Comunicado e imágenes del pueblo Ngäbe Bügle en la defensa de su territorio de la minería

The Mine... Another Look

Minería a cielo abierto. Foto: Storm Crypt via Flickr

Comunicado e imágenes del pueblo Ngäbe Bügle en defensa de su territorio de la minería metálica

Burica Press, 9 de febrero de 2011

A continuación el comunicado e imágenes del pueblo Ngäbe Bügle en la defensa de su territorio de la minería metálica en su territorio.

Actualmente el Gobierno de Panamá pretende concesionar las tierras ngäbes de la Comarca Gnäbe Bügle para exploración y explotación minera.

Las imágenes muestran el abuso policial ordenado por el Gobierno de Ricardo Martinelli Berrocal, que impulsa una reforma al Código Minero, con el fin de permitir una actividad minera total en el territorio panameño.

COMARCA NGABE – BUGLE

PRONUNCIAMIENTO DE LAS  AUTORIDADES  ADMINISTRATIVAS, TRADICIONALES Y DIRIGENTES  EN  LA  I SESION ORDINARIA CONVOCADO PARA EL DIA 8 DE FEBRERO DE 2011.

Frente a la INSISTENTE actitud del gobierno nacional y la posición parcializada de la Asamblea Nacional de realizar de manera inconsulta la Reforma al Código Minero, nosotros las autoridades administrativas, tradicionales, dirigentes y organizaciones, en ocasión de la I Sesión Ordinaria

ACUERDA

Que la manifestación pacífica realizada en San Félix y Vigui panamericana realizada el día 7 de febrero de 2011, fue pacífica y exitosa. Donde asistieron 4500 personas procedentes de los corregimientos de los distritos de Muna, Ñurun, Nole–Duima, Mirono y Besigo de las regiones comarcales de Kodri y Nedri.

El pueblo Ngabe – Bugle y campesino de la comarca Ngäbe–Bügle y áreas aledañas del oriente chiricano, exige al gobierno nacional la devolución del proyecto ley 277 a primer debate.

Declarar al país y a las comarcas indígenas, como territorios libres de exploraciones y explotaciones mineras y rechazamos los falsos comentarios y denigrante del periodista Donald Quintero en su programa en la emisora KW Continente y la opinión del periodista Edwin Cabrera en el programa Debate Abierto sobre la realidad de los acontecimientos ocurridos en la manifestación  del día 7 de febrero de 2011.

Solicitamos la solidaridad nacional e internacional, de las organizaciones populares, ambientales y de derechos humanos y denunciamos la complicidad del doctor José Stonestreeth; Director regional de salud comarcal, por no dar atención medica adecuada a los pacientes y por brindar información incompleta sobre el estado de los pacientes que fueron ingresados en el Hospital de San Félix.

Denunciamos los actos de provocación  y represión de los antimotines de la Policía Nacional, contra el pueblo reunido en la manifestaciones de Viguí –Panamericana y San Félix, el día 7 de febrero de 2011. Los antimotines usaron gases lacrimógenos, gas pimienta, perdigones, escopeta calibre 12 y otros, de los cuales resultaron heridos 13 personas, 21 detenidos, incluyendo un niño desaparecido, afectando de esta manera las residencias, locales comerciales y una estación de combustible dejando en peligro la vida de la población indefensa de la región.

Responsabilizamos al gobierno del Presidente Ricardo Martinelli, al ministro de Gobierno, al ministro de Seguridad, ministro de Comercio e Industrias, al director de Policía Nacional  y otros sobre cualquier medida de represión y barbarie que atente contra la vida, la seguridad y el futuro del pueblo Ngäbe – Bügle y campesino de Panamá.

Repudiamos enérgicamente la compra de conciencia de parte del gobierno nacional a través de falso dirigentes y persecución de nuestros dirigentes y aclaramos ante la faz del país que no hemos recibido apoyo de ningún partido político, ni de ninguna organización no gubernamental para nuestras luchas.

Solicitamos el respaldo del pueblo panameño, organizaciones populares, indígenas y campesinos; de manifestarnos pacíficamente el día 15 de febrero en San Félix y otras acciones de protesta que se realicen a nivel comarcal y nacional.

Solicitamos el apoyo solidario de todas las iglesias en las manifestaciones que realice el pueblo Ngäbe – Bügle y campesino en rechazo  a los ante proyecto de ley que afecte la vida, la tranquilidad y convivencia pacifica del pueblo.

Denunciamos esta acción del gobierno de turno y condenamos este acto de imposición, discriminación y violencia a nuestros derechos. Acto como estos son inaceptables en una sociedad democrática por lo que anunciamos a la opinión  pública que el pueblo Ngäbe – Bügle; seguiremos luchando por la defensa nuestro derecho y el futuro de nuestro hijos.

Agradecemos la decisión adoptada por las organizaciones estudiantiles, populares y ambientales de la provincia de Veraguas, Panamá, Chiriquí, Coclé y el pueblo Ngäbe – Bügle de Changuinola  por la acción solidaria en contra de la Reforma de Código Minero.

Dado en la Comarca Ngabe – Bugle , 8 de febrero de 2011.

Firmado por las autoridades administrativa, tradicionales, dirigente y la coordinadora por la defensa de los derecho de pueblo ngabe – bugle.

Cuál es su opinión?

63 proyectos hidroeléctricos en la Provincia de Chiriquí

Hidroeléctricas

Ríos de Chiriquí con 63 proyectos

Ambientalistas alertan sobre la explotación, por la construcción de hidroeléctricas, de los ríos de Chiriquí. De los 63 proyectos, 17 ya se encuentran en obras.

Leonardo Flores
UNIDAD DE INVESTIGACIÓN

lflores@prensa.com

De acuerdo con un informe de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep), en los ríos de la provincia de Chiriquí se levantarán 63 proyectos hidroeléctricos. De ese total, 17 ya están en construcción, otros 11 están en la fase de diseño final, y los restantes 35 esperan su aprobación.

La cantidad de proyectos en solo cuatro cuencas de esa provincia –río Chiriquí Viejo, Chiriquí, Chico y Tabasará– generó la alarma de grupos ambientalistas y residentes de la zona.

Por ejemplo, en los próximos cuatro años el río Chiriquí Viejo –que nace en las faldas del volcán Barú y tiene una extensión de 161 kilómetros– tendrá sobre su cauce 24 proyectos hidroeléctricos. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaborado en 2008 determinó que el 98% del agua que corre por ese río fue concesionada para el uso de hidroeléctricas. Solo el 2% quedará libre para otros usos.

La sobreexplotación de los ríos ya comenzó a afectar el medio ambiente: contaminación de las aguas con restos de cemento, y la remoción de la capa vegetal, de arena y de piedra que provoca la erosión y la sedimentación, son algunos de los daños que ya se perciben, según grupos ambientalistas.

El hecho fue constatado en un viaje de dos días que realizó este diario por el área.

La Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), por su parte, no encontró reparos en aprobar los estudios de impacto ambiental de los proyectos.

En el río Chiriquí Viejo, el 98% de las aguas ha sido concesionadO para el uso de hidroeléctricas, según un estudio del BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO realizado en 2008

Hidroeléctricas: 63 proyectos en cuatro cuencas

Se estima que en la provincia de Chiriquí se realizarán 63 proyectos hidroeléctricos en los próximos años. 28 proyectos ya se están en construcción y diseño final. En algunas regiones ya se empiezan a sentir los efectos por la desviación de los cauces de los ríos a través de túneles o canales, la construcción de las represas y los sitios de embalse.

PROYECTO Prudencia. Los daños más evidentes son la remoción de capa vegetal y la tala de árboles. La erosión, sedimentación y contaminación de las aguas con cemento se nota corriente abajo. LA PRENSA/ Eric Batista

Leonardo Flores
UNIDAD DE INVESTIGACIÓN

lflores@prensa.com

A pesar de que la generación de energía hídrica es considerada como una de las producciones menos contaminantes, en la provincia de Chiriquí la sobreexplotación de los ríos por la construcción de hidroeléctricas comienza a generar efectos negativos en los ecosistemas, en la producción agrícola y en la calidad de vida de los habitantes.

Los problemas que está generando el auge hidroeléctrico son similares en los 17 lugares donde ya se empezaron a desviar los cauces de los ríos a través de túneles o canales, a construir represas y a preparar sitios de embalse.

Otros 11 proyectos se encuentran en la fase de diseño final.

Y aunque las consecuencias ya son significativas sobre las cuatros cuencas hidrográficas de la provincia de Chiriquí –que alimentan los ríos Chiriquí Viejo, Chico, Chiriquí y Tasabará–, otras 35 concesiones esperan el aval de la Autoridad Nacional de Ambiente (Anam) y de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep).

En total, serán 63 los proyectos que se instalarán en la provincia de Chiriquí en los próximos años.

El perjuicio por la construcción de los proyectos no solo se reduce al impacto ambiental que dejarán estas obras y su posterior funcionamiento. A futuro, tanto ambientalistas como moradores del área vislumbran una batalla por el uso del agua y el acceso a los ríos. Ya hay un precedente.

La ambientalista Yaritza Espinosa, de Colibrí-Asociación Ambientalista de Panamá, recordó que la empresa Saltos de Francoli –promotora del proyecto Los Planetas I– negó al Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales parte del uso del agua para la planta potabilizadora de Los Algarrobos, que provee de agua potable al distrito de David, la capital de la provincia de Chiriquí.

En Cerro Punta, los agricultores son los más preocupados por el uso del agua de los ríos. A Virgilio Saldaña, vocero de los productores, le inquieta el hecho de que las hidroeléctricas tengan en la zona de sus proyectos el derecho al uso del 90% del agua del río para incluir en su construcción, y solo tengan la obligación de dejar un 10% para otros usos.

Pero el problema no solo se limita al uso del agua, sino además a las riberas de los ríos: a raíz de la construcción de las infraestructuras para la generación de energía, familias enteras han tenido que abandonar sus viviendas, que han ocupado por generaciones. Además, se han registrado cambios en los patrones de subsistencia, como la caza y la pesca, por la tala y la inaccesibilidad a los ríos.

Una de las zonas más afectadas por estas construcciones es la cuenca del río Chiriquí Viejo. Sus cristalinas aguas, que nacen en las faldas del volcán Barú, se han convertido en las más codiciadas del país. No por la pureza y frescura del líquido, sino porque a lo largo de sus 161 kilómetros se instalarán cerca de 24 hidroeléctricas. En otras palabras: a lo largo del río habrá un proyecto cada 6.7 kilómetros.

La mayor preocupación, a pesar de los cambios en las costas, radica en el uso del agua. La mirada de los detractores de las obras, sobre todo los de Cerro Punta, está puesta en los resultados de un estudio realizado en octubre de 2008 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Anam.

En el informe se determinó que el 98% del agua que corre anualmente por el río Chiriquí Viejo fue concesionada para el uso de hidroeléctricas, y el otro 2% para uso agrícola, turístico, doméstico, industrial y de consumo humano, entre otros.

El resultado cayó como un balde de agua fría a los miembros de la Fundación para el Desarrollo Integral del Corregimiento del Cerro Punta (Fundiccep), que preside Ángel Aguirre Sánchez.

Los ambientalistas aseguran que se concedió el agua de los ríos a su máxima capacidad, sin considerar los otros usos y la demanda futura.

El organismo internacional, que pagó el estudio, también financió ciertos proyectos hidroeléctricos. Se trata de los proyectos de Pando y Monte Lirio, para los cuales el BID desembolsó en concepto de préstamo 40 millones de dólares.

Por otro lado, los miembros de Fundiccep denunciaron que el actual director de Gestión de Cuencas Hidrográficas de la Anam, Silvano Vergara, realizó –antes de asumir su cargo– estudios de impacto ambiental para proyectos hidroeléctricos. El funcionario negó cualquier conflicto de interés.

DAÑO ECOLÓGICO

Más allá de la lucha por el uso del agua, los efectos ambientales ya se notan en la zona. Eso se pudo constatar durante un viaje de dos días que realizó este diario (por aire y por tierra) por los diferentes proyectos que se ejecutan en la provincia de Chiriquí.

Para la construcción de la línea de trasmisión del Proyecto Hidroeléctrico Bajo Mina y Baitún, datos extraoficiales que logró recabar Fundiccep revelan que se han talado cerca de 2 mil 600 árboles. La cantidad de árboles cortados no se justifica para el tamaño de la torre donde será colocado el tendido eléctrico, aseguró la organización ambientalista.

La tala de estos árboles también ha tenido consecuencia directa sobre pequeños afluentes que abastecen de agua al río Chiriquí Viejo. Fundiceep mostró –con imágenes tomadas a lo largo de los años– cómo un ojo de agua se está secando debido a la poca retención de líquido por la pérdida de la cubierta vegetal.

“Aquí no se ha pensado en garantizar el agua para un sistema de riego o para el crecimiento demográfico, que está impactado por el aumento de los residentes extranjeros. No se pensó en una fuente alterna”, aseguró el ambientalista David Samudio, activista de Fundiccep.

El problema en este cauce se agrava por la contaminación de las aguas con restos de cemento que son vertidos al cauce del río durante la construcción de los muros de la represa y los túneles; la remoción de la capa vegetal, de arena y de piedra que provoca la erosión y la sedimentación.

DISPUTA LEGAL

Pero las acciones en contra de los proyectos hidroeléctricos no solo provienen de los grupos ambientalistas. Los residentes del área de Volcán denunciaron ante el Consejo Nacional de Transparencia contra la Corrupción, que el funcionario de la oficina del Cuerpo de Bomberos de Bugaba que firmó el plano del proyecto Paso Ancho (ubicado entre Cerro Punta y Volcán) no tiene idoneidad.

Como prueba presentaron una certificación que expidió la Junta Técnica de Ingenieros y Arquitectos, el pasado 9 de marzo, en la que se hace constar que el señor Neri Saldaña, funcionario que firmó los planos, no está registrado en los libros de esa organización.

A pesar de los escritos enviados al BID por los ambientalistas y vecinos, y las quejas presentadas ante la Anam y la Asep, los proyectos que se construyen en el cauce del río Chiriquí Viejo continúan viento en popa.

PUEBLO PARTIDO EN DOS

Sitio Lázaro es un poblado ubicado a 20 kilómetros de David, en la ribera del río Chico. Hace dos meses quedó dividido en dos. La construcción de un canal que desvía el 90% de las aguas del río Chico a las turbinas del proyecto hidroeléctrico Pedregalito fracturó a la comunidad en la que residen cerca de 75 familias. Incluso, bloqueó el acueducto del pueblo.

Pero las consecuencias por la construcción de este proyecto no solo tienen efectos directos sobre el pueblo de Sitio Lázaro. Los caminos que eran paso obligado para llegar a la vía Interamericana de las comunidades de Varital y Mata Gorda fueron cerrados. Los pocos caminos que quedan abiertos son intransitables, debido al mal estado en que los dejaron los camiones y el equipo pesado que saca material del río para la obra.

El rosario de quejas que los moradores de estos lugares han presentado a las diferentes instituciones, entre ellas al Sistema Nacional de Protección Civil, no han tenido respuesta. La losa que protege las bases del puente sobre el río Chico, que fue reconstruida hace pocos meses, está quebrada. Los moradores lo atribuyen a las crecidas del río que han socavado alrededor de tres metros las columnas de ambos puentes, debido a las excavaciones realizadas aguas abajo, donde está el proyecto Pedregalito y Pedregalito II.

¿PLAGIO DE EIA?

Los estudios de impacto ambiental que se han presentado ante la Anam para varios proyectos, tienen sospechosas coincidencias. Y no solo en el aspecto técnico y ambiental, sino también en la descripción de los proyectos.

Este diario revisó cerca de 25 estudios y las consecuencias ambientales, así como la valorización de los efectos de las construcciones, eran prácticamente los mismos en varios documentos de diferentes proyectos.

Por ejemplo, en los documentos del estudio de impacto ambiental del proyecto final de la hidroeléctrica Pedregalito, se hace mención a los criterios del proyecto Hidroeléctrico Concepción, ubicado en otra área.

En los documentos también se puede comprobar que en el estudio de impacto ambiental del proyecto hidroeléctrico Pedregalito, se incluyeron datos sobre la entrega de becas a estudiantes de escuelas que estaban en Gualaca, una comunidad situada a 40 kilómetros del proyecto.

Una situación similar se presentó con el estudio de impacto ambiental del proyecto San Andrés II, que se proyecta construir sobre el río Gariché.

El dirigente comunitario y ambientalista Javier Grajales encontró que dicho estudio era similar al del proyecto hidroeléctrico de Gualaquita, en Gualaca, y el de Macho de Monte, en Bugaba.

Entre las “curiosidades” encontradas en los estudios está que pusieron la misma producción de energía del proyecto de Gualaquita, que es de 4 megavatios, en el estudio del proyecto Macho de Monte, cuando en realidad la producción de este último es de 10 megavatios.

Aunque los moradores manifestaron que no hay fiscalización de parte de la Anam, el director de Gestión Integrada de Cuencas Hidrográficas, Silvano Vergara, aseguró que “a todos los proyectos se les da seguimiento a través de la Dirección de Protección Ambiental”.

Vergara, el mismo que antes de ocupar un puesto en la Anam confeccionaba estudios ambientales para las empresas, aseguró que la utilización del agua para consumo humano es prioritaria, por lo que si en algún momento llega a faltar, los proyectos hidroeléctricos la deben ceder.

Detrás de los daños ecológicos, las prioridades energéticas del país y la sobreexplotación de los ríos más importantes de Chiriquí se esconde una historia de contratos directos, política y escasos controles.

¿Quiénes son los dueños de los proyectos? ¿Cuánto pagaron por el derecho de llave? Dicho de otro modo: ¿quiénes son los dueños del agua?

Auditarán proyectos hidroeléctricos

Leonardo Flores
Unidad de Investigación

lflores@prensa.com

El administrador de la Autoridad Nacional del Ambiente, Javier Arias, anunció ayer que realizará una auditoría a los proyectos hidroeléctricos de Chiriquí para determinar si están cumpliendo con el plan de manejo ambiental. El anuncio se da en medio de la petición de ambientalistas para que se realice un estudio acumulativo para conocer el efecto de todos los proyectos.

POLÉMICA POR LA SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS HíDRICOS EN LA PROVINCIA DE CHIRIQUÍ

Exigen estudio acumulativo

La Autoridad Nacional del Ambiente aprobó, a partir de 2006, los estudios de impacto ambiental de los proyectos hidroeléctricos sin contar con un estudio acumulativo de todos los proyectos. El administrador de esa institución, Javier Arias, confirmó que la entidad que preside hará una revisión de todos los proyectos hidroeléctricos aprobados.

Proyecto Bajo de Mina. La tala de árboles y la remoción de piedra y arena son algunos de los daños causados al medio ambiente. LA PRENSA/ Eric Batista

Leonardo Flores
Unidad de Investigación

lflores@prensa.com

La construcción de los proyectos hidroeléctricos en la provincia de Chiriquí marcha viento en popa. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán los efectos negativos, a nivel macro, que causarán estos proyectos sobre los ríos de la región.

La razón: no existe un estudio de impacto ambiental acumulativo que determine el daño ecológico de todos los proyectos sobre las cuatro cuencas hidrográficas de la provincia de Chiriquí. Por el momento solo se mide el impacto ambiental que causará individualmente cada proyecto, en determinada área. Pero aún, por ejemplo, se desconoce cuál será el daño acumulativo sobre el río Chiriquí Viejo si se llegaran a concretar los 24 proyectos destinados a esa zona.

En total son 63 los proyectos hidroeléctricos que se pretenden construir en la provincia de Chiriquí, de los cuales 17 ya están en construcción y otros 11, en la etapa de diseño final. El resto –35– espera el visto bueno de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep) y de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).

La falta de un estudio integral que establezca los efectos en materia ambiental de las construcciones en la región se convirtió en uno de los reclamos de los grupos ambientalistas.

Para la directora ejecutiva de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancon), Alida Spadafora, “es evidente que no ha existido una planificación regional” para los proyectos hidroeléctricos que se han aprobados y los que están en trámite para ser construidos en Chiriquí. Además –añadió– cada proyecto ha sido evaluado de forma aislada sin considerar los impactos acumulativos que se registrarán sobre la zona.

“Ancon apoya y promueve las energías renovables. Sin embargo, cuestionamos el hecho de que se abuse del ambiente, de la gente y de la propia capacidad de las cuencas”, dijo.

Durante sus investigaciones, los miembros de Ancon también identificaron algunas “coincidencias” en la redacción de los estudios de impacto ambiental de distintos proyectos, tal cual lo denunciaron algunos habitantes de Chiriquí.

Por su parte, la directora ejecutiva del Centro de Incidencia Ambiental (Ciam), Raisa Banfield, también cuestionó que no haya una planificación y gestión del recurso, lo que está llevando –según su opinión– al colapso de los ríos más importantes del oriente del país bajo la falsa ilusión de una generación energética más barata.

“Falsa, porque esta [la energía más barata] no será posible mientras la referencia para el establecimiento de los precios sea la generación térmica”, dijo.

Según Banfield, la generación de energía hídrica y de termoeléctricas, entre los proyectos aprobados y en construcción, alcanzará los3 mil 521 megavatios, el triple de lo que actualmente consume el país.

“¿Toda esta generación está planificada para qué tiempo? ¿Para quiénes? ¿A qué ritmo de crecimiento estimado? ¿Existen evaluaciones ambientales estratégicas como lo determina la ley, para ver el impacto sumado de cada uno de los proyectos que se desarrollan?”, se preguntó Banfield.

Estas son los mismas interrogantes que se plantearon grupos ambientalistas del área de Cerro Punta, quienes ya han empezado a sentir los efectos negativos por las construcciones que se levantan en los ríos de la zona.

REALIZARÁN AUDITORÍA

El administrador de la Anam, Javier Arias, anunció ayer que hará una auditoría de todos los proyectos hidroeléctricos que se construyen en la provincia de Chiriquí para determinar si están cumpliendo con el plan de manejo ambiental.

Para ello, informó que aumentará el personal que se encarga de hacer las auditorías ambientales, para lo que solicitó un crédito extraordinario al Ministerio de Economía y Finanzas.

Según Arias, el problema es que “ no existe una base de datos para poder establecer, de acuerdo al impacto ambiental acumulativo, qué proyectos deben ser o no aprobados”.

“Estamos lanzando una licitación para hacer un estudio hidrológico sobre el nivel de las cuencas y hasta dónde se pueden sostener”, agregó el funcionario.

En tanto, el director de Gestión Integrada de Cuencas Hidrográficas de la Anam, Silvano Vergara, anunció que ya no se aprobarán más proyectos hidroeléctricos sobre cuenca del río Chiriquí Viejo.

ASEP DEFIENDE HIDROELÉCTRICAS

El administrador de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep), Denis Moreno, salió ayer en defensa de los proyectos hidroeléctricos que se construyen en el país. Según Moreno, dichos proyectos respetan a las comunidades, al medio ambiente y generan empleos desde su construcción hasta su fase final.

“Esta actividad se traduce en crecimiento económico, tanto en las zonas donde se construyen las hidroeléctricas como en las ciudades donde se levantan centros comerciales que requieren de energía, como la que requerirá el Metro, sistema de transporte masivo que mejorará la vida de todos los panameños”, detalló el funcionario mediante un comunicado de prensa.

Las declaraciones de Moreno se dan como respuesta a las críticas de grupos ambientalistas y habitantes de Chiriquí a raíz de la gran cantidad de proyectos que se aprobaron en esa provincia y que están afectando al medio ambiente.

Frente a las quejas por el uso del 90% de las aguas de los ríos para los proyectos hidroeléctricos y el 10% restante para otros fines, Moreno aclaró que la prioridad la tiene el uso del agua destinada para consumo humano.

A nivel nacional existen 19 proyectos hidroeléctricos en construcción, 14 en diseño final y 52 en trámite, según la Asep.

Indígenas panameños exigen respeto a su tierra y sus derechos humanos

Indígenas esperan hablar con Martinelli

FOTO: BIENVENIDO VELASCO .
PANAMÁ. Grupos indígenas marcharán hoy hasta la Presidencia para presentar al gobierno un pliego de peticiones, justo cuando se cumplen 517 años del descubrimiento de América, desde cuando, aseguran, se les violan sus derechos.
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Indígenas panameños se unen en una sola voy de reclamación de sus derechos humanos y derechos territoriales.
INDÍGENAS
Marcha a la Presidencia

PANAMÁ. Los indígenas de la etnia Naso marcharán esta tarde hacia la Presidencia de la República, como parte de las actividades de los pueblos aborígenes en el día del descubrimiento de América.

Eliseo Vargas, vocero del pueblo Naso, señaló que la intención de esta marcha es que el presidente Ricardo Martinelli reciba de los pueblos originarios Emberá, Naso, Kuna, Teribe y otros el pliego de peticiones que llevarán y que se establezca un compromiso para dar seguimiento a las aspiraciones de la comunidad indígena del país.

Vargas indicó que la violación de los derechos de los pueblos autóctono, el acaparamiento de tierras y la destrucción del ecosistema son prioridades que el Estado, representado por Martinelli “debe atender como un compromiso y ofreciendo resultados”.

En vigilia por el Tapón del Darién

En vigilia por el Tapón del Darién

LOS ARGUMENTOS UTILIZADOS POR EL presidente Álvaro Uribe durante la Conferencia Anual de Ejecutivos de Empresa, en Panamá, para incentivar la apertura del Tapón del Darién, no son suficientes para emprender una obra con tan altos costos humanos y ambientales. Una obra que, se dice, beneficiaría a los colombianos, cuando lo cierto es que, en su manera de omitir por completo el bienestar de las comunidades indígenas y afro que habitan la zona, en su poco interés por las especificidades y deseos de la región, es abiertamente colonialista.

Antioquia, se sabe, llevó a la práctica la construcción de la carretera al mar por la que tanto luchó durante la primera mitad del siglo XX. Permitir que se extienda, suponer que el anhelado progreso y desarrollo llegarán a la selva de la mano de su construcción, no es otra cosa que replicar un modelo de expansión regional invasivo y violador de los más elementales derechos constitucionales de los pueblos que habitan el Tapón del Darién y sus alrededores.

Nadie se opone a que se haga la carretera Panamericana, a que el sueño de un continente americano que une Prudhoe Bay, en Alaska, con Ushuaia, en Tierra del Fuego, se concrete y puedan las personas y sus mercancías circular. Así se quiso en 1923 y más de 27 mil kilómetros de vías lo comprueban. Pero esta no es razón suficiente para arremeter contra un pulmón ambiental, reconocido mundialmente por su biodiversidad, sin el debido cuidado de las comunidades indígenas y afro que habrían de ser desplazadas; sin la garantía, de cualquier manera difícil de conseguir, de que el equilibrio ambiental de la zona no se verá afectado.

Ya son varias las voces de denuncia, incluso antes de que se inicie la errática pavimentación del Tapón del Darién, que alertan frente a los estragos ocasionados por la expansión de la carretera. Quizá el ejemplo más diciente, la prueba fehaciente de que el modelo de desarrollo impuesto casi que a la fuerza no es pensado para la población local, lo constituye la presencia de ganado en donde antes había selva: una zona húmeda que le es hostil y le genera hongos. ¿Para eso, pues, forzamos el desplazamiento de las comunidades? El desarrollo en sí mismo, en abstracto y sin relación con su entorno, el desarrollo cifrado en megaproyectos y meras ganancias económicas, no es un objetivo que todos compartamos.

Con todo, el presidente Uribe insiste en que el comercio con Panamá se incrementará, los “bandidos y delincuentes” no podrán hacerse dueños de los caminos que transitan y, contrario a lo que indican antropólogos, biólogos y defensores del medio ambiente, si no se abre el Tapón del Darién “correremos el riesgo de que los depredadores lo destruyan y pasado mañana, cuando las nuevas generaciones vayan por esa carretera, ya no encuentren recursos ambientales”.

A manera de respuesta, bien podría decirse que la integración económica con Panamá no depende de la carretera y que, a la fecha, los resultados son satisfactorios. Que los caminos empleados por los delincuentes, los canales de navegación utilizados para transportar la coca, tan antiguos como el Chocó mismo, además de posibles escondrijos son la muestra de que una carretera es innecesaria y de que el departamento ofrece oportunidades de comunicación, acordes con su naturaleza, que bien valdría la pena considerar. Por último, y aunque parezca obvio, es justo recordar que quienes habitan la zona no son depredadores y que, a diferencia de creencias occidentales aparentemente más civilizadas, es la sabiduría de las comunidades indígenas y afro la que ha permitido la sostenibilidad y el buen cuidado de la reserva ambiental.

Por lo demás, Panamá no comparte el interés por la carretera. Diversos sectores han hecho explícito que abrir el Tapón del Darién no es una opción, que se debe respetar el espacio de las comunidades indígenas y que, aunque a los colombianos nos incomode, no desean tumbar la frontera natural que evita que el conflicto interno y las oleadas de migración forzada penetren al vecino país. Imponer el proyecto, ya no sólo acá sino a los propios panameños, no es muy amistoso en términos diplomáticos.

Fuente: El Espectador.com – 5 abril de 2009

Pueblo Naso piden ser excluidos de ley que le arrebata su autodeterminación

Pueblo Naso pide que se le excluya de la nueva Ley de Tierras Colectivas

Panamá, Diciembre 10 de 2008. En representación del Rey Naso Valentín Santana, la firma de abogados Akin Gump Strauss Hauer & Feld de los Estados Unidos ha solicitado al Presidente Martín Torrijos que no sancione el artículo 17 del proyecto de ley 411 que establece el procedimiento especial para la adjudicación de tierras colectivas. Dicho artículo que hace referencia al llamado Corregimiento Comarcal del Teribe fue introducido la semana pasada de manera inesperada durante el segundo debate de este proyecto de ley.

Según Akin Gump, el artículo 17 viola de manera directa el Articulo 127 de la Constitución Nacional y también normas internacionales que protegen los derechos de los pueblos indígenas como la Convención Interamericana de Derechos Humanos y la Declaración de las Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas. Según los abogados, la sanción del artículo 17 en su condición actual podría ser interpretada como falta de voluntad política por parte del Estado Panameño para proteger las tierras ancestrales del Pueblo Naso. Ellos afirman que «el pueblo Naso nos ha solicitado que interpongamos cualquier recurso legal para proteger sus derechos, incluyendo la posibilidad de iniciar un litigio en el área del Derecho Internacional».

Rey Valent�n Santa

Rey Naso Teribe, Valentín Santana. Imagen editada del video Mother Earth publicado por el Miami Herald

Por su parte, el dirigente Naso, Félix Sánchez ha anunciado que a partir de mañana su pueblo iniciará acciones de protesta para solicitar la eliminación de este artículo y la aprobación del proyecto de ley que crea la Comarca Naso Tjërdi. «El Pueblo Naso se siente traicionado por esta acción la cual se dio precisamente en los momentos en los que enfrentábamos la devastación que nos dejaron las recientes inundaciones», afirmó Sánchez. La figura de corregimiento comarcal nunca fue consultada con la población Naso afectada, a pesar que el Gobierno tiene financiamiento del Banco Mundial para la elaboración de este anteproyecto a través del Programa Nacional de Administración de Tierras (PRONAT).

Durante los últimos ocho meses, Akin Gump ha estado representando al Pueblo Naso en sus ingentes esfuerzos por lograr la aprobación de una comarca indígena. En octubre pasado, la firma ayudó a organizar una audiencia temática en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la que se abordó el problema de la negación sistemática de los derechos territoriales de los pueblos indígenas por parte del Estado Panameño.