El cangrejo azul de Isla Galeta está en peligro

El cangrejo azul de Isla Galeta está en peligro

 
Los cangrejos recorren las playas en busca de animales o vegetación muerta.

Julio A. Jiménez
jjimenez@estrelladepanama.com

Debido a la destrucción de los manglares y a la caza desmedida, el cangrejo azul está en riesgo de desaparecer. El hombre es el mayor depredador causante de la alarmante desaparición de los crustáceos.

John H. Christy, investigador del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), señala que para los cangrejos, el manglar es como un nido, incluso para los camarones.“Si no tenemos a los manglares, no hay cangrejos. Entre los que usualmente se cazan en el área de Colón están: el cangrejo azul, jaba y el cangrejo de manglar”, expresa.

Recomienda que para mantener estas áreas importantes se hace necesario protegerlas.
“La costa es de gran uso tanto para los humanos como para los animales. Por ello, es importante tener un plan que los proteja”, establece.

Christy, quien lleva 25 años de estar en Panamá, se ha dedicado a estudiar el comportamiento de esta especie del mar.

Jairo Castillo, biólogo ambiental, encargado del programa educativo en Punta Galeta, expresa su preocupación por la pérdida de hábitat de esta especie, en especial el cangrejo azul, en Colón. “En los últimos siete años se han devastado cerca de mil hectáreas, con la finalidad de expandir puertos de comercio y la creación de lugares turísticos”, señala.

Esto incluye como principales causas el acelerado deterioro y contaminación de los manglares, la caza indiscriminada de las hembras con huevos, cangrejos pequeños y los vehículos que transitan a gran velocidad, por los caminos que cruzan en su ruta al mar.

El año pasado, 10 mil personas visitaron el Laboratorio Marino de Punta Galeta, Colón, del STRI. A ellos se les dio información y capacitación de la importancia de los cangrejos, indica Castillo.

En la costa de Colón se han encontrado más de 90 especies, de las cuales 7 viven en las playas arenosas, 17 en los manglares y 67 en la zona de entremareas, por lo que hay que conservar su hábitat.

Fuerte San Fernando en Portobelo está abandonado

PATRIMONIO. EN PORTOBELO SE HAN LLEVADO PIEZAS HISTÓRICAS.

Fuerte, en el olvido

Cañones, balas, piezas de metal y partes de madera de carabelas españolas están en fincas privadas.

Hallar objetos valiosos, y no comunicarlo a las autoridades, es multado económicamente.

José Somarriba Hernández
jsomarriba@prensa.com

Parte superior del complejo de edificios del Fuerte San Fernando en PortobeloDESVALIJADOS. Las ruinas del fuerte San Fernando en Portobelo, en la provincia de Colón, han quedado en el abandono. Foto: Biodiversidadpanama. panoramio.com

El descuido de las autoridades del Instituto Nacional de Cultura (Inac) ha permitido que varias piezas arqueológicas de antiguas fortificaciones españolas, ubicadas en Portobelo, Colón, permanezcan en fincas privadas.

Uno de los sitios en que se encuentran tres cañones, presumiblemente del fuerte San Fernando, es una finca propiedad de Aurora Fierro Eleta, ubicada en la península frente a la bahía y el pueblo de Portobelo.

Este diario consultó a Fierro Eleta, quien dijo que Luis Duque, miembro de su empresa en Panamá, Grupo AFE Portobelo Bay, explicaría el asunto.

«Allí están, no hay nada oculto. Los sacamos de la tierra y los pueden ir a retirar. No avisamos antes porque teníamos otros trabajos que hacer», dijo Duque .

En cuanto al hallazgo de otras piezas arqueológicas, indicó que si uno de los 70 trabajadores que tiene ha encontrado algo y se lo ha quedado, no lo puede evitar.

El caso anterior no es único. Balas de cañón, piezas de metal y partes de madera de carabelas españolas –sacadas de barcos hundidos en Nombre de Dios, Portobelo y en Isla Galeta– reposan en la casa de Nilda Vásquez, ex funcionaria del Inac en Portobelo.

Para el ex director de Patrimonio Histórico Carlos Fitzgerald, la pérdida del patrimonio en Portobelo no es nuevo. «Los primeros daños fueron causados entre 1910 y 1913, cuando los estadounidenses –al extraer piedras para construir el Canal de Panamá y el rompeolas de Colón– dinamitaron parte de la península y destruyeron el fuerte San Felipe que estaba en el lugar», dijo.

Sobre el tema de los cañones en la finca de Fierro Eleta, Fitzgerald indicó que «chatarra no son, pero deben ser trasladados al Inac y hacerse una investigación para conocer de dónde provienen».

Para Fitzgerald, no solo se trata de falta de recursos, sino que tampoco hay voluntad política para actuar.

Advierte que todos los esfuerzos se han enfocado hacia el Casco Antiguo en San Felipe y se han olvidado de otros componentes del patrimonio».

La Ley 14 de 1982, modificada por la Ley 58 de 2003, establece multas de hasta 50 mil dólares para quienes realicen hallazgos arqueológicos –subacuáticos o terrestres– y no lo informen a la Dirección de Patrimonio Histórico.

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PORTOBELO.TRES CAÑONES Y OTROS OBJETOS PERMANECEN EN PROPIEDADES PRIVADAS.

De patrimonio a decoración

Pese a que hace ocho años se hallaron tres cañones en una finca, hasta el pasado lunes se avisó al Inac.

El ex director de Patrimonio Histórico, Carlos Fitzgerald, dijo que las piezas deben ser trasladadas.

LA PRENSA/David Mesa
HALLAZGO. Tres cañones fueron hallados en la finca de Aurora Fierro Eleta en Portobelo, provincia de Colón.

José Somarriba Hernández
jsomarriba@prensa.com

Los piratas con pata de palo, parche en el ojo y un loro sobre el hombro que saquearon las riquezas históricas hace 500 años, se esfumaron. En su lugar, apareció en escena la falta de atención de las autoridades que está poniendo en riesgo el patrimonio de Portobelo, provincia de Colón.

En una finca privada, ubicada en la península frente a la bahía y el pueblo, propiedad de Aurora Fierro Eleta, reposan tres cañones del fuerte San Fernando, localizado a un costado de ese lote. Están allí como adornos.

Según Virgilio Mojicas, empleado de Fierro Eleta, los cañones fueron encontrados hace ocho años, durante una excavación para construir un tanque séptico en la finca.

Tras la denuncia del profesor Aníbal Taymes, La Prensa acudió al lugar el pasado lunes 14 de enero.

LA CARTA

«En 2007 le enviamos una carta al Inac [Instituto Nacional de Cultura] para que se llevaran los cañones y hasta ahora no han respondido. Incluso, la señora pidió permiso para darle mantenimiento al fuerte y nada», sostuvo Mojicas.

Sin embargo, el encargado de la oficina del Inac en Portobelo, Alberto Barrera, al ser consultado, negó haber recibido una nota. «Si la entregaron fue en Panamá, aquí no», explicó.

Unos 45 minutos después de conversar con Barrera –y tras regresar a consultarle sobre otro tema–, éste dijo que había recibido una nota de Fierro Eleta. La carta tiene fecha de 12 de enero de 2008 y fue recibida en la oficina del Inac ese mismo lunes a las 10:00 a.m.

Se le preguntó a Barrera cómo llegó la nota, y dijo: «La trajo el chofer de la señora Aurora, el señor Mojicas».

Ante la insistencia para consultarle sobre el tema ese día, la empresaria mandó a decir que hablaran con el representante de su empresa , Grupo AFE Portobelo Bay, Luis Duque.

Este último dijo que hasta ahora se remitía la carta porque «alguien fue por allá y los vio [los cañones], pero allí están, no hay nada oculto. Los sacamos de la tierra y los pueden ir a retirar, no avisamos antes porque teníamos otros trabajos que hacer».

EL DESCUBRIMIENTO

En cuanto al hallazgo de otras piezas arqueológicas, Duque indicó que «si uno de sus 70 trabajadores ha encontrado algo, y se lo ha quedado, no lo puedo evitar».

En la península en que está ubicada la finca hay tres fortificaciones españolas que datan de entre 1740 y 1800: el fuerte San Fernando, fuerte San Fernandito y Casa Fuerte de San Fernando.

Barrera reconoció que el área está «algo descuidada», lo que atribuyó a lo extenso del conjunto histórico, al poco personal y al escuálido presupuesto con el que cuentan.

«De momento, estamos fumigando el fuerte [San Fernando], porque hay avispas que escarban los cimientos, los debilitan y se pueden caer. Dicha fortificación ocupaba parte de la playa y abarcaba toda la parte frontal de la propiedad de Fierro Eleta», explicó.

OTRO CASO

Pero, el caso anterior no es el único que se ha registrado en la provincia de Colón. Balas de cañón, piezas de metal y partes de madera de carabelas españolas que fueron sacadas de un barco hundido en el sector de Nombre de Dios, otro en Portobelo y de Isla Galeta reposan en la casa de Nilda Vásquez, ex funcionaria del Inac, en Portobelo.

Consultada sobre este caso, Vásquez reconoció que posee varias piezas históricas, pero argumentó que el Inac no tiene ni el espacio ni el presupuesto para mantenerlas y que no tendría ningún problema en entregarlas a esa institución.

DATOS PARA RECORDAR

. 1753: Instalan batería del fuerte Santiago de la Gloria, tras el ataque de Edward Vernon, en 1739.

. 1760: Concluyó la construcción del fuerte San Fernando.

. 1980: Fortificaciones de Portobelo y el fuerte San Lorenzo, a la entrada del río Chagres, son declarados patrimonio histórico de la humanidad.

 

Represión policíaca a indígenas en Bocas del Toro

Represión policíaca en Bocas del Toro

Marco A. Gandásegui, hijo
gandasegui@hotmail.com

Las comunidades indígenas ngöbe, de la provincia de Bocas del Toro, han sido objeto en los últimos meses de una represión que recuerda las tristes jornadas de muerte y sufrimiento de la década de 1960. Reproduzco para el conocimiento de los lectores una cronología con los hechos más recientes preparados por Lucia L. Lasso, directora ejecutiva de la Alianza para la Conservación y el Desarrollo.

Representantes de las comunidades ngöbes se reunieron el 8 de noviembre del 2007 en la comunidad de Charco La Pava, Bocas del Toro, con altos directivos de la ANAM y de la empresa norteamericana AES Changuinola. Asistieron también representantes de la Defensoría del Pueblo, de la Iglesia Católica y de la Policía de la provincia. Los ngöbes aprovecharon la oportunidad para expresar su rechazo a las tácticas violentas utilizadas por la empresa en contra de las comunidades. AES está construyendo una hidroeléctrica sobre el río Changuinola (el proyecto Chan-75). Durante la reunión, los representantes indígenas pidieron formalmente que se detuviera el proyecto hasta que se investigaran las irregularidades.

Según Lasso, la petición nunca fue respondida y el 19 de diciembre se inició una protesta pacífica contra la construcción. El 26 de diciembre, unidades de la Policía empezaron a ir de casa en casa preguntando por la identidad de todos los presentes. Varios de los líderes se vieron obligados a esconderse. El 29 de diciembre llegó la alcaldesa de Changuinola, Virginia Ábrego, con 20 policías y un ultimátum: abandonar la protesta o enfrentar la fuerza de la Policía.

El 2 de enero de 2008, varios periodistas y corresponsales de Bocas del Toro trataron de entrar a la zona para cubrir la protesta. Sin embargo, se les impidió el paso bajo el argumento de que había ocurrido un derrumbe. La mañana siguiente la maquinaria de la empresa empezó a trabajar nuevamente. Al ver esto, los indígenas ngöbe retomaron su campamento comunitario de protesta pacífica.

Los antimotines deshicieron el campamento tirando gases lacrimógenos y arrestaron a 54 personas, de los cuales 13 eran menores de edad, incluyendo un bebé de 8 meses. Fueron esposadas y trasladadas a la estación de policía de Changuinola donde permanecieron por 24 horas. Ana Castillo, cuya cosecha fue destruida por las maquinarias, dejó plasmado su testimonio de lo sucedido: «Me agarraron y me tiraron al suelo. Mi niño estaba chillando y el policía me tiró abajo de nuevo, con las manos esposadas en la espalda. Me desnudó ahí, delante de todo el mundo. Mi bebé estaba todavía aquí, agarrado a mi cuello».

Desde ese día la Policía ha permanecido en el área, impidiendo la libertad de movimiento a la que tienen derecho todos los ciudadanos, concluye Lucía Lasso. Los miembros de Charco La Pava, Valle del Rey y Nance de Riscó siguen protestando pacíficamente, y cada vez que se reúnen llegan alrededor de 50 unidades antimotines a deshacer la manifestación. La construcción de la hidroeléctrica Chan-75 avanza a costa de la fuerza policial, y no gracias a un diálogo abierto con los actores interesados. La creación de energía en el país no se puede alcanzar a costa del sometimiento violento de los pueblos indígenas que pierden sus tierras en proyectos hidroeléctricos sobre los que nunca fueron consultados.

-El autor es profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.

Publicado en La Estrella de Panamá, 17 de enero de 2008.