Ampliación del Canal y Dudas Razonables

Ampliación del Canal y Dudas Razonables

Por: Ariel Rodríguez V.
Biólogo y académico

Uno de los principales argumentos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para justificar el proyecto de ampliación del Canal ha sido la necesidad de manejar buques más grandes que se estaban construyendo y que no pueden pasar por el canal existente.  Nunca nadie dijo que esto era un verdad aparente.  Hoy tan sólo pasado un par de meses la verdad parece ser otra. Debido a las condiciones económicas actuales los constructores de buques están recibiendo un gran número de cancelaciones de construcción de estos grandes buques. Obviamente las compañías navieras están siendo cautas ante el escenario incierto a largo plazo que se observa. La ACP por su parte, sigue su proyecto, viento en popa a toda vela, sin importarles las consecuencias económicas que esto traería al país. No temen que políticos como Ricardo Martinell, Balbina Herrera o Martín Torrijos los encarcelen como prometen en sus campañas mediáticas, ya que ellos son parte de este embrollo en la que nos han metido a todos los panameños.

Según las propias compañías navieras (ver informe de Londres Drewry Shipping Consultants) la construcción de grandes buques portacontenedores no está supeditada a razones técnicas, sino a consideraciones económicas y de funcionamiento. Con esto también se cae el argumento de la ACP que la construcción de estos gigantes navíos dependen de la existencia o no de las nuevas esclusas en el Canal de Panamá que han impulsado de manera vehemente y alevosa. Muchos de los Post Panamax que se construyen, aún en la crisis, no son realmente Post Panamax sino Capesize o afines que son gigantescos buques de carga que son tan grandes que no pueden atravesar el Canal de Suez, ni siquiera el Canal de Panamá ampliado y se trata de buques petroleros, graneleros, transportadores de carbón, minerales y cemento. No se trata de megabuques portacontenedores!

Estudios recientes indican que el asunto no es tan simple – como lo ha pintado la ACP para impulsar su proyecto—ya que si bien en primer plano se pudiera pensar que se darían ahorros significativos de capital y operativos de los viajes que realizarían dichas naves, la realidad es que existe un alto riesgo de darse pobres tasas de uso de la capacidad total de estas naves o en el otro extremo la necesidad de salir a comprar más carga para estos barcos a menores tasas que puede tener un profundo impacto negativo en el bolsillo de estas compañías que los llevaría a disminuir su rentabilidad. No creemos que ninguna de estas compañías harán fila para construir grandes barcos Post Panamax si sus numeritos de rentabilidad no son satisfactorios. Eso no está garantizado, ni siquiera considerado seriamente por las más grandes compañías de transporte del mundo.

Un dato muy curioso que la ACP nunca discutió con profundidad es que los buques de mayor tamaño, se verán obligados a hacer escala en menos puertos que los buques actuales con el resultado que el volumen de carga que tiene que ser transbordados y reenviados ya sea por alimentador de buque o por vía terrestre, aumentará, elevando así los costos de distribución global. Tres o cuatro puertos en el mundo se estaban readecuando no tanto en función de barcos Post Panamax sino del aumento de tráfico de carga. Ahora con la crisis mundial y sus coletazos veremos donde quedan estos planes.

Yo que no soy experto en estos menesteres, pero que leo las consideraciones desapasionadas de gente que no es panameña, ni está pensando en función de los intereses de Panamá, sino de sus bolsillos empresariales, ellos sí tienen consideraciones que nunca se dijeron o se discutieron de cara al ambicioso proyecto de ampliación del Canal de Panamá.

Hoy es más evidente que en el año 2006 el alto riesgo de este proyecto que la gente más seria de Panamá, argumentó con compromiso por el país, a pesar que el poder político y bursátil le cerró los medios y tribunas de discusión y denuncia en relación a estas desproporcionadas ambiciones e intereses de la Junta Directiva del Canal de Panamá y sus secuaces y allegados.  Hoy se hace tan evidente que los únicos que pueden perder mucho con este proyecto somos los panameños que no participamos de la Junta Directiva y que no somos accionistas de las compañías  que «construyen» la megaobra.

Como ciudadanos exigimos una nueva reevaluación de lo actuado hasta el momento, ya que creemos igual que Carlos Rangel en su artículo publicado en La Prensa el 1 de marzo de 2009: «uno no debe agrandar un servicio o un negocio, a menos que exista una demanda previa o garantizada, especialmente si uno no tiene mayor control sobre ella».

Y no olviden evaluar en los sobres que tienen de las compañías licitantes del diseño y construcción de las esclusas las gigantescas tinas de captura de sal, requeridas como medida de mitigación para evitar la intromisión salina a las aguas dulces del Lago Gatún.

Elecciones y política contaminada

CALIDAD DE VIDA

Elecciones y política contaminada

Donaldo Sousa Guevara
opinion@prensa.com

La dimensión ambiental comprende todo lo que existe, tanto los recursos naturales como las manifestaciones sociales, entre ellas el sistema político.

El actual sistema político ha sido una conquista para la humanidad, pero se encuentra ampliamente superado y contaminado, lo que genera crimen, corrupción, pobreza, daños y amenazas para la humanidad y el planeta. Ello a pesar de los grandes avances científicos y sociales, debido a la motivación psíquica de hacer dinero que rige la conducta de todos en un sistema excluyente, individualista y oportunista; así como la concentración discrecional de los poderes del Estado, de donde se desprenden los impactos adversos al ambiente y la amenaza a la calidad de vida que produce el sistema. Esta es la realidad que estamos viviendo en todos nuestros países.

El cambio climático puede generar una recesión sin precedentes a escala planetaria. Así lo advierte el reputado economista Nicholas Stern. Los seres humanos viven hoy mucho más allá de sus recursos ecológicos, al hacerlo, dice un informe bianual de la organización mundial conservacionista WWF, estamos planteando una amenaza de extinción para nosotros mismos. “La capacidad regeneradora de la Tierra ya no puede satisfacer nuestra demanda: la gente está convirtiendo los recursos en desechos a un ritmo mucho más rápido de lo que la naturaleza puede transformar los desechos en recursos. La humanidad ya no vive de los réditos de la naturaleza, sino que está consumiendo su capital”, dice el informe.

A pesar de lo sustentado en los documentos científicos señalados, hoy en día, el sistema político no está estructurado para responder a esta realidad científica y solo propone paliativos de ineficaces normas ambientales y otras medidas que no responden al reto histórico señalado, que requiere con urgencia un salto de calidad histórico que permita a la ciencia y al conocimiento tener la mayor fuerza política posible, para lo cual se necesita la mayor participación ciudadana, y que las decisiones en el Estado sean tomadas en base al conocimiento científico y con fundamento bioético, no por el poder discrecional centralizado.

Por lo expresado, todos los ciudadanos estamos condicionados por un sistema político contaminado que no responde a la vida y, a pesar de las elecciones y los posibles cambios de gobernantes que prometen resolver los problemas, continuará el daño a la dimensión ambiental, que comprende todo lo que existe para el ser humano; a menos que establezcamos, cuanto antes, un sistema político participativo amplio y decisorio, que incluya todos los sectores y actores del Estado, en donde la ciencia y el conocimiento en función de la vida digna tengan la mayor fuerza política, un sistema biocrático.