ONU avaló –acuerdo no vinculante– de Copenhague

ONU evita colapso de cumbre clima, «reconoce» nuevo pacto

19 de diciembre de 2009

Por David Fogarty y Alister Doyle

COPENHAGUE (Reuters) – La cumbre sobre cambio climático organizada por Naciones Unidas evitó el fracaso el sábado al «reconocer» formalmente un nuevo acuerdo impulsado por el líder estadounidense Barack Obama y las potencias emergentes, incluyendo a China.

«Finalmente sellamos un acuerdo», expresó el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. «El ‘Acuerdo de Copenhague’ puede no ser todo lo que todos habían esperado, pero esta decisión (…) es un comienzo importante», argumentó.

Sin embargo, la decisión luego de los maratónicos diálogos climáticos de 193 naciones sólo «tomó nota» del nuevo acuerdo, un pacto no vinculante para luchar contra el calentamiento global negociado por Estados Unidos, China, India, Brasil y Sudáfrica.

Las 193 naciones no apoyaron completamente el plan, que establece una meta para limitar el calentamiento global a un aumento máximo de 2 grados centígrados sobre niveles preindustriales.

También ofrece la posibilidad de un fondo de financiamiento de 100.000 millones de dólares en asistencia anual a naciones en desarrollo para el 2020.

El plan no especifica los recortes de emisiones de gases necesarios para limitar el calentamiento en 2 grados centígrados, considerado el umbral para los peores efectos del cambio climático que incluyen masivas inundaciones, sequías, aludes, tormentas de arena y aumento del nivel de los mares.

En una tormentosa sesión durante la noche, los diálogos llegaron al borde del colapso después de que Sudán, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia se unieron para denunciar el plan liderado por Estados Unidos tras el retiro de cerca de 120 líderes mundiales al terminar la cumbre el viernes.

Las negociaciones de la ONU deben operar bajo consenso. Bajo un compromiso para evitar el colapso, la decisión final daría a conocer una lista de los Estados a favor de un acuerdo y aquellos en contra.

Un acuerdo requiere un apoyo unánime para ser adoptado, y Gran Bretaña dijo que un fracaso retrasaría la entrega de fondos comprometidos a los países más pobres para luchar contra el impacto del cambio climático.

El resultado podría llevar a que Estados Unidos y China – los dos mayores contaminantes del mundo – lideren una política global sobre cambio climático, y destacó falencias en el caótico proceso de la ONU.

CRITICAS

Una sesión plenaria final que se extendió toda la noche, presidida por el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, y que involucró negociadores nacionales, estuvo marcada por intercambios crecientemente irritables.

La disputada sesión tocó su punto más bajo cuando un delegado sudanés dijo que el plan en Africa sería como el Holocausto al causar más inundaciones mortales, sequías, aluviones, tormentas de arena y la subida del nivel del mar.

El documento «es una solución basada en los mismos valores que, en nuestra opinión, llevaron a seis millones de personas en Europa hacia los hornos», dijo Lumumba Stanislaus Di-aping de Sudán.

El principal negociador de Suecia, Anders Turesson, no estuvo de acuerdo.

«La referencia al Holocausto es, en este contexto, absolutamente despreciable», dijo Turesson.

Otras naciones, incluyendo Estados de la Unión Europea (UE), Japón, un representante de la Unión Africana y la alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por su sigla en inglés) instaron a los delegados a adoptar el plan como un borrador de la ONU para actuar contra el cambio climático.

«Tenemos un riesgo real de que las charlas sufran el mismo destino de las negociaciones de la OMC y de otras discusiones multilaterales», dijo el presidente de Maldivas, Mohamed Nasheed, instando a los delegados a apoyar el plan para evitar que el proceso se dilate por años.

Si algunas naciones se oponen, el acuerdo sólo sería adoptado por sus partidarios, los que actualmente están integrados por un grupo de países que producen más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Muchas naciones dijeron que el acuerdo está lejos de las ambiciones de la ONU para las charlas, planeadas como un punto de inflexión para impulsar al mundo hacia la energía renovable y lejos de los combustibles fósiles.

(Reporte de Gerard Wynn, Anna Ringstrom, John Acher, Anna Ringstrom, Richard Cowan, David Fogarty, Pete Harrison, Emma Graham-Harrison y Alister Bull en Washington; Escrito por Alister Doyle. Editado en español por Carlos Aliaga y Marion Giraldo)

Fallas de la ONU quedan en evidencia en Copenhague

[PÉRDIDA DE INFLUENCIA]

Fallas de la ONU quedan en evidencia

El acuerdo final no es legalmente vinculante y dejó a criterio de los países elegir participar, aunque todos los países menos cuatro o cinco decidirían ser parte del pacto.

Gerard Wynn

El débil acuerdo sobre el cambio climático al que se llegó, después de dos semanas de negociaciones que estuvieron al borde del colapso, destaca la vulnerabilidad de un proceso que depende del consenso y que puede marcar una pérdida de influencia de Naciones Unidas. Las principales negociaciones tuvieron lugar entre cerca de 30 naciones y el mayor avance solo incluyó a cinco: Estados Unidos, China, Brasil, Sudáfrica e India.

El acuerdo final no es legalmente vinculante y dejó a criterio de los países elegir participar, aunque todos los países menos cuatro o cinco decidirían ser parte del pacto. Además, dejó a un lado la Convención Sobre el Clima de la ONU. “No creo que sea el final del rol climático de la ONU sino un nuevo modelo dentro del rol”, dijo Jennifer Morgan, directora del programa de clima y energía del Instituto Mundial de Recursos. Morgan destacó el rol de los jefes de Estado, que llegaron para los días finales de la reunión. El presidente Barack Obama fue clave para romper el estancamiento. “Pienso que esa es la historia de esta conferencia. Los jefes de Estado entraron y organizaron un acuerdo un poco independiente del proceso de la ONU. Hay aún muchos roles para que cumpla la Unfccc (Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático)”, consideró Morgan.

El secretariado de cambio climático de la ONU ayudaría a monitorear las medidas en los países en desarrollo para reducir las emisiones de gas invernadero, uno de los asuntos más espinosos en la conferencia de la ONU, como un ejemplo de su rol futuro, dijo Morgan. Las decisiones de la ONU tienen que ser tomadas por unanimidad, entre países tan diferentes como Estados Unidos y la diminuta isla del Pacífico de Tuvalu con una población de solo 12 mil habitantes. Esa norma amenazó con hacer naufragar la conferencia que se celebró del 7 al 18 de diciembre en Copenhague, porque las naciones en desarrollo insistieron en que cualquier texto fuese revisado en una sesión plenaria de los 193 países presentes. Fuentes dijeron que los anfitriones daneses fueron renuentes a hacerlo, pues temían que llevara demasiado tiempo que todo el grupo redactara un texto, lo que condujo a días de negociaciones perdidas en un tenso estancamiento.

En la última noche, una reunión plenaria ilustró exactamente ese problema de alcanzar unanimidad en un texto final. Se requirió la intervención directa del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para rescatar el Acuerdo de Copenhague. Ban medió con países renuentes, incluyendo a Venezuela y Bolivia. La decisión apoyó una “meta” para crear un fondo anual de 100 mil millones de dólares en 2020 para ayudar a los países pobres a combatir el calentamiento global, y reconoció la visión científica de la importancia de limitar el calentamiento a dos grados centígrados. Sin embargo, no hubo metas de recortes de emisiones y ningún compromiso de que todos los países un día firmarían un tratado sucesor del Protocolo de Kioto.

El principal funcionario de la ONU en materia de cambio climático, Yvo de Boer, dijo que era exactamente el trabajo de un proceso multilateral como el de la ONU el de organizar una solución a un problema global. “Uno puede sostener que sería mucho más efectivo encarar el cambio climático en el Grupo de las 20 naciones de mayores economías (G–20)”, cuyos miembros abarcan la mayoría de las emisiones de carbono, dijo. “(Pero) no es correcto desde un punto de vista de la equidad o ambiental” porque eso excluiría a muchos países “que ya están en el frente de los impactos del cambio climático”, explicó. Parte de la razón de ser de la ONU, dijo de Boer, “es asegurar que encaremos los asuntos globales como el cambio climático en forma equitativa, tomando en cuenta las preocupaciones de todos”. La cuenta regresiva hacia un acuerdo final el pasado viernes incluyó a 28 naciones, dijeron fuentes a Reuters, entre ellos países desarrollados como Estados unidos o los de Europa, grandes economías emergentes, como India y China, y pequeños estados isla como Granada y las Maldivas. El resultado de Copenhague demostró la “debilidad subyacente” del proceso climático de la ONU, dijo Andrew Light, coordinador de política climática internacional del Center for American Progress.

Cuba denunció el acuerdo no vinculante de Copenhague 2009

El documento presentado no garantiza la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana

Cuba denunció el acuerdo no vinculante de Copenhague

El ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció el acuerdo de Copenhague de 2009 en la sesión final de la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre de 2009.

Su denuncia sobre lo ocurrido esta semana en Copenhague es recogida en esta intervención que realizó ante el pleno de esta Conferencia de las Partes en Copehnague:

Hace ya cuatro horas el presidente Obama anunció un acuerdo que no existe; falta el respeto a la comunidad internacional, se comporta como un jefe imperial.

El documento que usted varias veces afirmó que no existía, señor Presidente, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente.

Resulta, señor Presidente, que el documento que no existió, existe. Lamento profundamente la manera en que usted ha conducido esta conferencia.

Puedo anticiparle que la delegación de la República de Cuba ha decidido no aceptar el proyecto de declaración que usted presenta. No requiero consultas adicionales en ningún marco ni formato, y, por tanto, declaro que en esta conferencia no existe consenso sobre este documento.

Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo. La meta de 2º centígrados es inaceptable y tendría consecuencias catastróficas incalculables, en particular para los pequeños Estados insulares. Significaría un grave impacto en numerosas especies de la biodiversidad.

El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050. Tengo conmigo aquí esas versiones anteriores, que valdría la pena ofrecer a los medios de prensa y a los representantes de la sociedad civil y hacer públicas en esta sala.

El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana.

El texto de este documento, para Cuba, es incompatible con el criterio científico universalmente reconocido, que considera urgente e insoslayable asegurar niveles de reducción de, al menos, el 45% de las emisiones para el año 2020, y no inferiores al 80% o 90% de reducción para el 2050.

Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.

La delegación de Cuba reitera, además, su convicción de que la reducción de las emisiones de carbono de los países del Sur no puede formularse de manera que obstaculice el ejercicio del derecho al desarrollo. Este papelucho ignora ese concepto.

Todo planteamiento acerca de la continuación de las negociaciones para adoptar, en el futuro, acuerdos de reducción de emisiones, debe incluir, inevitablemente, el concepto de la vigencia del Protocolo de Kyoto, y de que estos acuerdos serán parte de un segundo período de compromisos de dichos protocolos. Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto que mi delegación no acepta.

La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de «responsabilidades comunes, pero diferenciadas», como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.

Este proyecto de declaración omite compromisos concretos de financiamiento y transferencia de tecnologías hacia los países en desarrollo como parte del cumplimiento de las obligaciones contraídas por los países desarrollados bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El documento se limita a la idea de que los países desarrollados participen en una llamada movilización de recursos que se dice que pueden ser públicos o privados, bilaterales o multilaterales, o provenir, incluso, de fuentes alternativas. Los países desarrollados, que imponen sus intereses mediante su documento, señor Presidente, evaden cualquier compromiso concreto.

La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios. Lo que usted llama, señor Presidente, «un grupo de líderes representativos» es, para mí, una grosera violación del principio de igualdad soberana que consagra la Carta de las Naciones Unidas, un mecanismo que intenta imponer decisiones a la comunidad internacional y manipular a la opinión pública. La formulación no transparente de proyectos de documentos ha sido constante en esta conferencia.

Debo expresar, señor Presidente, mi protesta y preocupación por la restricción del acceso de las organizaciones no gubernamentales a esta conferencia.

La delegación de Cuba hace parte de las posiciones expresadas por los Estados miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, en particular de los discursos de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales.

Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.

Edición: Burica Press.