El agua y democracia

El Agua y Democracia

 

Fernando Prieto-Tapia

Ferpritap@yahoo.com

 

Todas las formas de gobiernos, que ha tenido la humanidad, tienen como base, la unión de los ciudadanos, para aprovechar las potencialidades totales de sus miembros, y disfrutar de las ventajas del vivir en grupo. Entre más grande el grupo, mejor son las probabilidades de una mejor distribución del trabajo, como también la mayor explotación de los recursos del espacio vital, para la creación de la riqueza. Obviamente, la unión se da, aspirando lograr la repartición equitativa de lo creado, según sus aportes, y un trato social más o menos igualitario. Esto se ha venido perfeccionando, con la lucha por los derechos humanos y civiles. A medida que se fue incrementando el número de individuos de la sociedad, y la complejidad de sus relaciones reciprocas de toda índole, para que el ciudadano, tuviese claros sus derechos y obligaciones, mucho más allá, del capricho de las autoridades. Se ha perfeccionando un sistema de constituciones, leyes, decretos, códigos (el más antiguo es el Hammurabi, de Babilonia). Cambiamos la iniciativa legislativa de monarcas y religiosos, con su absolutismo e «infalibilidad», por la soberanía de los pueblos.

El peligro para la democracia en los países, es que los gobiernos sean formalistas, aparentes y legalistas. Dejando al ciudadano desprotegido, frente a los poderes del estado y de los intereses de grupos de poder. Este abuso se da, de muchas formas- privilegios, impunidad, inmunidad- de las castas políticas. La seguridad jurídica, que ampara contratos leoninos y monopolios invisibles para las autoridades, también el acaparamiento del patrimonio natural. Las concesiones serán «legales» pero injustas, ¿El resultado?

Empobrecimiento de grandes sectores de la población, por elevación en los costes de vida, caros e ineficientes servicios públicos. Privatización incontrolada del territorio y de la hacienda natural de la nación. Reduciendo la calidad de vida de los nacionales y haciendo peligrar la biodiversidad.

 

El proyecto de ley 278, que pretende regular la gestión integrada de recursos hídricos, debe ser examinado con lupa, para que no se convierta en un caballo de Troya, que aunque no lo establezca por su nombre, privatice permanentemente, concesiones hídricas. Por esto su discusión y posterior redacción, de ser clara y objetiva. La ambigüedad, es semilla de graves conflictos sociales y de contenciosos. El uso del agua, debe planificarse pensando en todos: hacia la democratización del agua.

Publicado en El Siglo, 27 de septiembre de 2007

Agua y desarrollo en Panamá

Lo que esta en discusión es el concepto de valor y significado del agua dentro de la filosofía de las presentes regulaciones.

Agua y desarrollo en Panamá

José Gonzalez Jara
Oilwatch Panamá 
Contacto: josegonzalezjara@ gmail.com

Anteproyecto de Ley para Privatizar Agua en Panamá

La Asamblea de Diputados de Panamá someterá a aprobación en el próximo periodo legislativo un anteproyecto sobre concesiones de recursos hídricos. Los diputados han señalado que, con ese marco legal, tratan de promover el aprovechamiento integrado de los recursos hídricos (La Prensa). El mismo establece el marco regulatorio para la gestión integral de los recursos hídricos de Panamá, señala la comisión de Ambiente del poder legislativo.

 

La organización Consumo Ético, esta semana, realizó un foro público para divulgar los análisis del anteproyecto de ley. Yakarta Ríos, de la organización Consumo Ético, explicó que este proyecto busca privatizar las fuentes de agua panameñas como ríos, lagos y quebradas, y que en sus artículos la norma plantea otorgar en concesión las fuentes de agua por espacio hasta de 50 años, a la empresa internacional que brinde una oferta. «Las trasnacionales se adueñarán del vital líquido panameño», agregó.

 

Puntualizó que el proyecto le da un valor económico al agua y la convertirá en una mercancía, por lo que los panameños deben estar pendientes de esta discusión (La Prensa). La urgencia de esta regulación dentro de la agenda estatal, se inscribe en la necesidad planteada por el Tratado de Libre Comercio con E. U. de homologar los marcos jurídicos a los principios del tratado, como ya ha sido regla en centro y sur América.

En Panamá, aproximadamente el 37% del Producto Interno Bruto, posee una relación directa con el uso del agua, y el 62.3% indirectamente, en actividades portuarias, ecoturísticas, trasiego de crudos, etc. pero también estas actividades producen la disminución de la calidad y cantidad de agua.

En las zonas del país depredadas forestalmente el agua se evapora el 40%, mientras que en la escasa zona de bosques sólo el 15%, sumado a ello el insustentable modelo de uso de suelos arrasado por al ganadería y la agricultura extensiva provoca el escurrimiento del 50% del agua, lo que dificulta la filtración por la acción compactadora sobre el suelo. Mientras que en las escasas áreas boscosas del país sólo escurre el 25%. Todo esto ha producido la extinción cuantitativa y cualitativa de manto acuífero, que se recarga con la

filtración en áreas boscosas en un 35%, mientras que en áreas depredadas por el monocultivo, el desorden urbanístico, y deforestadas sólo filtra el 10%. De manera tal que tenemos un creciente desequilibrio sobre el ciclo hidrológico por efecto de desaparición de bosques y desorden en el uso de los suelos.

Petróleo, minería, hidroeléctricas y Agua en Panamá

La ciencia ha ilustrado ya ampliamente que los dos eventos más significativos que tuvieron lugar en el Mioceno tardío y a principios del Plioceno fueron la crisis de salinidad en el Mediterráneo y la formación del Istmo de Panamá en América Central. De tal manera que estos factores vinieron a ser determinantes en la conformación climática y física del país. De ahí que la configuración hidrográfica del istmo es de ríos cortos, que nacen de montañas próximas al mar, por las obvias limitaciones del tamaño de territorio continental. De esta forma la escala ecológica del país expresa sus particularidades y la dimensión real de los fenómenos ecológicos y socioambientales, prueba de ello es la configuración del flujo genético de la compleja biodiversidad endémica del istmo. Pero así mismo, esta complejidad significa un alto de nivel de desequilibrio por los impactos de la actividad antropogénica, es decir, del «desarrollo». A pesar de estas condiciones particulares de Panamá, el Estado no ha constituido un sistema de clasificación de los ecosistemas locales que posibiliten la realización de una evaluación integral de las riquezas naturales, sólo se conocen la existencia de 12 zonas de vida de las 30 existentes en el planeta.

Fuera de este componente de muestreo analítico del conocimiento científico ambiental, lamentablemente también en nuestro país las autoridades de ambiente no han desarrollo mecanismos de evaluaciones ambientales estratégicas sobre la totalidad de la interfuncionalidad de las formaciones ecosistemáticas del territorio nacional y sus subregiones, con la cual ubicar las potencialidades y los posibles puntos de desequilibrio principales que pueda producir el desarrollo económico como parte del problema de la gestión ambiental de los recursos hídricos.

De tal manera que llama la atención como el gobierno pretende regular sobre el recurso estratégico AGUA adoleciendo de conocimientos científicos verificables, sobre las condiciones que la hacen posible en su contexto, a no de ser por las segmentadas consultarías «econométricas» financiadas por el Banco Interamericano de Desarrollo y entidades similares, las cuales muestrean los recursos estratégicos del país para «vender a Panamá» en el «mercado internacional».

Preocupa cómo se está gestionando el desarrollo de proyectos de un evidente alto impacto ambiental.

El proyecto de Centro Energético de las Américas, ya presto a desarrollar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) ante las Autoridades Panameñas, amenaza potencialmente, entre otras cosas, la calidad del agua de las zonas metropolitanas del país al atravesar con su oleoducto las principales zonas de productividad de hídrica de la región de Panama y Colon que son el Parque Nacional Chagres y el Lago Gatún. Esta «autopista energética» se constituye en una amenaza inmediata, así como la ampliación del oleoducto transístmico de la empresa Petroterminales que va de la Laguna de Chiriquí en Bocas del Toro a Puerto Armuelles, Provincia de Chiriquí.

En el mismo sentido, la actividad minera que se empieza a desplegar en el país se ubica en zonas de potencial productividad hídrica, en áreas de relieve, y es que el istmo por su condición orográfica, orientación de la cordillera y variable climática hacen que el derrame de precipitaciones de 223 700.000.000 m3/año se distribuya por una conformación hidrográfica con las particularidades que ya mencionamos. Preocupa sobremanera esta perspectiva de desarrollo minero ya que produce un evidente conflicto con la distribución territorial de lugares poblados, donde se asientan comunidades humanas las cuales se ven amenazadas de ser borradas del mapa socioecológico junto con sus formaciones productivas y cultural locales, gracias a las cuales los índices de pobreza del país no son peores. Y no menos diferente es la situación del desarrollo de concesiones de agua para proyectos hidroeléctricos. Ríos importantes para la biodiversidad y la sostenibilidad de los mantos acuíferos como el Santa María, el Changuinola, el Tabasará, San Pablo, ente otros, están amenazados y con ellos, las poblaciones humanas a las cuales brindan sus servicios ambientales.

No hemos mencionado, el impacto que tendrá la redefinición de uso de los recursos hídricos en la ampliación del Canal de Panamá, que de por sí, ya significa un aumento en al erosión y sedimentación de las fuentes hídricas base del grandioso proyecto.

Como ya han señalado algunos autores locales existe una evidente incongruencia en esta obra de gran hidráulica del canal y el Estado-Nación y el desarrollo sustentable de la sociedad Panameña, el cual es «la sociedad hidráulica impuesta a Panamá» por el Modelo Capitalista Internacional, con el uso del agua no para promover la transformación socioeconómica nacional, para redefinir la formación de un nuevo régimen agrario avanzado. Sino el agua de la vía acuática administrada para incrementar la rentabilidad de la mercancía producida y transportada del mundo industrializado, mediante la reducción de sus tiempos de retorno, pero no para el desarrollo de factores determinantes en la construcción un modelo de desarrollo sustentable en el istmo: como la agricultura y la agroindustria local.

El proyecto de Ampliación es señal de que las élites políticas tradicionales en cuestión, carecen de una perspectiva de desarrollo sustentable. Y lo vuelven a reafirmar con la intención de regular el recurso hídrico en función de la economía transnacional, al considerar el «manejo integrado» de recursos hídricos la integración de este, mediante marcos flexibles y «abiertos», también una integración al «libre mercado».

Lo que está en discusión: la revolución cultural e ideológica del Neoliberalismo en el Modelo de Desarrollo Panameño

Lo que esta en discusión es el concepto de valor y significado del agua dentro de la filosofía de las presentes regulaciones. Dentro de los principios de la Ecología de Mercado, piedra angular del fundamentalismo liberal e inmerso en las políticas de desarrollo del Estado Panameño en materia de recurso estratégico, se considera al agua, así como la energía, una «mercancía» transable en el mercado, no importa el valor social y vital que ocupe en las formaciones culturales y ecológicas del país; de hecho, ni le interesa el estudio y evaluación estratégico de la gestión social de los mismos, como ya hemos demostrado.

La vida en sociedad y la regulación del uso sustentable del agua no es únicamente un tema para decir que este factor estratégico de la economía deba estar incluido en un plan nacional de desarrollo; muy lejos de eso, de planes de desarrollo en sí (de que son buenos porque son planes), lo que está en cuestión es la filosofía de esos planes, la cual adolece del componente elemental de no surgir de los principios de las ciencias, sino del lucro privado y el tramite desregulacionista del modelo político corsario vigente en el país.

La gestión socioambiental del agua pasa por la gestión de sus conflictos. De tomar en cuenta la decisión de lo que dicen las comunidades afectadas por proyectos hidroeléctricos, mineros o petroleros, hasta las comunidades que luchan por tener acceso al vital líquido, así como aquellos actores sociales tradicionales como el movimiento obrero y gremial.

Hoy escuchamos ha algunos sectores empresariales locales señalar que los precios de la energía eléctrica, industria volcada a la exportación, son un freno a la «competitividad», pero si los actores sociales con voluntades políticas alternativas y nacionales no coinciden en una Agenda Común de profundos cambios cívico-ambientales en las instituciones del ramo, mañana también podremos ver que los precios y la calidad del agua se constituirán en productores de mayores desordenes estructurales a la economía y a la calidad de vida los panameños.

No habrá soluciones reales si éstas no corresponden a una gestión estatal de base, capaz de construir puntos de encuentro desde las diversas posiciones sostenidas por los variados intereses involucrados en tal conflicto; lo que significa poner también sobre el escenario político y social legítimos liderazgos comprometidos con el reforzamiento de la institucionalidad en materia Ambiental y de derechos ciudadanos. He aquí, porque el problema ecológico es un problema eminentemente político y choca con el principio neoliberal de la fragmentación y debilitación institucional del Estado. Y ¿qué actor político o social protagónico de la sociedad Panameña está dispuesto a romper con este paradigma? Es una buena pregunta.

Lamentablemente, la actual Asamblea de Diputados, producto de un modelo político desregulacionista propio del modelo de desarrollo, aparece a la sociedad como una corporación intelectualmente desajustada del contexto histórico para tales efectos, agravando aun más el problema si carece de voluntad política. El tema del parque Camino de Cruces es referencia reciente, entre otros.

La revolución cultural del neoliberalismo en materia de consumo de agua en los últimos años se ha simbolizado por la cultura del agua embotellada, que de ser una práctica de ciertas élites, ha pasado a socializarse terriblemente entre la población. ¿Cómo diluir estas prácticas socioculturales homogenizantes?

En este complejo libro de las preguntas de la construcción sustentable del desarrollo nacional vale preguntar también ¿Qué actores sociales y políticos sí están dispuestos a hacerle caso a la ciencia y coincidir en una agenda común de cambios?

Para Oilwatch en Panamá, germinada a partir de la experiencia en estos ámbitos durante más de diez años en las regiones empobrecidas del sur del planeta, resulta fundamental lo que hagan o dejen de hacer los movimientos sociales, los cuales han sido las bases intelectuales y políticas de resistencias por años, para que la realidad socioambiental actual no sea peor de lo que ya es. En este sentido, hace apenas unos días en el distrito de Soná, en la provincia de Veraguas, fuimos testigos del levantamiento ciudadano contra la industria minera de oro a cielo abierto que venia gestionando el Estado Central sin pleno conocimiento de comunidades y gobierno local. Aunque este conflicto está lejos de resolverse aún, anulando el acto administrativo que da concesión a la empresa Oro Gold de Panamá en más de 9000 hectáreas del área norte del distrito, es importante destacar las alianzas despertadas entre los diferentes sectores de la población, la cual ha permitido el suficiente consenso para que emerja del Consejo Municipal un Acuerdo que declara al distrito libre de exploración y explotación minera y llama a la empresa a suspender toda actividad, reafirmando el carácter ambiental y económicamente no negociable de los servicios ambientales que brindan las cuencas hídricas de la zona. Esta vocación de búsqueda de institucionalidad, aunque local, es un paso adelante del Estado Local y la comunidad en la reafirmación de su poder de gestión socioambiental frente a la falta de ejercicio de regulación del Estado Central.

Referencias:

http://www.energias.com.pa/park.html

http://www.usma.ac.pa/web/DI/images/IPC No. 3/p.14-20 Zarate1.pdf

http://www.undp.org.pa/_pnud/Documents/informe-GEO.pdf

https://burica.files.wordpress.com/2007/05/informe-del-estado-del-agua-de-la-repu\
blica-de-panama-1999-2004.doc

El autor es Ambientalista, miembro de Oilwatch.

Arte ecológico en el Parque Summit

EN CONJUNTO CON LA NATURALEZA.

Summit se viste de arte

Los artistas del pincel se unen para exponer y recordarle a la comunidad la importancia de proteger el ambiente.La entrada del parque, la veterinaria, los baños, el vagón del tren y el puente, están decorados con temas ecológicos.

Mireya Monroy
mmonroy@prensa.com

LA PRENSA/Ramón Jurado

Claudia (en la foto), Laura Lamboglia y Alexandra Santos pintaron una obra.

Las plantas, los animales, los ríos y los océanos juegan un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de la vida. El buen funcionamiento de los ecosistemas depende del cuidado que le brinden las personas.

Panamá no escapa de los problemas ambientales, pero hay gente que lucha para proteger el ambiente y enviar un mensaje de conservación, como en el Parque Natural Summit, considerado el Jardín Botánico y Zoológico Nacional, y que alberga a más de 150 especies de plantas tropicales y 41 especies de animales, en su mayoría representantes de la fauna panameña.

A pesar de contar con recursos limitados, el Summit desarrolla proyectos de conservación nacionales e interna- cionales con instituciones como el Houston Zoo, Instituto Smithsonian, el Fondo Peregrino Panamá, entre otros.

Y ahora, con la intención de fomentar el arte emergente y sensibilizar a los 30 mil visitantes anuales que recibe el parque por medio del arte en la conservación del entorno, la administración del Summit, en conjunto con la Alcaldía de Panamá, organizaron el Primer Festival de Arte y Naturaleza, Sembrarte 2007, que fue inaugurado el pasado 27 de septiembre.

LA PRENSA/Ramón Jurado

Claudia (en la foto), Laura Lamboglia y Alexandra Santos pintaron una obra.

Alrededor de 30 artistas plasmaron en sus obras su compromiso con el arte y la naturaleza, utilizando como lienzo las distintas infraestructuras del Summit, convirtiéndose en una gran exposición de arte natural.

Adrian Benedetti, director del Parque Natural Summit, explica que el festival fue el fruto de un proceso de ocho meses desde la idea, pasando por la organización hasta conseguir los patrocinadores y terminar el trabajo.

El concepto surgió en una conversación entre Benedetti y Claudia Lamboglia, en la que la artista, preocupada por los problemas ecológicos que existen, propone exponer en el parque en conjunto con otros colegas.

CONCEPTO

Los artistas hablan el mismo idioma enmarcado en pinceles, colores, flora y fauna. Todos destacando el mismo tema: la belleza natural que tiene el istmo, y conscientes de los problemas que enfrenta la conservación del ambiente.

El pintor José María Olivella indica que «infiltrarnos en la naturaleza ha sido especial para plasmarla. Los bosques, los pájaros, el atardecer. Al exponer decimos: ¡gracias, Dios mío, por permitirnos tener tantas cosas bellas!»

Los miembros de la Asociación Panameña de Artistas Plásticos (Apap) han mostrado su interés en motivar actividades culturales para el desarrollo de la comunidad.

LA PRENSA/Ramón Jurado

Claudia (en la foto), Laura Lamboglia y Alexandra Santos pintaron una obra.

El reconocido pintor Mayo Hassan expresa: «Estamos preocupados por conservar la naturaleza, y esto es un grano de arena para crear conciencia».

En las paredes del Summit quedará plasmado el testimonio de trabajo de distintos artistas, como Natascha Rijfkogel. Ella destaca que esta es una ocasión invaluable para realzar la fauna y flora del lugar representando su diversidad.

El Salón Bambú fue el escenario de un gran lienzo donde se mezclaron diferentes ideas e inspiraciones de Mayo Hassan, Virgilio Sánchez, Blas Petit, José María Olivella, Natasha Rijfkogel, Gloria Ramos, Ricaurte Martínez, Heriberto Valdés, Leys James Magallón, Ana Villar y Peggy de Baiz, miembros de la Apap.

«Estamos bien satisfechos con el resultado del trabajo realizado, incentivando la labor social de preservar la naturaleza», explica Petit.

La entrada, la veterinaria, los baños, el vagón del tren, el puente, todos esos escenarios han sido pintados por artistas que están identificados con el ambiente y comparten diferentes percepciones de la diversidad de animales y plantas que hay en los ecosistemas, y los problemas que los están afectando mundialmente.

LA PRENSA/Ramón Jurado

Eliana Tabares y su inspiración

Eliana Tabares, Rolando de Sedas, Claudia Lamboglia, Laura Lamboglia, Alexandra Santos, Marta Noemí Noriega, Juan Aníbal Upegui, Camilo Navarro, Eduardo Navarro, Cisco Merel, Manuel Choy, Salim Young, Aide Nieto, Alexis Benalcazar, Carlos Rojas, Frank Ferrer, Kathia Sánchez, Sandra Ramírez, Kathia Moreno, Jean Jaques son expositores en Sembrarte.

Para muchos, fue una gran experiencia el convivir por seis fines de semana sin importar las condiciones climáticas, e interactuar con la naturaleza y los visitantes del parque, comenta Moreno, presentando su obra «colorida, alegre y especial».

Esta actividad ha agrupado a artistas plásticos de varias tendencias que se unie-ron para destacar lo natural, lo auténtico y la naturaleza.

DATOS CLAVE

CONCIERTO ‘SEMBRARTE’

MÚSICA – Con un concierto comenzará hoy «Sembrarte», desde las 2:00 p.m. Actuarán bandas nacionales, para que toda la familia se divierta y disfrute del arte y la naturaleza en el Summit.

CONVIVENCIA – Los artistas pintaron sus trabajos durante seis fines de semana seguidos, sin importar las condiciones climáticas e interactuando con la naturaleza y los visitantes del parque.

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viene de la ib. exposición en el Summit.

Regalo para la vista

El proyecto ‘Sembrarte’ es un llamado de atención a la comunidad sobre los problemas ambientales.

LA PRENSA/Ramón Jurado

Artistas. Alrededor de 30 pintores pusieron su grano de arena en el festival. 

Mireya Monroy
mmonroy@prensa.com

Al llegar al Parque Summit el visitante podrá apreciar el esfuerzo creativo de un grupo de artistas plásticos nacionales, cuyos pinceles han enriquecido el contacto entre la naturaleza y el arte. A través de sus obras podrán comprender la belleza natural que ofrece Panamá.

Muchas temáticas ambientales fueron plasmadas en las instalaciones del parque. Juan Aníbal Upegui y Marta Noriega fusionaron lo vegetal con el elemento humano y recrearon el proceso de germinación de una semilla, tomando como inspiración la orquídea.

Claudia Lamboglia expone la unión entre la parte viva y la parte seca, para destacar lo que se ha destruido y lo que se debe conservar. Por otro lado, Rolando De Sedas presenta una obra «neo pop», de lentes en representación de mariposas, que describe una golosina visual de carácter desenfadado, simple y divertido.

Virgilio Sánchez, miembro de la Asociación Panameña de Artistas Plásticos, trabajó en conjunto con varios pintores en el Salón Bambú. «Aunque cada uno tiene su estilo propio, integramos nuestras ideas expresando una hermosa continuidad en el mural».

El director del Summit, Adrián Benedetti, menciona que esta será la primera actividad de varias que tienen planeadas para continuar incentivando la importancia de preservar los ecosistemas, involucrando a los niños para crear conciencia en la comunidad.

Los interesados en admirar estos trabajos pueden visitar el parque de lunes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.

Un discurso ambiental engañoso de Presidente Torrijos en la ONU

PINTADA DE VERDE

ENGAÑO. Esta semana en Washington pasó lo previsible. El Presidente del país líder en contaminar el planeta les tomó el pelo a todos. Como respuesta al lógico argumento de que solo se puede enfrentar la crisis ambiental que sufre el planeta de forma global, George W. Bush se opuso una vez más a establecer cuotas obligatorias que limiten las emisiones de gases contaminantes.

«Cada país debe decidir por sí mismo la correcta combinación de herramientas y tecnologías para luchar contra el calentamiento global», afirmó sin tapujos el mandatario de Estados Unidos, dejando angustiados a los expertos en cambio climático que tienen clara la magnitud de la crisis. Una crisis que también se trató en la sede de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York y donde nuestro presidente, Martín Torrijos, dijo lo siguiente: «En los últimos años, hemos vivido eventos extremos como huracanes en el Caribe, tifones en Asia, olas de calor en India y Europa… Estos impactos son producto de la tardanza en atender el cambio climático… existe ya plena conciencia de la gravedad del problema, pero hace falta voluntad política para enfrentarlo con decisión y asumir las consecuencias». Exactamente.

Lo malo es que esa falta de voluntad política para enfrentar el abuso a que hemos sometido el planeta en general, y Panamá en particular, es evidente en la forma como este gobierno –y el anterior– ha manejado la presión que los beneficiarios del crecimiento económico están poniendo sobre Panamá.

Cuando el presidente Torrijos habla de asumir las consecuencias de las acciones que se tomen para enfrentar la crisis ambiental, uno esperaría que dijera públicamente que no permitirá proyectos que, como la mina de Petaquilla, producirán irremediablemente una gran contaminación. O que no permitirá que siga adelante el enorme negocio inmobiliario llamado Red Frog, que acabará con el frágil ecosistema de la isla de Bastimentos, en Bocas del Toro.

Seamos claros: los alegados beneficios económicos son solo pan para hoy (y solo para algunos) y mucha hambre para mañana. Lo demás, es un simple engaño.

Lina Vega Abad
lina@prensa.com