PREOCUPACIONES
La ACP debe ser más precavida
Carlos E. Rangel Martín
opinion@prensa.com
Conviene recordar que, antes del referéndum, los directivos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) señalaban que la ampliación sería completamente autofinanciada. Posteriormente, la “Propuesta de Ampliación” reveló que el proyecto requeriría de préstamos bancarios del orden de B/. 2 mil 300 millones, algo que reduciría los aportes al país. Y ahora, que los peajes del Canal resultaron menores de lo que, ilusoriamente, pronosticaba la propuesta, las entradas faltantes reducirán aún más los aportes al pueblo panameño.
La mayor temeridad consiste en otorgarle la construcción de las nuevas esclusas al grupo liderado por la constructora española Sacyr y Vallehermoso (SyV), que es una empresa dedicada principalmente a la construcción de carreteras y viviendas -es falso que haya construido una esclusa post-panamax en el Puerto de Sevilla (ElEconomista.com)- y que además adeuda aproximadamente US$. 16 mil millones (AP), por lo que alguien dijo que SyV “huele a quiebra” (labolsa.com).
Resulta que durante el pasado “auge mundial de la construcción”, SyV decidió incursionar en la bolsa de valores y compró 20% de la compañía refinadora de petróleo Repsol; pero la crisis económica prácticamente paralizó la construcción de viviendas y causó el desplome estrepitoso de las acciones de Repsol, dando como resultado que la “capacidad de maniobra [financiera de SyV] es limitada” (cotizalia.com).
Inconcebiblemente, la ACP no le concedió ningún o mayor valor a la solidez financiera de los consorcios licitantes, un factor que debió ser determinante para escoger al ganador ya que, según un especialista en Milán, las propuestas técnicas eran equivalentes (Reuters).
La compañía Bechtel, que ocupa el sexto puesto en la lista de los mayores contratistas del mundo (Engineering News Report, de McGraw Hill), sometió una propuesta de B/. 4 mil 186 millones, cantidad que seguramente está más cercana al costo real del proyecto, ya que, aparte del estimado de la ACP (B/. 3 mil 481 millones) y la propuesta de SyV (B/. 3 mil 119 millones), ningún estimado independiente, extranjero o local, ni ninguna otra propuesta resultó por debajo de los B/. 4 mil millones.
Un alto directivo de otra constructora española opina que Sacyr “dejará la obra colgada” (cotizalia.com); a menos, claro está, que la ACP apruebe toda clase de reclamos y adendas que aumentan considerablemente el costo final de una obra, reduciendo nuevamente los fondos del pueblo.
Impregilo, una constructora italiana que ocupa el puesto 41 en la lista de mayores contratistas, y que aparentemente conocía anticipadamente las evaluaciones técnicas de la ACP a las ofertas, forma parte del grupo de SyV y tiene considerable experiencia en la construcción de represas, por lo que seguramente cargue con el mayor peso del trabajo. Quizá ésta sea una razón por la cual Silvio Berlusconi invitó al presidente Ricardo Martinelli a visitar Italia; porque el desempeño reciente de Impregilo deja mucho que desear.
Un buen ejemplo es el Hospital San Salvatore que Impregilo construyó en la ciudad de L’Aquila, Italia, hace nueve años y que colapsó debido a un temblor ligeramente más intenso que el del pasado julio en Panamá y debido a “la mala calidad de los materiales” (agencia multimediale italiana); aparte de que, según Ferdinando di Orio, rector de la universidad de L’Aquila, dicha construcción “costó más de nueve veces lo necesario” (affaritaliani.it). Sería difícil que los ingenieros de campo de la ACP permitieran que el grupo Sacyr entregara una obra defectuosa, pero todo indica que el costo final del proyecto será altísimo.
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