VIENE DE LA 1B.
Siempre amenazado
Instituciones del gobierno y organizaciones no gubernamentales se han unido para proteger el mar.
Crisly Florez
cflorez@prensa.com
Los constantes derrames de petróleo, la contaminación de ríos y playas son algunas de las amenazas que constantemente acechan a los océanos y sus habitantes.
La administradora general de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), Ligia Castro, explica que esta entidad en conjunto con la Autoridad de los Recursos Acuáticos (Arap) y algunas organizaciones no gubernamentales involucradas en el tema ecológico están tomando medidas para reducir los desastres ambientales causados por la mano del hombre en los océanos.
LA RAÍZ DEL PROBLEMA
Todo empieza en la cabecera de los ríos, los cuales se llenan de sedimentos que descienden por todo el cauce y van a dar al mar, matando los arrecifes de coral que son una barrera protectora de las olas y fuentes de vida porque en ellos habitan gran cantidad de especies importantes en la cadena alimenticia de los océanos. Tal como está ocurriendo en el área del Parque Nacional Portobelo, explica Gabriela Etchelecu, directora ejecutiva de la Fundación Mar Viva.
Asimismo la sobrepesca y las malas artes de pesca, como el trasmallo, que es una red con aberturas pequeñas por lo que se atrapan a todos los peces y otras especies antes de que lleguen a la edad reproductiva, señala Etchelecu. «Además están las redes de arrastre que destruyen los hábitats y refugios en el fondo marino y esto tarda decenas de años en recuperarse», explica.
Para contrarrestar esto se están zonificando áreas en Bocas del Toro, la isla de Coiba, el Archipiélago de Las Perlas, pero hace faltan más, añade.
El pepino de mar y la langosta son animales que están en veda permanente debido a la explotación pesquera ocurrida en años anteriores y aun así la pesca ilegal los mantiene en riesgo de desaparecer, afirma Zuleika Pinzón, directora ejecutiva de Fundación Natura.
En tanto, Lourdes Lozano, directora de Fomento de la Cultura Ambiental de Anam, dice que se están tomando medidas concretas y que serán penalizadas, a partir de mayo de 2008 con el nuevo Código Penal con cárcel y multas a las personas que no sigan las normas ambientales para la protección del ambiente.
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Algo bueno se vislumbra, pero el respeto a la ley ambiental, sin tráfico de influencias, ni corrupción debe comenzar con los propios funcionarios de la Autoridad Nacional del Ambiental, que para muchos proyectos grandes de Estado y de empresas privadas, ceden el poder fiscalizador del Estado e ignoran los preceptos legales establecidos y se convierten en promotores de los mismos por acción u omisión. Esto es patético y no debe ocurrir más.
Ante este escenario, muchas organizaciones le siguen el juego sucio a la ANAM e ignoran estos actos de corrupción, situación que auspicia la impunidad en estos malos menesteres.
Ojalá el cambio se de.
Burica Press.
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