Proteger costas es prioritario para el turismo

desarrollo.hotel, más beneficioso que segunda residencia.

Protección de costas, clave para turismo

Roberto González Jiménez
rgjimenez@prensa.com

El consultor español Miguel Ángel Rodríguez destacó ayer la necesidad de proteger las costas para mantener el atractivo turístico del país.

«Los turistas de elevado poder adquisitivo cada vez tienen una mayor sensibilidad medioambiental y prefieren un hotel un poco más apartado de la costa para no desvirtuar el paisaje», señaló el asesor a La Prensa.

Durante su intervención en la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), el especialista destacó las diferencias entre el turismo de hotel y el residencial. «El hotelero genera más empleo, fiscalidad y es más sostenible que el residencial».

Según el abogado, el turismo residencial solamente genera empleos durante la construcción de los complejos. En cambio, un hotel genera empleos tanto en la construcción como durante la posterior administración.

Además, acotó, el turismo residencial es una opción que podría funcionar en la ciudad de Panamá «por el clima, las compras, el dólar y las posibilidades de inversión», pero no en una zona costera con turismo de sol y playa.

Sigue vigilia ambiental

Sigue vigilia en parque Catedral de San Felipe

RESISTENCIA. Los indígenas y campesinos continuaron ayer con sus protestas en la ciudad capital. Piquetearon la Autoridad de los Servicios Públicos, donde fueron recibidos por el director nacional de Electricidad de la institución, Rafael De Gracia.

Luego, se acercaron a la Defensoría del Pueblo, y allí fueron atendidos por María Icela Meléndez, directora de Asuntos Ecológicos de la entidad. La dirigente Larissa Duarte pidió que el defensor del Pueblo, Ricardo Vargas, se presente al parque Catedral, donde estarán por varios días.

José Arcia

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PARQUE CATEDRAL DE SAN FELIPE.

Turistas se informan sobre lucha ambiental

José Arcia
jarcia@prensa.com

Los extranjeros que visitaron ayer el parque Catedral escucharon los reclamos de los campesinos e indígenas que protestan en contra de proyectos mineros, hidroeléctricos y de turismo residencial.

La tarea de explicarle a los turistas las razones de su lucha fue de Carmen Tedman, quien se opone a la construcción de la hidroeléctrica Bajo Mono, en Boquete. Ella habla inglés, por lo que se comunicó con personas de esa lengua. El mensaje también llegó a quienes fueron al parque y hablaban francés o italiano, contó Tedman.

Unos canadienses –dijo– quedaron sorprendidos cuando escucharon la versión de los campesinos sobre lo que pasa en Cerro Petaquilla, donde una empresa de Canadá desarrolla un proyecto minero. Según han reiterado los voceros de Minera Petaquilla, el proyecto cumple con las normas ambientales.

Los manifestantes siguen en el parque Catedral y mañana llevarán su protesta a la Asamblea Nacional.

 

Exigen moratoria contra desarrollo depredador

Ecologistas contra el Desarrollo Depredador

Panamá, Burica Press, 11 de marzo de 2008.

Los miembros de las comunidades campesinas e indígenas afectadas por la ejecución de proyectos hidroeléctricos, mineros, de turismo residencial y procesamiento de petróleo, junto a organizaciones ecologistas y de derechos humanos, han manifestado la oposición a los mismos por las consecuencias negativas que tienen sobre todas las formas de vida, al limitar principalmente la disponibilidad de agua en la cantidad y calidad suficiente para el consumo humano básico, ya sea por contaminación o privatización del recurso.

Hacen un llamado a la opinión pública para que se manifieste conscientemente frente a estas iniciativas privadas que lejos de beneficiar o satisfacer necesidades del país, responden a intereses particulares que actúan con el apoyo de malos servidores públicos que sin información suficiente, sin mecanismos adecuados, y con escasa voluntad para evaluar y fiscalizar los impactos totales, sociales y ambientales de todos estos proyectos, disponen y destruyen sin consultar a nadie los recursos naturales que pertenecen a todos los panameños, recurriendo al uso de la violencia administrativa, policial y judicial, irrespetando los derechos humanos. En el caso de los indígenas Ngobes del valle del Río Changuinola, se les ha violado sistemáticamente sus derechos humanos y parece que a nadie en Panamá le interesa atender esta situación, argumentó Olmedo Carrasquilla uno de los organizadores.

Exigen una moratoria a estos proyectos para que no sigan dañando irreparablemente nuestros recursos, el fin de la violencia gubernamental contra nuestras comunidades, la reparación de los daños donde se hayan ocasionado en nuestra tierra, nuestras viviendas, nuestros cultivos y el pago de las indemnizaciones debidas, así como la revisión de nuestra legislación ambiental en una mesa de debate con igualdad de condiciones para todas las partes, para garantizar la sustentabilidad del desarrollo basado en el conocimiento científico, el respeto a toda la ciudadanía, la consulta directa a las comunidades y su participación fundamental en la toma de decisiones.

Los grupos de personas afectadas y ecologistas del interior que estarán llegando desde la noche del martes 11 de marzo a la ciudad de Panamá permanecerán por espacio de tres días realizando protestas pacíficas ante diversas instancias gubernamentales que han ignorado la incertidumbre de sus tierras y formas de vida ante el embate de los proyectos que ellos denuncian: minería, hidroeléctricas y el mal llamado turismo residencial. Se sumarán los activistas de Oilwatch que denuncian las exploraciones petroleras y las secuelas de proyectos petroleros mal concebidos.

Los organizadores indican que se sumarán grupos e individuos de Coclé, Veraguas, Chiriquí y Panamá y pernoctarán en el Parque de la Catedral Metropolitana en el Barrio de San Felipe para estar cerca del Presidente de la República con tal que uno de los tres días de presencia de ellos en el área los atienda, para solicitarle personalmente la moratoria a los proyectos depredadores que les afectan.

Turismo residencial no es turismo

ELIMINACIÓN DE INCENTIVOS.

La amenaza del turismo residencial

Luis Castillo Espinosa

Turismo residencial es un término ampliamente utilizado, pero de un significado ambiguo que no define correctamente el fenómeno de los jubilados que eligen a Panamá como su destino para retirarse. Este fenómeno tiene como uno de sus orígenes la Ley 9 de 24 de junio de 1987, que establece beneficios para atraer a los jubilados extranjeros, entre ellos: la exoneración del pago de impuestos para la importación de artículos de uso doméstico, muebles o utensilios hasta por 10 mil dólares y la exoneración del pago de impuestos para la importación de un vehículo cada dos años y otros beneficios que exceden en mucho a las legislaciones de los países vecinos.

Estas prebendas son un atentado a la dignidad de los jubilados panameños. Mientras ellos rezan para que la Caja de Seguro Social tenga los fondos para pagarles, los jubilados extranjeros reciben innecesarios y exagerados beneficios.

Por otro lado, la forma en que algunas agencias de bienes raíces promocionan a Panamá en el exterior es humillante para nuestra dignidad como nación: «El llamado a venir y aprovechar el paquete de beneficios más asombroso del mundo entero, en un país en donde existe una rareza panameña: el contratar a una empleada que viva en tu casa y a la que solo le tienes que pagar 120 dólares mensuales».

Es cierto que se genera una gran actividad de construcción y que el sector de bienes raíces tiene una vitalidad nunca antes vista en el país; pero si vemos más allá de las ramas cubiertas con hojas de billetes verdes que cubren nuestros rostros, el horizonte presenta desafíos insospechados para nuestra población más vulnerable.

Los jubilados extranjeros son, en su mayoría, una población envejecida que no viene a aportar mucho a la vida nacional. Los jubilados vienen a pasar los últimos años de su vida, aislados del resto del país en lugares paradisíacos como Boquete y Bocas del Toro, entre otros.

Una mentira que escucho constantemente es que en esos lugares hay empleo total, pero si usted los visita se dará cuenta de que los únicos trabajos que abundan son los de empleadas y jardineros. ¿Y es eso lo que queremos para Panamá? ¿Es nuestra visión de desarrollo que nuestra población sea sirviente de los extranjeros?

El principal efecto de esta ola de jubilados extranjeros, ha sido la exagerada valoración de la tierra. Por ejemplo, antes en Bocas del Toro un lugareño podía ahorrar mil 500 dólares para comprar un pedacito de tierra y construir su vivienda. Ahora ese mismo pedacito de tierra le puede llegar a costar hasta 200 mil dólares, y no estoy exagerando. ¿Qué produce esto? El desplazamiento de nuestra población de estas áreas y su reemplazo por una población envejecida y poco productiva; sin mencionar el daño ecológico que produce el «desarrollo». Lo más peligroso de este exagerado aumento del valor de la tierra es que muchos productores agropecuarios están comenzando a evaluar si resulta mejor seguir produciendo café, arroz, leche y maíz o vender sus tierras a extranjeros y dedicarse a otra cosa. No estamos lejos de ver convertidos nuestros productivos cafetales en cabañas de retiro y nuestros campos de arroz, en campos de golf.

Como resultado de esta acción, en los próximos años aumentará la escasez de estos productos básicos en la dieta del panameño, por lo que se deberá importarlos y, con ello, se reducirá nuestra independencia alimentaria. ¿En qué sentido? Al hacernos más dependientes de los vaivenes de los mercados internacionales y de las potencias económicas.

Otro fatal efecto del mal llamado turismo residencial es el salvaje encarecimiento de la vida en las áreas a las que llegan los extranjeros, lo que, poco a poco, producirá la «natural» emigración de los nacionales.

Ya es hora de modificar esta ley y eliminar algunos de los incentivos para los jubilados extranjeros. ¿Por qué? Porque, precisamente, el turismo residencial es una de las actividades que menos incentivos necesita, dados los beneficios naturales que Panamá ofrece. Eliminar algunos beneficios no detendrá la avalancha de jubilados, pero quizás la desacelere hasta el ritmo en que el país la pueda absorber sin afectar la calidad de vida de los panameños. Sé que muchos abogados y corredores de bienes raíces estarán en desacuerdo con este planteamiento, pero deben pensar en las grandes mayorías y no solo en los bolsillos de unos cuantos.

El autor es ingeniero

Rubén Blades comienza a reinvindicar la letra de sus canciones

Los ambientalistas han criticado fuertemente al Ministro de Turismo durante su gestión, especialmente al inicio de la misma, debido a que en este tiempo su ministerio amparaba el mal llamado Turismo Residencial, que no es más que una figura inventada en España por los pillos de allá, que los pillos de acá importaron para hacer lo mismo que han hecho en los archipiélagos y costas de España: apoderarse de cada metro cuadrado del patrimonio colectivo de los españoles. La ley 2 que literalmente permite el negociado de nuestro patrimonio costero e insular se lo debemos al corrupto de Pedro y Benjamín pero también a Martín y por supuesto a Rubén, que obedientemente y con urgencia notoria aprobaron al pie de la letra el texto de esta ley escrita en un bufete de abogados que atiende negocios inmobiliarios de especuladores que desean cada metro cuadrado de nuestras prístinas islas y costas y para colmo nuestros diputados de gobierno y de oposición, como buenos primates, hicieron válido el refrán: Por la plata baila el mono, si no voto sí en el pleno no como.

En Panamá, los inversionistas inmobiliarios han querido hacer el negocio de su vida a costa del Patrimonio Natural y de atractivo turístico con proyectos residenciales o inmobiliarios que efectivamente son puro Real state estilo norteamericano, que en el caso de Panamá, está produciendo, literalmente hablando, la depredación y privatización de las mejores áreas naturales y de atractivo turístico reales, ello ha conllevado a la destrucción de la naturaleza y valores culturales y para colmo lo han colado como turismo con tal de acogerse a leyes de incentivo al turismo real que sí es beneficioso para el país.

El Estado a través de sus gobernantes está llamado a defender los valores y patrimonio colectivo de todos los panameños y una forma de hacerlo es justamente evitando que extranjeros, con buenos y con malos propósitos tengan titularidad sobre las mejores regiones y tierras del país, que al ser tomadas por estos ciudadanos, las convierten en espacios vedados a los nacionales so pretexto de Propiedad Privada.

Se han tomado y se siguen tomando lo mejor de nuestras islas y aquí no pasa nada. Ya ni siquiera el agua del mar en las islas Naos, Perico y Flamenco la podemos tocar, ya que todos las playas han sido privatizadas. Pipo Virzi con su cara de inocente le ha robado a los panameños, frente a su narices, la playita de Amador y la de Taboga. Un extranjero se ha robado la isla de Flamenco e impide el acceso a las costas. Este es la inversión y los inversionistas que queremos? No. Esta inversión hace mucho daño y es terriblemente egoísta y enajenadora, que ningún panameño serio debe permitir.

Para colmo narcotraficantes y políticos avivatos se han disfrazado de inversionistas para rematar nuestra tragedia. Y Martín como buen Chicago Boy, sólo dirá: la plata está por encima del honor y la dignidad nacional.

En buena hora Rubén Blades, comienza a reinvindicar las letras de sus canciones con su accionar en la vida pública al servicio de los ciudadanos a los que representa.

Sólo le queda echar por tierra la nefasta Ley 2 que vende mejor especulador inmobiliario nuestras playas y nuestras costas a cambio de míseros centavos para el fisco. Creemos que puede el liderazgo de defendernos de todos estos piratas del siglo XXI.

Nunca es tarde para actuar correctamente.

Ojalá algún la canción Patria, no nos cause náusea como nos ocurre ahora. Un día como el 31 de diciembre de 1999 la vitoreamos.

Burica Press, 19 de octubre de 2007

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Rubén Blades responde y aclara

10 DE OCTUBRE.Me siento obligado a responder el artículo firmado por el promotor inmobiliario estadounidense Sam Taliaferro, publicado en la edición del diario La Prensa del 5 de octubre del presente año, en el que expresa sus opiniones interesadas.Taliaferro no se ajusta a la verdad, al aseverar en su artículo que al inicio de mi gestión al frente del Ipat [Instituto Panameño de Turismo], contraté a un consultor español para un estudio sobre turismo, así como tergiversa la información al decir que se intenta cambiar la Ley 8, de incentivos al turismo. Tampoco es cierto, como dice, que yo quiero detener la industria del mal llamado «turismo residencial». Reto a Taliaferro a que pruebe estas aseveraciones, públicamente.Taliaferro es un atrevido, al decir que yo tengo ideas retorcidas.

Más retorcida parece su mente, y sus intenciones, cuando derrama su diatriba personal diciendo: «nuestro ministro no descansará hasta colocar el último clavo en el ataúd del verdadero turismo«. Es claro que intenta manipular la opinión pública utilizando argumentosfalsos y pedestres, con el propósito de hacernos creer que el negocio de desarrollos inmobiliarios es parte de la industria turística.¿De dónde surge la angustia de Taliaferro? Sus ataques personales se iniciaron cuando dije que el turista promedio no pasa más de 30 días en Panamá, o que existe diferencia entre el turismo y las inmobiliarias.Si Taliaferro tiene otros argumentos, que los presente y nos convenza a todos, pero con cifras. Por lo menos, debería explicar por qué quiere que sus clientes se queden viviendo en Panamá, como turistas.

En infinitas ocasiones he manifestado que no me opongo a los desarrollos inmobiliarios para segunda vivienda, que pueden ser complementarios al turismo. Lo que no puedo aceptar es que se inscriban como actividad turística, para utilizar incentivos fiscales que no les corresponden. Tampoco creo que sea conveniente que esos desarrollos ocupen las áreas de mayor vocación turística, privando al país de la oportunidad de incrementar el turismo, que a largo plazo es más productivo para el país, pues su derrama económica alcanza a más gente y sus beneficios se extienden en el tiempo.El verdadero turista, señor Taliaferro, es el que viene y se va, dejando el cupo abierto para que otro entre y beneficie nuevamente la economía. Más de un millón de turistas llega a Panamá cada año, y estamos seguros de que una ínfima parte de esos turistas tiene casas en Panamá.

El turismo es una actividad que no tiene límites, porque no agota la fuente de ingresos; el desarrollo inmobiliario, lo que se conoce como boom, es una burbuja que en algún momento explosiona y se acaba. Prueba de ello es el grave problema que sufre hoy la economía norteamericana, por la caída de la industria inmobiliaria estadounidense.Señor Taliaferro: no es usted, ni sus negocios ni sus intereses personales los que van a determinar las leyes panameñas, las estrategias nacionales de turismo, o la planificación económica de nuestro país. En Panamá respetamos los derechos ajenos y recibimos con afecto a los visitantes, así como también a los que deciden venir a compartir su vida con nosotros. Si usted cree que Costa Rica es mejor que Panamá, ¿por qué no se quedó allá?Respete al país que le ha dado casa y fortuna, señor Taliaferro.

Rubén Blades
Gerente general del Ipat


Artículo aludido por Rubén Blades

Cuestionan opinión sobre desarrollo del turismo

28 DE SEPTIEMBRE.Un artículo publicado en La Prensa el jueves 27 de septiembre titulado «Reajuste a la Ley 8 podría generar discrepancias» nos ofrece un adelanto de los cambios que vienen en la ya existente ley de incentivos al turismo. Nuestro ministro de Turismo [Rubén Blades, gerente nacional del Instituto Panameño de Turismo] deja claro que él desea cambiarla para evitar que los promotores se aprovechen de la ley para conseguir exoneración de impuesto para condominios/hoteles o los tiempos compartidos.

Nuestro ministro no descansará hasta colocar el último clavo en el ataúd del verdadero turismo.Cuando el ministro asumió su cargo contrató a un consultor español para que hiciera un estudio de turismo en Panamá y luego entregaría un reporte recomendando cómo el país debería desarrollarse. Él pasó varios días en el interior del país y si mal no recuerdo, estuvo un día en Boquete. Durante varias semanas los diarios publicaron su estudio, el que dio advertencias de que Panamá se dirigía hacia un desastre, igual que pasó en la costa de España, debido al turismo residencial.

El ministro se tomó esto a pecho y ha hecho lo posible por detener esta industria basado en la opinión de un solo asesor. En vez de mirar a nuestros vecinos de Costa Rica y tomar en cuenta las verdaderas ventajas del turismo residencial, contrató a un consultor español cuyas ideas retorcidas se parecen a las de él. Este es un ejemplo clásico de un ciego guiando a otro ciego.Ninguno de ellos comprende las diferencias entre los dos países y el efecto beneficioso que el turismo residencial tiene para Panamá. España es un país muy desarrollado donde el estándar de vida del español es igual o superior al de los países de donde el turista residencial está llegando. No tienen el desempleo «verdadero» de más del 20%, ni 40% de su población vive en extrema pobreza como en Panamá.

En los últimos años, ha habido abusos de parte de promotores españoles y políticos que, han lastimado la imagen de la industria. Pero por más de 20 años España ha tenido una expansión del turismo residencial, generando increíbles ventajas económicas que han transformado positivamente a su país y puedo apostar que, no desean cambiar eso.Los turistas residenciales de Norteamérica y Europa que se establecen en Panamá crean millares de trabajos y traen más que dinero. Hemos presentado estudios que demuestran estas ventajas, pero nuestro ministro no quiere hacerles caso, tiene su propia agenda y ninguno de los dos ha consultado con los que han invertido en Panamá, ya sean extranjeros o locales.

Sam Taliaferro
Promotor de Valle Escondido, Boquete