Las inundaciones de noviembre en Panamá:
Riesgos, lecciones y soluciones
Por Edgardo I. Garrido Pérez
edgardoga@hotmail.com
Nota preliminar: al momento en que escribí este ensayo, sólo contaba con informaciones y fotos sobre Boquete. Por ello redacté el documento mencionando especialmente a dicho lugar. Sin embargo, las ideas explicadas se aplican a Bocas del Toro, Veraguas, Colón y a todo el país.
Desastres que eran muy fáciles de predecir
Los desastres naturales asociados al clima, tales como las inundaciones en Boquete, son tanto más dolorosos cuanto más predecibles y -en gran medida prevenibles. Lo más fácil de predecir en Panamá es que hay ocho meses de lluvias y cuatro de sequías, que en Febrero llueve muy poco y que entre Septiembre y Noviembre llueve mucho. También es muy fácil predecir que, donde el terreno es inclinado (como en Boquete), las lluvias causan deslaves a menos que el suelo esté bien cubierto por un bosque espeso. Toda la producción agrícola, hidroeléctrica y la administración económica deberían planificarse con suficiente anticipo tomando en cuenta estos factores, pues no son nada sorpresivos. Los biólogos llevan décadas advirtiendo sobre los peligros de la deforestación, ahora se paga el precio de no haberlos escuchado. Algunos ya murieron: vidas inocentes que pagan hoy los errores que otros cometieron ayer.
Erosión, inundaciones y sus riesgos económicos y sociales
Las fotografías de sitios como Boquete hablan mejor que mil libros científicos: el color de los ríos es chocolate . Como Ecólogo declaro que no hace falta hacer ninguna medición para demostrar el muy elevado contenido de lodo acarreado por el Río Caldera –sólo como un ejemplo, síntoma inequívoco de erosión. Es más, la abundancia y el color de ese lodo indican que ya no tiene materia orgánica, la cual ayuda tremendamente a que el suelo sea productivo. Esta materia obviamente se erosionó. Con la lluvia también se deslavaron las bacterias, hongos y otros microorganismos que hacen que la tierra produzca mejores cosechas de café, papa y otros productos. Todo eso lo juzga un experto con solo ver cuán turbia quedó el agua del río caldera. Como la solución no ocurrirá en pocas semanas, es esperable que haya procesos erosivos similares en los próximos años. Estamos hablando de pérdidas anuales de toneladas y toneladas de nutrientes del suelo por cada hectárea. Esto plantea severos riesgos de reducción en la producción agrícola, justo en estos tiempos en los que la comida es cada vez más cara. El agricultor o gobernante que quiera compensar esto comprando abonos deberá gastar mucho dinero.
Es más, en las tierras bajas de Chiriquí se produce la mayor cantidad de carne de res y leche de todo el país, pero esas vacas ahora reciben un agua llena de lodo. El lodo que viene de tierras altas se acumula en los ríos lo cual, durante el verano, hace que haya menos agua que beber para animales y personas. Cuando vuelven las lluvias, como el fondo es somero por el lodo acumulado, hay mayores riesgos de futuras innundaciones, las cuales en años anteriores ya han ahogado algunas reses. Sin duda los ganaderos y los consumidores de carne o leche tienen serios motivos para preocuparse. Chiriquí es la provincia que produce la mayoría de los alimentos que se consumen en Panamá. Un colapso de la fertilidad de dicha provincia pone en peligro la ya precaria seguridad alimentaria de todo el país. Peligroso: con la comida no debe jugarse.
Pero también hay daños a las vías por donde se transportan los alimentos. En las fotos se ve que la erosión fue tan potente que -al escaparse el suelo por debajo de puentes, carreteras y otras infraestructuras, hizo que éstas colapsaran generando baches inmensos, también documentados en las fotos. El turismo puede ser muy afectado: a ningún turista le gusta visitar un río lleno de lodo, y hasta hubo hoteles en Boquete que fueron arrazados por el río, seguramente por el grave error de que fueron construídos –presuntamente robándole terreno al río. Era muy fácil predecir que algún día llovería torrencialmente, que las aguas iban a subir y que el río cobraría el terreno “robado”. Compárese con la inteligente ubicación de las viviendas de los indígenas Emberá en el Darién: palafitos ubicados lejos de la corriente, en sitio seguro y respetando a una fuerza natural superior a todo poder humano: el río y las lluvias. No en vano nuestros indígenas tienen decenas de miles de años viviendo en Panamá, deberíamos aprender más de ellos en vez de discriminarlos.
Sea como fuere, todas las pérdidas económicas y riesgos sociales antedichos se deben a procesos fáciles de predecir. La erosión se previene fácilmente, sólo hay que conservar los bosques. Veamos cómo es que el bosque y los árboles son nuestro mejor aliado en la defensa de nuestros bolsillos y nuestra seguridad alimentaria al proteger nuestros suelos.
Cómo los bosques evitan la erosión

Cuenca media del Río Changuinola con exuberantes bosques que protegen y encauzan las aguas. Bosque Protector Palo Seco y Reserva de la Biósfera. Al fondo el Parque Internacional La Amistad. Foto: BiodiversidadPanama
Las copas de los árboles del bosque forman un «techo» lo suficientemente cerrado como para amortiguar el impacto de las gotas de los torrenciales aguaceros. Es más, bajo la capa más alta de follaje existen capas intermedias formadas por los arbustos, árboles juveniles y algunas hierbas, lo cual amortigua todavía más el golpe de las lluvias. El agua también se escurre suavemente sobre las ramitas y ramas grandes de toda esa vegetación y parte de dicha agua es atrapada por la corteza de los árboles, todo lo cual contribuye aún más a reducir el impacto erosivo del agua. Sin duda, los suelos erosionados en Boquete no tenían esta protección.
En las selvas y los bosques, la superficie del suelo tiene una gruesa capa de hojas y ramitas que caen, conocida como hojarasca. Cuando las gotas que no son captadas en el dosel llegan al suelo, no lo impactan directamente, sino que la hojarasca las amortigua. Por si fuera poco, las raíces de los árboles forman una «red» en el suelo, y diferentes especies de plantas tienen raíces con profundidades diversas, lo cual también varía entre plantas de diferente tamaño. El resultado es una eficiente red que amarra profundos «bloques» de suelo. Todo lo antedicho evita la erosión, y por eso es que ustedes ven que, cuando hay muchas hectáreas de selva, los ríos tienen el agua clarita, sin importar mucho qué tan fuertes sean las lluvias. Puede haber inundaciones, pero el agua no se ve de color chocolate y las carreteras no colapsan. Por todo lo antedicho los ecólogos nos referimos a los árboles como «Ingenieros ecológicos», pues no existe genio capaz de reemplazar este servicio que las selvas nos prestan de manera gratuita. Una vez más, deberíamos aprender de nuestros indígenas, los cuales SIEMPRE cuidan al bosque y saben sacar madera, comida, medicina y otros recursos de allí sin hacerle daño.
Las limitaciones de los cafetales como protectores del suelo
Un hecho importante: Boquete es zona cafetera y el Café es un arbolito. Sí: como los cafetales son árboles, protegen mejor al suelo que otras plantaciones (como la papa, también producida en Boquete). Pero eso de poco valió, tal cual confirman las fotos, de lo contrario el agua del río no estaría de color chocolate. ¿Por qué? Compárese a un cafetal con un bosque: sólo hay una capa de cobertura en el dosel, las raíces no ocupan diversos estratos del suelo (pues es una sola especie de árbol), el espacio entre un cafeto y otro -o un árbol y otro del cafetal, no está igualmente protegido del impacto de la lluvia en comparación con el dosel cerrado del bosque.
La alternativa es clara: producir café de sombra . Si los productores quieren evitar que su suelo se deslave, que pierda nutrientes y ahorrar insumos, deben preguntarse si necesitan mejorar su uso de árboles de sombra. Por fortuna muchos cafeteros conocen esta tradición, así que no se les propone nada ajeno a sus costumbres. El café no es un árbol muy grande: en estado silvestre, esta planta vive cubierta por el “techo” de otros árboles de mayor tamaño. Por eso existe una milenaria tradición mundial de producción de café junto a árboles de sombra.
Cacao, Bosques y los casos de Colón, Bocas del Toro y Veraguas
En Bocas del Toro, el Cacao ha ido ganando auge y también se lo pretende cultivar en Colón; ambas provincias ahora afectadas por las lluvias e innundaciones. Como parte de mi empleo, estoy investigando personalmente –junto a autores que trabajan con Cacao y selvas en todo el mundo, cuáles son las mejores formas de cultivarlo. Los resultados son muy claros y tienen aplicación mundial: el suelo de los cacaotales sin árboles de sombra pierden nitrógeno, fósforo, potasio y materia orgánica con mayor facilidad que los cacaotales sombreados. Estoy analizando datos de todo el mundo que demuestran que –donde llueve más, el suelo de los cacaotales pierde nutrientes, pero cuando el cacao se combina con árboles de sombra, el suelo es más fértil. Esto se debe a que –cuando hay mayor diversidad de árboles, también hay más bacterias y hongos benéficos asociados a esos árboles, así como más raíces que evitan que el suelo se erosione y que los minerales se pierdan. Son datos provenientes de todo el mundo tropical que invitan a que los panameños modifiquemos el modo como estamos trabajando y administrando nuestras tierras. El cacao bocatoreño crece en condiciones muy parecidas a la selva original, por lo que es un buen ejemplo de lo que hay que hacer para salvar al suelo. El norte de Veraguas incluye tierras de vocación cacotera, por lo que estas afirmaciones son válidas para dicha región.
Pero el café y el cacao no pueden ser vistos como la divina pomada. Or ejemplo, Ghana fue alguna vez el principal productor mundial de cacao, pero -al cultivarlo masivamente, dicho país sufrió una deforestación generalizada. El resultado es que la tierra perdió su fertilidad y ahora cuesta mucho restaurarla. Además, el cacao y el café no son alimentos importantes para los panameños ni para nadie en los trópicos, sino postres para divertir a los norteamericanos y europeos. Por eso conviene pensar en cómo reducir los peligros que la erosión y los aguaceros traen para la producción de nuestra propia comida.
¿Cómo contrarrestar los riesgos para la producción de alimentos?
Si los árboles como el café contrarrestan mejor la erosión que cultivos como la papa y las hortalizas, entonces la erosión en Cerro Punta debe ser mucho más dramática que en Boquete. En efecto, así es: usted puede comprobarlo por su cuenta usando el software computacional gratuito Google Earth . Bájelo de Internet, busque al mapa de Panamá, ubíquese sobre Cerro Punta y mueva el plano de modo que se vea la estructura tridimensional de las montañas. Verá cómo las imágenes de satélite de la NASA (usadas por Google Earth ) indican que los ríos están de color chocolate, sin necesidad de lluvias más torrenciales que lo normal. Una vez más, esto trae no sólo pérdidas ecológicas, sino que perjudica al bolsillo de los propios productores. Y -una vez más, se lo puede contrarrestar -aunque no totalmente, sembrando árboles y arbustos alternados con las hortalizas. Según el talento y necesidades de cada campesino, muchos de esos árboles y arbustos pueden ser frutales, lo cual ayuda a hacer más rentable a la parcela.
Es más, existen cientos (tal vez miles) de investigaciones científicas en todo el mundo -incluso Panamá, que indican que -por tener raíces más profundas que las hortalizas, los árboles recuperan nutrientes del suelo que las raíces de las hortalizas no pueden alcanzar. Cuando las hojas de esos árboles caen, abonan al suelo y las hortalizas salen ganando, lo cual reduce los gastos en la compra de abono. Sólo hay que saber evitar que las hortalizas sean cubiertas por la hojarasca, lo cual se logra haciendo «cerritos» de tierra de algunos centímetros de altura y colocando a las hortalizas sobre dichos cerritos.
La importancia de la educación agrícola en las escuelas
Métodos como los antedichos también son parte de la agricultura orgánica, practicada por un número minoritario, pero notable, de agricultores que conocí en Cerro Punta. Ellos interactúan con los jóvenes estudiantes de la Escuela Básica General de Cerro Punta, donde tuve el honor de ser Profesor de Ciencias Naturales por algunos meses. La escuela es dirigida por el agrónomo Rafael Uribe, con quien tuve la dicha de trabajar. Buena promesa para las futuras generaciones, pero hay que seguirla fomentando y extendiendo a otras zonas del país. Hay que hacerlo especialmente fuera de las comarcas indígenas, que es donde las personas tienen menos conocimientos sobre cómo trabajar la tierra sin producir desastres.
La necesidad de que los políticos hagan un buen trabajo
La agricultura alternativa y el uso de árboles de sombra no son suficientes. El gobierno nacional y los gobiernos locales tienen que saber administrar las tierras del país y de cada localidad, dado que se trata de un problema de seguridad nacional. Los grandes terratenientes tienen sed de dinero: acaparan inmensas extensiones de terreno, lo mantienen como un «peladero», y ya vimos en las fotos de Boquete cuáles son los resultados.
Por una política de protección a la agricultura tradicional
Hay que dejar de pregonar en Panamá que la culpa de la erosión la tienen los indígenas y los pequeños agricultores santeños que andan talando y quemando: eso es puro simplismo. Los científicos pensaban hace treinta años que esa agricultura era peligrosa, pero ahora reconocen que estaban equivocados. Una vez más, hay cientos (tal vez miles) de estudios que han demostrado que, de todos los modos de usar la tierra, la agricultura de roza-tumba-quema es el que menos daños ambientales produce. Esos estudios se han realizado en todo el mundo, por lo que sus conclusiones son verdaderamente contundentes. La agricultura de roza-tumba-quema protege al suelo y la vida por tres razones principales:
1. Ocupa poco terreno (compárese con la ganadería extensiva)
2. Es diversificada, o sea no produce una sola cosa. Esto evita plagas y produce mejores raíces para evitar la erosión (compárese con el monocultivo). También,
3. En aproximadamente tres años, el terreno es abandonado para que la selva vuelva a crecer, lo cual en escasos 15 años, hace que el suelo vuelva a ser tan fértil como el de la selva original, ahorrando la necesidad de comprar abono. Compárese con la minería, la cual envenena a los suelos que, al erosionarse, transfieren esos venenos a los ríos.
Así, un modo como los políticos pueden proteger la tierra es proteger a los agricultores que la trabajan de manera tradicional, especialmente a los indígenas y a los afro-panameños, que trajeron esa costumbre de la sabia y milenaria África. De hecho, una de las causas del hambre en África y en Haití fue que la producción alimentaria se comenzó a hacer al estilo europeo (monocultivo, latifundio). Eso cansó a la tierra, dejó pocas superficies con suelo fértil; lo cual ayuda a explicar el hambre y las guerras que aún hoy en día persisten allá. Ese es el espejo en que debemos mirarnos, el futuro que debemos evitar.
También muchos pequeños campesinos “hispano-panameños” practican la agricultura de roza-tumba-quema. La baja escala de esta implica poca deforestación por cada campesino; el problema es que los terratenientes tienen tanta tierra para ellos solitos, que miles de campesinos se ven obligados a emigrar hacia los bosques. Cuando muchos de ellos se concentran en un sitio boscoso, la suma de muchas parcelas pequeñas puede equivaler a una deforestación grande. Es precisamente lo que está sucediendo en Bocas del Toro: consúltese Panamá en Cifras y también los datos de la ANAM. Allí usted verá cómo en esa provincia o en Panamá Este (rumbo a Darién) se reducen las superficies boscosas. Es tan fácil como que hay que ponerle mano dura a los egoístas acaparadores de tierra y fomentar que los campesinos colonos vuelvan a sus lugares de origen.
La necesidad te tener gobernantes comprometidos con un ambiente sano
Sin duda que me ganaré la mala voluntad de algunos por lo que escribí en el párrafo anterior. No exagero si digo que -de los candidatos presidenciales que hay en Panamá ahora mismo, solamente el Prof. Juan Jované tiene la voluntad y el valor de tomar una medida como ésta. Se trata del mismo hombre al cual el gobierno le prohibe que se postule para la Presidencia de la República.
Inundaciones y riesgos económicos para las hidroeléctricas
Finalmente, volvamos a Boquete. Muy cerca de allí, aunque en tierras más bajas que la zona cafetera, se está construyendo una hidroeléctrica. Visité el lugar durante la estación seca: hectáreas y hectáreas han sido tan severamente deforestadas que no hacía falta la lluvia, porque el solo viento ya estaba erosionando tanto el suelo que el polvorín no dejaba respirar. Las hidroeléctricas no sirven para nada si la deforestación altera al régimen hídrico.
Si los constructores de estas hidroeléctricas, así como los realizadores de cualquier gran proyecto no son obligados por las autoridades a proteger al ambiente, el costo real de dichas obras será mayor al contabilizado. Esto porque una tierra erosionada es una tierra infértil, que no produce comida, y un río lleno de lodo demanda atenciones especiales para que el agua se pueda beber e incluso usar para generar energía, lo cual aumenta los costos. Si no les importa con la gente y con el ambiente porque no tienen corazón, al menos demuestren que tienen cerebro: preocúpense por el dinero.
28.11.2008
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