Cuestionan decisión oficial de derribar edificio histórico
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Aquí estuvo la sede de la Embajada de EU entre 1938 y 2007. LA PRENSA/Gabriel Rodríguez |
kemy loo pinzón
kloo@prensa.com
Una vez se conoció la decisión del Gobierno de derribar el edificio que albergó la Embajada de Estados Unidos (EU) en Panamá entre 1938 y 2007, las críticas no se hicieron esperar.
El presidente de Alianza pro Ciudad, Jorge Riba, abogó porque el Gobierno conserve el edificio para temas culturales. La idea de un museo le parece mucho mejor que la destrucción del edificio.
Ernesto De León, presidente de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), reiteró que “el Estado debe restaurar el edificio y usarlo para actividades culturales, guardando el equilibrio entre lo tradicional (Embajada del Reino Unido, Hospital del Niño) y los rascacielos”. De León dijo que la organización cumplió con orientar al Estado, pero si el Presidente quiere demoler el edificio, ya es potestad de él.
Mientras que Miguel Antonio Bernal, ex candidato a la Alcaldía capitalina y duro crítico de la presencia militar de EU en Panamá en décadas pasadas, calificó de inconsulta la iniciativa, porque viola disposiciones legales de no demoler edificios públicos en Bella Vista, aprobadas el año pasado. Dijo que no se puede destruir un edificio que es parte de nuestra historia. El Gobierno pretende derribar el edificio para dar paso a una torre de oficinas que sea “ícono de la ciudad de Panamá”.
ENFOQUE
Toda gran ciudad tiene dos museos
brooke alfaro*
panorama@prensa.com
ANÁLISIS.Las oficinas públicas pueden ubicarse en cualquier sitio, no tienen que estar en el lugar más cotizado de todo el país; hacerlo sería desperdiciar una oportunidad dorada, que rara vez tiene una ciudad para mejorar la calidad de vida de su población. Toda gran ciudad tiene un gran museo de arte y uno antropológico; Panamá carece de ambos. Hoy día, el museo Reina Torres de Araúz está siempre vacío y el Museo de Arte Contemporáneo recibe un promedio de diez personas al día. Triste realidad.
Los terrenos y edificio de la antigua embajada junto con el viejo edificio del Santo Tomás podrían convertirse en un extraordinario centro cultural envidiable para cualquier gran ciudad. En vez de unos pocos privilegiados, a estos museos llegarían los miles y miles de visitantes que atrae la Cinta Costera, personas que de otra forma nunca tendrían la oportunidad de visitar un museo. Ambos museos tienen una estructura organizativa y operativa bien montada y eficiente, y encima con fabulosas colecciones.
Estos edificios históricos pueden ser remodelados sin dificultad; Casa Cor lo demostró. Podrían tener jardines de esculturas, anfiteatros, cafés al aire libre, etc. Todo como un guante a la medida para el Gobierno. Una torre del Banco Nacional que sea “ícono de la ciudad’ no es necesaria; la Avenida Balboa está llena de “íconos”, no hace falta otro. Lo que hace falta es cultura al alcance de todos. Dos museos de nivel mundial sería un noble regalo para la ciudad.
El autor es arquitecto
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No tenemos idea de donde los gobernantes que llegan la Edificio de las Garzas como administradores de la cosa pública, se les introduce un chip errado de lo que significa ser gobernante. Se les olvidan que se deben al pueblo y que las decisiones se les debe consultar a la sociedad a cual se deben.
Burica Press
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