AFECTACIÓN AMBIENTAL.
La realidad de las hidroeléctricas
En octubre de 2005, la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) aprobó el estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto Chan 75 de manera «condicionada», sin que existiera un inventario de la fauna y flora, ni estudios arqueológicos, ni un listado de las personas afectadas. O sea, se aprobó un estudio al margen de la ley, pues no hubo forma de evaluar los impactos ambientales sin línea base.
El 21 de diciembre de 2006, y sin que existiera ninguna consulta a la ciudadanía, la Anam aprobó una «actualización» del EIA de Chan 75, en la que elevaba la altura de la presa a 93 metros y se ampliaba el tamaño del embalse a mil 100 hectáreas (Ha.). Ese mismo día, la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP) le aprobó a AES Changuinola una modificación al contrato de concesión para la producción de energía.
En mayo de 2007, la Anam otorgó a AES una concesión administrativa de 6 mil 215 Ha. del Bosque Protector Palo Seco, lo que representaría millones de dólares de ingresos adicionales para la Anam. Este contrato se aprobó a pesar de la oposición de la población ngöbe de Charco de la Pava. En la actualidad existe una solicitud de amparo de garantías constitucionales que fue presentada a la Corte Suprema de Justicia el 21 de diciembre de 2007.
La Anam también aprobó un nuevo EIA, categoría I, para modificar el alineamiento establecido en 2005 para la carretera de acceso al sitio de presa de Chan 75 (antiguo hogar de la viuda ngöbe Isabel Becker).
En junio de 2007, AES empezó obras sin haber terminado el inventario de flora y fauna. Evaluaciones independientes señalan que se extirparán nueve especies de peces y camarones que se movilizan entre el Parque Internacional la Amistad, Sitio Patrimonio Mundial, y el Humedal de San San Pond Sack, Sitio Ramsar. Considerando que estas especies representan hasta el 75% de la biomasa del río Changuinola, Chan 75 tendrá consecuencias aún no determinadas sobre la cadena alimenticia de estos bosques y humedales; y sobre las fuentes de alimentos de la población indígena aguas arriba y aguas abajo del embalse.
Los ecosistemas de la zona de influencia del proyecto forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano, y alojan a poblaciones saludables de especies en peligro de extinción, como jaguares, puercos de monte y tapires. Además en esta zona viven más de 300 especies de aves, incluyendo migratorias y en peligro de extinción. ¿Qué pasará cuando se construyan las carreteras de acceso y se reubique a la población próximo a la zona de protección absoluta del Bosque Protector Palo Seco?
La AES no ha podido garantizar la existencia de tierras suficientes de igual calidad a las que perderán las más de mil personas a ser reubicadas por el proyecto Chan 75.
En las últimas semanas, AES ha entrado por la fuerza con ayuda de la Policía antimotines a fincas y ha destruido cultivos sin contar con la autorización de las familias que dependen de estas tierras. La represión policial violenta de la protesta comunitaria pacífica del 3 de enero, donde se arrestó e incluso se golpeó a 13 niños indígenas, se realizó con vehículos y apoyo logístico de la compañía AES.
El proyecto Changuinola-I tiene dos denuncias penales en fiscalías, una por la falsificación de la información arqueológica, presentada por la Asociación Ecologista Panameña, y otra por presentar un EIA de categoría I para construir una carretera en un área protegida e indígena.
Los constructores de la vía, aprobada con el EIA de categoría I, afrontan ahora el dilema de reubicar, por segunda vez, a una familia, o exhumar los restos de uno de los fundadores de la comunidad de Charco la Pava.
Este mes, una misión conjunta de Unesco y de la Unión Mundial para la Naturaleza visitará nuestro país para evaluar la solicitud presentada por más de 30 organizaciones nacionales e internacionales para que se declare al PILA como Sitio de Patrimonio Mundial en Peligro, por las amenazas que representan los cuatro proyectos hidroeléctricos que se piensan construir en la cuenca hidrográfica de Teribe-Changuinola. Sí queremos más energías limpias para Panamá, pero sin que se destruyan nuestras áreas protegidas y se atropelle a los más pobres entre los pobres en Panamá.
La autora es directora ejecutiva de la Alianza para la Conservación y el Desarrollo
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