El hielo del Ártico se derrite sin precedentes

El Ártico se calienta sin precedentes

Richard Black

BBC

Las temperaturas del Ártico son ahora las más elevadas de los últimos 2.000 años, según investigadores.

Los cambios en la órbita de la Tierra llevaron a siglos de enfriamiento, hasta hace 100 años cuando la temperatura empezó a incrementarse de forma acelerada en la medida que aumentaban las emisiones de gas que producen el efecto invernadero.

Para el estudio publicado en la revista Science, científicos tomaron muestras de núcleos del hielo, de anillos de árboles y de sedimentos de lagos en 23 lugares. Un muestreo lo suficientemente bueno para obtener una idea, década a década, de las temperaturas en la región.

Lago en región del ÁrticoDe los sedimentos de los lagos se pueden obtener registros de temperatura del Ártico.

El resultado es muy parecido a un «palo de hockey», cuya curva está en los últimos diez años (entre 1998-2008), que aparecen como lo más calurosos de toda la serie.

«La señal más persuasiva en la reconstrucción (de las temperaturas) es el enfriamiento general que tuvo lugar durante los primeros 1.900 años (de registro)», explica el jefe de la investigación Darrell Kaufman, de la Universidad del Norte de Arizona, Estados Unidos.

«El siglo XX contrasta con el ritmo de enfriamiento que debió continuar. Los últimos 50 años han sido los más calurosos del estudio de 2.000 años, siendo la última década especialmente dramática», le dijo a la BBC.

En promedio la región se enfrió a un ritmo de 0,2ºC por milenio hasta el año 1900. Desde entonces la temperatura aumentó un 1,2ºC.

Dos milenios de temperatura ártica

Buena parte del debate sobre cambio climático se centra en el período templado medieval, o mejor conocido como Anomalía Medieval del Clima, un período que ocurrió hace 1.000 años, y que sugiere que los vikingos que colonizaron Groenlandia pudieron cultivar uvas.

Análisis recientes muestran que en efecto la temperatura era más cálida en esa región hace 1.000 años, pero no tan alta como lo es ahora.

«Esto es una prueba de que el Período Templado Medieval es real, y que es una excepción de la tendencia general de enfriamiento», comentó Eystein Jansen de la Universidad de Bergen, Noruega.

«También muestra que hay mucha variabilidad en una escala del tiempo de 100 años, y probablemente más en el Ártico que en ninguna otra parte».

El profesor Jansen fue la persona que coordinó y escribió el capítulo de paleo clima en la última evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático.

Fluctuación ártica

GlaciarUna de las pruebas más visibles del aumento de temperatura es el derretimiento de glaciares.

La raíz de la causa del lento enfriamiento era la «fluctuación» orbital que lentamente varía, a lo largo de miles de años, mes en el cual la Tierra pasa más cerca del sol.

Esta oscilación disminuye lentamente la cantidad total de la energía solar que llega a la región ártica en verano, lo que tuvo efecto en la temperatura hasta que empezó el efecto invernadero.

«El siglo XX es el primero en que la energía que proviene del sol no es la fuente más importante de la temperatura del Ártico», dijo otro miembro del equipo, Nicholas Mckay, de la Universidad de Arizona.

El reciente calentamiento del Ártico se ha manifestado con mayor claridad la drástica contracción de la extensión de hielo en el mar.

Cinta costera es una falla urbanística

ENTREVISTA

Un urbanismo lleno de fallas

Un consultor del BID da una mirada al desarrollo urbano del distrito capital. Cuestiona algunos proyectos públicos.

PROYECCIÓN. Arturo Samper diseñó el primer ‘Plan de espacio público’ de Bogotá, Colombia. CORTESÍA/Arturo Samper
Perfil
TRAYECTORIA.

Arquitecto, diseñador y planificador urbano. Arturo Samper obtuvo su título de arquitecto en la Universidad de los Andes, en Bogotá.

Adquirió una maestría en planeación urbana y una maestría en arquitectura con especialización en diseño urbano de la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia.

Desde 2006 asesora al Gobierno panameño en materia de urbanismo y en el programa nacional de administración de tierras.

JOSÉ ARCIA
jarcia@prensa.com

Arturo Samper, un colombiano naturalizado canadiense, ha asesorado a las autoridades gubernamentales panameñas en materia de urbanismo en los últimos tres años, como consultor del Banco Interamericano de Desarrollo.

Desde Estados Unidos nos ofrece, por correo electrónico, sus perspectivas de la ciudad de Panamá, en las que considera la cinta costera como una falla urbanística, los buses articulados como una mejor opción de transporte para la ciudad capital –en vez del metro– y aboga por una transformación del Ministerio de Vivienda. La propuesta está en la Asamblea Nacional.

La ciudad de Panamá ha experimentado un desarrollo urbano en los últimos años. Se han dado cambios de zonificación que la ciudadanía ha salido a cuestionar. ¿Qué piensa usted de todo esto?

Según datos de la Junta de Planificación de Panamá, parecería que son muy pocos los cambios de zonificación que esta ha aprobado desde que se constituyó en 2006.

Por lo tanto, muchos de los grandes edificios que hoy se ven, están sobre propiedades que ya tenían un uso del suelo y densidad.

Lo que sí es claro, sin embargo, es que el código de zonificación que se aplica es vetusto. Fue concebido en una época en la que “alta densidad” era lo que reflejaba una edificación de 12 pisos (Vía Argentina, Vía Brasil, por ejemplo) y no las torres de 60 pisos de hoy.

Por esto, lo que la ciudad de Panamá necesita es un nuevo código de zonificación.

Según su experiencia internacional, ¿cuáles son las fallas en cuanto a diseño urbano de la ciudad de Panamá?

Personalmente veo la cinta costera como una falla, pues cuando la mayoría de las ciudades del mundo están desmontando sus autopistas del borde del mar para reclamar el espacio exclusivamente para el peatón, Panamá está instalándola.

También veo las concesiones de playa y/o fondo de mar como una gran falla, pues representan la toma del espacio y patrimonio colectivo para el beneficio directo de unos pocos, es decir, los que pueden pagar.

Me disculparán algunos, pero siempre he visto el hotel Miramar más bien como el “Mírame” o el “Solo yo miro”.

La ciudad de Panamá (Arraiján y San Miguelito incluidas) lo que tiene es un potencial impresionante: tres aeropuertos, las instalaciones de las antiguas bases, el Canal, los parques Metropolitano y Soberanía, los conjuntos históricos, Ancón, los corredores turísticos de Amador, y su geografía. Estos son hitos a partir de los cuales se puede construir o reconstruir una ciudad de impresionante valor urbanístico. El reto, para mí, está en tres frentes: primero, en estructurar operaciones urbanas y rurales de escala (en vez de ir predio a predio), analizando en cada caso la manera en que los promotores asuman muchos más costos sociales y de infraestructura que los que actualmente asumen.

¿Qué cosas se pueden rescatar del urbanismo panameño?

La ciudad de Panamá tiene su propia historia y carácter, y es sobre ellas que se debe construir. Vea los ejemplos de La Exposición, o los barrios de los años 50, ó los conjuntos de la antigua Zona del Canal. Con estos ejemplos basta para tomar referencias y darles continuidad sobre el espacio urbano, el medio ambiente y la arquitectura. Una calle, como la Vía Argentina o la Vía Brasil, es motivo de orgullo en cualquier ciudad del mundo. Desafortunadamente, muchos de los proyectos de hoy están orientados al mercado de consumo externo. Por eso, hay que buscar promotores, proyectos y proyectistas que piensen más en el mercado interno.

¿Qué piensa sobre las políticas de ordenamiento territorial de Panamá?

Las políticas de ordenamiento territorial de Panamá están muy bien expresadas en diversas leyes, entre las que se destacan la Ley 21 de 1997, la Ley General del Ambiente (Ley 41 de 1998), la Ley de Cuencas (Ley 44 de 2002), la Ley 6 de 2006, la Ley 44 de 2006, y los decretos ejecutivos 283 de 2006, 209 de 2006 y 23 de 2007, entre otros.

En su conjunto, bien podría decirse que estos documentos cubren las principales áreas de actuación de los distintos actores, a través de cuya acción se transforma y por consiguiente se ordena o reordena el territorio.

Por esto, creo que el reto hacia el futuro está más en el marco institucional para el ordenamiento territorial, que en las políticas que definen el tema.

¿Cuáles son las nuevas tendencias en materia urbanística para construir una ciudad más justa?

La principal respuesta a esta compleja pregunta está en el artículo 3 de la Ley 6 de 2006, que señala que el desarrollo territorial se hará garantizando la propiedad privada, pero también haciendo cumplir la función social y ecológica de esta. Debe prevalecer del interés general sobre el particular, así como el reparto equitativo de cargas y beneficios.

Añadiría que entre los asuntos más urgentes está poner en marcha un programa sólido de formación humana en estos temas del desarrollo, con el fin de lograr ordenamiento e institucionalidad para la gestión territorial.

Hay que controlar las operaciones liberales en el mercado de las tierras y en el inmobiliario para permitir un desarrollo más equitativo, y esto solo se logrará con la formación de mentes jóvenes en estos temas.