Producción de piña en Panamá: aspectos ambientales

La producción de piña en Panamá:

Aspectos ambientales

(Extracto – Trabajo Final de Carrera 2007)

Luis Eduardo San Joaquín Polo
Universidad Politécnica de Valencia
Escuela Politécnica Superior de Gandía y
Universidad de Panamá
Centro de Estudios de Recursos Bióticos

Marco histórico

Hace más de 50 años, en Panamá se veía a la piña como un componente más de la dieta, siendo sembrada en pequeñas áreas de donde se obtenía la fruta para abastecimiento personal y los excedentes eran canjeados por otros productos. Con el transcurso de los años, se incrementó la producción hasta que en 1969 se sembraron áreas de tamaños significativos.

En el año agrícola 1990 – 1991 existían en Panamá 31,704 explotaciones de piña, concentrándose más de las dos terceras partes en las provincias de Veraguas, Chiriquí y Panamá. La mayoría de estas explotaciones (98%) eran cultivos dispersos, siendo en las provincias de Veraguas, Chiriquí y Panamá donde se encontraban más de las dos terceras partes. Solamente 2% de las explotaciones de piña tenían cultivo organizado, encontrándose más de la mitad en las provincias de Panamá y Chiriquí.

La superficie cultivada con piña de forma organizada, en todo el país, fue de 781.55 ha, siendo la provincia de Panamá la que tuvo la mayor área sembrada (72%). El tamaño promedio de las explotaciones organizadas en la República era de 1.59 ha, las provincias de Los Santos y Panamá, tuvieron los tamaños promedios mayores (4.91 y 4.07 ha, respectivamente).

En general, la producción nacional de piña fue creciendo de 3,900 toneladas en 1960 a 15,300 toneladas en 1988, para un incremento de 393%. En el año agrícola 1990 – 1991, en la República de Panamá se cosecharon 2.799.163 unidades, siendo el aporte de la provincia de Panamá de 1.975.876 unidades (71%).

De acuerdo a los datos obtenidos, la actividad piñera organizada en la República de Panamá, se ubica en la provincia de Panamá. De las explotaciones de piña existentes en esta provincia en 1990 – 1991, en Panamá Este se ubicaron la mayor cantidad (3.016). Sin embargo, el 97% de las plantas de piña sembradas en la provincia se ubicaron en Panamá Oeste, lo que indica además, que el tamaño promedio de las explotaciones de Panamá Oeste era mayor.

De los distritos de Panamá Oeste, La Chorrera, Capira y Arraiján tuvieron el 91% de las explotaciones, siendo el primero (Chorrera), el que abarcó el 91% de las plantas de Panamá Oeste o el 60% del país. El 96% de las plantas de piña en edad productiva de la provincia de Panamá, se encontraron en Panamá Oeste, ubicándose el 85% en el distrito de La Chorrera.

De la cantidad de piña cosechada en la provincia de Panamá en el año agrícola 1990 – 1991, el 95% fue de Panamá Oeste, siendo el distrito de La Chorrera el que aportó el 81%.

La superficie sembrada en el año agrícola 1993 – 1994 en Panamá Oeste fue de 349.88 ha, encontrándose el 98% en La Chorrera.

En 1993, se sembraron en Panamá Oeste 5.552.8248 plantas de piña. Para 1994, la cantidad de plantas de piña sembradas en Panamá Oeste, aumentó en casi dos millones (50 hectáreas más).

Según el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), en 1994 habían en La Chorrera 81 productores de piña con una superficie sembrada de 344.2 ha. Para el año 2003, 84 productores sembraron 435.75 ha, lo que implica un incremento de 26.6% del área sembrada en casi 10 años.

La actividad piñera en el área de estudio

Introducción

El cultivo de piña es la principal actividad agrícola del distrito de La Chorrera. En este distrito se encuentra la más importante zona de producción de esta fruta de la República de Panamá.

Durante mucho tiempo la variedad más utilizada era Cayena Lisa Tipo Hawai, pero en los últimos años, la variedad Cayena Lisa MD-2, se fue expandiendo, siendo actualmente la que ocupa mayor extensión en el área. Esto se debió a la apertura del mercado internacional, y a su preferencia por esta variedad, lo que trajo como consecuencia el desarrollo e introducción de nuevas tecnologías dirigidas a mejorar los rendimientos y la calidad en la fruta.

De las dos variedades, la MD-2 es la más exigente en cuanto a preparación de suelos, riego y abonamiento.

En el área hay establecidas, aproximadamente, 1200 Ha de piña MD2. La producción de fruta es destinada al mercado de exportación, siendo Estados Unidos y Europa los principales mercados de la fruta.

Los pagos por la venta de la fruta que los productores reciben fluctúan durante el año y son más altos en los mercados europeos. Sin embargo, las exigencias en cuanto a calidad de la fruta y estándares de producción, también son más altos.

En el caso de la producción de piña, el Protocolo Eurepgap, ha pasado a ser una exigencia de entrada a ciertos mercados de Europa y de otros países. Aquellos productores que han sido certificados bajo el Protocolo, han tenido la oportunidad de consolidar relaciones comerciales más estables con el mercado.

Otra certificación que está siendo implementada en el área es la Certificación Rain Forest, más exigente en los aspectos medio-ambientales y en la inocuidad del producto final para la salud humana.

La producción de piña de la variedad MD2 que cumple con los requisitos es destinada al mercado de exportación y la piña de rechazo es comercializada en el mercado nacional, es utilizada para alimentar animales ó desechada. Esta dinámica de producción de piña, ha traído como consecuencia cambios en el paquete tecnológico utilizado, específicamente en el uso de pesticidas.

De las empresas piñeras instaladas en el área, las que tienen el certificado Euregap son las siguientes: Golden West S.A, Panamá Pineapple Company, Verba Odrec S.A., Faspa S.A y Grupo El Establo. Esto les ha permitido estabilidad en la comercialización de la fruta, especialmente con la comercializadora FYFFES.

Ninguna de las fincas de este estudio se encuentran actualmente certificadas por Euregap, no obstante todas ellas están siendo dirigidas por el Ingeniero Edwin Castillo (asesor interno de Eurepgap), hacia la obtención de dicha certificación, mediante la implantación de aquellas prácticas que exige el Protocolo.

Sin embargo existen en el área todavía muchos productores no certificados que están confrontando restricciones de mercado por no contar con dicha certificación.

Algunos problemas ambientales

El cultivo de piña, al igual que el resto de actividades agrícolas, causa una serie de perturbaciones sobre los distintos recursos naturales de los que se sustenta. Si bien, éstas pueden reducirse considerablemente mediante la implementación de prácticas agrícolas que, sin afectar a la productividad de los cultivos, conserven la calidad del medio natural sobre el que se asientan.

Pero a pesar de que la piña puede producirse bajo condiciones moderadamente amigables con el ambiente, la forma en que se manejan las fincas de piña en el área de estudio, causa una serie de perturbaciones de diversa consideración, tanto sobre la calidad del medio natural como sobre la salud de las personas.

Entre las causas principales de dicha degradación ambiental encontramos las siguientes:

1. Muchos sembradíos de piña se encuentran sobre áreas con pendientes muy pronunciadas, sobre las que además, en algunas de ellas, se practica un laboreo excesivo. Esto trae como resultado una rápida pérdida de sustrato.

2. En muchas zonas se practica la siembra a favor de la pendiente, lo que favorece la erosión por escorrentía y la formación de cárcavas.

3. Los sistemas de riego utilizados provocan una severa y rápida erosión. Esto se debe a que no se determina el tiempo que debe durar el riego diario, por lo que, al saturarse el suelo, se dan escorrentías que propician la erosión en surcos.

4. El sistema de drenaje, en la mayoría de las fincas, no se ha diseñado de la forma más eficiente para reducir la erosión. Tampoco se ha observado la implantación de otras técnicas o medidas para reducir la erosión. Únicamente el uso de vegetación protectora (vetiver) en algunas de ellas y la practica de la «Cero labranza» en una de las fincas.

5. La utilización de productos químicos para el control de malezas a dosis y frecuencias inadecuadas es común en el área piñera. El uso indiscriminado de algunos herbicidas no selectivos de larga actividad residual favorece la erosión de los suelos al dejarlos descubiertos por un tiempo prolongado. (Por ejemplo, se usa Paraquat y Glifosato)

En épocas de fuertes lluvias los impactos derivados de la erosión pueden ser críticos, ya que el superficial sistema radicular de la piña (15 a 30 cm. de profundidad), otorga al suelo una limitada cobertura vegetal.

Como la piña es un producto que se produce a lo largo de todo el año, las áreas de cultivo se escalonan de manera tal que, todos las semanas se cosecha, se preparan terrenos y se siembra Esto hace que el suelo sea especialmente vulnerable durante el proceso de preparación de terrenos, ya que si el mismo se lleva a cabo en época lluviosa, causa la pérdida de enormes cantidades de suelo por erosión.

Los suelos donde se siembra piña bajo condiciones de alta precipitación, pueden llegar a perder su potencial de producción en poco menos de una veintena de años. Si además el área tiene algún nivel de pendiente, el problema se agrava, llegándose a una pérdida completa del suelo en todavía menos tiempo.

También hay que destacar que muchas de las fincas piñeras se encuentran sobre suelos con una baja capacidad agrológica, que presentan limitaciones desde severas hasta muy severas para cultivos, siendo su uso recomendado para bosques o pastos.

En los mapas que se presentan a continuación se evidencia que más de la mitad de los suelos del área son utilizados en actividades agropecuarias, siendo muchas de estas áreas no aptas para el desarrollo de las mismas, lo que nos lleva a la conclusión de que estos suelos están deteriorándose y/o en proceso de deterioro.

Otro aspecto a tener en cuenta es la propia contaminación del suelo por el uso indiscriminado de pesticidas que se practica en algunas de las fincas del área.

Las principales alteraciones que se presentan en el recurso suelo son: reducción de la fertilidad y disminución de los organismos benéficos.

Un importante porcentaje de los pesticidas utilizados se asienta en los suelos, impidiendo que éstos lleven a cabo su proceso natural de fertilización. Como consecuencia de ello, los suelos pierden capacidad productiva, los productos son de menor calidad nutritiva y, en algunos casos, los niveles de contaminación son peligrosos para la salud de quienes los van a consumir.

Adicionalmente, el uso generalizado de pesticidas elimina los sistemas bioquímicos naturales, es decir, especies útiles que mantienen normalmente bajo control la proliferación de plagas potenciales.

Como punto positivo hay que destacar la iniciativa de algunos productores de reducir la degradación y erosión de los suelos de sus fincas, mostrando una verdadera concienciación sobre la problemática de la pérdida de suelo en la región y sus impactos ambientales asociados. Como ejemplo de ellos en cultivos localizados en La Chorrera, Panamá, se observan aspectos tales como:

1. Existen algunos tramos de las quebradas situadas en los bordes de las fincas que carecen de vegetación protectora.

2. Existen áreas de cultivo próximas a las quebradas donde no se respetan las distancias legales (10 m).

3. Se ha encontrado en una de las fincas evidencias de vertidos de sustancias tóxicas en las quebradas.

4. No existe un plan de manejo del agua de riego orientado a optimizar su uso y minimizar las pérdidas. Tampoco se utiliza el sistema de riego más eficiente para asegurar una mejor utilización y conservación de los recursos hídricos.

5. Como resultado de la aplicación de agroquímicos (en muchos casos excesiva), se produce un lixiviado de compuestos químicos que puede afectar a la calidad y disponibilidad del agua.

6. Los suelos erosionados son transportados por la escorrentía de la lluvia hasta las corrientes de agua, aumentando el volumen de sólidos suspendidos y disueltos, lo cual causa la sedimentación del lecho de ríos, y la degradación de la calidad del recurso hídrico.

Con respecto a la ausencia de vegetación en las orillas, esto es debido a la práctica común observada en las fincas visitadas de eliminar la vegetación ribereña en algunas zonas concretas, posiblemente para facilitar las operaciones de llenado del tanque del camión que se utiliza para proveer de agua a la fumigadora, a los tanques de fertilizante, etc. Esto trae consigo diversos impactos:

  • Por un lado, esta eliminación de la vegetación provoca un estado de vulnerabilidad del recurso hídrico frente a la contaminación por sedimentos y agroquímicos provenientes de las aguas de escorrentía que, en caso de existir vegetación, ésta actuaría de filtro y barrera protectora, fijando en su base estos compuestos e impidiendo que alcancen y contaminen el recurso hídrico.
  • Por otra parte, esta ausencia de vegetación en las riberas de las quebradas hace que en pequeñas corrientes pueda originar un incremento en la temperatura del agua, dando lugar a la llamada contaminación térmica.

Un aumento en la temperatura conduce a reducir la solubilidad del oxígeno, lo cual puede incidir negativamente en la actividad biológica dentro del agua, así como en la capacidad autodepurativa del río (Brooks et al. 1991).

El incumplimiento de las distancias mínimas entre el cultivo y el recurso hídrico también muestra la vulnerabilidad a la contaminación de las aguas, especialmente en aquellas áreas con pendientes pronunciadas, ya que los contaminantes presentes en las aguas de escorrentía pueden alcanzar con mayor facilidad al recurso.

El aporte excesivo de fertilizantes puede producir su lixiviado hasta las masas de agua, produciendo una alteración de la calidad del recurso. Uno de los efectos más visibles es la eutrofización de las aguas, que origina un crecimiento excesivo de algas que, al morirse, producen una enorme cantidad de materia orgánica que es rápidamente degradada por los microorganismos acuáticos. En este proceso de degradación se consumen grandes cantidades de oxígeno, lo que disminuye la cantidad de oxígeno disuelto disponible para el resto de organismos acuáticos, produciéndose la desaparición de muchas especies y por lo tanto alterando el ecosistema en su conjunto.

En el documento «La Cuenca del Canal: deforestación, urbanización y contaminación, 1999», se señala la existencia de un crecimiento de nitrógeno y fosfato en las aguas superficiales que aceleran la eutrofización de las aguas, especialmente en el río Caño Quebrado.

Por otro lado, en los resultados presentados por el Dr. Jaime Espinoza y otros colaboradores en una investigación sobre la producción de piña y su relación con la calidad del agua en la cuenca del Lago Gatún, se tiene que:

1. Se detectan residuos de plaguicidas (atrazina) en el agua de la cuenca alta, mediante las técnicas EISA y HPCL, en niveles de 0.1ug/l a 1ug/l.

2. Un efecto acumulativo por afluencia y la pluviosidad se manifiesta en los sectores con mayor empleo de estos herbicidas.

3. Se presenta una relación entre las actividades de producción de piña y los residuos de estos herbicidas en el agua.

4. Las concentraciones de los residuos de triazinas son inferiores a las tolerancias según las directrices y normas para agua cruda.

5. La presencia de residuos de atrazina en el agua de la cuenca alta del Lago Gatún se relaciona también con la sedimentación.

6. Los niveles de otros plaguicidas contaminantes no son conocidos.

En cuanto a la pérdida de suelo por erosión, ésta es la causante de la llamada contaminación por sólidos en suspensión, que puede llegar a afectar gravemente a los cuerpos de agua adyacentes a los cultivos, mediante el continuo aporte de sedimentos.

Este aporte de sedimentos puede representar una fuente de contaminación desde el punto de vista físico, cuyos resultados son el aumento de la turbidez de las aguas (reducción en la penetración de la luz solar, vital para muchos de los organismos) y la sedimentación (reducción en la capacidad de almacenaje de los embalses, pérdidas de las áreas de desove para ciertas especies ictícolas, etc.).

En las sub-cuencas de los Hules-Tinajones y Caño Quebrado, todas las comunidades se abastecen de agua por medio de acueductos rurales, ya sea que captan aguas superficiales o que se abastecen de aguas subterráneas. Es importante mencionar, que aunque en los últimos estudios realizados sobre el área no se han encontrado niveles por encima de los permitidos, esta situación y el crecimiento de la actividad piñera y del resto de actividades existentes en el área que utilizan insumos agroquímicos, representa una seria amenaza para la salud humana, ya que los residuos de plaguicidas pueden desplazarse a través de los cuerpos de agua a grandes distancias, constituyendo un riesgo de contaminación de las aguas potables para abastecimiento y para el riego.

También los peces y otras especies acuáticas pueden acumular plaguicidas que los hacen no aptos para el consumo humano.

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Edición digital para dominio público y educación ambiental: Centro de Estudios de Recursos Bióticos, FCNET, Universidad de Panamá.

AES Corporation encima de los Ngobes

Cinco proyectos hidroeléctricos en la Cuenca del Río Changuinola amenazan a pueblos indígenas y biodiversidad de Panamá

Burica Press, Bocas del Toro. A continuación una historia gráfica del primero de cinco proyectos hidroeléctricos planteados sobre el Río Changuinola y dentro el Bosque Protector de Palo Seco, Reserva de la Biósfera La Amistad Panamá y sitio de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera La Amistad Panamá.

Las subsidiarias panameñas de AES Corporation pretenden dominar como oligopolio el mercado eléctrico en Panamá y literalmente se están tomando la mejor reserva biológica del país en el occidente para hacer estos monstruos de energía que sólo les beneficia a ellos y perjudica al país y los recursos naturales de todos los panameños.

Con ello están pisoteando nuestras áreas protegidas con pueblos indígenas Ngobes asentados a lo largo del Río Changuinola. Los indígenas Nasos tienen encima otro proyecto con otra compañía, Empresas Públicas de Medellín.

AES Corporation in Panama

AES en la educación

AES en la educacion 2
AES en todas partes

AES liderando el futuro de la educacion Ngobe

AES en el deporte

AES corporation comprando a todo el mundo
Formas de vida tradicionales ligadas a la naturaleza con autodependencia
Formas tradicionales ligadas al r�o Changuinola
Charco La Pava sitio a ser inundado con la represa Chan 75
Mujeres Ngobes en Changuinola arriba
Naturaleza de la Reserva de la Biósfera a ser afectada por represas
AES es soberana en el bosque protector de Palo Seco
AES Corporation destruyendo la Reserva de la Biosfera La Amistad Panama
AES corporation o AES Changuinola destruyendo las selvas de Panama
AES Corporation urbanizando la Reserva de la Biosfera La Amistad Panama
Fotos: Todas las fotos son cortesía de Jeff Stein

Urbanismo y calentamiento global

Las brasas del fogón

El desarrollo urbanístico y el calentamiento global

No sería exagerado decir que todo lo que existe en el área metropolitana de Panamá se podría organizar mejor, ocupando menos espacio, en la mitad de lo que ocupa en la actualidad.

Jorge Ricardo Riba

PARA PA-DIGITAL

La ciudad es como un gran fogón y los edificios y áreas pavimentadas son las brasas que lo calientan.

A iniciativa del profesor Ricardo Arturo Ríos Torres presento mi comentario sobre “El Desarrollo Urbanístico y el Calentamiento Global”, subtitulada “Las Brasas del Fogón”. Antes me parece apropiado comentar la designación del premio Nobel de la Paz al señor Al Gore y al Comité de las Naciones Unidas sobre el Calentamiento Global, lo cual es un honor.  Sabemos bien, gracias a ellos, lo que es la amenaza que tanto empieza a preocupar a la gente pensante y a la humanidad, y por tal razón compartimos la esperanza de que aún tenemos tiempo para tomar las medidas requeridas y poder controlar la tenebrosa situación.  En esta tarea todos podemos contribuir de alguna manera.

Además,  considero que son atendibles las críticas formuladas por el periodista Paco Gómez Nadal en su artículo “Pobre,  este mundo loco” (La Prensa, oct. 16 2007),   pues existen varias personas y grupos en diferentes países amenazados con guerras y enfermedades que hubieran merecido ese premio y la ayuda económica que conlleva.  Espero que los suecos tomen en cuenta los señalamientos hechos y los valoren justamente para el próximo año.  Por lo pronto creo que su último párrafo es digno de citar: “Este planeta está loco, o si no lo está,  es un inmenso manicomio dirigido por nosotros, los napoleones que juran ser cuerdos disfrazados de locos y los esquizoides que recetamos medicinas contra la locura a los pocos sanos que quedan por ahí”.

Ante la mirada atónita de los países convocados por el Secretario General de las Naciones Unidas para discutir el preocupante tema del calentamiento global, el presidente George W. Bush se reunió en Washington, D.C. con los principales responsables de las emanaciones de los gases que contribuyen al efecto invernadero y declaró que estos países deben decidir por su cuenta los niveles de control a los que están dispuestos a llegar, lo que significa que no desean aceptar el acuerdo de Kyoto.  En verdad, ¿quién puede afirmar que esperaba algo diferente de él ?  Cada  día se divulga más información sobre las causas del calentamiento y sus consecuencias, no solamente en el mundo sino también en las regiones y países.

Según Gabriela Echelecu, directora de la Fundación Mar Viva, “el derretimiento de los polos afectaría directamente a Panamá, porque parte de la costa pacífica del país quedaría bajo el nivel del mar debido a su posición geográfica”.

Seguramente, mucha gente en el Istmo ha visto la película de Al Gore y recuerda los argumentos y pruebas contundentes sobre el tema a nivel global.  Tal vez sea necesario ahora hablar de otras contribuciones que no se han analizado todavía, como por ejemplo, el tema que encabeza este escrito, es decir el desarrollo urbanístico.
Hace unos años pudimos apreciar unas fotos aéreas tomadas con filme infrarrojo en las que se apreciaba claramente la “mancha urbana”.

En otra ocasión, la revista National Geographic publicó una espectacular foto nocturna de los Estados Unidos con millones de luces encendidas, no eran muchos los espacios oscuros, la urbanización se había extendido de manera impresionante en ese país.

En el trópico es más probable el haber tenido alguna experiencia con el calor y se nos hace más fácil comprender lo que expuso Al Gore.  Recuerdo cuando niño en la isla de Taboga, caminaba con mi hermano hacia la playa en la mañana y el pavimento de concreto de las estrechas calles del pueblo empezaban a calentarse.  La incomodidad nos obligaba a brincar de un lado a otro buscando las sombras.  ¡Llevábamos los pies descalzos !  En la playa,  aquella parte que no se mojaba con la marea alta estaba muy caliente.  Al regresar a casa después del medio día y con escasas sombras protectoras, el pavimento hervía y el calor ambiental era insoportable.  Después de los tres meses de vacaciones, ya teníamos callos en los pies y podíamos tolerar el calor, lo cual no quiere decir que no nos hacía daño.  Estas experiencias me ayudan a comprender el tema de hoy.

Muchos años después de Taboga, siendo arquitecto y urbanista, me doy cuenta de lo que significa que un 30% de la superficie del área urbana se destine a calles pavimentadas en concreto y asfalto;  que los edificios, estacionamientos y otras áreas pavimentadas, ocupen un 50% del área urbana, y el resto, o sea 20% son áreas verdes o parques mal distribuidos y mal provistos de árboles.

Peor aún, los edificios emiten calor o energía desde sus fachadas y techos, y los más altos y refrigerados emiten más.  La ciudad es como un gran fogón y los edificios y áreas pavimentadas son las brasas que lo calientan.  Tanto la temperatura como también la emanación de gases debido al tránsito de vehículos y otras fuentes es perceptible y se puede medir.  Cierto es que tenemos el mar, las brisas y los grandes parques y reservas forestales en el área del canal que mitigan un poco el calor,  pero que están en peligro, como es el caso del parque nacional Camino de Cruces.

Además los cambios de zonificación autorizados  individualmente por el MIVI que permitirían grandes edificios en áreas protegidas por ley, extenderían el impacto negativo del desarrollo urbanístico desmedido.

Tanto que se ha denunciado la “sociedad de consumo”, pero muy poco se ha señalado el desarrollo urbanístico como parte significativa de esa misma sociedad.  No sería exagerado decir que todo lo que existe en el área metropolitana de Panamá se podría organizar mejor, consumiendo menos espacio, en la mitad de lo que ocupa en la actualidad, una mejor distribución de áreas de parques vecinales, comunitarios y urbanos de tamaños apropiados, con un mejor emplazamiento de áreas residenciales, áreas de trabajo, áreas de deporte y recreación.

Con la crisis energética y los altos precios del combustible nos veremos obligados a pensar en un nuevo modelo de  urbanismo para la humanidad y de una mejor ciudad para vivir.  Este es el reto que confronta la sociedad urbana actual, el cual exige una cultura ética para producir los cambios necesarios, aceptando que tomará tiempo y mucha voluntad para lograrlo.

Primero sería indispensable superar la ignorancia que nos mantiene confinados a la prisión de nuestros prejuicios, como es el caso de los que aplauden el “boom” inmobiliario y ven la ciudad actual como señal de progreso, concepto que es extraordinariamente difícil de definir.  Esta es una idea subjetiva, un juicio de valor, un concepto humano, y muy diferente según la manera de mirar el mundo de cada persona.  Cada ser humano tiene sus propias aspiraciones y considerará que es un progreso llegar a satisfacerlas.  La idea de progreso que tenía Buda, San Francisco de Asís o San Juan de La Cruz era sin duda completamente diferente a la idea de progreso que tenía Rockefeller, Morgan o Ford.  Lo que Mahatma Gandhi llamaba progreso  no tiene ningún punto de contacto con las ideas sobre progreso de George W. Bush.  El progreso de Madre Teresa pertenece a una escala de valores que no se relaciona para nada con los comerciantes y banqueros de Wall Street.
El mundo es uno sólo.  Si los indicadores económicos son magníficos en  un país, ¿cómo se comparan con las situaciones globales que nos afectan a todos?

El 15 de junio de 1992, mientras se llevaba a cabo la conferencia llamada Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, el diario “Toronto Star” publicó la siguiente noticia:
“Mientras los líderes hablaban en la conferencia de Río durante doce días,
·        600 a 900 especies de plantas y animales se     extinguieron
·        197.169 hectáreas de tierra arable se transformaron en desierto
·        La población del mundo creció en 3.3 millones de habitantes
·        474.000 hectáreas de selvas tropicales fueron destruidas”.

Concluyo con estas palabras de Héctor Orrego M., en su libro “Currículum Vital” (1994) : “El Creador nos ha regalado su obra, un regalo de dimensiones colosales.  Sólo es cuestión de mirar a nuestro alrededor, desde un pequeño insecto hasta la grandeza del mar y de las montañas.  Gratis, un regalo para que lo gocemos, no para que lo conquistemos.  Los occidentales hablan de conquistar una montaña; un budista, de hacerse amigo de la montaña”.  Hagámonos todos amigos del ambiente en el que vivimos.