). 2003. Dolphins, Whales and Porpoises: 2002-2010 Conservation Action Plan for the World’s Cetaceans. IUCN/SSC Cetacean Specialist Group, IUCN. Gland, Switzerland and Cambridge, U.K. Samuels, A. y T. R. Spradlin. «Quantitative behavioral study of bottlenose dolphins in swim-with-dolphin programs in the United States», en Marine Mammal Science 11, 1995.Small, R. y D. P. DeMaster (1995a) «Acclimation to captivity: a quantitative estimate based on survival of bottlenose dolphins and California sea lions», en Marine Mammal Science 11, 1995.

Small, R. y D.P. DeMaster (1995b) «Survival of five species of captive marine mammals», en Marine Mammal Science 11, 1995.St. Aubin, D. J. y J. R. Geraci. «Capture and handling stress suppresses circulating levels of thyroxine (T4) and Triiodothyronine (T3) in beluga whales, Delphinapterus leucas«, en Physiological Zoology 61, 1988.

Thompson, C. A. y J. R. Geraci. «Cortisol, aldosterone, and leucocytes in the stress response of bottlenose dolphins, Tursiops truncatus«, en Canadian Journal of Fisheries and Aquatic Science 43, 1986.Ward, N., A. Moscrop, y C. Carlson. 2001.

Elements for the Development of a Marine Mammal Action Plan for the Wider Caribbean: A Review of Marine Mammal Distribution. UNEP (DEC)/CAR IG.20/INF 3. Wells, R. S. «Dolphin social complexity: Lessons from long-term study and life history», en De Waal, F. B. M. y P. L. Tyack (eds.) 2003. Animal Social Complexity: Intelligence, Culture, and Individualized Societies. Harvard University Press. Cambridge, MA.

Woodley, T. H., J. L. Hannah y D. M. Lavigne. 1997. A comparison of survival rates for captive and free-ranging bottlenose dolphins (Tursiops truncatus), killer whales (Orcinus orca) and beluga whales (Delphinapterus leucas). IMMA Technical Report No. 97-02.

Fuente: http://www.ambientico.una.ac.cr/163.pdf

La suerte de los delfines de Panamá no está echada

AMBIENTE.

La suerte de los delfines está echada

Eliana Morales Gil
emorales@prensa.com

Los 9 miembros del Corredor Marino conocerán el jueves el protocolo de captura de los delfines que propone la empresa Ocean Embassy.

Una vez emitan sus recomendaciones al administrador de la Autoridad de los Recursos Acuáticos, Richard Pretto, éste decidirá si aprueba o no el plan.

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CONSERVACIÓN.LOS AMBIENTALISTAS ESTÁN EN ALERTA y REALIZARÁN MÁS PROTESTAS.

Le llegó la hora a los delfines

Luego de las recomendaciones de los miembros del corredor, la Arap dará la última palabra.

El protocolo de captura establece la recolección de 18 mamíferos por año. En 5 años se capturarán 90.

Eliana Morales Gil
emorales@prensa.com

El próximo jueves 3 de mayo, a las 9:00 a.m., se llevará a cabo uno de los episodios más importantes para el polémico tema de la captura de delfines en el país. Se presentará a los nueve miembros del corredor marino la solicitud oficial de la firma Ocean Embassy para la recolección de los mamíferos.

Es decir, se discutirá cómo se realizará la caza, cuántos delfines capturarán y en qué condiciones. Ocean Embassy pretende establecer un parque temático, tipo Disney, en el sector de El Higo en San Carlos.

Richard Pretto, director de la Autoridad de los Recursos Acuáticos (Arap), dijo ayer que el protocolo establece la captura de 18 delfines por año y como el proyecto contempla el trabajo con los mamíferos por cinco años, en total se capturarían 90 delfines.

«Es un protocolo mucho más estricto que el que se utiliza en Estados Unidos», dijo Pretto.

Una vez los integrantes del corredor –Autoridad Nacional del Ambiente, Servicio Marítimo Nacional, Instituto Panameño de Turismo, sector pesquero, sociedad civil ambiental, Universidad de Panamá, Autoridad del Canal de Panamá, organizaciones científicas y la Arap– estudien el documento, le emitirán sus recomendaciones a la dirección de la Arap, a cargo de Richard Pretto quien finalmente decidirá si se aprueba o no el acuario en San Carlos.

Celma Moncada, de la Fundación Humanitas, dijo ayer que las organizaciones ambientalistas locales y de otros países están en estado de alerta. «No es posible que se tome una decisión cuando la Corte [Suprema de Justicia] aún no ha decidido sobre el amparo de garantías que fue presentado en contra del resuelto que permite la captura y cautiverio de mamíferos marinos», dijo.

Este fin de semana los ambientalistas preparaban un plan de acción para seguir protestando.

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LOS ECOLOGISTAS PIENSAN QUE NINGUNA LEY AUTORIZA LA CAPTURA DE DELFINES PARA CAUTIVERIO.

El biólogo y ecologista Ariel Rodríguez, argumenta que todo lo actuado por Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP) es ilegal, dado que, según él, «no es cierto que la Ley del Corredor Marino permite capturas de delfines para cualquier propósito que su discreción indique».  La letra y espíritu de la ley indican que es para la conservación de los delfines.  Sus argumentos fueron escritos en un artículo titulado Ultra vires y delfines en Panamá:

La Ley 13 de 5 de mayo de 2005, estableció el Corredor Marino de Panamá para la protección y conservación de los mamíferos marinos, el cual comprende todas las aguas marinas bajo jurisdicción de la República de Panamá, con el objetivo de promover la investigación de los mamíferos marinos, el avistamiento, la recreación, la educación y la terapia a campo abierto (o sea, no confinado o en cautiverio), así como de concienciación ambiental y de vigilancia ciudadana.

Nótese que la letra y espíritu de esta ley no impulsa en lo absoluto, la cacería, captura o recolección de ningún mamífero marino en el Corredor Marino de Panamá, definido aquí este corredor como –el paso regular en aguas marinas que utilizan diversas especies para realizar múltiples actividades. Pésima definición, por cierto!

Esta misma ley también prohíbe, expresamente, en su artículo 14, la caza o captura de los mamíferos marinos, salvo las excepciones que establezca el Comité Directivo (a la cual le agregaron la frase –con relación a la captura para el cautiverio–). Ante este artículo enunciado y apegado al significado de la palabra cautiverio que es el “estado de privación de libertad de los animales silvestres”, es obvio, que sigue imperando el supremo espíritu y letra de la ley en cuestión, en su artículo 1. Por tanto, está sobreentendido que las autorizaciones para el cautiverio, sólo se pueden dar bajo condiciones excepcionales y de corta duración, en casos críticos de rescate o recuperación de animales varados o enfermos.

Esta ley tampoco autoriza capturas de mamíferos, para investigación científica per se, mucho menos para mantenerlos en cautiverio. Por tanto, mal puede el Comité Directivo aprobar excepciones de cautiverio para exhibiciones públicas o programas interactivos y de educación y mucho menos para investigaciones científicas abiertas. La única forma que el espíritu y letra de la ley no sea violada, por expedir permisos científicos para capturas de mamíferos marinos, es sí y solo sí, el permiso de captura se permite ante las evidencias concretas que una epidemia u otro tipo de afectación está poniendo en riesgo las poblaciones naturales y la captura y puesta en cautiverio permite hacer los análisis correspondientes, hasta que el animal se recupere y sea inmediatamente liberado con procedimientos científicos estándares. La ley sólo autoriza investigaciones, utilizando como objeto o sujeto de estudio a los mamíferos marinos en campo abierto, o sea libres, no en cautiverio y mucho menos para ser utilizados como mascotas circenses, so pretexto educativo, pero con obvios fines lucrativos.

Delfines, entre saltos y piruetas

Chimán se ha convertido en un ‘escenario’ para que estos cetáceos, muestren sus acrobacias

JOSE GONZALEZ PINILLA
ESPECIAL PARA LA PRENSA

planas@prensa.com

LA PRENSA/Tito Herrera
Los delfines buscan sus alimentos en la desembocadura del río La Maestra, en Chimán, por la gran cantidad de peces.

Observar delfines en las costas de Panamá puede que sea una práctica común para los pescadores, sin embargo, para el hombre de ciudad es, sin duda, una experiencia emocionante. Y si se corre con la suerte de ver a un grupo con más de 20 delfines, el evento no puede sino convertirse en algo impresionante.

En un recorrido en lancha por el distrito de Chimán, se pudo apreciar a más de 20 delfines que nadaban en una especie de comuna.

Al llegar a la desembocadura del río La Maestra, cerca de Punta Madroña, en el distrito de Chimán, el grupo realizaba piruetas y saltos como en los circos acuáticos.

En verano no se ven

Diogracio Puchicama, indígena wounaan, explicó que este tipo de cetáceos llega a las aguas de la parte sur de la provincia de Panamá porque son frescas, especialmente en los meses de julio y agosto.

Dijo que verlos se ha convertido en una práctica casi usual, tanto como observar a las ballenas que vienen a parir.

«Los meses donde menos se ven son los de verano, porque el agua se pone caliente y esa temperatura, al parecer, no les gusta», explicó Puchicama.

El grupo de cetáceos, considerados como «los más inteligentes», no pudo verse bajo el agua, pues ese día estuvo turbia. La única oportunidad para contemplarlos era cuando saltaban por encima de las olas.

De acuerdo con Alejandro Balaguer, de la fundación Albatros Medias, el área donde hay más presencia de delfines es cerca de la isla de Coiba y en el Archipiélago de Las Perlas.

«En el océano Atlántico también llegan, pero donde más se encuentran es en el Pacífico», explicó Balaguer.

Precisó que a los delfines les gustan estas aguas, fundamentalmente porque encuentran gran cantidad de peces y otras especies marinas con que alimentarse.

«Allí se genera una cadena de vida que hace salir a la superficie el plancton, que sirve de alimento para los peces. Y luego los delfines se alimentan de estas especies», añadió.

A estos cetáceos les gusta cazar sus alimentos en grandes grupos. «Son ágiles cazadores y tienen el talento para detectar sus presas a varios kilómetros de distancia. Su alimento por excelencia es la especie de tuna grande», aseguró Balaguer.

Pulse aquí para apreciar la imagen

Por su lado, Kevan Mantell, quien trabaja con Balaguer, informó que a Panamá llegan aproximadamente seis especies de delfines, entre éstos el común es el de nariz de botella y el spotted (con manchas).

Balaguer afirmó que durante todo el año se pueden ver importantes cantidades de delfines. Incluso, algunos grupos pueden estar integrados hasta por más de 50 individuos.

Los wounaan tienen un paquete turístico de dos noches y tres días, que incluye un paseo en el bosque, otro en canoa por los manglares, un día cultural y un recorrido en lancha hacia Chimán, durante el cual el visitante puede -si tiene suerte- avistar ballenas y delfines.

Si quiere dar un paseo por las costas, se recomienda que se asesore con personas que tengan lanchas. Puede encontrarlos en el puerto de Coquira de Chepo, en el puerto de Isla Flamenco o en el del terraplén, en El Chorrillo.

Un cetáceo sin nariz

Son cetáceos acuáticos.

Existen especies que viven en mar abierto y otras cerca de las costas, pero sin llegar a la orilla.

Su apariencia es distinta en cuanto a tamaño, color y cabeza. En total, existen 32 especies.

Pueden alcanzar una velocidad de 45 kilómetros por hora.

Tienen una ancha capa de grasa bajo su piel, que les permite mantener su temperatura.

Sus dientes son cónicos y les crecen cuando cumplen una semana de nacidos.

No tienen nariz, pero en su remplazo poseen un orificio en forma de media luna, denominado respiradero, ubicado en la parte superior de la cabeza.

La Prensa, 20 de agosto del 2004

Cementera sí sería fuente de contaminación del aire

CEMENTERAS. ‘LA PRENSA’ VISITÓ VARIAS PLANTAS EN ESPAÑA.

El negocio del polvo

Para apoyar su cementera, Pimsa exhibió algunas firmas españolas como modelos de producción limpia.

Los gerentes de varias plantas afirmaron que en esta industria no existe la llamada ‘contaminación cero’.

LA PRENSA/Santiago Fascetto

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¿Modelo? Un camión de la firma española Cementos Esfera recibe una carga de ‘clinker’ en el puerto de Tarragona, Cataluña. Para Pimsa, esa firma es un ejemplo de industria ecológica.

Santiago Fascetto
Enviado Especial
sfascetto@prensa.com

A 300 metros de la empresa española Cementos Esfera se respira polvo. A pesar de que está cerrada y cuenta con 26 filtros, las partículas de polvo que se desprenden del clinker, el yeso y la piedra caliza (materias primas del cemento) bañan de gris calles, fábricas vecinas y la vegetación cercana a la planta, ubicada en el polígono industrial de Tarragona, España. La culpa está repartida: por una parte la tiene el molino que fabrica el cemento; mientras que por la otra, los ocho camiones que entran y salen, por minuto, del predio.

Es que Cementos Esfera, como también lo prevé hacer Parque Industrial Marítimo S.A.(Pimsa), transporta parte su materia prima a través de camiones, que a su paso dejan una polvareda que se eleva varios metros sobre el nivel del suelo.

Según Pimsa, la cementera que pretende instalar en Rodman, en las riberas del Canal de Panamá, será una fotografía de la planta española.

A 70 kilómetros de allí, en el puerto de Barcelona, el otro modelo de planta de molienda de clinker que presentó Pimsa a la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) ni siquiera existe: en el principal puerto de la región de Cataluña lo único que hay son dos silos de depósito de cemento y clinker de la empresa Porcement.

Según aseguró el subdirector general de Explotación y Planificación de Puertos de Barcelona, Alex García, lo más cerca que estuvo el puerto de instalar una cementera en sus muelles fue hace 15 años atrás. «Se descartó porque la actividad genera polución ambiental», dijo.

La Prensa viajó a España, invitada por un grupo de empresarios que se opone a la instalación de la cementera, y conoció dos de las seis plantas que Pimsa presentó como modelos a seguir.

A pesar de la tecnología, ninguna de las plantas aseguraba contaminación «cero», como sí lo promete Pimsa. Este diario no pudo ubicar al vocero de la compañía cementera.

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INVESTIGACIÓN. CÓMO OPERAN LAS fábricas ESPAÑOLAS DE MOLIENDA DE ‘CLINKER’.

Cero contaminación no existe

Pimsa envió a la Anam una lista con varias empresas españolas que -según ellos- producen cemento sin dañar el medioambiente.

‘La Prensa’ viajó a España y comprobó que las firmas presentadas como ‘ejemplos’ tienen problemas ambientales. Y otras, además, no existen.

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ALMACENAJE En el puerto de Barcelona solo funcionan dos silos de almacenaje de cemento y ‘clinker’. Según Pimsa, allí había una planta de molienda de ‘clinker’.

Santiago Fascetto
sfascetto@prensa.com

La empresa Parque Industrial Marítimo S.A. (Pimsa) deberá buscar en Europa otras fábricas «modelos» para convencer a la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) que la planta de molienda de clinker que pretende construir en el puerto de Rodman, a la orilla del Canal, no dañará el medioambiente.

Según comprobó La Prensa durante un viaje que realizó a España -invitado por un grupo de empresas que se opone a la cementera-, las plantas presentadas como espejos, y que utilizan la misma tecnología que intenta instalar la firma, no están libres de problemas ambientales.

Pero eso no es todo: la empresa, que controla el argentino Samuel Liberman, aseguró que en el puerto de Barcelona había una planta de molienda de clinker; pero la realidad es otra, allí solo funcionan dos silos de almacenamiento de la empresa Portcemet S.A.

«Hubo un proyecto para construir una planta de molienda de clinker hace 15 años, pero el puerto no lo autorizó porque la actividad genera polución ambiental», explicó el subdirector general de Explotación y Planificación de Puertos de Barcelona, Alex García.

Según el funcionario, ese sector es «generador de polvo» y por eso es «incompatible» con otras actividades que funcionan en el principal puerto de Cataluña.

Un negocio sucio

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TRÁFICO En la planta de Cementos Esfera, ubicada en Tarragona, Cataluña, salen y entran ocho camiones por minuto con materia prima, según dijo su director.

El polvo tiñe de gris los alrededores de la planta. En la entrada, el movimiento es continuo: ocho camiones pasan, por minuto, frente al puesto de control de la planta de clinker Cementos Esfera S.A., ubicada en la ciudad catalana de Tarragona.

Pimsa presentó, en la documentación que entregó a la Anam, a la firma Cementos Esfera como una empresa «modelo» a raíz de su estricta gestión ambiental.

Pero los residentes cercanos a la planta -propiedad de la multinacional francesa Lafarge- no piensan lo mismo. Desde su construcción en 2001, la empresa mantiene un duro enfrentamiento con los vecinos del complejo «Tarragona», situado a 750 metros de la fábrica.

«Hace rato que nos venimos quejando porque hay días que las partículas pintan de gris todo el suelo», relató Sebastián Gutiérrez, de 53 años.

Cementos Esfera produce 2 mil toneladas de cemento por día, según explicó su director gerente, José Casals. La planta de Pimsa, por su parte, producirá diariamente mil 200 toneladas. «La planta se puede cerrar íntegra y se pueden instalar filtros suficientes para evitar que el polvo salga de allí», aseguró el ejecutivo.

No obstante, Casals reconoció que la industria cementera es «un negocio de polvo», hecho que se puede comprobar varias cuadras a la redonda. Calles grises y plantas descoloridas adornan el paisaje alrededor de la planta «cerrada» en forma hermética, según declaró su director.

Casals culpó del polvo que flota en el aire a los 8 camiones que, por minuto, ingresan a la planta para abastecerla de clinker, yeso y piedra caliza, los componentes básicos del cemento. «Los camioneros son una raza aparte», se quejó.

A pesar de la evidencia, Casals -tras ver unos planos de la zona- se muestra a favor de instalar la planta de clinker en Rodman. «Creo que se puede hacer», opinó.

Enemigos Íntimos

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MONTAÑA En el puerto de Tarragona, Cataluña, los montículos de ‘clinker’ de Cementos Esfera se acumulan sin control. Para Pimsa, esa empresa es ‘modelo’.

Joan Gasol Virgili vivió toda la vida del cemento. Durante 25 años fue director comercial para Cataluña de Cementos del Mar S.A. Actualmente jubilado, Gasol no coincidió con su ex colega. «Es imposible que no haya contaminación, este sector es de por sí nocivo para el medioambiente», subrayó.

El biólogo Roberto Oliverios, de la junta de directores de la ONG española «Ecologistas en Acción», es más radical. Según Oliverios, en el entorno inmediato las fábricas de clinker producen «un fuerte impacto ambiental que afecta la calidad del aire».

Por eso -explicó- la legislación española prohíbe la instalación de cementeras y moliendas de clinker a menos de dos kilómetros de los centros urbanos.

«No existe la tecnología que asegure un impacto ambiental cero en el kilómetro cero», amplió.

La Prensa intentó comunicarse con el encargado de prensa de Pimsa, pero no obtuvo respuesta.

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CEMENTERA.

‘Somos una firma pro ambiente’

Aunque los ejemplos que exhibió exponen lo contrario, el director de Pimpsa dijo que su planta no contaminará.

LA PRENSA/Archivo

MOLIENDA. La instalación de la cementera en Coiros, La Coruña, se detuvo en forma temporal por la presión de los vecinos. 843379

Santiago Fascetto
sfascetto@prensa.com

Luis Moreno III defiende su planta a capa y espada, a pesar de la catarata de críticas. Para el director ejecutivo de la firma Parque Industrial Marítimo de Panamá (Pimpsa), la planta de molienda de clinker que pretende construir en la ex base naval Rodman no contaminará el ambiente ni siquiera un ápice. «Nuestra empresa es pro ambiente y pro protección ecológica», aseguró ayer.

«Nuestra planta dista mucho de la que mostraron. No hay plantas modelos, sino ejemplos de otras fábricas», agregó. Esos «ejemplos» -Cementos Esfera y Porcement, entre otros- fueron los que Pimpsa presentó al Gobierno para demostrar que en España existen plantas de molienda de clinker con la última tecnología que no dañan el medio ambiente.

«Esto es un negocio de polvo. Pero ese polvo puede estar en un ambiente herméticamente cerrado», aclaró Moreno III. Para sostener esa afirmación, Pimpsa no eligió el mejor espejo: Cementos Esfera descarga el clinker que recibe del exterior en elevados montículos al aire libre. Luego, traslada el material en camiones.

«El problema del polvo es la descarga de los barcos en el puerto. En nuestra planta, todo el proceso de descarga y traslado está herméticamente cerrado», insistió el ejecutivo.

Para cumplir con esa premisa, Moreno III anunció que Pimpsa está analizando cambiar la tecnología propuesta en su Estudio de Impacto Ambiental. Ya no serían tolvas ecológicas (una especie de embudo gigante con un extractor) sino grúas con tornillos huecos que extraen el clinker directamente del barco. «Nos costará tres millones de dólares más, pero estamos analizando seriamente utilizar esa tecnología», dijo a La Prensa.

En la planta de Cementos Esfera -ubicada en Tarragona, Cataluña- el movimiento de camiones es frenético. Y a pesar de que ambas plantas producirán casi la misma cantidad de cemento, Moreno III remarcó que no entrarán más de ocho camiones por mes a la planta de Rodman. «Si no consigo yeso suficiente, lo voy a importar. Pero la planta usará ocho camiones por mes». A Cementos Esfera entran ocho camiones por minuto.

La fábrica inexistente

En el puerto de Barcelona no existe una planta de molienda de clinker y tampoco hay planes para instalar una allí, según dijo Alex García, subdirector general de Explotación y Planificación de Puertos de Barcelona. «El puerto de Barcelona fue mostrado como un ejemplo de descarga», aclaró Moreno III. No obstante, Pimpsa no le explicó ese detalle a la Autoridad Nacional del Ambiente.

¿Existen ejemplos de fábricas de producción limpia de cemento? El ejecutivo está convencido de que sí, aunque no identifica puntualmente dónde están ubicadas. «En función de los análisis científicos y la ley de Panamá, la fábrica de Pimpsa no es contaminante. No digo que no genere polvo, sino que está por debajo de lo que exigen las normas internacionales, por eso puedo decir que es contaminación cero», destacó.

La Prensa, 1 de mayo de 2007