En peligro Reserva Hidrológica de Majé

ÁREA PROTEGIDA.

Majé perdió 6 mil 412 hectáreas de bosques

La reserva proporciona el 11% de agua para el funcionamiento de la hidroeléctrica de Bayano.

A PRENSA/Carlos Lemos
ambiente. Es una de las reservas naturales más importantes y está en serio peligro por la devastación.

José Somarriba Hernández
jsomarriba@prensa.com

Los efectos de la tala indiscriminada de bosques en la Reserva Hidrológica de Majé, en el distrito de Chepo, empiezan a verse con más claridad.

La zona – en 1986, cuando fue creada, contaba con 17 mil 34 hectáreas de bosque– hoy tiene 10 mil 597.1 hectáreas de área boscosa, o sea que ha perdido unas 291.4 hectáreas por año.

En la región, la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) cuenta con tan solo tres guardaparques para evitar la tala e invasiones, que han causado la devastación de 64.1 kilómetros cuadrados de bosque. Esto representa más que el área total de San Miguelito, que posee 50.1 kilómetros cuadrados de superficie.

La reserva de Majé provee agua a la hidroeléctrica de Bayano, que a su vez proporciona el 10% de la electricidad que consume el país.

DEforestación. EN 22 AÑOS SE HAN PERDIDO 6 MIL 412 HECTÁREAS DE BOSQUE.

En peligro reserva hídrica de Majé

Ninguno de los 800 pobladores de la zona protegida de Majé tiene título de propiedad.

Para llegar a Pavita se toman cuatro horas: 45 minutos en el río Bayano y varias horas a pie.

La Prensa /Carlos Lemos
DESNUDAS. Las montañas están perdiendo su cubierta boscosa, en una zona declarada como reserva hidrológica.

José Somarriba Hernández
jsomarriba@prensa.com

La reserva hidrológica del río Majé, uno de los principales afluentes del río Bayano, se encuentra en peligro de desaparecer debido a la deforestación indiscriminada en esa zona protegida.

Según estudios de AES Panamá, empresa que administra la hidroeléctrica localizada en el lago Bayano, en 1986 la reserva tenía 98.9% de su superficie cubierta con árboles (17 mil 34 hectáreas de las 17 mil 220.3 que tiene en total).

En 2008, 22 años después, la superficie boscosa cubre apenas el 61.5% de la reserva: 10 mil 597.1 hectáreas. Seis mil 412.8 hectáreas o 64.1 kilómetros cuadrados han sido deforestados, una superficie mayor que la del distrito de San Miguelito, que tiene 50.1 kilómetros cuadrados.

Un equipo periodístico de La Prensa recorrió el lugar y pudo comprobar que grandes extensiones de montañas, que antes eran zonas selváticas, hoy están invadidas de la llamada “paja canalera”, luego de ser deforestadas hace algunos años.

Otros sectores han sido cortados recientemente por campesinos que residen en la zona o por nuevos colonos que invaden las tierras en busca de zonas de cultivo , para la ganadería o, sencillamente, para vender.

La situación fue confirmada por Abdiel Delgado, jefe de Áreas Protegidas de la Regional de Panamá Este de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).

De hecho, dijo Delgado, la tala de árboles sin permiso de la Anam propició la apertura de ocho procesos administrativos contra moradores que han cortado en zonas boscosas de sectores como Pava y Majé Cordillera.

La Anam ha puesto en conocimiento de la Fiscalía Undécima, especializada en delitos ambientales, de cuatro casos ocurridos en 2007 y de otros cuatro este año.

Sin embargo, el funcionario se quejó por la poca ayuda que reciben de la Corregiduría de El Llano, pues “hemos enviado notas y pedido apoyo para sacar a los nuevos invasores y, en los últimos dos años, no hemos recibido respuesta”.

El asunto es delicado, argumentó Delgado, señalando la ribera del río Majé, en donde se nota una marca de agua de vieja data en las paredes de un acantilado que bordea el afluente. Ahora, la corriente corre cuatro pies por debajo de esa marca. “Esa es señal de sedimentación; eso es lo que queremos evitar”, dijo el funcionario.

El río Majé provee el 11% del agua que usa la hidroeléctrica Ascanio Villalaz. La planta, por su parte, aporta el 10% de la electricidad que se usa en el país.

SIN TÍTULOS DE PROPIEDAD

Creada en 1996, la reserva hidrológica tiene dentro de sus límites varios poblados que existían antes: además de Pava y Majé Cordillera estaban Pavita y Unión Emberá.

Pero luego fueron creándose otros asentamientos como Quebrada Flecha, Quebrada Agua Fría y Pedregoso, contó Delgado.

Por eso es que, además de un problema ambiental, la situación en la reserva es también un problema humano.

Ninguno de los moradores del área –unos 800– tiene título de propiedad o derecho posesorio, por ejemplo, y todos ven en la Anam la entidad enemiga que los quiere despojar de sus tierras.

“No queremos sacar a nadie, menos a los pobladores viejos, pero buscamos evitar la deforestación y que no hayan más invasiones, pues hemos recibido quejas de que en Pava hay ganaderos que pagan a personas para que les hagan potreros”, explicó Delgado.

De acuerdo con el funcionario, la relación se ha vuelto tan tirante que es difícil recorrer la zona a pie y sin la compañía de agentes de la Policía Nacional, pues algunos compañeros han sido amenazados por taladores o por cazadores furtivos.

Los residentes, además, se oponen a que la Anam construya un puesto de vigilancia dentro de la reserva, lo que dificulta aún más el trabajo de inspección.

Para rematar, en Pava y Majé –según se quejaron los funcionarios de la Anam– fueron construidas dos “escuelas dignas” que antes eran “escuelas rancho”.

El problema con esto es que, como explicó Álvaro Castillo, trabajador de la regional de Panamá Este de la entidad, “esto permitirá que más personas se asienten en la zona y deforesten más”.

Un lugar lejos de todo

Para llegar a Pavita –después de 45 minutos de navegación por el río Bayano– hay que caminar durante tres horas. Eso si no ha llovido recientemente, porque los caminos en la región son trochas de fango.

Si se quiere ir hasta Pava, por su parte, hay que invertir hora y media más de camino; y para Majé, dos horas más.

Nelly Sánchez tiene 20 años de residir en Pavita y ella depende del jengibre, el ñame, el arroz, el maíz y el culantro que su esposo cosecha para la venta, aun cuando tienen una “tiendita” con la que logran algunos otros ingresos.

Es que vivir en Pavita no es fácil, ni barato. Un tanque de gas de 25 libras, por ejemplo, cuesta siete dólares, mientras que en la capital vale 4.37 dólares. “Es que nos cuesta transportarlo por el río, por el precio de la gasolina, y luego traerlo a caballo. Todo eso nos sale en más de seis dólares”, explicó Sánchez.

Según contó, no han podido tramitar la titulación de sus tierras –20 hectáreas– porque están dentro de la reserva hidrológica. Su hijo mayor, Irving, fue uno de los sancionados por talar parte de esa zona protegida, en Majé Cordillera.

“Tenemos algunas vaquitas [20], pero ¿cómo aumentamos la cantidad de animales si ningún banco nos presta? No tenemos título de propiedad y ahora la Anam nos multa ”, se quejó Sánchez.

Dioselina Ojo, por su parte, se queja del abandono. “Aquí está prohibido enfermarse. Eso es difícil porque no hay agua potable, ni centros de salud, ni medicinas. Un solo resfriado nos puede complicar”, contó.

Hace poco, su padre sufrió un derrame cerebral y hubo que sacarlo en hamaca hasta la desembocadura del río Majé. Una lancha cobró 35 dólares por trasladarlo al puente del río Bayano. “Ha mejorado, pero sigue enfermo. Está en Chepo, que es más céntrico por si recae”, dijo Ojo.

Para ella, de nada vale tener 30 ó 40 hectáreas si no las puede trabajar. Justifica, además, los cortes en las montañas que, después de un par de años, ya no sirven porque las tierras se desgastan y hay que buscar entonces nuevos predios para sembrar.

Dioselina se quejó además porque la Anam demora para dar los permisos para cortar la madera que cae por efecto de la erosión de los ríos o por un rayo o por derrumbes. “Aquí no hay devastación [en Pavita], pero vaya a ver en Majé Cordillera; allá sí se nota la diferencia”, destacó.

Así, mientras la Anam denuncia el peligro para la reserva, los moradores se sienten amenazados y han formado un comité para luchar por sus tierras. De hecho, se reunirán el próximo 15 de octubre y allí, ojalá con la presencia de periodistas, denunciarán “los atropellos de la Anam”, aseguró Gualdestrudis Mata.

EFECTOS DE LA DEFORESTACIÓN

.CREACIÓN: La Reserva Hidrológica de Majé fue creada el 10 de julio de 1996.

.1986: La zona tenía 17 mil 34 hectáreas de bosque. Los matorrales densos ocupaban unas 104.1 hectáreas, y los pastizales, 82.2 hectáreas.

.2008: La superficie boscosa es de 10 mil 597 hectáreas. Los matorrales densos ocupan ahora 2 mil 604.7 hectáreas, y los pastizales, 4 mil 18.5 hectáreas.

Doce años de creación de Majé

La Reserva Hidrológica de Majé fue creada mediante Resolución 08-96 de la Junta Directiva del antiguo Instituto de Recursos Naturales Renovables (Inrenare), el 10 de julio de 1996.

Entre los principales objetivos de su creación estaban: mantener la capacidad hídrica de la cuenca para generar energía eléctrica; controlar la erosión y sedimentación de los cursos de agua; y mejorar la calidad de vida del área apoyando el desarrollo rural a través del uso racional de los recursos naturales renovables.

También señala la resolución, la elaboración de un plan de manejo de la zona protegida que propondría acciones de corto, mediano y largo plazo para su ejecución.

Además, el documento señala de forma clara el carácter inadjudicable –establecido en la Ley No. 93 de 1976– de las tierras dentro de la reserva.

No obstante, el jefe de áreas protegidas de la Regional de Panamá Este de la Autoridad Nacional del Ambiente, Abdiel Delgado, explicó que la resolución –tal como está– solo podría ser cambiada a solicitud de los pobladores más antiguos de la zona.

“Para que obtengan sus títulos de propiedad, habría que hacer una nueva resolución que modifique la anterior. Pero deben comprometerse a no talar más selva y a cuidar los recursos”, añadió el funcionario.

Oposición técnica a hidroeléctrica en el Río Mamoní

A continuación publicamos una carta y el archivo adjunto correspondiente donde se explica de manera sencilla algunos impactos ambientales de suma importancia a ser considerados de una represa en el Río Mamoní para el proyecto hidroeléctrica El Salto, promovido por Elektra Noreste.

Burica Press

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PANAMÁ, 21 de mayo 2008.

Licenciado
Dany Kuzniecky
Presidente de la Secretaría Nacional de Energía
Panamá, República de Panamá.

Estimado Licenciado:

Sirva la presente para saludarlo, en ocasión de elevar a su consideración algunos criterios que hemos elaborado con relación al proyecto hidroeléctrico “El Salto”, en el río Mamoní, Distrito de Chepo, Provincia de Panamá.

Desde que tuvimos conocimiento de este proyecto, y tomando en cuenta estudios anteriores realizados por nuestra empresa sobre los bancos areneros de la boca del río Bayano, hemos puesto una objeción a la propuesta, toda vez que, como lo sustentamos, consideramos que el proyecto afecta directamente al equilibrio actual estuarino de la cuenca, y afronta eventos probables que implican riesgos importantes en su inversión y operación, sin presentar un balance realmente positivo de desarrollo socioeconómico y alcance de un rendimiento ambiental sostenido en la región.

Queremos agregar que no se trata de una oposición a las hidroeléctricas, así llanamente, como abundan hoy día opiniones en nuestro país, pues al contrario somos unos defensores del uso de nuestros recursos hídricos en materia energética. Pero sí estamos seguros, por nuestra propia experiencia en la participación de estudios para estos complejos, que no todos los lugares son viables ambientalmente para su desarrollo.

No puede ser que solamente el caudal de aguas y altura de caídas sea lo que determine la mejor opción de un proyecto hidroenergético en el país. La planificación científica nos convoca, para el éxito de las políticas de desarrollo; y en éstas, la dimensión ambiental y social se hace cada vez más sistémicamente inseparable.

En la espera de poder contribuir al buen desarrollo de la actividad hidroeléctrica nacional, reciba las expresiones de mi mayor consideración y estima.

Manuel F. Zárate P.
Gerente General

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Rio Mamon�, Panamá

I. Características generales del proyecto

El Proyecto hidroeléctrico “El Salto” se ubica sobre el río Mamoní, al Este de la ciudad de Panamá, en el Distrito de Chepo, Corregimiento de Las Margaritas, Provincia de Panamá. Consiste específicamente en la construcción y operación de una mini-hidroeléctrica por la empresa Elektra-Noreste S.A., aprovechando el recurso hídrico de este río entre sus elevaciones 75,0 msnm y 25,0 msnm, con la finalidad de operar una capacidad instalada de 6,47 MW para generar la cantidad de 30,012 GWh. El proyecto se ubica entre los puntos geográficos 709300 E – 1021800 N (sitio de presa) y 711921 E – 1020064 N (descarga de aguas turbinadas), dentro de un perímetro que comprende las áreas de Corpus Cristi, El Salto y Camarón.

La mini-hidroeléctrica se inicia con una presa de derivación de concreto de 5,0 m de altura sobre la cota del cauce y compuertas de fondo, y una boca de toma en la margen derecha del río, donde estará ubicado un desarenador de dos naves. Seguidamente las aguas son llevadas por un canal abierto de 4,32 km de longitud y sección trapezoidal, construido sobre una servidumbre de 50 m de ancho y a media ladera de territorios colinosos con pronunciadas pendientes, hasta alcanzar una tubería forzada de 2,30 m de diámetro, que las conduce en caída fuerte, por gravedad, hacia dos generadores Francis de eje horizontal, ubicados en una Casa de Máquinas plantada sobre un terreno de aproximadamente 575 m2. Las aguas turbinadas son finalmente devueltas al río Mamoní.

El proyecto propone un caudal de diseño de 16 m3/s, sustentado por la frecuencia en un 20% de caudales de 17,75 m3/s y más en la curva de duración. El caudal promedio anual está calculado en 11,38 m3/s en el sitio de derivación, cubriéndose un área de cuenca de 174 km2 con rendimientos del orden de 65,4 l/s/km2.

Ver documento inédito completo aquí: Documento de oposicion a hidroelectrica en el Río Mamoní

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Vea además el reportaje de La Prensa en el año 2005 cuando a nadie se le había ocurrido transformar un hermoso río en una represa!

DE RIVER RAFTING EN EL RÍO MAMONÍ

tmorales@prensa.com»

Thalia Morales
De prensa.com

Domingo | 04.09.2005
FOTOS/Cortesía de Aventuras Panamá

Uno de los beneficios de la geografía de Panamá, son sus espesas selvas, en donde se esconden los más bellos ríos con aguas cristalinas. En algunos de ellos existen escenarios propicios para la realización de la aventura de navegar sobre los «rápidos» o mejor conocida como la práctica del river rafting. ¿Y qué mejor manera de describir esta actividad probándolo yo misma?

Mi inolvidable aventura fue el domingo pasado. Hacía un mes mi jefe me había asignado una misión, y casi sin pensarlo le dije que sí. Mi espíritu aventurero me exige que realice alguna actividad cada cierto tiempo para liberar tensiones.

Así que encantada acepté el reto de ir a hacer river rafting por el río Mamoní. La verdad yo estaba tranquila. Un bote, un par de remos y gente que al igual que yo buscaba conocer nuevas experiencias, ¿qué más da?.

Me citaron a las 5:30 a.m. en las oficinas de Aventuras Panamá, y de allí partimos un grupo de seis hombres y yo, la única mujer. “Estoy a salvo y segura”, pensé, así que aún mantenía la calma.

Durante el camino, los integrantes del viaje hablaban sobre sus diversas experiencias con los grupos que ya han ido a excursionar antes. Para mi fortuna, todos los que me acompañaban eran expertos en river rafting. Los únicos principiantes eran un joven de 15 años y yo.

Los expertos contaban sus historias al mando de las travesías, y describían los distintos lugares, se hablaba mucho de rápidos, ríos crecidos, piedras y corrientes, y una que otra caída, o “cuando la balsa de volteó”.
Javier Romero, al mando de Aventuras Panamá, me explicó que había varios niveles de ríos. El nivel uno, que es como una piscina, sin corrientes. El dos con algo de corriente y una que otra olita, el nivel tres con más corriente y algo de movimiento pero no muy peligroso, y el cuatro con bastante corriente y varios rápidos para saltar; el nivel cinco con muchos rápidos y corriente constante, y el seis para «suicidas».

Por supuesto que le pregunté que en qué clasificación entraba el Mamoní, y para mi tranquilidad a veces era cuatro y cinco, pero como el río no tenía mucha corriente ese día podía clasificarse entre un tres y un cuatro.

SEGURIDAD ANTE TODO

Una vez que llegamos al puente, en donde iniciaba en trayecto del río Mamoní, sentí un vacío en el estómago. Cuando firmé el documento en el cual solo yo me hacía responsable de lo que me pasara y excluía a Aventuras Panamá, vi en el lío en que yo misma me había metido.

En una actividad en la que quizá me pudiera pasar un accidente, y en el peor de los casos perder la vida. Pero ya no había vuelta atrás y no dejé que mis nervios me traicionaran.

Javier me dio todas las recomendaciones de seguridad después de colocarme un chaleco salvavidas y un casco. Algunas de las recomendaciones que recuerdo fueron: no soltar el remo en ningún momento, escuchar atentamente al guía de la expedición y seguir todas las instrucciones en caso de que me cayera de la balsa ubicar de inmediato la cuerda de seguridad, anclar los pies dentro de la balsa para no caer, y la posición de “nado seguro”.

¿ Estás lista?, me preguntó Javier. Y con firmeza le dije que sí.

Para la tranquilidad de los turistas, a estos paseos se acostumbra a llevar cayacs por cuestiones de seguridad, si alguna de las balsas llegar a tener algún percance.

De esta manera se puede actuar más rápido. En este casi eran tres kayacs y una balsa inflable, me acompañaba un guía y otro experto, quien me ayudaría con la remada.

COMIENZA LA AVENTURA

Luego de aprender a dominar el remo y saber hacia qué dirección debía remar «adelante», «atrás», «izquierda» y «derecha», comenzamos.

Pero aparentemente no había nada que temer.

El río se portó bastante bien conmigo porque al menos en las primeras dos horas no había amenaza de rápidos.

Sí había corriente, pero nada que me asustara. Un poco de adrenalina para empezar no estaba mal.

En el trayecto pude observar varios sábalos. También observé dos nutrias nadar rápidamente y esconderse apenas vieron movimiento humano.

El paisaje es precioso y sus aguas invitan a cualquiera a bañarse. Pero mi prioridad era bajar los rápidos.

Los expertos en la balsa me dijeron que me tocó un río algo seco, porque cuando llueve el río se hacía más interesante por las crecidas y las fuertes corrientes. Pero sí, sin exponer la vida de los excursionistas, porque si había amenaza de una cabeza de agua, nos sacaban inmediatamente.
UN ‘BRAKE’

La primera etapa del recorrido duró unas tres horas. Algunos lados muy fuertes en cuanto a la corriente y otros muy tranquilos, esto no me gustaba porque me obligaba a remar. Luego paramos en un lugar para acampar y consumir algunos alimentos.

El menú era especial: papas fritas de paquete, galletitas de sal, queso cheddar blanco y amarillo, refrescos de naranja con zanahoria, agua, manzanas, peras y chocolates. Justo lo necesario para retomar energías y fuerzas.

Definitivamente, tengo que reconocer que el grupo de expertos me hizo sentir muy cómoda, ya que todos conversaban y compartían conmigo sus experiencias. Ellos conocen estas aguas “como la palma de su mano» literalmente.

Cuando terminamos de ingerir nuestros alimentos, nos deleitamos con un show mejor que cualquier circo. Una manada de monos se aproximó y daban volteretas, brincos en los árboles muy cerca de nosotros. Fue maravilloso.

Una vez listos todos, me aseguraron que la diversión iba a comenzar. Y así fue.

Emprendimos la segunda etapa de nuestro recorrido y Nelson, — como se llamaba mi guía— no estaba equivocado.

Un chorro nos esperaba y fue el primer momento emocionante del viaje, dimos un gran salto, pensé que me iba a caer, pero no fue así, aunque muchos se caen, salí bien librada, hasta el momento.

Caí en cuenta de que allí comenzaba una serie de rápidos, uno tras otro. Hubo un rápido en especial que tuvimos que salirnos del agua y caminar un trayecto porque era demasiado peligroso cruzarlo en agua debido a las grandes rocas que se aproximaban y las corrientes traicioneras que las rodeaban.

Hubo otros rápidos que sí los pudimos disfrutar. La adrenalina corría por mis venas, salto tras salto sentía que iba a caer al agua, pero gracias al buen ritmo de la remada, la destreza del guía y a las indicaciones al pie de la letra nunca caí.

Aunque no niego que hubo tensión en muchas ocasiones y me tuve que cuidar de las ramas y de las rocas que amenazaron con golpear varias veces mi cabeza.

Eso sí, al agua no caí, pero sí le caí encima el guía en plena maniobra del salto, pero por puro milagro no caímos al río en sí.

Aunque después de pasar todos los rápidos del trayecto, no niego me me di un chapuzón de pies a cabeza en un área tranquila. Pero fue bueno, luego de tanta adrenalina liberada.

Al finalizar en trayecto, a eso de las 3:30 p.m. quedé picada porque quería más rápidos. Pero ni modo. También estaba exhausta.
En el puente de Las Margaritas de Chepo nos esperaba el mismo carro que nos había dejado en el puente de Corpus Christi, para llevarnos a casa.
Cuando iba en el camino, pensé: ¡Sobreviví!


MIS RECOMENDACIONES

•Definitivamente valió la pena la travesía y la remada, aunque hubiera sido solo por un rápido, un instante de emoción hubiese bastado, y eso que el río no estaba crecido.

•Es un viaje no apto para cardíacos.

•Mis recomendaciones serían básicamente que sea una persona valiente y que le guste tomar riesgos, definitivamente que no le tenga miedo al agua y que vaya descansado. Bajo ningún motivo vaya en estado de ebriedad ya que necesita tener sus cinco sentidos.

• Aventuras Panamá le encuentra el río perfecto, ya que hay varios tipos de ríos, como los de clasificación dos y tres, ideales para familias enteras con niños de hasta cuatro años de edad.

• Si se decide a ir, debe asesorarse con los expertos en este tipo de actividades y hacer todas las preguntas que sean necesarias, y si toma las medidas de seguridad al pie de la letra, disfrutará de una de las mejores experiencias de su vida.

¿QUÉ RECOMIENDAN ELLOS?

• Al paseo puede ir cualquier persona mayor de 18 años en buen estado de salud. Los menores deben ir acompañados por un adulto responsable.

•Para su comodidad, se recomienda llevar vestido de baño, ropa seca para cambiarse después del paseo, zapatillas cómodas o sandalias de cierre mágico con buena tracción, gorra si lo desea, y bloqueador solar.

• No lleve objetos que se puedan mojar o dañar con el agua.

Para mayor información accesar a http://www.aventuraspanama.com

En pie de guerra por el agua del Río Mamoní

SOCIEDAD. Comunidades se organizan para defender el preciado líquido ante la construcción de proyectos hidroeléctricos

En pie de guerra por el agua

Moradores del distrito de Chepo se han organizado para defender al río Mamoní, el alma de la región.

Yelena Rodríguez

PA-DIGITAL
Proyectos. Los moradores del distrito de Chepo temen que se contamine el agua del río, ya que el agua potable proviene del Mamoní.

«Es hora de pelear, así sea con sangre, nuestra agua». Esta es sólo una de las frases de protesta que en Cabildo Abierto, celebrado en el corregimiento de Las Margaritas de Chepo, expresaron los moradores que no permitirán que se construya un proyecto hidroeléctrico, justamente en el río Mamoní, el cual abastece a la población de la región con agua potable.

En el país hay más de 90 proyectos hidroeléctricos que se han presentado ante la Autoridad Nacional del Ambiente. Muchos de ellos esperan aprobación, están en vía de presentar un estudio de impacto ambiental, o bien, ya fueron aprobados.

Estos proyectos tienen en común que en los poblados en donde se planean ejecutar los rechazan, ya que los afectados alegan que se altera el modus vivendis de los lugareños y se erosiona el ambiente.

Un ejemplo de ello es la situación que se vive en las provincias de Bocas del Toro y Chiriquí, donde la mayoría de las zonas afectadas son las comarcas indígenas y zonas protegidas.

En estas regiones se planean establecer 59 de los proyectos ya mencionados y según explicó Julio Yao, experto en la temática y miembro del movimiento de defensa y recuperación de Tierras y aguas, es preocupante la situación que se ha generado.

En detalle.
El proyecto que se plantea para el distrito de Chepo lo planea ejecutar la empresa de distribución de energía Elektra Noreste.

Lorena Fábrega, vocera de la entidad, explicó a que se trata de la construcción de una pequeña hidroeléctrica en la sección del río que es conocida como «El Salto».

Este proyecto tiene un costo aproximado de 21 millones de dólares y se prevé que podrá generar 9.9 MW de energía.

No obstante, documentos en línea de la ANAM indican que la empresa también tiene otra concesión en esta zona, casi en el nacimiento del río y que es conocida como Mamoní Arriba. Este segundo proyecto planea generar 5.3 MW de energía.

Fábrega explicó que por ahora se ocupan en realizar los estudios de impacto ambiental en la zona de El Salto, para luego presentarlos ante la ANAM y de allí realizarán un foro con la comunidad para que expongan sus inquietudes.

Añadió que previo al estudio realizaron una encuesta que reveló que el 63% de la población está de acuerdo con que se realice el proyecto, siempre y cuando les beneficie. No obstante, la historia parece ser otra, ya que durante el cabildo celebrado el sábado, los moradores organizaron un Comité Cívico Pro Defensa del Río Mamoní (COCIPRORIMA) y rechazar la construcción de la hidroeléctrica.

En este comité, participan casi todas las autoridades del distrito, entre ellas el diputado Tomás Gabriel Duque Mantovani, quien se declaró en contra del proyecto. Anunció que durante esta semana protestarán y no se descartó el cierre de la vía Panamerica. Además, visitarán las instalaciones de Elektra Noreste y acudirán a la Defensoría para elevar sus denuncias.

En defensa del vida y del ambiente
Julio Yao, es de la opinión que las empresas deben respetar los derechos de los afectados, contemplar la mitigación social y logar una armonía entre la población, el ambiente y el desarrollo nacional.

Sin embargo, cree que el problema con la construcción de las hidroléctricas, que a su criterio, forman parte del Plan Energético entre le Pacto Andino y Centroamérica para satisfacer las demandas de energía, es que esta interconexión afectará a las áreas indígenas, se destruyen las áreas protegidas, al paso de que se enriquecen a los promotores privados y empresas extranjeras.

“El recurso agua les pertenece a todos los panameños y no puede ser entregado a la voracidad de una minoría codiciosa y antinacional, menos a empresas extranjeras que no ofrecen un beneficio recíproco, justo o igualitario. Debe existir la voluntad para explorar otras opciones más rentables y amigables con el ambiente.

Entre beneficios y preocupaciones
Ni el ofrecimiento de 200 empleos y apertura de caminos de acceso que se generarán con la construcción de la hidroléctrica, que durará tres años, pueden cambiar la opinión de los moradores de Chepo.

Para los chepanos y especialmente, los margariteños como la maestra María Luisa Rodríguez, la hidroeléctrica es sinónimo de destrucción, contaminación y muerte.

Ella, ya sabe de esto.
En la década del 70, cuando se construyó la hidroeléctrica de Bayano lo vivió porque su familia tenía terrenos allí.

Curiosamente, le fueron otorgadas a su familia tierras en el Mamoní y por ello prevé que se repetirá la historia.

“Siempre prometen que estos proyectos son necesarios para que la energía eléctrica sea más barata, pero yo no he visto nada de eso. En cambio, los aumentos siguen y el pobre es el más afectado. Ahora quieren tomarse el río Mamoní”.