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DIFICULTADES. La merma del recurso pesquero hace que las procesadoras no puedan desarrollar estrategias de comercialización a largo plazo en el mercado internacional.
LA PRENSA | Ana Rentería |
La tilapia es el principal sustento de las comunidades pesqueras del lago Bayano, no solo como alimento, sino como actividad comercial.
Los resultados para los pescadores son tan favorables que los vecinos del lago aseguran que «en los últimos años esto se ha llenado de gente de todos lados», dice María Cortés, presidenta de la Asociación de Pescadores de la comunidad de Cañitas.
Pero la abundancia de peces, que en las mejores épocas permite a los más disciplinados obtener entre 400 y 500 dólares brutos por semana, no es infinita.
La sobreexplotación que se ha dado por la llegada de nuevos grupos de pescadores está mermando la población de tilapias y generando pérdidas y preocupación entre las familias que viven de la actividad pesquera, al punto que el año pasado implementaron la primera veda voluntaria, es decir, que no fue impuesta por la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP), sino acordada de palabra por las asociaciones de pescadores del lago.

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TRADICIÓN. La mayor parte de los pescadores del lago Bayano pertenecen a comunidades kuna y emberá wounaan.
LA PRENSA | David Mesa |
«Lo que estamos buscando es que ahora el periodo de veda se establezca de acuerdo al rigor científico, para que sea más efectivo», afirma Reinaldo Morales, secretario general de la ARAP, en referencia al Plan de Manejo del Lago Bayano, un documento que fue producido con el auspicio de la Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano (Ospesca), el Gobierno de Taiwan y el Sistema Integrado de Información en Sanidad Agropecuaria (Oirsa).
El plan de manejo es parte del Plan Regional de Pesca y Acuicultura Continental (Prepac), una estrategia regional que abarca a todos los países de Centroamérica y que se inició con la realización de un inventario sobre los recursos acuícolas de la región.
Posteriormente, en cada país se eligió un lago cuyos recursos incidieran de manera determinante en poblaciones extensas y, al mismo tiempo, tuvieran un gran potencial de explotación sostenible.
En este sentido el lago Bayano tenía todas las de ganar, pues además de proveer sustento a mil 200 pescadores es rico en un producto que tiene buena salida en el mercado internacional.
De este modo, y luego de presentado el Plan de Manejo a las organizaciones internacionales, el mes pasado se aprobó el financiamiento para su implementación, cuyo presupuesto es de 917 mil dólares.
«Parte del financiamiento viene del proyecto, pero dependerá de la ARAP, en conjunto con los diferentes sectores, buscar otras fuentes que nos permitan cumplir con todo lo planeado, ya sea vía cooperación internacional o por otros medios», explica Morales.
Exportación a pequeña escala
Panamá está lejos de ser uno de los principales exportadores de tilapia de Centroamérica, pues los líderes de la región son Costa Rica y Honduras (Ver gráfica: Importación de tilapia en EU), que ya llevan casi 20 años en el mercado internacional, mientras que Panamá tiene poco más de cinco años de experiencia.
Valerio de Sanctis, presidente de grupo Panalang (procesador y exportador de productos del mar), explica que la razón primordial por la que la exportación de tilapia no ha despuntado es porque la extracción no se realiza de manera constante.
«Al no poder trabajar conjuntamente con los productores, no podemos desarrollar mercados de exportación a largo plazo. Nunca sabemos cuándo van a parar de pescar», afirma el empresario.
Por otro lado, mientras Panamá se concentra en la pesca, se ve obligada a competir con países que a través de la acuicultura han conseguido una rentabilidad mayor para su producto.
«Hemos conseguido poco a poco equiparar nuestro precio con la tilapia china, y también la hemos mercadeado dando el enfoque de producto orgánico. Esto en ciertos países ha tenido un nivel de aceptación, aunque obviamente la gran mayoría prefiere la de granja porque es más homogénea en cuanto a tamaño y color», añade.

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CARENCIAS. Los pescadores tienen la ilusión de contar con un muelle para descargar su producto.
LA PRENSA | Archivo |
Por estas razones, y porque en Panamá todavía no se consume de manera masiva este tipo de pescado, para las plantas procesadoras la tilapia representa únicamente un producto complementario del negocio.
Si los pescadores han notado que el recurso por excelencia del lago Bayano se está acabando, también las plantas procesadoras confirman el hecho. «Hay menos, pero también vienen más pequeñas. Antes podíamos programar la línea de producción para trabajar filete de tilapia, pero ahora solo estamos sacando el pez entero, porque para eso no se necesita que sea tan grande», afirma Sofía de Guevara, gerente de planta de Panalang.
Con el nuevo Plan de Manejo, el escenario podría cambiar, aunque algunos de los pescadores son escépticos y aseguran que «gobierno tras gobierno vienen y prometen, pero al final no hacen nada».
Una especie, dos productos
Aunque en la región hay otros países que tienen consolidada su actividad de exportación de tilapia, los especialistas aseguran que Panamá tiene oportunidades en el mercado internacional con dos tipos de producto.

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Valerio de Sanctis.
LA PRENSA|Ana Rentería
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Por un lado, la tilapia que se extrae mediante la pesca y se mercadea en algunos lugares como un alimento orgánico, y por otro la tilapia que se cría en granjas.
El Plan de Manejo del Lago Bayano contempla la explotación sostenible de ambos productos, aunque hace énfasis en la pesca, por ser el método que tradicionalmente ha dado sustento a los habitantes del área.
Uno de los principales retos que enfrentará la implementación de las estrategias es el papel de vigilancia que debe cumplir la ARAP, para lograr que se cumpla con los reglamentos y acuerdos establecidos en aras de conservar el recurso.
«Uno puede dejar de pescar, pero no todo el mundo lo hace, hay gente que no le importa porque no son de aquí. Ellos llegaron por la fama del lago y si se acaba se irán», explica uno de los pescadores de Bayano, que prefirió mantenerse en el anonimato.
Las asociaciones de pescadores aseguran cumplir con acuerdos, como pescar solo de lunes a viernes, pero denuncian que hay otros que no se ciñen a lo establecido, y que han implementado prácticas como la pesca nocturna.
Para que las reglas sean aplicadas por todos, la ARAP pretende difundir campañas de concienciación en las que cada pescador o vecino del lago se convierta en vigilante y alerte a las autoridades cuando alguien actúe de forma indebida, de modo que pueda ser sancionado.

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OPCIONES. La tilapia puede exportarse entera o en filete, pero en este último caso se requieren ejemplares de mayor tamaño.
LA PRENSA| Ana Rentería |
Además de la vigilancia, el plan contempla la investigación, seguimiento y evaluación de los resultados e impactos generados, así como el rendimiento de cuentas a un comité integrado por pescadores, intermediarios y exportadores.
En la actualidad algunos de los pescadores notan resultados sobre los pasos que ha dado la ARAP.
«Ellos [la ARAP] vienen a darnos cursos y sí hemos aprendido bastante, aunque mucha gente todavía no va a las clases», afirma la presidenta de la asociación de Cañitas.
Desde la ARAP consideran que otro de los componentes críticos del plan es el financiamiento de materiales de trabajo para los pescadores, como neveras y redes.
En la actualidad, quienes se dedican a la pesca recurren a préstamos que les otorgan intermediarios a cambio de que les vendan el producto de forma exclusiva, y aunque ambas partes aseguran que ha sido un trato de conveniencia mutua, los pescadores tienen sueños que van más allá de las redes. «Queremos tener una máquina de hacer hielo, porque es una de las cosas que más utilizamos», una vez han pescado el producto, dice Cortés.
A los pescadores todavía la ARAP no les ha informado sobre la posibilidad de nuevos financiamientos, debido a que aún no se tienen los fondos para tal fin, sin embargo, Morales adelanta que esta facilidad se otorgará a las asociaciones y no como préstamos individuales.
«Con la asociatividad se pueden buscar recursos para que los pescadores puedan adquirir mejores equipos de pesca y se eleve la calidad, porque se pierde producto por no tener ar-tículos apropiados para el enfriamiento», asegura el funcionario.

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Reinaldo Morales.
LA PRENSA| Ana Rentería
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Promesa de inversiones
Tras los análisis realizados sobre las características del Bayano, como parte del Prepac se determinó que el lago es propicio para la instalación de granjas de producción de tilapia, aunque siguiendo procedimientos que no deterioren el medio ambiente.
«Desde el punto de vista científico no debe haber problema, porque todas estas granjas tienen sus estudios de impacto ambiental y llevan el control de calidad de agua», afirma el biólogo Rigoberto González, autor del Plan de Manejo del Lago Bayano, quien añade que en este tipo de industria cuando se detecta alguna anomalía se implementan las medidas apropiadas de mitigación.
La respuesta de los inversionistas no se hizo esperar y actualmente hay al menos dos empresas interesadas en invertir en esta actividad.
AquaPanamá, subsidiaria de AquaChile, una de las principales empresas exportadoras de salmón a gran escala, ha avanzado en el establecimiento de una granja de tilapias en el lago Bayano, para lo cual realizó sus propios estudios que determinaron la factibilidad del proyecto.
En noviembre, la empresa recibió la aprobación de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) para el cultivo de tilapias en jaulas flotantes, cuya inversión supera los cinco millones de dólares.
Jennifer Castillo, abogada de la empresa, asegura que la inversión será «altamente positiva» para el sector, pues generará plazas de trabajo y pagará impuestos municipales, además de transmitir tecnología de punta para el desarrollo e implementación de futuros proyectos.
Actualmente AquaPanamá está a la espera del contrato de concesión de uso de agua que otorga la dirección de recursos hídricos de la Anam, algo que Morales estima no será un problema.
A los pescadores de Bayano, sin embargo, no les convence la idea de compartir el lago, pues temen que las granjas compitan con ellos y conviertan en «peones» a los que ahora son dueños de sus propios micronegocios.
Ante este argumento González y Morales coinciden en que la producción pesquera y el cultivo son productos que no necesariamente compiten entre sí, por lo que es factible desarrollar los dos tipos de explotación.
Mientras llegan los recursos para todos los planes, pescadores con ánimos empresariales no pierden la ilusión, ellos quieren ver que bajo el puente del lago Bayano, donde descargan las tilapias, se construya un puerto que les facilite el trabajo y le imprima profesionalismo a su forma de vida.
Bayano, un ambiente multiculturalEl lago Bayano, localizado en el corregimiento de Cañitas, distrito de Chepo, es en realidad un embalse de 350 kilómetros cuadrados, construido en 1976 como parte de la hidroeléctrica Ascanio Villalaz.
El estudio de caracterización del lago arrojó que sus aguas proveen el sustento a 16 comunidades que en conjunto extraen unos 3 millones 900 mil kilos de tilapia al año, lo que se traduce en un ingreso promedio de 47 dólares diarios por pescador, no obstante, a eso hay que restarle los gastos en insumos necesarios para la pesca, como redes y gasolina para los botes.
La mayoría de los pescadores del área pertenece a etnias indígenas (kuna y emberá-wounaan), pero también hay colonos provenientes de las provincias centrales (Coclé, Herrera, Los Santos y Veraguas) y Chiriquí, a quienes también se les conoce como latinos.
Esto se debe a que el 80% del embalse se ubica en la comarca kuna de Madungandí, la cual es regida por el Congreso General Kuna de dicha comarca.
Rosendo Laso, saila de la comunidad kuna Akwayala, explica que en su estructura tienen una directiva de pesca, que se encarga de participar en las actividades y que realizan las instituciones estatales y las organizaciones internacionales.
Esto, dice Laso, les permite controlar la actividad en su área de jurisdicción y establecer reglas que ayuden a conservar el recurso.
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