Privatización de las fuentes de agua dulce en Panamá

Privatización de las fuentes de oro azul

Manuel Castro Rodríguez
castroeducacion@yahoo.es

Desde finales de los 80 —cuando la ola privatizadora propugnada por Margareth Thatcher y Ronald Reagan se encontró en su cima—, Latinoamérica es la región donde se ha venido realizando la mayor cantidad de privatizaciones. Esto se debe a que el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han impulsado políticas neoliberales, mediante los ajustes estructurales y los créditos condicionados.

Desde comienzos del siglo XX al petróleo se le denomina oro negro. A finales de siglo, el ex-vicepresidente del Banco Mundial declaró: “Las guerras del siglo XXI se librarán a causa del agua”, ya que el vital líquido es cada vez más un recurso escaso y lucrativo, convirtiéndose en un bien muy preciado en los mercados internacionales, por lo que ya se le empieza a conocer como el oro azul.

En Latinoamérica unos 80 millones de personas carecen de agua potable, y la lucha por su posesión ya ha provocado violencia: por ejemplo, en Bolivia en el 2000, se desencadenó un conflicto que produjo una docena de muertos, 11 días de “estado de sitio” y grandes disturbios, cuando Aguas del Tunari, una subsidiaria de la transnacional norteamericana Bechtel, subió las tarifas en más del 50%.

En 1992 se efectuó en Dublín, Irlanda, la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente, que introdujo el concepto de gestión integrada de los recursos hídricos, y aprobó cuatro principios para gestionarlos: 1) el agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente; 2) el aprovechamiento y la gestión del agua debe inspirarse en un planteamiento basado en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles; 3) la mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua; 4) el agua tiene un valor económico en los usos alternativos a que se puede destinar, y debería reconocérsele como un bien económico.

¿Qué implicaciones tiene considerar al agua como un bien económico? Basado en este principio, las catedráticas guatemaltecas Verónica Spross (directora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales) y Carroll Ríos de Rodríguez (directora del Centro de Estudios Económico-Sociales), promueven la privatización: “Siendo el agua un bien económico escaso y valioso, la asignación económica mediante derechos de propiedad claramente definidos es preferible a la asignación política y a la propiedad comunal”.

Considerar al agua como un bien económico permitió el inicio de la privatización del agua en América Latina, África y Asia. Antes de 1990 apenas hubo alguna privatización relevante; después se generalizó de forma creciente hasta 1997, cuando empezó su declive, coincidiendo con las crisis económicas asiática y latinoamericana. A partir de 2000, las multinacionales del agua enfrentan una creciente oposición a su actividad.

Aunque el mercado del agua está dominado por un pequeño número de empresas privadas que concentra más del 80% de la actividad, llama la atención que algunas empresas públicas estén operando fuera de sus países de origen: Vitens (Holanda), Rand Water (Sudáfrica), Canal de Isabel II y Aguas de Bilbao (España) y EVN (Austria).

En el proyecto de ley que se discute en la Asamblea Nacional, se considera al agua “como un bien social y económico”. Se expresa que las aguas “son bienes de dominio público del Estado”, pero se concede a los particulares el derecho de aprovechamiento de las mismas, hasta treinta años prorrogables. Es decir, el titular de la concesión puede usar y disponer de ella, como cualquier otro bien susceptible de apropiación privada y tiene una protección jurídica similar.

Al agua se le denomina como el ‘vital líquido’, ya que es indispensable para la vida, por lo que en la mayor parte de los países pertenece a todos los ciudadanos, que tienen libre acceso a ella. Si se aprueba este proyecto de ley, el ciudadano no podrá tener libre acceso al agua, y pudieran sobrevenir actos violentos como los acontecidos en otros países.

En 1998, el anterior gobierno PRD pretendió privatizar el IDAAN, pero el repudio popular lo impidió. Ahora intentan algo mucho peor: dar en concesión las fuentes de agua hasta por treinta años prorrogables. Los mismos que abogaron por la privatización de la electricidad y las telecomunicaciones, y que ahora nos dicen que no pueden evitar que el precio de la electricidad aumente, están promoviendo estas concesiones. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: usted puede vivir sin las comodidades que el de-sarrollo científico-técnico ofrece (teléfono, TV, etc.), pero ¿podría sobrevivir sin agua?

*El autor es catedrático

La Estrella de Panamá, 23 de septiembre de 2007.

Foro sobre recursos marinos en Panamá

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FORO | Expositores internacionales disertarán en Panamá sobre cómo protegerlos
Recursos marinos en peligro

Las actividades marítimas que se desarrollan en el país deben realizarse de manera ordenada.

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Se debe establecer un ordenamiento de pesca propiamente, para salvaguardar a las especies en peligro de extinción.

[ Foto: Archivo / EPASA ]

Qatia Melara Saldaña

PANAMA AMERICA

UN ORDENAMIENTO en los sectores marítimos (industriales, turísticos, de pesca artesanal, deportiva, entre otras), es lo que se planea analizar la próxima semana en el foro «El desarrollo de Panamá y uso sostenible de sus recursos marinos y costeros».

El foro se llevará a cabo el 26 y 27 de septiembre en el hotel Riande Continental, habrán expositores internacionales y un panel institucional.

Dentro del foro se debatirá sobre los distintos sectores del desarrollo del país, que compiten entre si para usar los recursos marinos y costeros.

Ricardo Anguizola, ex director de la Autoridad Nacional del Ambiente, (ANAM) y uno de los organizadores de Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE), manifestó que si se permite promover el desarrollo sin importar que recursos se afectan, se acabaría con un preciado sector de la vida y la naturaleza.

LA PESCA
Este será otro sector importante que tocará el foro, toda vez que la pesca industrial, artesanal, deportiva, recreativa y de turismo, compiten entre si y los que desarrollan ciertas áreas (turismo y deportes) se quejan que la pesca industrial acaba con ellos y viceversa.

Inseguridad alimentaria: las guerras por alimentos

Conflictos modernos: Las guerras por alimentos

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La seguridad alimentaria también sigue siendo un desafío en Colombia, donde las familias se ven obligadas a abandonar sus hogares a causa de los enfrentamientos, así como en varios países que salen de conflictos, entre ellos Serbia, Bosnia-Herzegovina y Tayikistán, con graves consecuencias para el futuro de esas naciones�.

Por David McKeeby

PARA PANAMA AMERICA

A lo largo de la historia el hambre ha sido tanto la causa como el efecto de las guerras. Por esa razón, según la antropóloga Ellen Messer y el científico político Marc Cohen, la mayoría de los conflictos modernos deben ser considerados «guerras por alimentos», un concepto que plantea desafíos únicos para Estados Unidos, el principal proveedor de ayuda alimentaria del mundo.

«Los alimentos tienen un enorme peso moral en nuestra sociedad, y es correcto que así sea», dijo Messer en una entrevista reciente con el Servicio Noticioso desde Washington. «Compartir los alimentos es parte de la historia de nuestra manera de vivir. Asegurarse de que todos tengan lo suficiente para comer es, sin duda, parte de todas las tradiciones religiosas que conforman a Estados Unidos».

Para explorar el vínculo entre el hambre persistente y los conflictos armados, Messer, profesor de la Universidad de Brandeis, y Cohen, investigadora en el Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias, con sede en Washington, han publicado en años recientes una serie de artículos que analizan las hambrunas, la pobreza y la distribución de los recursos alimentarios en las comunidades. Durante su investigación elaboraron el concepto de las «guerras por alimentos»: la práctica de bandos opuestos por el control del suministro alimentario para gratificar a sus partidarios y castigar a sus enemigos.

En un estudio realizado en el 2003, estos dos investigadores descubrieron que más de 56 millones de personas en 27 países afrontaban la inseguridad alimentaria, debido a interrupciones en el abastecimiento, escasez y desnutrición a causa de los conflictos, un porcentaje del 20 por ciento, aunque también comprobaron que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) halló niveles determinados de países que sufrían una inseguridad de hasta el 25 por ciento en Sudán, 43 por ciento en Tanzania, 49 por ciento en Haití, y del 70 por ciento, o más, en Afganistán, Burundi, la República Democrática del Congo y Somalia.

«Tomamos esto como el punto de partida para investigar el concepto de las guerras alimentarias, en las que el conflicto es una de las principales causas del hambre. Analizamos las numerosas maneras en que el conflicto interfiere con la seguridad alimentaria», explicó Messer, quien citó, además, su impacto en los ingresos familiares y en la destrucción de granjas, mercados, escuelas y clínicas de salud. También examinaron el papel de la inseguridad alimentaria en la perpetuación del conflicto.

Las guerras alimentarias más importantes de hoy día, dijo Cohen al Servicio Noticioso desde Washington, se encuentran en la región de Darfur, en Sudán; en la región del Cuerno de África, que comprende conflictos en Etiopía, Eritrea, Somalia y la República Democrática del Congo; y en las interrupciones que sufren las familias desplazadas por los conflictos actuales en Iraq y Afganistán.

Agregó que la seguridad alimentaria también sigue siendo un desafío en Colombia, donde las familias se ven obligadas a abandonar sus hogares a causa de los enfrentamientos, así como en varios países que salen de conflictos, entre ellos Serbia, Bosnia-Herzegovina y Tayikistán, con graves consecuencias para el futuro de esas naciones.

Cómo romper el Vínculo entre el Hambre y el Conflicto

Según Messer, para romper el vínculo entre hambre y conflicto las iniciativas de ayuda exterior deben operar simultáneamente por dos vías distintas: por un lado, deben reducir la inseguridad alimentaria resolviendo la escasez con ayuda alimentaria de emergencia, y por otro, deben aumentar la seguridad alimentaria ayudando a los habitantes de la localidad a cosechar con más eficacia sus propios cultivos y a reforzar la economía de la región a fin de reducir la posibilidad de conflictos futuros.

«El alimento puede utilizarse como un gancho para reforzar otras capacidades, como por ejemplo los programas de salud, generación de ingresos y educación, que es otra manera importante en que se utilizan los alimentos».

Según estos dos investigadores, al garantizar la seguridad alimentaria básica la ayuda alimentaria puede fomentar la estabilidad y ayudar a las comunidades a resistir los nuevos llamados a la violencia militante, o al reclutamiento por los terroristas, quienes se aprovechan de las quejas de una comunidad para justificar sus ataques.

Cohen indicó que después del tsunami de 2004 en el sudeste asiático, los esfuerzos de socorro conjuntos del gobierno y de los insurrectos en la provincia de Aceh (Indonesia), derivó en un acuerdo de paz en el año 2005, lo cual demuestra cómo la ayuda alimentaria puede unir a los combatientes.

Sin embargo, la seguridad alimentaria es sólo uno de los factores de la ecuación, reconoció, y señaló lo ocurrido en Sri Lanka, donde las hostilidades se reiniciaron luego de una breve pausa.

«Los esfuerzos para lograr la seguridad alimentaria pueden ser importantes a la hora de facilitar el proceso de paz, aunque evidentemente no son suficientes como para que ello ocurra» comentó Cohen. La consolidación de la paz exige un enfoque integral que combine diversos programas de ayuda alimentaria en las sociedades que salen de conflictos.

La ayuda alimentaria desempeña un papel particularmente importante en los difíciles primeros meses que siguen a un conflicto, aseveró Cohen, cuando las familias desplazadas y los ex combatientes regresan a sus hogares para aguardar las primeras nuevas cosechas.

«Evidentemente, ese es el momento en el que la ayuda alimentaria es el tipo apropiado de intervención. Y es aún más importante que esté vinculado al desminado, posiblemente a una reforma agraria y a la reconstrucción de la infraestructura», declaró.

En su condición como principal donante de ayuda alimentaria humanitaria del mundo, Estados Unidos desempeña un papel importante, explicó, pero es preciso que haga más por medio de las Naciones Unidas y de las organizaciones no gubernamentales de ayuda, para integrar la ayuda alimentaria a la resolución de conflictos.

«Para promover las actividades alimentarias, es decir, consolidar la seguridad alimentaria donde haya sido destrozada por un conflicto, tiene que haber seguridad y ése es el meollo irresoluble con el que chocan tantos de los proyectos de reconciliación y reconstrucción después de un conflicto», aseveró Messer.