Sigue en jaque aventura de ampliación de Canal

canal. consorcios, preocupados por cuantía de garantías bancarias exigidas.

ACP concede más tiempo para presentar ofertas

La fecha de cierre del concurso por el tercer juego de esclusas pasa al 8 de octubre del presente año.

Fuentes de un consorcio señalaron que harían falta más de dos meses para elaborar la propuesta.

Panoramio.com
Panama Canal, canal de panama
Adjudicación. La ACP mantiene la referencia de finales de diciembre para hacer público el consorcio ganador, a pesar de haber pospuesto la fecha de entrega de propuestas en 47 días.

Roberto González Jiménez
rgjimenez@prensa.com

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha ampliado el plazo para la presentación de propuestas técnicas y económicas del contrato de «Diseño y construcción del tercer juego de esclusas», el más importante en el proyecto de ampliación del Canal.

La fecha de cierre del concurso pasa del 22 de agosto inicial al 8 de octubre, lo que concede 47 días más a los consorcios para diseñar sus propuestas.

Con la medida, la ACP atiende en parte la demanda de los consorcios candidatos, que solicitaron dos meses más tras conocer el reporte de datos geotécnicos durante el acto de homologación de contratos el pasado 26 de marzo.

Sin embargo, fuentes allegadas a uno de los consorcios señalaron a este diario que dos meses no serían suficientes para adecuar sus propuestas a los nuevos requerimientos.

Los grupos también se mostraron preocupados por la cuantía de las garantías bancarias exigidas, teniendo en cuenta el frágil marco financiero internacional. El grupo ganador tendrá que aportar garantías por 950 millones de dólares.

Jorge Quijano, vicepresidente ejecutivo de Ingeniería y Administración de Programas de la ACP, afirma que «la empresa AON, contratada para efectuar un análisis de riesgo, nos confirmó que el mercado dispone de estas coberturas para nuestro programa».

Los candidatos también solicitaron a la ACP que aumentara el monto de dinero que reembolsará a los grupos que no resulten ganadores.

Los consorcios señalaron que la subida de 1.75 millón a 3 millones de dólares aún era insuficiente para cubrir los gastos que conlleva la elaboración de las propuestas.

Según Quijano, «el objetivo no es cubrir todos los gastos en que pueda incurrir cada consorcio en la preparación de la propuesta, sino aportar una porción del costo directo de los gastos del diseño preliminar que se necesita para hacer una propuesta sólida».

El precio del acero se ha duplicado en corto tiempo

Burica press PUBLICA ESTA INFORMACIÓN PRODUCIDA POR LA PRENSA, CON LA FINALIDAD QUE EL LECTOR HAGA NUMERITOS SOBRE EL COSTO DE LA VIDA EN PANAMÁ Y EL MONTO QUE PUDIERA ALCANZAR EL PROYECTO DE AMPLIACIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ, LO CUAL LO SIGUE CONVIRTIENDO EN UN PROYECTO DE ALTO RIESGO ECONÓMICO PARA EL PAÍS SI SE LLEGARÁ A CONCRETAR DICHO PROYECTO.

Materia prima.

Se duplican los precios del acero

Zoraida Chong
zchong@prensa.com

La tonelada de acero en Panamá ha pasado de 700 dólares a mil dólares en los últimos cuatro meses a consecuencia de los incrementos en el mercado internacional. Si contamos desde 2006, el precio de este material, indispensable para la industria de la construcción, se ha doblado.

«Estamos prácticamente a merced del mercado mundial», señala Walter Medrano, presidente de la Cámara Panameña de la Construcción.

Los proveedores del producto en el ámbito local estiman que a corto plazo la tendencia continuará al alza, pues en el mercado internacional siguen subiendo los precios, tanto del mineral de hierro como del petróleo, indispensable para su fabricación y transporte.

A esto se suma la alta demanda impulsada por China, pero también por otras economías emergentes.

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El acero por las nubes

En los últimos meses el precio del acero en Panamá ha pasado de 700 dólares la tonelada a mil dólares por la misma cantidad. La principal industria que depende de este material en el país, la de la construcción, da señales de preocupación, mientras los distribuidores no creen que la situación cambie en el corto plazo.

Zoraida Chong

zchong@prensa.com

LA PRENSA | David Mesa

Pocas cosas pueden ser peores para una economía que la incertidumbre con relación a los productos clave para su desarrollo. Y aunque en Panamá no puede hablarse propiamente de una escasez de acero, algunos constructores se quejan de que no siempre tienen disponibilidad de este material.

Además, los precios han despegado vertiginosamente, para preocupación de los involucrados en los negocios de la construcción.

«En 2003, la tonelada de acero estaba en 220 dólares, en 2004 hubo un alza significativa, en la que llegó a los 700 dólares, y en 2005 empezó a bajar. En 2006 estaba en 450 dólares, pero de ahí volvió a subir hasta los niveles que vemos hoy día, que alcanzan los mil dólares por tonelada», explica Walter Medrano, presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac).

Ingenieros de Desarrollos Bahía, promotora de The Point, el edificio más alto de la ciudad en estos momentos, -62 pisos y 244 metros de altura-, afirman que en una obra de este tipo, el incremento del precio del acero se traduce en un 5% del costo total del proyecto, aunque esto varía mucho en función del tipo de edificio y su diseño estructural.

Los profesionales añaden que en el escenario actual, los costos de construcción, incluyendo otros materiales, se incrementarán en 8%, algo a lo que no están acostumbrados ni los clientes ni los constructores, pues anteriormente el aumento en un edificio promedio se estimaba entre 2% y 3%.

Crecer cuesta

El desempeño económico de Panamá es uno de los más destacados de la región, pero algunas de las actividades que lo impulsan, como la ampliación del Canal Interoceánico, la industria inmobiliaria y la construcción de diversas infraestructuras, han generado una elevada demanda de materiales de construcción.

Un ingeniero civil, al ser consultado por este medio sobre el procedimiento de compra, señala: «Le compro el acero al que me dé el mejor precio. o bueno, a veces le compro al que tenga».

Para el presidente de la Capac, el problema de la disponibilidad puede deberse a que los proveedores no estaban preparados para el incremento de la demanda o no han logrado calcular adecuadamente las necesidades del sector, pero Arturo Gómez, gerente general de Plastimetal, un proveedor local de productos de acero, asegura que esto se debe a que los altos precios y la demanda no permiten tener inventarios suficientes.

«Con un producto que hoy se vende de 950 dólares a mil dólares la tonelada, y que en el mercado de Panamá tiene una demanda de unas 150 mil toneladas anuales, nadie puede tener grandes inventarios disponibles porque es una suma de dinero muy grande», apunta.

PRODUCTIVIDAD. En Panamá, la industria de la construcción genera 130 mil empleos directos. LA PRENSA | David Mesa

El empresario reconoce que cuando una compañía grande amarra una compra importante, es posible que en un momento determinado eso haga que quien compre cantidades pequeñas y de un día para otro pueda sentir cierta escasez, pero aduce que esto se define más como la consecuencia de una oferta muy similar a la demanda, algo que también puede observarse en el resto del mundo.

Aunque las condiciones del mercado actual parecen beneficiar a los intermediarios que proveen el producto, estos afirman que es todo lo contrario.

«No hay peor enemigo de la inversión que la incertidumbre. Cualquier situación donde exista un alto nivel de inestabilidad, salvo algunos pocos que buscan oportunidades puntuales, no beneficia a nadie», explica Raúl Cochez III, vicepresidente de Cochez y Cía.

Humberto Hoyos, gerente general de Pazko, otra de las empresas proveedoras, asegura que en Panamá «ni siquiera se está vendiendo el acero a precios de reposición» -monto que tendría que pagar la empresa para adquirir el mismo tipo de producto nuevamente-. Además, el mercado local se beneficia por la ausencia de impuestos de importación de acero y su posición geográfica estratégica.

«Los precios están de 20% a 25% más bajos que en otros países de la región», apunta. Pese a todo, las importaciones de acero, lejos de reducirse, se han incrementado. Hoyos asegura que la compañía que representa creció 33% en 2007, con relación al año anterior, además de que, según sus cálculos, en los tres primeros meses de 2008 han ingresado al país 52 mil toneladas de acero en barras (también conocido como corrugado o deformado). El año pasado fueron 141 mil toneladas en los 12 meses, según datos preliminares de la Contraloría General de la República.

Volatilidad mundial

Los factores que explican los altos precios actuales del acero son complejos y abarcan desde la demanda mundial hasta el incremento en el precio del petróleo.

Panamá, como país importador de este producto, ha quedado a expensas de los vaivenes en los mercados internacionales.

Y aunque en 2004 eliminó los aranceles para la importación de acero, con la intención de disminuir el precio en el ámbito local, la medida se ha quedado corta.

En un artículo publicado en 2004 en la página web de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas A.G., de Chile, Ernesto Escobar, el entonces gerente comercial de la Compañía Siderúrgica Huachipato -una de las más importantes de ese país-, atribuía los problemas actuales, en parte, a la crisis asiática de finales de la década de 1990.

«Dicha crisis significó el quiebre de muchas empresas del área. Cerraron industrias siderúrgicas en distintas latitudes, no solo en Estados Unidos, donde el fenómeno fue arrollador», escribía el ahora vicepresidente de Cintac, otra importante empresa siderúrgica en su país.

En su escrito, Escobar, afirmaba que el cierre y la fusión de plantas disminuyó la oferta mundial, algo que se agravó con los acuerdos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sobre la eliminación de subsidios, principalmente a plantas ubicadas en Europa del este y la antigua Unión Soviética, «cuya existencia generaba distorsiones graves en el mercado internacional del acero».

Walter Medrano
LA PRENSA | David Mesa
Humberto Hoyos.
LA PRENSA| Gabriel Rodríguez

La disminución de la capacidad instalada en la industria acerera mundial se encontró posteriormente con la recuperación económica de Asia que empezó a demandar materias primas para un crecimiento que continúa en la actualidad.

«China es un factor que pesa para todo, porque su economía es tan grande que cuando los chinos compran o dejan de comprar, se refleja de forma importante en el mercado internacional», afirma Arturo Gómez, de Plastimetal.

Pero la región asiática no es la única, también Europa, América y África han incrementado su consumo en mayor o menor medida (Ver tabla: Consumo de acero laminado).

Proyecciones al alza

Las perspectivas de los precios no son positivas para los constructores, pues hasta el año pasado el dragón asiático -que es el primer productor y consumidor mundial de acero- había competido con precios bajos, logrados a través de incentivos a la exportación siderúrgica, pero debido a fuertes reclamos de la comunidad internacional, retiró los apoyos que mantenían los precios artificialmente bajos.

Esto explica, en parte, el incremento significativo en los tres principales productos de acero que se negocian en los mercados internacionales: el Hot Rolled (laminado en caliente), el Cold Rolled (laminado en frío) y el Rebar (barras corrugadas), durante los tres primeros meses del año en curso. Pero esto no es todo. El mineral de hierro, materia prima utilizada para la fabricación de acero, también se ha encarecido.

Solo la semana pasada, la minera brasileña Vale, mayor productora y exportadora mundial de este material, anunció un incremento del 86.67% en el precio de las pelotas de hierro que suministra a ArcelorMittal, el grupo siderúrgico más grande del mundo. Pero esto es solo un ejemplo, pues el hierro ha subido vertiginosamente desde hace ya varios años. La agencia de noticias EFE, reportaba a finales de febrero que el precio mundial del hierro se ha multiplicado por cinco desde 2001.

El motivo de estos ascensos, expertos internacionales y proveedores locales lo atribuyen a la alta demanda, pero sobre todo al hecho de que existe un monopolio en la extracción del hierro.

El Centro de Información de China en internet, publicó recientemente una noticia en la que explicaba: «Vale se encuentra en una posición monopolística en el sector minero del mundo, y ha fijado el precio inicial del mineral de hierro durante siete años consecutivos. Su producción de mineral de hierro osciló entre 330 millones y 350 millones de toneladas en 2007, cifra que supera el volumen combinado de sus rivales Rio Tinto y BHP Billiton».

A todo esto hay que sumar el precio del petróleo, que interviene como generador de energía tanto para el proceso de fabricación del acero, como para su transporte. El flete, dicen los proveedores se ha duplicado en los últimos años, no solo por el precio del combustible, sino porque el mundo está creciendo en términos comerciales y la demanda de transporte marítimo para las mercancías supera a la oferta de buques disponibles.

Por si el escenario mundial no era lo suficientemente sombrío, la agencia de noticias china Xinhua, publicó a principios de abril que expertos de la industria en ese país predicen que los precios seguirán al alza, e incluso podrían cruzar el umbral de los mil dólares por tonelada, impulsados por las obras de reconstrucción necesarias tras un severo invierno y el aumento de las inversiones inmobiliarias.

Considerando que toma tres meses que llegue a Panamá el acero, después de que se cierra un contrato, y que en lo que va del año ha seguido encareciéndose en el mercado internacional, se estima que los precios locales se mantengan al alza. Aun así, los distribuidores en Panamá sostienen que no se llegará al extremo de la escasez.

En el futuro cercano, dice Raúl Cochez III, se prevé más «volatilidad» en los precios, pero «con tendencia a estabilizarse sobre el mediano y largo plazo». «Habrá acero para el Canal, para los edificios y para las infraestructuras, pero habrá que pagar lo que cueste», puntualiza Humberto Hoyos.

Requerimientos de acero
Volúmenes de acero necesarios para algunas estructuras. Cálculos aproximados de obra terminada.

>> Expansión del Canal de Panamá: 256 mil toneladas de acero de refuerzo y 54 mil toneladas de acero estructural
>> Edificio The Point: 6 mil 600 toneladas.
>> Edificio Los Faros de Panamá: 35 mil 309 toneladas.
>> Puente Centenario: 8 mil toneladas.
>> Embajada de Estados Unidos en Panamá: mil 100 toneladas de acero.

Belleza, costo y utilidad de cinta costera sigue en dudas

ÁREAS VERDES.

Las aventuras de la cinta costera

Eduardo A. Esquivel R.
opinion@prensa.com

Pienso que no ha habido un proyecto más discutido y accidentado en Panamá que el de la famosa cinta costera, generado por el actual gobierno.

Empezando por su supuesta utilidad que ha sido puesta en duda por eminentes profesionales debido a su diseño discutido, pasando por su aparatosa licitación y siguiendo con su controvertida construcción. No sin dejar los aspectos legales de las propiedades construidas sobre el fondo marino rellenado del Club de Yates y Pesca y del Hotel Miramar.

Las evidencias más recientes indican que hubo una serie de graves errores de cálculo en el diseño y los costos de construcción de este proyecto por parte de los técnicos responsables, tanto del Ministerio de Obras Públicas como de la empresa constructora que se ganó la licitación, ya que se aprobaron diseños, planos y presupuesto muy a la ligera.

Cualquier panameño capitalino sabe que, en algunas épocas del año, cuando hay marea alta y oleaje, las olas pueden sobrepasar los tres metros sobre el malecón de la Avenida Balboa. Sin embargo, el relleno planificado, al parecer no contempla este «pequeño» detalle. Hace poco con una pequeña marejada el mar cubrió todas las áreas que se habían rellenado hasta ahora, y el equipo pesado que trabaja allí se salvó solo porque no estaba trabajando.

Dudo mucho de que la empresa constructora Odebrecht pueda cambiar el diseño original licitado a su conveniencia. En un contrato con el Estado de tantos millones, esto no debe ser así. Sin embargo, ya se habla de la eliminación de las pocas áreas verdes que existían en el diseño original, por reducción de costos.

Anteriormente se había advertido de que estas áreas de relleno poseen una alta influencia salina y aguas saladas a menos de tres metros de profundidad, por lo que no se pueden plantar árboles muy grandes o de especies que no sean tolerantes a la salinidad. Hablar de plantar árboles de cinco metros de altura en este sitio es tener un desconocimiento total del tema.

Respecto a las tierras del Club de Yates y Pesca, está claro que fue una especie de préstamo y que los documentos legales indican que no se debe dar ninguna clase de indemnización, más bien el Estado debe cobrar retroactivamente por el uso de fondo de mar rellenado que se hizo sin los permisos legales. Esto concierne al Hotel Miramar, que supuestamente también hizo rellenos similares.

Todos estos factores indican que el Estado debe exigir a la empresa Odebrecht una garantía de mantenimiento, al menos dos años, que asegure que el relleno no se vaya a hundir o inundar, y que las plantas utilizadas no se mueran a las pocas semanas.

El autor es ingeniero consultor agroforestal y ambiental

Repartiendo el botín de Panamá

EL MALCONTENTO.

¡Repartan el botín!

Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com

Ahora sí les doy la razón. Estamos desplazando a Costa Rica como la Suiza de la región. Una Suiza de paisajes para póster, de infraestructuras para ricos, de carros último modelo, de mujeres operadas hasta en el esternón, de diseñadores de moda y moda de diseñadores, de jovencitos agresivos que hablan inglés con acento de «niuyorq», de fiestas sociales sofisticadas, de edificios «como de primer mundo» y de pobres del tercero escondidos para no afear la vista –aquí todavía nos falta mucho por avanzar, pero el BID nos puede ayudar.

Hay 189.1 millones de dólares para la cinta costera –más costura que cinta, por cierto– y algunos centavos para repintar los multis de El Chorrillo o de Curundú y así fingir desarrollo (aunque en realidad ese barniz forma parte del camuflaje de los pobres para que cuando los buses turísticos pasen por la Avenida Nacional o por El Chorrillo camino a San Felipe, los fulos no se asusten).

Ese pequeño contraste demuestra, fundamentalmente, que el Estado en Panamá está justo para lo contrario de lo que se supone que es su esencia. La teoría del Estado moderno plantea que la administración de lo público busca remendar lo descosido de las brechas sociales, compensar y redistribuir recursos –vía impuestos… ¡lo siento libertarios del alma!–, establecer reglas del juego que ayuden a los más desfavorecidos y juzgar con la dureza merecida los desvaríos en esas veredas.

Aquí no es así. Como en Suiza, Panamá subvenciona a los ricos, protege sus intereses incluso en contra de los del Estado y machaca sistemáticamente a los pobres, a los que generosamente dejaremos en la cinta costera unas mesas de picnic para que se ganen un buen cáncer de pulmón de chupar humo, mientras ven el skyline del desarrollo al que nunca tendrán acceso.

Es casi divertido –si no fuera patético– leer las cartas de los ofendidos socios del Club de Yates y Pesca, exigiendo derechos y apuntándose el tan importante mérito de haber sido pioneros en la náutica yeyecita del país cuando los pioneros, en todo caso, serían los pescadores y capitanes que manejan sus yatecitos.

Dicen las malas e informadas lenguas, que algunos vivos del patio jugaron vivo el pasado año comprando su cupo en el Club de Yates, aunque lo más cerca que han visto un barco es en Discovery Channel. No lo hicieron para poder tomar trago a buen precio, como insinuaba un lector en estos días, sino para aprovecharse de las posibles indemnizaciones que el Estado pagaría al Club por la cinta costera.

Finalmente, el Estado, o sea usted y yo, le ha regalado al club tres hectáreas de relleno –que los miembros del club contabilizan como cinco–.

En estos momentos, es cuando me hago religioso y rezo como descosido porque un tsunami nocturno y focalizado arrase con las nuevas instalaciones del club en la nueva cinta costera, esa que estará llena de cicatrices para acomodar intereses (los de los yateros y los del hotel Miramar). Lo malo de mis deseos es que una vez la naturaleza ponga orden en las cosas, el Estado le regalará a estos chicos –ninguno hijo de mami y papi, seguro– 10 hectáreas para compensar la rabia malcontenta.

La otra opción es que el Estado nos regale a todos los panameños y a los que contribuimos a las arcas públicas con nuestros impuestos, unas acciones del Club. Si están sobre terreno público y se considera una actividad de utilidad pública –porque si no, no se justificaría el regalito– entonces todos tenemos derecho sobre esa entidad.

Es más, se puede hacer un kit marítimo, y en diciembre de este año podemos recibir todos y todas en casa un paquetito con acciones del Club de Yates y Pesca, de la Autoridad del Canal de Panamá y, ya que estoy pidiendo, pueden incluir algunas de la brasileña Odebrecht –la gran aparecida y la gran beneficiada de la era Torrijos, como el Toro tuvo sus protegidos constructores de acento más charro. Se me olvidaba, el regalo de Navidad también debe contener beneficios de constructores y consultores, la ruinosa empresa de la que malvive el pobre y triste presidente de la República.

Si hacen esto, prometo hacerme el loco cuando terminen la cinta y tengamos que aguantar las propuestas antiestéticas de paisajismo que están comunicando con cuentagotas, la fuente a la indígena mítica –mientras ignoramos a los indígenas reales–, el espacio de picnic –en el que con esta canasta básica, los viandantes comerán pan michita–, los módulos orinatorios, la inseguridad que habrá en la zona en la noche porque no tendremos suficientes policías machos para controlarla… Todo, me aguanto todo, pero compartan el botín, queridos bandoleros, que en Suiza el tema funciona porque los excluidos son minoría y, por tanto, no molestan. Acá, si no reparten, un día se madrugarán con un Haití en llamas, harto de no poder echarse arroz a la boca.

[Jaime Sabines no solo habla de amor. Como C., armado de lastre y dolor, el sarcasmo salva el desasosiego: «Háblenle de tragedias a un pescado. /A mí no me hagan caso. /Yo me río de ustedes que piensan que soy triste/ como si la soledad o mi zapato/ me apretaran el alma»].

El autor es periodista

Un precedente funesto para el medio ambiente

Un precedente funesto para el medio ambiente

15 DE ABRIL. El juez segundo del Tercer Circuito Judicial de La Chorrera, Ricardo Mazza, confirmo lo que muchos habían previsto desde el año pasado: dictó un «sobreseimiento provisional» en el proceso que se le sigue a Rodolfo Charro Espino por la devastación de 38 hectáreas de manglar en Chame.Dice, sobre este fallo, el editorial de La Prensa del 15 de abril pasado: «El sistema de justicia fue puesto a prueba y una vez más falló», Y es que el fallo no es tanto absurdo como ilógico. No digo que «inexplicable» porque todos saben la «explicación» de tal fallo.

El que los hermanos Fontane retiraran la demanda por delito ecológico, debido a un acuerdo «extrajudicial» con el Sr. Espino es aceptable en nuestro sistema, pero de ninguna manera disminuye o anula el delito.Aceptar esto sería aceptar que la violación de las leyes y los fallos se compensa con dinero, o con influencias, lo que es totalmente inmoral (aunque no infrecuente en Panamá).Según el juez Mazza, este fallo se debió a que «no se logro demostrar que Espino cometió delito contra el medio ambiente, debido a que no se probó, de manera fehaciente, que hubiera daño irreversible al ecosistema» (sic).Lo que es un argumento no solo vago sino incorrecto, propio de un desconocedor de este tema tan especializado.

El juez ante todo, se debe basar en el principio «Pro Natura», obligatorio en estos procesos ambientales.Pero además tenemos que el juez aparentemente ignora los peritajes técnicos hechos por consultores independientes y de la Universidad Tecnológica, en los que no queda duda del daño irreversible al ecosistema.También interpreta, en la parte que le favorece al fallo, el detallado y excelente peritaje de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), en el que se determina la violación de las normas, por no presentar el estudio de impacto ambiental y por el daño a los manglares de la desembocadura del río Chame.

Por esto, la Anam (Resolución AG-0407-2007), multa al Sr. Espino con poco más de 85 mil dólares. Y lo obliga a la recuperación del área afectada (no de otra área diferente). El fallo del juez Mazza contradice técnicamente al de la Anam.La mencionada resolución de la Arap se basa en una inspección dudosa que se hizo anteriormente, y que determinó que se habían devastado poco mas de 1.0 hectárea de manglar, por lo que, según la Arap, esto se compensó con una reforestación de mangle por parte del Sr. Espino, en un área determinada.Según un curioso informe de la Arap, esta reforestación se cumplió, pero cuando se fue a hacer la inspección la mayoría de los arbolitos no estaba y se atribuyó esto a que los cangrejos se los habían llevado. (sic).La realidad es que en Chame, 38 hectáreas de manglar fueron taladas, arrasadas con tractores, quemadas y en parte rellenadas con arena extraída de la playa.

La mayoría de la fauna del manglar fue exterminada, como constan los innumerables restos de crustáceos y moluscos que se observan en las áreas no rellenadas con arena.Este daño es irreversible e irrecuperable, no solo por razones técnicas, sino por razones prácticas, ya que hoy día estas tierras están costando más de 100 dólares el metro cuadrado.Y nadie va a reforestar con mangle en ellas, por más resoluciones de la Anam que salgan.

Eduardo A. Esquivel R.