BIENAL.
La memoria de la Zona del Canal
Patricia Pizzurno
opinión@prensa.com
Explorar la memoria de la Zona del Canal fue el propósito de la Octava Bienal de Arte de Panamá, un ejercicio a todas luces singular y oportuno en momentos que se están agotando las generaciones que vivieron –y sufrieron– la zona-enclave, mientras conviven con otras que escasamente han oído hablar de ella y carecen del imaginario de la ciudad fracturada.
Con el sugestivo título “El dulce olor a quemado de la historia” la curadora de la Octava Bienal, la mexicana Magali Arriola, se propuso rescatar y, en ocasiones construir, el imaginario urbano del enclave, a través de la obra de artistas que habían mantenido contacto con la realidad zonian y otros que ni siquiera tenían conocimiento de su existencia.
Sin lugar a dudas, se trataba de una labor difícil de acometer en un medio como el nuestro, donde la jerarquía indiscutible de la inmediatez deslegitima los escenarios pasados. Diecisiete artistas entre extranjeros y nacionales con trayectorias muy diferentes, se dieron cita en la Bienal de Panamá para incursionar en un tema –tan cercano o tan lejano– como la Zonal del Canal.
De la mano de los infatigables Walo Araújo y Mónica Kupfer la Bienal puso en marcha, por primera vez, el ambicioso plan de conjugar arte y memoria con el fin de llegar, no sólo al más amplio abanico posible de panameños en diferentes espacios, sino también de cerrarle las puertas al olvido tendiendo un puente entre “aquella Zona extranjera” y “esta Zona nuestra” que se planificó como una ciudad jardín y que, a veces, resulta difícil de reconocer en medio de corredores, torres e intervenciones de dudoso gusto pero de comprobada rentabilidad.
La Universidad de Panamá recibió a los más destacados estudiosos, entre los que se destacan figuras nacionales y extranjeras como los esposos Reese, Charlotte Elton, Roger Trancik, Sam Sweeny Eduardo Tejeira Davis, Álvaro Uribe, Almyr Alba, Kurt Dillon, Luis Pulido Ritter, Raisa Banfield, Félix Durán y Walo Araújo, quienes en tres sesiones maratónicas nos revelaron los diferentes rostros de este universo paralelo al nuestro que, recién y a duras penas, comenzamos a imaginar como parte integrante de nuestra ciudad.
Fueron principalmente los estudiantes de las facultades de Humanidades y Arquitectura quienes capitalizaron esta oportuna relectura, que se completó con una exposición de fotografías de la Zona del Canal en la galería Manuel E. Amador de la Universidad y con una visita guiada a la Ciudad del Saber, una base militar reconvertida.
El resultado de esta feliz iniciativa pluridireccional fue la confirmación de que la zona que coexiste en la memoria de quienes la vivieron, en la narrativa de la ciudad fracturada y en el imaginario colectivo, también puede y debe ser repensada a través del arte. Esta exposición plagada de simbología, rescata de múltiples maneras para los panameños la ambivalencia de una Zona amada–odiada, nuestra–ajena, rechazada–aceptada y nos invita a hacer el ejercicio de una relectura visual y conceptual.
Para aquellos que no tuvieron la oportunidad de asistir a las conferencias pronunciadas en la Universidad ya no hay marcha atrás y sólo queda esperar la publicación de las mismas. Sin embargo, aún están a tiempo para ser parte de esta fiesta panameña pues las obras permanecerán expuestas en el Museo de Arte Contemporáneo y las fotografías en la Galería Manuel E. Amador de la Universidad de Panamá hasta el 21 de octubre. Sin olvidar que el regreso de Brooke Alfaro como pintor, también figuró en la agenda de la Octava Bienal y que sus obras se hallan en el Museo de la Biodiversidad.
Me confieso sorprendida por este esfuerzo ciclópeo que asumieron los responsables en un medio como el nuestro donde todo cuesta el doble. Por eso quiero felicitarlos por la organización, por la calidad del evento, por demostrar que sí se pueden hacer las cosas bien y, finalmente, por esta interesantísima relectura de viejos territorios y de viejos y nuevos tiempos que nos obliga a explorar una zona que ya es nuestra.
La autora es docente universitaria
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