Gobierno y AES Panamá en Charco La Pava en malas prácticas

Malas prácticas: Gobierno y AES Panamá en Charco La Pava

13 Oct 2009 8:05 AM | Lean este interesantísimo análisis de Bartolomé Clavero (miembro del Foro Permanente de la ONU para Cuestiones Indígenas) sobre el supuesto acuerdo entre sociedad civil y AES Panamá en el caso de Charco La Pava.

Malas Prácticas:
Gobierno Panameño y AES Panamá en el Caso Charco La Pava

Bartolomé Clavero
Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas

A finales de enero de este año 2009, el actual Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya, rindió una visita a Charco La Pava y otras comunidades indígenas del pueblo Ngöbe en el distrito de Changuinola, provincia de Bocas del Toro, Panamá, para evaluar la situación de grave conflicto frente a la construcción de una represa que inundará sus tierras. El Relator sugería en su informe que las obras se suspendieran a fin de crear las condiciones para la consulta con garantías a las comunidades. Otras instancias internacionales han intervenido en el mismo sentido. Entre la empresa constructora -la multinacional AES- y el Gobierno de Panamá han burlado la actuación internacional.

En su respuesta al informe del Relator Especial, el Gobierno panameño pretendía que la consulta ya se había realizado, mediante las formas constitucionales de participación, y que plantearla con las comunidades indígenas afectadas «resultaría discriminatorio frente al resto de la ciudadanía, carente de equidad (y) violatorio del ordenamiento jurídico vigente». Con todo esto, comunicaba el Gobierno, «acceder la solicitud de suspensión resulta improcedente». Panamá no ha ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes que obliga a tal consulta específica, pero es parte del sistema interamericano de derechos humanos cuya jurisprudencia ha sentado que la obligación existe en todo caso, pues se deriva del derecho indígena a la tierra, y es también mimebro de Naciones Unidas cuya Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas requiere el consentimiento libre, previo e informado de parte indígena. Las comunidades afectadas por las obras de AES no habían sido ni siquiera consultadas.

El Gobierno también pretendía, en su misma respuesta al Relator Especial, que las comunidades estaban siendo consultadas por la empresa y que en la mayoría de ellas se había llegado a «acuerdos voluntarios y bilaterales», con esta redundante adjetivación, para el reasentamiento, con ese sustantivo que disimulase la expropiación y expulsión sin garantías algunas de procedimiento. El dato incluso se cuantificaba: «aquellas personas que han manifestado algún descontento constituyen mucho menos del 30%»; «más del setenta por ciento (74%) de la población total de las áreas impactadas han acordado reasentarse de manera libre, previa e informada». El Gobierno endosa a la empresa la obligación «de elaborar un plan completo y participativo de reasentamiento». Sobre este abandono de responsabilidades y con el argumento de que el Estado no tiene el deber de consultar por no haber ratificado el Convenio 169, el Gobierno se proclama representante del «interés público y social» y del «desarrollo nacional» dejando a las comunidades afectadas a merced de la multinacional AES.

A instancias de las comunidades, el caso también ha venido ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Tras dicho diálogo frustrado entre el Relator Especial y el Gobierno panameño, a mediados del mes de junio, la Comisión otorga medidas cautelares, «hasta tanto los órganos del sistema Interamericano de Derechos Humanos adopten una decisión definitiva». Así, «con el fin de evitar daños irreparables al derecho de propiedad y la seguridad del pueblo indígena Ngöbe asentado en la provincia de Bocas del Toro», se dispone la suspensión de las obras. He aquí entonces un mandato internacional, ya no sólo una recomendación. De nada vale. El Gobierno de Panamá se reafirma en su posición rechazando las medidas ordenadas por la Comisión Interamericana. El asunto pende por tanto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Mientras tanto, AES no anda ociosa. No solo acelera las obras acentuando la presión sobre las comunidades, sino que, para vaciar el caso ante la jurisdicción interamericana, busca alguna forma de arreglo sin suspensión de la construcción ni pausa en el acoso. Nadie se ha creído, ni siquiera el Gobierno, que contase con un 74 % ni con tanto por ciento significativo ninguno de apoyo entre indígenas. Ahora, el día 12 de octubre exactamente, AES Panamá anuncia a bombo y platillo que se ha llegado a un arreglo. Presenta un documento fechado el 8 de octubre donde se da fe de unos acuerdos de procedimiento entre «el Estado de Panamá, la empresa AES Changuinola, S.A. y Comunidades de Charco La Pava, Valle del Rey y Changuinola Arriba por medio de sus representantes y dirigentes». El documento narra negociaciones habidas a varias bandas desde finales de julio con el resultado que se recoge en una última cláusula.

«Las Comunidades, el Estado y la empresa -se nos comunica- han acordado suscribir convenios de compromiso en la (sic) que el Estado, como garante de los derechos humanos de los pueblos indígenas, velará por el cumplimiento y la implementación de los acuerdos definitivos a los que llegue con la empresa y la comunidad en materia de uso de tierras, asistencia y reubicación. Las partes por ese medio ponen a un lado sus diferencias, garantizando la construcción del proyecto de infraestructura que es vital para el desarrollo del país».

Hay cosas desde luego sorprendentes en este documento, no sólo la de que la única garantía que expresamente se consigna es a favor de la empresa pues se asegura la construcción del proyecto. Las expectativas indígenas quedan ahora indefinidas en una tierra de nadie entre Estado parcial y empresa ventajista. Es ésta la que distribuye el documento. Sorprendente resulta que, pese a lo que se anuncia en el protocolo, nadie lo suscriba por parte del Estado. Y aunque se haya también anunciado que intervienen las comunidades mediante sus representantes y dirigentes, ninguna firma indígena, frente a lo que es costumbre bien arraigada, lleva aclarafirma especificando la condición con la que se actúa. No hay constancia de representación ninguna de parte indígena. La única reconocible es la de una rúbrica «por AES Changuinola».

La sección de Comunicación y Asuntos Corporativos de AES Panamá no sólo procede, el 12 de octubre para mayor escarnio, a la distribución del documento, sino también a la propagación de informaciones sobre participación oficial que no se confirma por sus firmas, así como a la ilustración con una galería de fotos del acto de la suscripción en la comunidad Charco La Pava. En ellas, la única cara feliz es la del representante de la empresa. Los rostros indígenas reflejan recelo y tristeza. En las fotos la única representación reconocible es también tan sólo, por el logo de la gorra, la empresarial.

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El artículo completo está en GENOCIDIOS COTIDIANOS I

Gobierno defiende el interés nacional en pugna con grupo indígena

Gobierno defiende el interés nacional en la pugna de grupo indígena
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Panamá | CRITICAENLINEA

El secretario de Energía del Gobierno de Panamá, Juan Manuel Urriola, defendió hoy la «perspectiva nacional» en el conflicto que mantienen los indígenas Ngöbe-Buglé por la construcción de una hidroeléctrica de la empresa estadounidense AES en la comarca de Bocas del Toro.

Urriola explicó a Acan-Efe que se deben tener en cuenta «los derechos humanos de todos los panameños, no de cinco o seis», y que hay que ver el conflicto desde una «perspectiva nacional», porque «alguien queda afectado, pero el 99 por ciento de la población queda beneficiado».

Sin el desarrollo de esta hidroeléctrica, a juicio de Urriola, Panamá «no tendrá energía suficiente» y la poca que tendrá será «a un coste exagerado».

Representantes de las etnias Ngöbe-Buglé dieron ayer lunes un ultimátum al Gobierno para que suspenda la construcción de la hidroeléctrica, que anegará las comunidades indígenas de Changuinola Arriba, Charco La Pava, Valle del Rey, Guayabal y Lazo, según reconoce la misma empresa.

Los Ngöbe-Buglé reivindican que el territorio es su «patrimonio ancestral» y que ahora la compañía estadounidense AES, a través de su filial AES Changuinola, «va a inundar todo el pueblo con el embalse», lo que afectará a 3.000 personas «directa e indirectamente», cifra que la empresa reduce a 170 familias.

Según información facilitada a Acan-Efe por AES, el proyecto, que se inició en octubre de 2007 y se encuentra en un 56 por ciento de consecución, mantiene a más de 1.800 personas trabajando.

El «reasentamiento participativo», como lo llama la empresa, ha «generando oportunidades» para la comunidad, al construir escuelas, dar acceso a centros médicos, así como capacitación en producción para garantizar «la sostenibilidad económica y seguridad alimentaria de estas familias», todo «a pocos metros de la ubicación actual de la comunidad».

AES Changuinola asegura que el 74% de las familias han firmado «acuerdos voluntarios» para ser reubicadas, tras vivir «en condiciones de pobreza, hacinamiento, insalubridad y con escasa cobertura de los servicios públicos».

En cuanto a los indígenas que no quieren dejar su territorio, la empresa considera «que las únicas vías que utilizarán para continuar con los reasentamientos, son el diálogo y la negociación».

El Defensor del Pueblo de Panamá, Ricardo Julio Vargas, que se reunió ayer con dirigentes de la comunidad indígena, explicó hoy a Acan-Efe que la actuación del Estado «ha sido muy tenue y se ha desconectado del desarrollo de la obra».

Según él, se han llevado a cabo negociaciones entre comunidad y empresa sin la presencia del Estado, «que tiene que tener muy claro su rol de tutelar de manera efectiva los derechos de las comunidades».

La Defensoría aboga por un «diálogo impostergable» entre Estado, comunidad y empresa, tal y como lo ha planteado en un informe remitido al Gobierno para que no «desatienda compromisos y obligaciones enmarcadas en los derechos de los pueblos indígenas», dijo Vargas.

Tanto la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (CIDH), como el relator especial de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, James Anaya, solicitaron al Gobierno de Panamá adoptar medidas para proteger los derechos humanos de las etnias Ng be-Buglé, ante la construcción de esta central hidroeléctrica.

Changuinola I (CHAN 75) será «una fuente de energía renovable, cien por ciento panameña y a precios razonables», afirma sobre su proyecto la compañía, que cifra la capacidad de generación eléctrica en 223 megavatios y destaca que «contribuirá a disminuir la dependencia» de Panamá con los combustibles fósiles.

AES opera en Latinoamérica desde 1993 y actualmente tiene presencia en Colombia, Argentina, Chile, Brasil, El Salvador, la República Dominicana y Panamá, en los que cuenta con 47 plantas de generación y 9 empresas de distribución que sirven a 8 millones de clientes con una capacidad instalada de 11.224 megavatios.

Cámara de Comercio respalda violación a los derechos humanos en proyecto hidroeléctrico

PROYECTO HIDROELÉCTRICO

AES recibe respaldo

06-27-2009 | MANUEL LUNA G.
mluna@laestrella.com.pa

La Cámara de Comercio pide respuesta contundente

Capital PANAMÁ. La cúpula empresarial panameña salió en defensa del proyecto Changuinila 1 (Chan 75).

El presidente de la Cámara de Comercio, Adolfo Linares, advirtió que la suspensión de este proyecto hidroeléctrico “traería consecuencias graves para la estabilidad económica de la región y el desarrollo del país”.

La Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos de la Organización de Estados Américanas solicitó recientemente suspender la construcción y demás actividades vinculadas con la concesión otorgada a AES Changuinola a lo largo del río Changuinola, hasta tanto los órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos adopten una decisión definitiva.

La medida fue tomada en respuestas a denuncias presentadas sobre supuestos daños causados al derecho de la propiedad y la seguridad de los indígenas ngöbe que habitan el Valle del río Changuinola.

Pero Linares dijo que confía “en que las respuestas que el gobierno brinde demostrará de forma contundente que no existen motivos para implementar las medidas cautelares que solicitaron la suspensión del proyecto”.

De acuerdo con el representante de los empresarios, la suspensión de la obra “sería un atentado contra la seguridad jurídica y enviaría un mensaje negativo para la inversión extranjera”. El proyecto hidroeléctrico generará 223 magavatios y actualmente registra un avance del 40%, en donde ya se han invertido 300 millones de dólares, de los 560 millones que costará la obra.

Unos 1,800 trabajadores laboran en el proyecto, que está programado para concluir en el año 2011.

El proyecto es desarrollado por AES Changuinola, subsidiaria de AES Corp, donde el Estado panameño también es accionistas.

Las autoridades panameñas han rechazado que se haya incurrido en violaciones a los derechos humanos de los indígenas. Mientras que grupos ambientalistas aplaudieron la medida adoptada por la OEA, el pasado 17 de junio.

Linares dijo que es preocupante que grupos anarquistas ajenos a los intereses de los panameños estén impulsado campañas difamatorias, manifestaciones, sabotaje y desinformación en contra del proyecto hidroélectrico.

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Burica Press le ha dado seguimiento a esta situación y sólo puede advertir que la Cámara de Comercio de Panamá, jamás aportó opiniones o comentarios que deslindaran las responsabilidades encomiadas a AES y al Estado Panameno como máximo responsable.

El discurso del senor Linares es tardío para defender los intereses de AES y los intereses de todo el gremio, que como buenos anarquistas sólo respetan las leyes a conveniencia.  AES y el Estado han incurrido en violación a los derechos humanos de pueblos indígenas y esto amerita una sanción ejemplar.

Nadie, absolutamente nadie está por encima de la ley y nadie bajo ninguna circunstancia o motivo puede violar por acción o por omisión los sagrados derechos humanos.

La CIDH ha recibido diversas notificaciones y aclaraciones del Gobierno, que evidentemente no ha podido ocultar los hechos que ha llevado a esta sesuda decisión de este máximo órgano de justicia internacional.

Ahora sólo queda acatar, la medidas cautelares enunciadas.

Burica Press

CIDH ordena suspender hidroeléctrica Chan 75

CIDH ordena suspender hidroeléctrica

El proyecto Chan 75, que construye la empresa Aes Changuinola, en Bocas del Toro, enfrenta escollos legales debido a los desalojos hechos por la compañía en comunidades indígenas.

JOSÉ ARCIA
jarcia@prensa.com

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Gobierno panameño suspender la construcción de la hidroeléctrica Chan 75, que efectúa la empresa Aes Changuinola sobre el río Changuinola, en Bocas del Toro.

Además, la CIDH pidió que se suspendan las actividades relacionadas con la concesión que el Estado le otorgó a la empresa a lo largo del río Changuinola, hasta que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos adopte una decisión definitiva sobre las supuestas violaciones a los derechos de los indígenas.

La medida de la CIDH obedece a una denuncia que presentaron la Alianza para la Conservación y el Desarrollo (ACD), de Panamá, y Cultural Survival, de Estados Unidos, en representación de las comunidades indígenas afectadas por las obras.

La denuncia se basa en que Aes Changuinola y el Gobierno panameño “violaron” los derechos de los indígenas al desalojarlos de sus comunidades de manera “forzosa” y, además, no se les permitió el libre consentimiento para decidir sobre la construcción del proyecto hidroeléctrico.

La CIDH también pidió al Gobierno panameño adoptar medidas para garantizar la libre circulación, la vida y la integridad personal de los indígenas Ngäbe, con el fin de evitar actos de violencia. Esto, luego que en enero de 2008, la Policía Nacional arrestó a unos 40 indígenas que protestaban en contra del proyecto.

Plazo de 20 días para informar sobre proyecto Chan 75

JOSÉ ARCIA
jarcia@prensa.com

El Gobierno panameño tiene 20 días para presentar un informe a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sobre el cumplimiento de una medida cautelar que pidió el organismo internacional a favor de las comunidades indígenas ngäbe, afectadas por la construcción del proyecto hidroeléctrico Chan 75 en Changuinola, provincia de Bocas del Toro.

El organismo internacional decidió, el pasado miércoles 17 de junio, adoptar una medida cautelar a favor de los indígenas, a “fin de evitar daños irreparables al derecho de propiedad y a la seguridad del pueblo ngäbe asentado en la provincia de Bocas del Toro”.

En este sentido, la CIDH pidió al Gobierno suspender las obras de construcción del proyecto hidroeléctrico Chan 75, que desarrolla la empresa Aes Changuinola, subsidiaria de Aes Panamá.

El informe sobre el cumplimiento de esa acción debe ser actualizado periódicamente y, luego, la Comisión decidirá si levanta la medida o la prolonga. La CIDH adoptó la medida en respuesta a una demanda –por violación de derechos humanos– que presentaron Alianza para la Conservación y el Desarrollo (ACD) y Cultural Survival en nombre de las comunidades indígenas.

Susana Serracín, de la ACD, dijo que la medida “constituye un logro importante en la lucha del pueblo ngäbe, que se encuentra sumido en una situación de gravedad y urgencia por la construcción del proyecto”.

Al consultar a la empresa, esta consideró que es al Gobierno a quien le corresponde emitir comentarios sobre la decisión de la Comisión.

Se intentó, sin éxito, buscar una versión del Gobierno sobre este caso.

CIDH solicita detener construcción de hidroeléctrica Chan 75

CIDH solicita detener controversional represa en Panamá

Burica Press –Derechos Humanos y Ambiente

El Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Santiago Cantón, ha confirmado que han solicitado al Gobierno de Panamá medidas cautelares en beneficio del pueblo indígena Ngäbe asentado en el Valle del Río Changuinola con el fin de evitar daños irreparables al derecho de la propiedad y la seguridad de los ciudadanos Ngobes afectados por un megaproyecto de energía hidráulica denominado Chan 75 en el noroccidente de Panamá. Este proyecto está siendo desarrollado por AES Changuinola, subsidiaria de AES Corp., donde el Estado panameno también es accionista.

La CIDH solicita suspender las obras de construcción y demás actividades relacionadas con la concesión otorgada a AES-Changuinola a lo largo del Río Changuinola en la provincia de Bocas del Toro, hasta tanto los órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos adopten una decisión definitiva sobre el asunto planteado en la petición P-286/08, en la cual se alega que el Estado panameno a incurrido en violaciones a los derechos consagrados en varios artículos de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos».

La denuncia ante la CIDH se realizó el 7 de marzo de 2008 y fue admitida en junio de 2008. Ahora luego de un ano ha resuelto de manera provisional solicitar medidas cautelares del caso denunciado. En veinte días el Gobierno de Panamá debe rendir un informe de actuación donde se observe el acatamiento de las medidas cautelares impuestas.

El gobierno de Panamá ha negado de manera reiterada que el Estado panameno haya incurrido en violaciones a los Derechos Humanos de los indígenas residentes en el valle del Río Changuinola. Sin embargo, los propios indígenas Ngobes, junto a los peticionarios han reiterado las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos en los diferentes procesos administrativos y civiles que ha ejecutado el Estado panameno y la empresa AES Changuinola en el área del conflicto donde el Estado también es parte interesada por ser accionista.

Vista del Valle del Río Changuinola, área del primer sitio presa del Proyecto Hidroeléctrico Chan 75 de AES Corporation (AES Changuinola)

Vista del Valle del Río Changuinola, área del primer sitio presa del Proyecto Hidroeléctrico Chan 75 de AES Corporation (AES Changuinola). Reserva de la Biosfera La Amistad Panamá. Foto. Cortesía de ACD.

El fundamento de esta decisión de basa en el artículo 25 del Reglamento Oficial de la CIDH, que trata sobre medidas provisionales. Este artículo menciona que «en cualquier estado del procedimiento, siempre que se trate de casos de extrema gravedad y urgencia; y cuando sea necesario para evitar daños irreparables a las personas, la Corte, de oficio o a instancia de parte, podrá ordenar las medidas provisionales que considere pertinentes…».

La Alianza para la Conservación y el Desarrollo (ACD) de Panamá y Cultural Survival (CS) de EE.UU. ratificaron en julio de 2008 con documentación adicional y nuevas pruebas, la solicitud de medidas cautelares. Los peticionarios refutaron la defensa del Gobierno de Panamá ante esta instancia internacional que evalúa el avance del Proyecto Hidroeléctrico Changuinola I (Chan 75) y los daños que está causando a los bienes, honra y cultura de los Ngäbe asentados en el valle del Río Changuinola, área indígena y área legalmente protegida denominada Bosque Protector de Palo Seco, además es Reserva de la Biósfera y área de amortiguamiento del Sitio de Patrimonio Mundial de la Humanidad La Amistad .

Larissa Duarte, Directora de ACD, ha dicho que «hoy como organización nos sentimos complacidos por la decisión de la CIDH y esperamos el cumplimiento inmediato por parte del Estado panameno«.

ACD como organización ha argumentado a través de un comunicado que el Estado de derecho real y efectivo es una prioridad que como organización civil del país hemos estado exigiendo para evitar danos irreparables a las culturas indígenas y a la magnífica área protegida de categoría internacional como lo es La Amistad, que protege la inmensa riqueza biótica, paisajística y cultural de la cuenca del Río Changuinola.

A nivel internacional el Center for Biological Divers (CBD), quien ha catalogado como atrocidad ambiental este proyecto, ha mostrado su complacencia por la decisión adoptada por la CIDH en favor de los Ngäbes.

Burica Press todavía no ha podido obtener la reacción de los indígenas del valle del Río Changuinola beneficiados por estas medidas cautelares que debe cumplir el Estado panameno.

MEDIDAS CAUTELARES DE LA CIDH

1-) Suspensión de las obras de construcción y demás actividades relacionadas con la concesión otorgada a AES Changuinola a lo largo del Río Changuinola en la Provincia de Bocas del Toro, hasta tanto los órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos adopten una decisión definitiva sobre el asunto planteado en la petición P-286/08, en la cual se alega presuntas violaciones a los derechos humanos consagrados en los artículos 5, 7, 8, 13, 19, 21, 23 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos.

2-) Adopción de las medidas que sean necesarias para garantizar la libre circulación y la vida e integridad personal de los miembros de la comunidad Ngobe con el fin de evitar actos de violencia o medidas intimidatorias adicionales.