23 de abril – Día Nacional de los Bosques Urbanos
Burica Press, 22 de marzo. Instaurado desde hace 5 años el Día Nacional de los Bosques, intenta ser un día de acción y reflexión sobre la naturaleza y existencia de los bosques naturales dentro o en los alrededores de las ciudades de Panamá.
La ciudad de Panamá es la ciudad más grande y poblada del país y es la única ciudad que conserva muestras valiosas de bosques urbanos, especialmente en los territorios donde estuvo asentada la denominada Zona del Canal, administrada por el gobierno estadounidense durante gran parte del siglo XX. Esta zona mantuvo un plan urbano ligado a la conservación de los bosques y una planificación de baja densidad con generosos espacios verdes para conservación y para esparcimiento. Esta área realmente era un Estado dentro de otro Estado en términos políticos. En este escenario político, luego que Estados Unidos debió devolver estas tierras al Estado Panameño, Panamá recibió valiosas tierras para múltiples usos, entre ellos los bosques naturales.
Mapa OSM de los Bosques Urbanos de la Ciudad de Panamá

Los bosques de mangle (manglares) son un ecosistema marino costero que tienen las ciudades de Panamá, Colón y David. En las ciudades de Panamá y Colón han sido fuertemente destruidos en las últimas 2 décadas. En David también ha habido destrucción de bosques, pero no por presión urbana, sino por presión de la agricultura extensiva. Los manglares son considerados como bosques urbanos si están dentro o en la periferia inmediata de una ciudad.

El Parque Natural Metropolitano es un bosque urbano y es hoy uno de los principales centro de educación ambiental para los ciudadanos de la ciudad de Panamá. Este bosque ha estado sometido a presiones urbanas que le han desmejorado su calidad ecosistémica, especialmente con la creación del Corredor Norte (autopista) y las ampliaciones de vías en los otros linderos de este parque.

Los bosques urbanos de las áreas revertidas están bajo fuerte presión urbana. Ya varias decenas de hectáreas han sido destruidas para construir urbanizaciones y otro tipo de edificaciones. Muchos de los bosques que muestra esta imagen de satélite ya no existen en el presente (2013).

El modelo de urbanismo que reemplaza los bosques urbanos es completamente absurdo, pero le rinde frutos financieros a bancos y empresarios que sin escrúpulos y muchos agujeros legales y en otros casos con flagrante corrupción, obtienen permiso de construcción sobre los bosques urbanos.

El Cerro Ancón es el área con bosque urbano rodeado completamente por la ciudad. Es una isla verde de inmenso valor histórico y natural. La riqueza biótica de estos bosques contiene especies de gran significado para la conservación como el venado colablanca, el mono tití y los perezosos, entre otros.

El sector oeste del Canal del Panamá contiene invaluables bosques urbanos desde la misma orilla del mar hasta el centro del istmo a lo largo del Canal de Panamá. Actualmente se encuentra amenazado, ya que es una apreciada área para los empresarios que desean construir más residenciales y nuevos polígonos industriales. La fragmentación de estos bosques se ha acelerado grandemente en los últimos 10 años.

Los bosques del oeste del Canal de Panamá, como el de la imagen alrededor del aeropuerto de Howard, son fuertemente codiciados como nuevos sitios para ser ocupados. Desde Arraiján en el extremo oeste o desde la ciudad de Panamá las presiones sobre estos bosques pueden llevarlos a su destrucción lenta, pero en constante avance.

La ciudad de Colón también tiene invaluables bosques urbanos que le dan buena calidad de vida, belleza urbanística y esparcimiento a los colonenses. Al igual que en la ciudad de Panamá muchos de estos bosques han desaparecido y su suerte es incierta.

La ciudad de David ya no tiene bosques naturales de tierra firme. Sólo le quedan bosques de manglares en el extremo sur. Las ciudades que pierden sus bosques terminan siendo ciudades con poca calidad de vida o de poco atractivo urbano, como es el caso de la ciudad de David.
El primer bosque revertido a Panamá fue el bosque del Cerro Ancón el 1 de septiembre de 1979. Como símbolo de soberanía se erigió allí una bandera gigante que hoy ondea como símbolo de soberanía en la antigua Zona del Canal. En el período comprendido entre el 1 de septiembre de 1979 y el 1 de septiembre de 1999, Panamá recibió todas las tierras de la Zona del Canal. El mayor tesoro natural recibido dentro de estas tierras fueron los bosques naturales que se extendían como una solo unidad desde el Pacífico de Panamá hasta el Caribe.
El gobierno de Panamá a lo largo de todo este tiempo hasta el momento ha cedido a presión social y la presión corporativa y ha permitido que una enorme extensión, no cuantificada con exactitud, ha sido transformada en áreas residenciales tanto para gente humilde como para especuladores inmobiliarios de todo tipo. Se han hecho modificaciones legales para permitir la venta y posterior destrucción de los bosques urbanos, que son altamente codiciados por los empresarios ligados a los negocios de bienes raíces e inmuebles.
Cuatro ciudades del país también tienen muestras de bosques urbanos de ecología marino costera, denominados manglares: Bocas del Toro, Panamá, David y Colón. En Colón y Panamá los bosques de manglar están siendo literalmente diezmados en la última década. En la actualidad una gran porción de los manglares y humedales de la ciudad de Panamá entre el centro y el aeropuerto internacional de Tocumen están siendo transformados en nuevas edificaciones residenciales e industriales.
El Estado ha sido poco efectivo en salvaguardar la integridad de todos estos bosques urbanos. La corrupción que subyace de fondo impide el ejercicio transparente de la ley y por ende el respeto a los bosques urbanos.
Desde los gobiernos militares de los años ochenta (1980’s) hasta el actual (2013) han sido permisibles con la destrucción de los bosques urbanos. Una cantidad no cuantificada de bosques han sido vendidos con finalidad de desarrollar proyectos inmobiliarios. «Un tesoro natural de los panameños, como son los bosques urbanos, es sólo un negocio más para muchos de los gobernantes. Esto indica que su cociente de inteligencia y su compromiso generacional, sólo la utilizan donde suenan monedas», asegura José Buendía (nombre ficticio) una activista ambiental consultado.
Lo que dice el ciudadano
En la redes sociales, se transmiten mensajes de algunos ciudadanos que han sido testigos de la destrucción de bosques urbanos: «Por un año estuvimos haciendo educación ambiental. Nos unimos como comunidad e intentamos proteger este bosque, el CL – 43 (un bosque urbano en el centro de Clayton). Sin embargo, la codicia, la desinformación de los que toman decisiones ganó. Hoy, lo que fue el hogar de cientos de aves, perezosos, coatíes y demás será otro residencial más, seguramente tendrán nombres como Green Forests, Green, Forst Hills, Ecovillage … Todo es contradicción y hipocresía»
«Lastimosamente la codicia ciega a muchos, ignorantes se les debe llamar a estas personas que por unos reales vende el patrimonio natural de todos y de futuras generaciones», indica otro ciudadano.
«Área Verde Urbana según Ley 21 de 1997 de áreas revertidas. Me duele mucho esto. Me hace sentir que los bribones y depredadores tienen el control del país, no importa quien gobierne. En esto están implicados funcionarios de todos los niveles desde la antigua ARI, luego MEF, MIVI, ANAM, Corte Suprema, etc»; indica otro cibernauta.
De espalda a los bosques
«El tiempo transcurre, los bosques urbanos siguen amenazados. Los políticos parecen estar lejos de comprender el concepto de sostenibilidad y conservación como una estrategia de desarrollo, y en el caso de los bosques, no es diferente su falta de visión», enfatiza Buendía al respecto.
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