AMENAZA PESQUERA.
Artículo 278, el infame camarón de Coiba
Gabriela Etchelecu
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El pasado 6 de agosto el Presidente de la República sancionó la Ley 55 de 2008. A simple vista esta parecía ser una ley dirigida al comercio marítimo, sin embargo al final de la página 57, en el penúltimo artículo de la ley, aparece el artículo 278, ahora conocido como “el infame camarón de Coiba”. Con este artículo, grupos de poder económico pesquero locales y extranjeros metieron lo que en la Asamblea Nacional se conoce como “un camarón”.
El artículo 278 se encuentra dentro del Capítulo VI titulado “Embargo y Venta de los Navíos”, y dice así: “La presente Ley deroga el Libro Segundo del Código de comercio de Panamá” y como al pasar agrega seguidamente “y el artículo 11 de la Ley 44 del 26 de julio de 2004”.
La mencionada Ley 44 es nada más y nada menos que la ley que crea el Parque Nacional Coiba. El citado artículo 11 de la ley de Coiba dice así: “Se crea una zona de exclusión, comprendida en el área del Pacífico panameño, al norte del paralelo 06°30’0, en la que se prohíbe la utilización de redes de cerco para la pesca de atún, toda vez que dichos aparejos de pesca afectan especies marinas del área, como peces de pico, delfines, cetáceos, tortugas y otras”. Al derogar este artículo se abren nuestras aguas, y últimos refugios, a la pesca de atún de cerco. Si bien en el Parque Coiba por ley no se permite la pesca industrial, claro, hasta que alguien meta otro camarón y cambie otro artículo, en el resto del Pacífico panameño ahora podrán entrar los atuneros de cerco, incluyendo la Zona Especial de Manejo, o sea Banco Hannibal, Perlas, y otras.
La pesca de atún de cerco tiene una alta pesca incidental de delfines, los cuales mueren por miles, y acaba con especies objeto tanto de la pesca deportiva como la artesanal. Es frecuente encontrar en las redes pez espada, merlines, pez vela, jureles, dorados, y claro, muchísimos tiburones y rayas que mueren por millones.
El atún es un pez altamente comerciable, y muy valorado. Pero como todo lo que se abusa se acaba, ya no queda mucho. Durante la última reunión de la Comisión Internacional de Atún Tropical (CIAT), la cual se llevó a cabo en nuestro país, los científicos de la CIAT plantearon serias preocupaciones ante la disminución mundial de las poblaciones de atún, no solo en número, sino que en tamaño. Entre las propuestas que dieron estaba clara la necesidad de disminuir el esfuerzo pesquero y aumentar los sitios de refugio de estas especies. Claro está, nosotros procedemos a hacer lo contrario.
Mientras en Europa cada vez se cierran más áreas a este tipo de pesca, en Panamá parecemos querer tapar el sol con un dedo. España, que solo tiene seis buques para pesca de atún de cerco, tuvo que cerrar anticipadamente su periodo de pesca de atún rojo por lo precario de la situación de esta población en una “veda anticipada” que ha dado la vuelta al mundo.
Es interesante que el Proyecto de Ley 55 fuera aprobado en tercer debate en el Palacio Justo Arosemena el 30 de junio de 2008, precisamente cuando se cerraban en nuestro país las reuniones de la CIAT donde se discutía sobre cómo se podría mejorar la situación del atún y las medidas de conservación que los propios científicos de CIAT solicitaban. Esta reunión, al igual que las otras tres que le precedieron ese mismo año, terminó sin que la comisión pudiera ponerse de acuerdo, y como suele ocurrir, los intereses económicos de unos pocos triunfaron una vez más sobre el bien común.
La forma en que se deroga el artículo 11 es vergonzosa, y parece demeritar, por no decir ignorar, por completo lo que ha significado para Panamá el logro de la Ley 44 del 2004. La formulación y aprobación de la Ley 44 se llevó a cabo dentro de la mayor transparencia, diálogo y negociación entre todos los sectores, siendo así un caso ejemplar en su clase. Gracias a la sanción de la Ley 44 se logró la declaración del Parque Nacional Coiba como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 2005, trayendo así prestigio y distinción a nuestro país y sus autoridades, adjunto a esto, una gran responsabilidad por asegurar la protección de nuestro Parque Coiba, que ya dejaba de ser nuestro para pertenecerle al mundo.
¿El 278, infame camarón de Coiba, fue solo camarón para la sociedad civil? ¿o será que a la Asamblea y la presidencia también les “jugaron vivo”? Las acciones de los próximos días por parte de estos dos órganos del Estado nos darán la respuesta
La autora es directora ejecutiva de Fundación MarViva
Filed under: Areas Protegidas, Biodiversidad, Conservación, Medio ambiente, Recursos Naturales | Tagged: Ley 55 de 2008, Parque Nacional Isla de Coiba, Zona Especial de Manejo | 3 Comments »