18 Plaguicidas altamente tóxicos son de curso legal en Panamá

Autoridades agropecuarias analizan la propuesta

Sin fecha para eliminar uso de agroquímicos

En Panamá se invierten anualmente 30 millones de dólares en la importación de plaguicidas, unos 6.2 millones de gramos.

PELIGRO. Tan solo en Cerro Punta se utilizan ocho de los 12 plaguicidas incluidos en el acuerdo internacional. Entre ellos están terbufos, metamidofos, carbofurán, paraquat, etoprofos, clorpirifos, endosulfan y metomil. LA PRENSA/David Mesa

 

AET ELISA TEJERA c.
atejera@prensa.com

Dieciocho plaguicidas altamente tóxicos, cuya importación y uso en el país se debió prohibir desde hace seis meses, aún son de curso legal en vista de que el resuelto del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida) no ha sido firmado.

En una carta fechada el 3 de abril de este año, el Grupo Técnico de Trabajo sobre Plaguicidas –conformado por funcionarios del Mida y el Ministerio de Salud–, le notificó a las partes involucradas (comerciantes, productores y miembros de la sociedad) que la medida sería sometida a consulta y que el periodo vencía el lunes 27 de abril. De lo contrario, se tomaría como aprobado el contenido del resuelto.

Esto no se cumplió. Raúl Carranza, presidente de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina, capítulo de Panamá (RAPAL), precisó que no entiende el porqué de tanta demora para sacar del mercado estas sustancias altamente tóxicas y que representan un peligro para la salud y el ambiente.

Ariel Espino, director de Sanidad Vegetal del Mida, alegó que se amplió la fecha de consulta porque las partes involucradas aún no han dado sus comentarios, y confirmó que todavía no se tiene una fecha para la firma de este resuelto. “La aprobación de este documento no es tan fácil. Si bien se aprobó en una comisión, esto debe ir a consulta a través de instancias internacionales”.

Entre los plaguicidas que se busca prohibir están el lindano, paraquat, malathion y furadán, de amplio uso en la producción agrícola del país, sobre todo en las tierras altas de Chiriquí, de donde procede más del 60% de las verduras y hortalizas que se consumen en Panamá.

Tan solo en el corregimiento de Cerro Punta la venta de agroquímicos está tasada en un millón de dólares anuales, según un estudio realizado por Carranza, quien también dirige el Centro de Estudios de Recursos Bióticos de la Facultad de Ciencias Naturales Exactas y Tecnología de la Universidad de Panamá.

El estudio indica que en Cerro Punta se utilizan ocho de los 12 plaguicidas incluidos en un acuerdo internacional que les atribuye la mayor cantidad de muertes por intoxicaciones agudas.

“En Cerro Punta la población se baña diariamente con plaguicidas, exponiéndose a riesgos de vaticinios reservados”, aseguró. Carranza se refiere a que al momento de utilizar el agroquímico la población se expone a grandes dosis de estas sustancias peligrosas.

El experto agregó que el uso de estos plaguicidas puede causar depresión, náuseas, vómitos, pérdida de la orientación, cáncer e incluso la muerte.

La situación es crítica. De un promedio de mil productores en la provincia de Chiriquí, específicamente en Cerro Punta, solo un 5% trabaja la agricultura orgánica. Esta práctica, aunque es más saludable y amigable con el ambiente, resulta poco atractiva para los productores porque requiere de una mayor inversión y mano de obra. Además, los cultivos son más lentos en producir.

El país invierte 30 millones de dólares en la importación de plaguicidas al año. Estadísticas del Mida revelan que por año el país importa 6.2 millones de gramos de plaguicidas, de los cuales 161 mil 795 gramos corresponden a carbofurán.

Aunque se llegue a firmar el resuelto del Mida, aún quedan por fuera agroquímicos que la Organización Mundial de la Salud ha clasificado como extremadamente peligrosos, los cuales no se usan en otros países. Es el caso del carbofurán, tamaron y vidate, insecticidas que son de uso en el sector agrícola de Panamá.

 

Cerro Punta el paraíso de los agroquímicos

El paraíso de los agrotóxicos

Los residuos de agroquímicos dejan los campos para sentarse en su mesa

PANAMÁ. El abuso de los químicos altamente tóxicos en los campos de cultivos de Cerro Punta, de donde sale el 60% del consumo de los panameños, preocupa a los expertos.

Aquí no solamente se riegan sustancias prohibidas, sino que los trabajadores se bañan diariamente con sustancias sin medidas de seguridad.

El riesgo crece cuando se revisa la lista de lo que se vende, 8 de los 12 plaguicidas prohibidos en acuerdo centroamericano.

CERRO PUNTA

El abuso de los plaguicidas

CARLOS ATENCIO
unidaddeinvestigación
Los campos de cultivos donde sale el 60% del consumo panameño están saturados de agrotóxicos. Los residuos llegan hasta su mesa

CHIRIQUÍ. Laura La Ferla llegó de Italia sin saber que nunca se iría de aquí. Cuando llegó a las zonas altas de Chiriquí se enamoró del clima frío y de los cultivos. Para 1980 se instaló en Cerro Punta, como parte de esa oleada de nuevos vecinos que llegaban al campo.

Sin embargo, enseguida se preocupó por la manera descontrolada en la que utilizaban los agroquímicos. Con ayuda técnica supo que los alimentos que consumía tenían residuos de veneno y se decidió a cambiar la forma de producción, a orgánica, en su propia finca. Su campo era una parcela en medio de tierra que era envenenada día tras día. El cáncer que sufrió es una respuesta oscura: las cosas no se cambian tan simplemente.

En Panamá el 60% de la producción de hortalizas que se comercializa sale de tierras altas, la mayoría de Cerro Punta, un corregimiento al norte de la provincia de Chiriquí, con unos 7 mil habitantes, y donde se registra un alto consumo de plaguicidas. Las ventas anuales superan el millón de dólares.

Estos plaguicidas representan un peligro para la salud; pueden provocar síntomas de envenenamiento a corto plazo, enfermedades que no se manifiestan de manera inmediata, daños crónicos e incluso causar la muerte.

Sólo en este corregimiento hay unos 800 productores, de los cuales unos 80 practican la producción orgánica, el resto se mantiene con los métodos tradicionales de producción. En los valles y laderas es agradable ver los sembradíos de flores, fresas, lechugas, zanahorias, repollos, papas, brócolis, entre otros cultivos que durante los cuatro meses que tardan en el proceso son rociados por herbicidas, insecticidas, nematicidas y fungicidas.

¿Quiénes están expuestos a los plaguicidas? Además de los trabajadores y los productores que mantienen el contacto directo con estas sustancias, en sus casas los familiares y las personas que viven próximas a las zonas agrícolas, que reciben las aspersiones de las descargas aéreas. Pero estas no son las únicas afectadas por el abuso de estos químicos, también los consumidores que ingieren los productos. Estos residuos no se detectan con el olfato.

El profesor Raúl Carranza hizo un estudio para medir el uso de los plaguicidas en las áreas productivas de Cerro Punta. Una de las conclusiones a las que llegó el docente es que en esa región la gente se baña diariamente con plaguicidas y se exponen a riesgos de vaticinio reservado.

En Cerro Punta se utilizaban 8 de los 12 plaguicidas incluidos en el Acuerdo de la Reunión del Sector Salud de Centroamericana y de República Dominicana (Resscad) considerados causantes de la mayor mortalidad por intoxicaciones agudas y para los cuales se ha acordado la restricción. Estas sustancias son: Terbufos, Metamidoros, Carbofuran, Paraquat, Etoprofos, Clorpiritos, Endosulfan, Metomil, advierte el documento en que participaron estudiantes de Biología y de Enfermería.

El caso de los agrotóxicos en Cerro Punta toma grandes medidas cuando los hogares, las escuelas, las entidades de gobierno, las organizaciones, son lugares rodeados de cultivos, los patios de las casas están sembrados lo que hace imposible cumplir con las normas de aplicación de plaguicidas, como el período de ingreso a las tierras luego de una aplicación de agrotóxicos.

Los lugareños quedan expuestos permanentemente a las sustancias.

En un recorrido por algunas parcelas de cultivos, es observable que los obreros no toman medidas de protección cuando aplican estas sustancias tóxicas. La indumentaria es apenas unos recortes de plásticos para no humedecer la ropa y unos trapos para cubrir la boca y la nariz.

DEPRESIVOS

Entre los daños a los que se exponen estas personas están: el Furudan causa depresión en humanos y es tóxico en aves y peces. El Vidate L es altamente tóxico para los humanos. El Tamaron es depresivo en humanos y tóxico para mamíferos, aves y abejas. Counter es depresivo en humanos y tóxico para mamíferos, aves, peces y reptiles. Lannate es depresivo para los humanos y tóxico para aves y abejas.

Miguel Altieri es un profesor de Agronomía chileno afincado en la Universidad de California. Para él una forma de disminuir la contaminación por agrotóxicos es sencillamente cambiando la forma tradicional de producir por el modelo orgánico.

El uso y abuso de los plaguicidas también crea cultivos adictos a estas sustancias. Por otro lado, existen unos 500 tipos de insectos resistentes a los plaguicidas, lo que hace que se saturen las zonas de cultivo sin que se controlen los daños.

Para el docente, las multinacionales, tienen sus manos metidas dentro de las investigaciones. En la Universidad de California, donde labora, la British Petroleum destinó 500 millones de dólares para investigación. “Son las empresas interesadas las que ponen el dinero para el proceso investigativo”.

El uso de los químicos no es tan efectivo como se vende. El investigador chileno aclara que las plagas permanecen en los campos de cultivo porque hay abundacia de alimentos, y no tienen los enemigos naturales que tienen, los plaguicidas los han matado; a su vez, el pesticida crea una plaga secundaria, entonces para esa nueva plaga hay que volver a rociar los campos con agrotóxicos.

Altieri señala que el mal uso que se le da a los plaguicidas trae como ejemplo el caso de las plantaciones de algodón en Nicaragua, que en los años 70 colapsaron porque los plaguicidas no controlaban las plagas y se saturó la tierra de químicos. También afirma lo que dijo su colega de la Universidad de Panamá, sobre el producto de estas plantaciones, sea hortalizas, bananos, piñas y demás nunca quedan libres, “a todo lo que se aplica químicos queda contaminado”.

El investigador culpa a la ciencia, por los problemas que sufren los trabajadores de las plantaciones, que se exponen a los agrotóxicos. La ciencia no es objetiva y se financia con dineros que salen de las empresas. “En el mundo se usa 50% de los niveles no permitidos de plaguicidas, lo que causa mutaciones, abortos, diabetes, enfermedades crónicas”.

Contrario a los argumentos negativos, reclama Altieri, que la producción orgánica no es rentable, en el mundo suman 35 millones de hectáreas produciendo en este modelo de producción limpia, que no causa daños a la ecología como lo hacen las otras formas de producción masiva que tampoco ha terminado con el hambre en el planeta.

A la batalla por los agroquímicos se suma la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina capítulo de Panamá (RAP-AL), que el 3 de abril de 2009 recibió un documento de la Dirección de Sanidad Vegetal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario con la lista de los agroquímicos a prohibir y restringir.

El profesor Raúl Carranza, luego de analizar la lista con las sustancias, encontró que productos como el Clordano, que aparece como prohibido desde el 1987 en Panamá, regresa en la lista como un químico prohibido.

Otro de los cuestionamientos del profesor era que la lista aparecía el Etoprofos, un producto restringido desde 1987, que se importa desde EEUU con la advertencia de for only export. Si el producto está prohibido en el país de origen y siendo Panamá signatario del convenio de Rotterdam, que nos protege de importar plaguicidas prohibidos en el país exportador, ¿cómo es posible que las autoridades permitan la entrada de ese producto? Fue la pregunta que le envió Carranza en una misiva a Jorge Luis Requena, director encargado de Sanidad Vegetal.

PELIGROS A LA VISTA

Un estudio del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (IDIAP) de 1997, advertía del uso descontrolado de plaguicidas: «está provocando muertes por causas difíciles de definir». Este estudio contribuyó para que el MIDA decidiera a través del Resuelto No. 074-ADM, la prohibición, registro, importación, fabricación, formulación, comercialización y utilización en la agricultura nacional de 61 clases de plaguicidas altamente tóxicos. Otro estudio de rastros de residuos de plaguicidas en alimentos es el de Rodríguez, J.A. y Lamoth, L. (1994) en el que se examinaron 229 muestras de cultivos de Coclé, Chiriquí, Herrera, Los Santos, Veraguas y Panamá. Los resultados indicaron que el 22% de las muestras contenían residuos.

CARLOS ATENCIO.

DATOS DE PRODUCCIÓN

1 MILLÓN

De dólares representa la venta de agrotóxicos en Cerro Punta, entre los cuales se encuentran 8 de los 12 plaguicidas incluidos en el Acuerdo de la Reunión del Sector Salud de Centroamérica y de República Dominicana (Resscad). De los 800 productores que utilizan químicos unos 80 han cambiando al orgánico.

Plaguicidas y pesticidas envenenan a Panamá

PLAGUICIDAS Y PESTICIDAS EN PANAMÁ

Consumidores en constante peligro

JORGE G CONTE BURRELL jconte@laestrella.com.pa

Son múltiples las razones por las cuales debemos tener cuidado al manipular nuestros alimentos, especialmente las frutas y verduras

Planeta PANAMÁ. La realidad de los plaguicidas en Panamá, según Raúl Carranza, presidente del capítulo de Panamá para la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL), es que siguen siendo un gran problema por el mal manejo que se les da. Entre los mayores problemas están el fácil acceso a la venta de productos peligrosos, el poco conocimiento técnico por parte del comerciante, el bajo nivel de educación de vendedores y aplicadores, la falta de capacitación en los riesgos de los plaguicidas, el exceso de controles preventivos, la carencia de equipos de protección completos y adecuados, la ausencia de tratamiento adecuado de residuos peligrosos, la no supervisión de las fumigaciones ni de las dosis aplicadas, y la falta de conocimiento de convenios y normas en las aduanas para el control de entrada de sustancias prohibidas.

“Es importante disminuir el uso de agroquímicos para que los alimentos sean más inocuos, es decir, menos dañinos a la salud humana. También con el fin de reducir los costos de tratamientos en enfermedades y la contaminación de nuestras valiosas y abundantes fuentes hídricas y de recursos naturales Necesitamos causarle menos daño a nuestra biodiversidad.” indicó Carranza.

ALTERNATIVA NATURAL

Entre las alternativas que promueve la RAP-AL están la agricultura limpia o agroecológica. “Este tipo de agricultura está orientada a pensar en los agro ecosistemas, es decir, en cada elemento: insectos, vegetales cultivados, hierbas silvestres, suelo etc. Cada uno es en sí mismo un sistema y forma parte de otro mayor que lo incluye y al cual condicionan siendo a su vez condicionados. Estas relaciones incluyen cadenas alimentarias, flujo de nutrientes, protección del suelo etc”, anotó Carranza. Si un elemento desaparece del sistema se alteran todas las relaciones. “Es el caso de la desaparición de insectos depredadores y parásitos a causa de la utilización de plaguicidas determinando una elevación de las poblaciones de los insectos perjudiciales.” puntualizó.

CAMPAÑAS EN PANAMÁ.

La RAP-AL ha relizado diagnósticos de plaguicidas en lugares donde se utilizan continuamente, como Cerro Punta y Boquete. Además, desde el año 2007 lleva a cabo una Campaña contra los plaguicidas más tóxicos considerados por la Organización Mundial de la Salud como categoría 1A o “extremadamente tóxico” y 1B o “altamente tóxico”, que son los que más intoxicaciones agudas causan en todo el mundo y en particular en Centroamérica y el Caribe.

Otra campaña que llevan a cabo es contra el plaguicida organoclorado lindano, prohibido ya en más de 53 países y todavía utilizado en Panamá para el control de piojos en la salud pública. El lindano ha sido propuesto por México para ser incluído en la lista del Convenio de Estocolmo, para que su comité de expertos decida en 2009 sobre su restricción o prohibición a escala mundial.


PANAMÁ TÓXICO

Sin querer menospreciar la capacidad de nuestras agencias de gobierno en materia de salud pública, son muchos los casos descubiertos donde la sociedad panameña ha sido afectada por la falta de capacidad para controlar la importación y comercialización de insumos y productos con contenido tóxico. Desde el mercurio y los pesticidas hasta el dietilenglicol existen muchos panameños afectados y con las afecciones a flor de piel, lo que exigirá de las agencias encargadas un mayor aporte de recursos para minimizar su impacto.

RAP-AL

El reto: pesticidas

12-04-2008 | REDACCIÓN

Planeta PANAMÁ. La Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL) se creó el 21 de junio de 1983 como centro Regional de PAN (Pesticide Action Network) Red Internacional de Acción sobre Plaguicidas, un año después de la Fundación de la Red internacional en Penang, Malasia. En Panamá la Red funciona desde el año 2001 con sede en el Centro de Estudios de Recursos Bióticos de la Universidad de Panamá.

Está compuesta por una red de organizaciones, instituciones, asociaciones e individuos que se oponen al uso masivo e indiscriminado de plaguicidas, planteando propuestas para reducir y eliminar su uso.

La RAP-AL fomenta alternativas viables para el desarrollo de una agricultura, socialmente justa, ecológicamente sustentable y económicamente viable, que permita alcanzar la soberanía alimentaria de los pueblos.

Asimismo objeta los cultivos transgénicos porque atentan contra la salud y la diversidad biológica.

ACCIONES

RAP-AL en Panamá

Estrella de Panama| REDACCIÓN

Planeta PANAMÁ.

La Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL) genera conciencia sobre los peligros del uso de plaguicidas a nivel rural y urbano y sensibiliza a la sociedad civil sobre los impactos de la agricultura convencional en los ecosistemas y la población.

También impulsa acciones políticas y legales para la erradicación de los plaguicidas y la implementación de alternativas e informa sobre los peligros de los plaguicidas en la salud y el ambiente.

RAP-AL promueve la investigación y difusión de alternativas ecológicas viables a los plaguicidas. Rescata, revalora y sistematiza el conocimiento campesino en el manejo de los sistemas de producción agrícola.

Esta ONG propicia la participación ciudadana y la educación ambiental, con énfasis en la problemática de los plaguicidas y sus alternativas, y promueve estudios sobre los impactos de los plaguicidas en la salud y el ambiente.


Raúl Carranza, Académico de la Universidad de Panamá y Presidente de la Red de Alternativas al Uso de Plaguicidas y sus Alternativas

Raúl Carranza, Académico de la Universidad de Panamá y Presidente de la Red de Alternativas al Uso de Plaguicidas y sus Alternativas

RAÚL CARRANZA

Presidente del capítulo de Panamá de la RAP-AL

Biólogo y Máster en Entomologia Agrícola de la Universidad de Panamá.

Promueve la eliminación del plaguicida Organoclorado Lindano en Panamá.

Pesticidas «causan» daños genéticos

Pesticidas «causan» daños genéticos

BBC Ciencia

La exposición a pesticidas podría estar causando daños genéticos en los agricultores, lo que incrementaría las tasas de incidencia del cáncer.

Agricultor indio

Los científicos temen que exista un vínculo entre los pesticidas y las altas tasas de cáncer.

Según una investigación de la Universidad de Patiala, en India, ésta podría ser la causa del aumento de las tasas de cáncer registradas entre los agricultores de la región.

Un portavoz de la industria de cultivos afirma sin embargo que el estudio no establece un vínculo causal entre el uso de pesticidas y el cáncer.

Según el corresponsal de la BBC en la región, David Loyn, durante mucho tiempo se ha temido una posible relación entre los pesticidas agrícolas y el cáncer.

El estudio siguió durante varios meses a un grupo de agricultores en el estado de Punjab.

Alteraciones

Los investigadores -que descartaron otros factores como la edad, el consumo de alcohol y el tabaquismo- encontraron que el ADN de los individuos estudiados mostraba alteraciones que los hacía susceptibles al cáncer.

El estudio concluye que la probable causa de estos cambios fundamentales en los genes de los agricultores es la fumigación con pesticidas.

Encontramos cambios importantes en el ADN y el riesgo de cáncer aumenta de manera importante cuando el daño en el ADN es muy alto
Satbir Kaur, Universidad de Patiala

«Encontramos cambios importantes en el ADN y el riesgo de cáncer aumenta de manera importante cuando el daño en el ADN es muy alto», afirma el profesor Satbir Kaur, autor del estudio.

Sin embargo Salil Singhal, de la Federación de Cuidados de Cuiltivos de India, afirma que no es posible establecer que la causa del cáncer sean los pesticidas.

«No hay un solo pesticida que se use actualmente y que pueda causar cáncer», afirma.

Y agrega que los agricultores llevan a cabo pocas fumigaciones cada temporada.

Sin embargo, el corresponsal de la BBC, David Loyn, afirma que encontró a agricultores que debían fumigar más frecuentemente debido a la cantidad de plagas.

«Un agricultor, que dijo había estado fumigando día y noche, tenía cáncer», explica el corresponsal.

Según Loyn, las comunidades agrícolas en la región han tenido que enfrentar el fracaso de nuevas variedades de cultivos, a la vez que ha diminuido la producción de cosechas.

«Todos estos signos inquietantes de una amenaza potencial a la salud humana -afirma David Loyn- plantean muchas dudas sobre si agricultura intensiva como ésta es sostenible».

Plaguicidas en los alimentos

salud.establecen límites máximos en residuos en frutas y vegetales.

Página del consumidor
Advierten sobre presencia de plaguicidas en los alimentos

El pasado 3 de diciembre se conmemoró el Día mundial del no uso de plaguicidas.

A veces se producen dolores de cabeza, cuadros alérgicos y otros trastornos de origen desconocido.

LA PRENSA / Jorge Fernández

PELIGRO. Se permiten cantidades pequeñas de insecticidas, herbicidas, fungicidas y reguladores del crecimiento en alimentos.

Mario A. Muñoz
andresm@prensa.com

Es difícil que la advertencia emitida ayer en un foro sobre uso de plaguicidas no cause temor en los consumidores.

La situación es «aterradora» y requiere medidas más urgentes de parte del Estado y la sociedad, según varias fuentes que participaron ayer del foro efectuado con ocasión de celebrarse el 3 de diciembre el «Día mundial del no uso de plaguicidas».

Los plaguicidas altamente tóxicos se introducen en el país, superan los controles y se utilizan en el campo, según Raúl Carranza, de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina.

«La red, que opera desde hace 24 años, ha detectado en el país el uso de productos o venenos que consumimos indirectamente y en forma directa y que les afecta a los trabajadores que manipulan esos productos», señaló Carranza.

Los productos pueden provocar cáncer y malformaciones en las personas.

«La comunidad debe tomar conciencia de que hay una dependencia a estos productos, incluso en las amas de casa para control de plagas», dijo.

A veces se producen dolores de cabeza, cuadros alérgicos y otros trastornos de origen desconocido.

Al respecto, la coordinadora de la aplicación del Convenio de Estocolmo, Bernardina de Stavropulos, y funcionaria del Ministerio de Salud, afirmó que se está avanzando en la erradicación de ciertos productos considerados altamente tóxicos.

También dijo que se están estudiando nuevos que se podrían prohibir en el país.

Stavropulos dijo que se trata de contaminantes orgánicos persistentes, que difícilmente se pueden eliminar y no se degradan tanto en el ambiente como en los organismos.

Entre los productos prohibidos se encuentran Aldrin, clordano, DDT, Dieldrín, Endrín, Heptacloro, Hxaclorbenceno, Mirex y Toxafeno.

Se está estudiando incluir otros productos industriales como Lindano, Pentabromo, Difinenil Eter y HBB.

Ayer el Ministerio de Salud promulgó en Gaceta Oficial (25,932) un decreto ejecutivo en el cual estableció límites máximos en residuos de plaguicidas en frutas y vegetales de consumo local y externo.