Seis meses frente a la Corte Suprema

Seis meses frente a la Corte Suprema

Ciudad de Panamá. Burica Press (13 de diciembre de 2008). De acuerdo a Denia Arauz, una arquitecta panameña, activista ambiental y defensora del paisaje urbano de las áreas revertidas de la ciudad de Panamá, todo pareciera indicar que sus seis meses continuos frente a la Corte Suprema de la República de Panamá es una lucha que no se ha ganado todavía.

Justo ayer se cumplieron 129 días laborales (seis meses) que los residentes de las áreas revertidas asisten religiosamente con insistencia y perseverancia frente a las oficinas de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) pidiendo justicia ambiental ya que los activistas ambientales y residentes de las áreas revertidas demandan la inconstitucionalidad de la Ley 12 de 2007 que legalizó más de 50 actos administrativos ilegales de zonificación realizados por el Ministerio de Vivienda (MIVI)en la administración de Martín Torrijos y la de la señora Mireya Moscoso. Al legalizar estas zonificaciones que la Ley prohibía y protegía el espacio, el entorno urbano y las áreas verdes, miles de hectáreas de dichas áreas y otros espacios urbanos invaluables se perderían por la densificación y construcción de obras civiles contra natura.

Insisten en que como ciudadanos dignos de este país, seguirán luchando para que los fallos de la Corte Suprema se desarrollen bajo la integridad, la transparencia y el compromiso institucional por el supremo bien del país»

Los activistas urbanistas y ambientales indican que seguirán asistiendo a la Corte ya que lo que ha hecho la Asamblea Nacional y la Corte Suprema con esta ley es proteger con impunidad la corrupción del MIVI que ha olvidado su papel rector del urbanismo y se ha convertido en una agencia promotora de bienes raíces pero vendiendo las riquezas y valores nacionales. Ellos indican que la Corte debe fallar contra esta ley.

Fotos: D. Arauz

Rosina de Stec, Rafael Spalding, Raisa Banfield, Denia Arauz y un centenar más de panameños indican que han hecho este significativo acto de protesta porque tienen sed de justicia ante tantas arbitrariedades y corrupción del Gobierno Central y de la Asamblea Nacional que se atrevieron a aprobar en conjunto esta ley que es una aberración jurídica y por tanto una vergüenza nacional.

Una lucha diaria que con megáfono en mano, pancartas y banderas verdes levantan cada mañana la voz de censura contra cinco magistrados de la Corte: Aníbal Salas, Winston Spadafora, Alberto Cigarruista, Nelly Cedeño de Paredes y Delia Carrizo de Martines por haber fallado bajo presión política y legalizar aún más la corrupción montada desde el Ejecutivo y la Asamblea sobre el destino de las áreas verdes revertidas de la antigua Zonal del Canal.

Los activistas indican que sienten que sus esfuerzos ciudadanos han calado sin precedente histórico, en la gestión de la magistratura de justicia, que tiene que dar un revés rotundo y dar cumplimiento al Código de Ética Judicial, orientado a las actuaciones honestas, idóneas, independientes, justas e imparciales de los funcionarios de este Órgano del Estado, para lograr un correcto desempeño de la administración de justicia, que no puede estar divorciada o aislada del elemento moral.

Soberbia religiosa destruye bosques urbanos

PINTADA DE VERDE

SOBERBIA. En junio de este año, el presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz de la Iglesia católica hizo un importante pronunciamiento a través del diario Il Messaggero: “atentar contra el medio ambiente es un pecado grave y un insulto a Dios”. Por lo visto, la jerarquía católica panameña parece haberse declarado en rebeldía del Vaticano. Me explico: hace unos días se reanudó la destrucción de un área boscosa en Clayton para dar paso a la nueva sede de la Conferencia Episcopal, sin que las peticiones de la comunidad hayan hecho recapacitar a los encargados del proyecto, en especial al obispo de David, presidente de la Conferencia Episcopal de Panamá y aspirante a arzobispo, José Luis Lacunza.

El tema es especialmente incomprensible, ya que todo se hubiera podido resolver sin trauma alguno, cambiando el terreno por otro que no posea la riqueza boscosa del originalmente cedido por el Estado. Podrían haber seguido el ejemplo de los sacerdotes jesuitas, rectores del colegio Javier, quienes, tras escuchar las explicaciones de los residentes de Clayton sobre la biodiversidad existente en el lote donde pensaban construir su nueva sede, accedieron a cambiarlo por otro. Igualmente se logró que la Asamblea Nacional –durante la presidencia del diputado Pedro Miguel González– cambiara, tras escuchar el reclamo de los ambientalistas, un lote que formaba parte del Parque Camino de Cruces y que pretendían vender para financiar la ampliación de sus instalaciones.

Entonces, ¿por qué la Conferencia Episcopal Panameña no puede dar un ejemplo de humildad y solicitar igualmente un trueque al Ministerio de Economía y Finanzas? La soberbia del obispo Lacunza –quien ha manejado el asunto– ha provocado que el caso llegara hasta la Corte Suprema, instancia que probablemente se pronunciará cuando ya no haya un solo árbol en pie. “La soberbia no es grandeza sino hinchazón y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano”, dijo en su momento san Agustín de Hipona. Exacto.

Lina Vega Abad
lina@prensa.com

Solicitan justicia para proteger bosques urbanos

FALLOS DE LA CORTE.

Queremos justicia

Rafael Spalding
opinión@prensa.com

¿Qué pasa cuando una mayoría de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia se equivoca? En abril de 2008, el pleno de la Corte Suprema de Justicia falló que la Ley 12 de 2007 es constitucional. Las comunidades lo ven de otra forma.

Una demanda de inconstitucionalidad había sido presentada contra la Ley 12 por las modificaciones a la Ley 21 de 1997. Antes de dar su fallo, los magistrados recibieron la opinión de la Procuraduría General de la Nación y la opinión de un opositor. Es un derecho ciudadano de participar en demandas sobre temas de constitucionalidad.

La Procuradora General de la Nación encontró que la Ley 12 viola el artículo 46 de la Constitución. El opositor opinó que la Ley 12 no es inconstitucional. Alegó que los cambios urbanísticos realizados por el Ministerio de Vivienda (Mivi) entre 1997 y 2007 fueron de forma y no de fondo; consecuentemente, como no hubo afectados, no hubo violación.

La mayoría de los magistrados coincidió con el opositor. Ellos concluyeron que ningún acto administrativo realizado por el Mivi entre 1997 y 2007 había violado los derechos a terceros. Los cambios a la Ley 21, introducidos por la Ley 12, son hacia el futuro, a partir de su promulgación: no se había violado ni el artículo 46 ni ningún otro artículo de la Constitución.

Los magistrados se equivocaron. Para su lectura, presentamos extractos pertinentes de las leyes en cuestión. Gaceta Oficial No. 23323, Ley 21, artículo 13: “…el Ministerio de Vivienda… podrá variar las categorías de ordenamiento territorial contenidas en el plan regional y en el plan general, previa consulta con la Comisión de Asuntos del Canal de la Asamblea Legislativa, mediante ley que al efecto se dicte”.

Gaceta Oficial No. 25731, Ley 12, Artículo 2; donde modifica la Ley 21, artículo 13: “Parágrafo: Se exceptúa del cumplimiento de lo dispuesto en este artículo [el artículo 13 de la Ley 21] las resoluciones emitidas por el Ministerio de Vivienda en materia de desarrollo urbano para los sectores de la Región Interoceánica, en el periodo comprendido desde el mes de julio de 1997 hasta la fecha de promulgación de la ley que adiciona este parágrafo”. Lo parentético es nuestro. Está claro que la Ley 12 exime al Mivi de cumplir con el artículo 13 de la Ley 21 desde julio de 1997, hasta febrero de 2007, cuando la Ley 12 fue promulgada.

No hay ninguna otra modificación a la Ley 21. Por ende, el día después de la promulgación de la Ley 12, la Ley 21 guardaría su condición original de requerir la consulta del Mivi a la Asamblea Nacional para variar las categorías de ordenamiento territorial. Contrario a lo que alegan los magistrados, la Ley 12 modifica a la Ley 21 retroactivamente hacia el pasado y no hacia el futuro, y viola el artículo 46 de la Constitución, tal como opinó la Procuradora General de la Nación.

Además, contrario a lo dicho por el opositor y los magistrados, las comunidades de las áreas revertidas han demostrado que reiteradamente el Mivi ha violado el artículo 13 durante el periodo entre julio de 1997 y febrero de 2007, afectando su seguridad jurídica.

Solicitamos, respetuosamente, que los magistrados rectifiquen esta injusticia.

El autor es ingeniero mecánico

Construirán edificios en bosques de Clayton

Camino de Cruces. Inmobiliaria P&P ya no hará casas, sino apartamentos.

Mivi otorga permiso a edificios en Clayton

Las torres se construirán, pese a que la Corte suspendió estas edificaciones en las áreas revertidas.

Mónica Palm
mpalm@prensa.com

A casi un año de que el Ministerio de Vivienda (Mivi) diera luz verde a la construcción de edificios de altura en las áreas revertidas, Inmobiliaria P&P –que preside Carlos Pasco– rediseñó su proyecto urbanístico en Camino de Cruces: ya no construirá viviendas unifamiliares, sino 12 torres de 7 plantas.

El nuevo proyecto es viable, gracias a dos resoluciones del Mivi, en materia de urbanismo en las áreas revertidas. Ambas fueron firmadas por la entonces ministra de Vivienda y hoy precandidata presidencial del Partido Revolucionario Democrático, Balbina Herrera.

La primera de estas resoluciones (la No. 237) data de agosto de 2005. Sus efectos los suspendió la Sala III de la Corte Suprema en junio de 2007.

Pero cuando la Corte falló, se supo que el Mivi había redactado una segunda resolución (la No. 368), en diciembre de 2006, que en gran parte recoge el contenido de la resolución impugnada (la No. 237).

La Anam realizará una investigación para verificar que el estudio de impacto ambiental aprobado en 2005 no es el mismo utilizado para hacer este proyecto de edificios. Carlos Pasco Jr., de P&P, dijo que el Mivi ya otorgó los permisos al anteproyecto de los edificios, que estarán en uno de los dos lotes en Clayton.

CAMINO DE CRUCES.La Corte allanó el camino para la construcción de torres en las áreas revertidas.

Pasco deja las casas por los edificios

Anam investigará si P&P utiliza el EIA del proyecto ‘Las Haciendas’ para construir otra cosa.

La empresa intentó vender, por 4 millones de dólares, una participación del 15% de dos lotes en Clayton.

Mónica Palm
mpalm@prensa.com

LA PRENSA
FUTURO. Los edificios que planea construir Inmobiliaria P&P tendrán hasta ocho pisos.

Carlos Pasco Henríquez ha reinventado su proyecto urbanístico en Clayton.

El proyecto original, un conjunto de viviendas individuales comercialmente denominado «Las Haciendas de Camino de Cruces», dejó de ser «viable» para Inmobiliaria P&P –que preside Pasco– y ahora, en su lugar, la promotora pretende levantar doce edificios de siete plantas.

El lugar elegido para ello sigue siendo el lote CL 43, un bosque protegido cerca del Parque Natural Camino de Cruces, que Pasco adquirió a la ahora extinta Autoridad de la Región Interoceánica (ARI), en 2003.

Por este cambio de planes, Pasco se ha hecho acreedor de una denuncia presentada ante la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) por los abogados del Centro de Incidencia Ambiental (Ciam).

En la denuncia, que data del 30 de abril de 2008, se solicita investigar si P&P está utilizando el estudio de impacto ambiental (EIA) de las viviendas individuales, para desarrollar ahora edificios.

El estudio correspondiente al proyecto «Las Haciendas de Camino de Cruces» fue aprobado por Anam en marzo de 2005.

Si las sospechas de los abogados de Ciam son ciertas, P&P estaría dándole «un uso fraudulento» al EIA aprobado.

La denuncia fue acogida por el director regional de Anam, Lizandro Arias, que dijo que citará a las partes e iniciará una investigación.

Si P&P está desarrollando un proyecto diferente a lo que se aprobó en el EIA, se expone a una multa y a la suspensión inmediata de las obras, dijo Arias.

Acomodos

El hijo de Carlos Pasco –que se llama igual que él y que también trabaja en la Inmobiliaria– contó que se trabajan las modificaciones con Anam. «No hemos avanzado en la nueva definición del proyecto, hasta no contar con el EIA correspondiente aprobado», dijo Carlos Pasco Jr.

Pero el EIA de «Las Haciendas…» sí ha servido para que P&P haga movimientos de tierra en el lugar. De hecho, ese documento le da permiso a la Inmobiliaria para talar 3.9 hectáreas categorizadas como «bosque secundario bastante intervenido». Como «indemnización», pagó a Anam la suma de 11 mil 717 dólares con 11 centavos, a razón de 30 centavos por cada metro cuadrado talado.

La realidad

Pasco Jr. explicó que se optó por construir edificios en lugar de casas unifamiliares, ya que las condiciones del mercado y los costos actuales han variado «sustancialmente».

«Las Haciendas de Camino de Cruces fue concebido hace poco más de tres años… Cuando fue suspendido por la Corte, hace algunos años, era otra realidad de mercado», recordó.

Los futuros edificios de ocho plantas no riñen con las normas de ciudad jardín, «que es la zonificación original con la que contaba el terreno cuando nos lo vendió la Nación».

La Prensa tuvo acceso a los planos del nuevo proyecto. Se contaron 12 edificios. Además, en el sitio de internet viviun.com/AD-102920 se promociona la venta de apartamentos, a precios de 157 mil 400 a 369 mil 400 dólares, dependiendo de su tamaño. Hay desde tres recámaras a los tamaño estudio o tipo loft.

El sitio en internet contiene frases como «lujoso complejo residencial localizado en la cima de una colina en Clayton», «asombrosa vista a las esclusas de Miraflores», «el proyecto estará cerca de la embajada americana» o «rodeado de la más exuberante naturaleza, donde usted puede encontrar ciervos, ardillas, gatosolos, tucanes, loros, etc.».

Los dueños

Carlos Pasco Henríquez gestionó la venta del 15% de participación del lote CL 43 y de otro terreno en Clayton adquirido a la ARI, el CL 35. Ambos suman 27 hectáreas.

Por el 15% de participación, Pasco pidió 4 millones 50 mil dólares. Según él, ambos lotes tienen un valor de 27 millones de dólares, aunque lo que aparece en el Registro Público es otra cifra: 2.3 millones de dólares por el lote CL 43 y 1.6 millón, por el CL 35. En total, 4 millones de dólares.

Según Pasco Jr., la venta –al menos por el momento– se cayó: «Hubo un ofrecimiento en el último trimestre y no se concretó».

A la vez que intenta sacar provecho con la venta del lote CL 35, Pasco (padre) reclama una indemnización de 10.5 millones de dólares por esa misma tierra. En la Corte alegó que no ha podido desarrollar la parcela, por la supuesta afectación que ello tendría sobre el Parque Nacional Camino de Cruces.

Los propietarios de los dos lotes, además de Carlos Pasco, son Gabriel Btesh, Jacob Hasky, Pedro Bea, Rubén Comino y Manuel Mirambel

Dos líderes ambientales en Clayton

Milly y Rosemary en portada

Milly y Rosemary, ángeles contra la basura

Desde noviembre del año antepasado dos mujeres residentes en Clayton recogen de manera voluntaria la basura del área.
Roxana Muñoz.
 
 
 
La idea de usar palos para recoger la basura fue de Milly.
 
Caminan juntas de lunes a sábado.
 
Con un solo toque pinchan la basura. Los desperdicios más frecuentes son los envoltorios de comida.
Como muchos, a Rosemary Baily y a Milly Nieves les disgusta ver basura en la calle. Como pocos, ellas decidieron actuar. A las 6:00 a.m. salen a caminar por su vecindario, y a su paso por Clayton no hay papel, vaso o cartucho de empanada que se salve. Sus herramientas son bolsas para basura, guantes y un chuzo hecho con un palo de escoba y hierro.

Estas entusiastas mujeres retiradas forman tan buen equipo que es difícil imaginar que hace año y medio no se conocían. Se encontraron caminando una mañana; Rosemary iba agachándose para recoger basura. Cuando Milly la vio, simpatizó con su tarea y le recomendó usar un palo con clavo para no agacharse tanto.

Desde entonces son aliadas a favor de la limpieza. En estos días de marzo empiezan aún antes de que salga el sol. En la penumbra divisan con claridad las envolturas tiradas.

“Esta hora es mágica”, dice Rosemary sonriente. Hace fresco, casi no pasan carros y el único griterío es el de las aves y otros seres del bosque que rodean el lugar.

— ¿Por qué inician esta tarea?

— Milly: Todos los días leemos lo que está pasando en el mundo: el descongelamiento de los polos y tantos problemas. Nosotros tal vez no podemos hacer un cambio a nivel mundial, pero podemos hacerlo aquí. Y sí, hemos tenido cambios; cuando comenzamos, en noviembre del año antepasado, eran montones de bolsas las que recogíamos.

Hemos notado un aumento en la conciencia ciudadana. Cuando mi amiga se va de vacaciones yo sigo haciéndolo sola y viceversa. Si un día dejamos de hacerlo se nota. [Se oyen unos perros ladrar.]

— Rosemary: Si algo está mal hay que actuar para cambiarlo. No sé si has escuchado sobre el síndrome de la ventana rota, según éste, cuando un edificio está abandonado y tiene una ventana rota, las personas rompen las otras, porque es obvio que en ese edificio no hay nadie o a nadie le importa. Lo mismo pasa con la basura en la calle. Nosotras creemos que si los demás ven que nos importa, a ellos también les va a importar.

Rosemary me da un palo, guantes y una bolsa. Usar el palo para trinchar la basura parece fácil. No lo es. Los billetes de lotería son difíciles porque tienen como una cerita. Los cajetitas de chicle y las colillas de cigarrillo también se resisten, igual que las tarjetas de teléfono celular, que abundan en el camino. Fáciles de trinchar son las vasijas de foam, y hay bastantes. Me dejan uno para que lo agarre “facilito”, dicen, y se ríen. Me demoro y las atraso.

No recogen todas las colillas de cigarrillo, si lo hicieran no acabarían nunca. La mayoría de esta basura pertenece a gente que camina o maneja por allí, comen una pastilla y tiran el envoltorio. Algunos conductores aprovechan las señales de alto y los semáforos para arrojar basura.

— Veo que tienen un sistema de trabajo.

— Milly: Mira, yo estoy equipada [me enseña las bolsas que tiene dobladas en la cintura] Rosemary las lleva en la mano. Estos palos me los fabricó el jardinero, uno de sus compromisos es mantenerlos afilados. Hacemos diferentes recorridos. Cuando me toca el área donde vivo, ella deja su carro cerca de mi casa y yo hago lo mismo cuando caminamos por el área donde vive Rosemary.

— ¿En qué lugares ven más basura?

— Rosemary: Donde hay construcciones siempre hay mucha basura porque los obreros dejan allí todas las envolturas de lo que comen. Cuando se estaba construyendo la Embajada de Estados Unidos llamamos allá por ese problema, de allí sacábamos montones de cartuchos. [Pasamos por un rastro donde hay otro proyecto en construcción y se pueden ver los vasos de soda, empaques de papas fritas, carrizos y latas]. Cuando hay una nueva construcción ya sabemos lo que nos espera.

Clayton, que antes fuera base militar, es denominada ahora ciudad jardín, donde los edificios no pueden sobrepasar la altura de los árboles. En nuestro recorrido vemos media docena de proyectos de casas y edificios.

Milly y Rosemary ven con satisfacción que se ha retirado un anuncio de construcción de un proyecto de apartamentos de 26 pisos. Proyectos como ese están aún por ser aprobados por ley, pero mientras ya está cercado, se han tumbado árboles y hay presencia de maquinaria.

En un tramo apesta, parece una tubería dañada. “Quieren seguir haciendo más construcciones, pero no se arregla el sistema de aguas”, comenta Rosemary.

“Te vamos a contar una anécdota —dice Milly—, un día encontramos que en uno de estos proyectos había una pestilencia enorme, salían aguas negras. Llamamos y llamamos a diferentes lugares. Nadie nos hacía caso, así que en un poste cerca del lugar pusimos un letrero que decía más o menos así: ‘señores que compran, ¿ustedes quieren vivir en esta área en medio de la fetidez y las aguas negras?…’, al día siguiente, y no te exagero, estaban los mismos de la compañía arreglando ese problema”.

“Ella es de armas tomar”, advierte Rosemary. En la Ciudad del Saber Milly advirtió a los vendedores de chicha de que si no recogían su basura, no podían vender más allí. Le hicieron caso. En un local de la Ciudad del Saber había un árbol rodeado de basura; ellas la recogieron en cartuchos y Milly dijo “vamos a ponérsela en la puerta”. Ahora el árbol está muy cuidado y hasta rodeado de florecitas. También pusieron en bolsas la basura que recogieron en un proyecto inmobiliario y la colocaron bajo el anuncio publicitario de la promotora. Ellos empezaron a limpiar su área.

Milly es famosa entre los señores que recogen la basura. Les ofrece agua y tiene su basura dividida en dos tanques: uno para desperdicios orgánicos y otro para latas, botellas y plástico.

A estas alturas del recorrido, en las bolsas llevamos: latas de soda (primero hay que aplastarlas y luego chuzarlas), lo que quedó de una muestra de perfume, un empaque de sopa instantánea, cajetitas de chicles, un desodorante de carro en forma de coco y una tarjeta de celular. Encontramos un recibo picoteado. Pedacito por pedacito, como si fuera un rompecabezas, lo vamos recogiendo. Ninguna de las dos se queja.

Para recoger botellas de agua y colillas toca agacharse. Milly recuerda que eso es malo porque por pereza nos agachamos mal, lastimando la cintura.

Ellas han puesto algunos tanques pequeños en las paradas de buses con bolsas para que la gente eche la basura. Amigos de lo ajeno se llevaron los primeros tanques que pusieron. Eran nuevos y bonitos. Ahora colocaron unos con huecos, a los que le ponen una bolsa. Nadie manifiesta interés en llevárselos.

Algunos conductores les pitan a manera de saludo, ellas responden con la mano o levantan el palo.

— Rosemary, ¿mucha gente las conoce?

— Creo que hay bastantes personas que gustan de ver todo limpio. La gente que nos toca la bocina aprueba lo que hacemos, son madres de familia, personas ocupadas por la mañana y que no tienen tiempo para esto. Aunque uno también puede hacerlo frente a la casa. Si tú limpias tu patio, qué te cuesta limpiar ese pedacito de allá.

Milly es una panameña casada con un militar puertorriqueño, por un tiempo residieron en Clayton. Se fueron a Estados Unidos, vivieron en Nueva York donde ella ejerció como histopatóloga, y al retirarse decidieron venir a Panamá “Mi esposo ama Panamá”, cuenta.

Rosemary es angloperuana. Actualmente es secretaria ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo y la Cultura, que promueve la educación en áreas de extrema pobreza. Llegó a Panamá con su esposo, quien vino por razones de trabajo. Ella obtuvo empleo en la embajada británica en Panamá. “Nos quedamos y nos quedamos”. Ya son 28 años. Criaron dos hijas, una vive aquí. Hasta hace un par de años residían en Dos Mares y decidieron mudarse a Clayton en busca de tranquilidad y verde; ahora temen que esto no sea así por mucho tiempo.

El runrún de los autos ya casi apaga el murmullo de los animales. Ahora sí hace sol.

Caminan en una dirección y luego regresan por la mano contraria.

— A veces cuando damos la vuelta ya han tirado otro papel—. En la voz de Rosemary no hay resentimiento.

Cruzan la calle con mucho cuidado. El sol recrudece y el tráfico también. “Los policías (todos los del área las conocen) me han dicho: ‘Sra. Milly, no camine tan cerca de la orilla, que los carros pasan volando”, dice sonriendo.

Rosemary se acerca a una tinaquera donde el carro de la basura pasó, pero los desperdicios están todavía allí.

— Se entiende que a veces los señores de la basura abran los cartuchos porque no ganan mucho tal vez si les sacáramos las latas aparte sería maravilloso, una forma también de apoyarlos.

Más tarde Rosemary dice: “por favor, ponga en su artículo el trabajo valioso de los que recogen la basura, ellos hacen una tarea enorme, no les pagan bien ni ven el resultado. Nunca ven todo limpio, siempre hay más basura”.

En la tinaquera reúnen las bolsas llenas, Rosemary las ata con una cinta que le “regalaron” (se refiere a que la encontró en el suelo). Y dejan la basura allí recogida en bolsas amarradas.

Más adelante, una señora en un carro le pregunta cómo llegar a la Embajada de Estados Unidos. Llegamos a la embajada y nos saludan los señores que cuidan los carros estacionados.

Un hombre con curiosidad nos mira. Al se sale con: “ese es un buen ejercicio, ah”. “Sí, señor”, responde Rosemary, cortés. Un vecino que pasea un perro y las conoce me advierte “ellas hacen eso todos los días, son ángeles”.

— ¿Nadie les ha dicho que están locas, por ponerse en esta tarea?

— Milly: Alguien me llegó a comentar que si

acaso estábamos trabajando para el alcalde y queríamos los uniformes de las personas que recogen la basura. Lamentablemente para el panameño de clase media alta hacer esto es denigrarse.

— Rosemary: Las reacciones de la gente son muy distintas. Unos simpatizan con lo que hacemos, otros se quedan como si no pudieran entender que nos pongamos en esto.

— ¿Cómo mantienen el ánimo?

— Rosemary: Te queda la satisfacción de ver qué bien queda todo. Creo que podemos canalizar de otra manera esas frases de “ama a tu patria” y no haces nada por ella. Hay tantas cosas buenas y a veces es fácil mirar las malas, Panamá nos ha acogido, esto es un poquito de agradecimiento por lo que hemos recibido, 28 años de vivir en Panamá.

— Milly: Hay días en que estoy acostada y no me quiero levantar temprano, pero la conciencia no me deja.