Panamá: Desarrollo urbano, voraz e incómodo

EL COSTO DEL PROGRESO.

Desarrollo urbano: voraz e incómodo

LA PRENSA/Gabriel Rodríguez
DESARROLLO. Obras comerciales y de infraestructura mantienen la ciudad en movimiento día y noche.

Ana Teresa Benjamín
abenjami@prensa.com

Con un crecimiento económico proyectado de entre 7.5% y 9% para este año, Panamá se perfila como un país de fuerte desarrollo en 2008.

Pero, mientras los burócratas se muestran satisfechos con los números, los habitantes de la ciudad sufren con uno de los principales impulsores de este despegue: la construcción.

Trabajos en cada esquina y a cualquier hora del día, calles estrechas, entre otros casos, influyen para que no todos estén felices con el maná de las grúas y los volquetes.

convivencia. calles estrechas e infraestructuras pobres complican el desarrollo.

Panamá, capital en construcción

El sector construcción crece a ritmo vertiginoso. Los informes indican que 2008 será igual de bueno.

Los habitantes de la capital, mientras tanto, sufren los inconvenientes del crecimiento desmesurado.

LA PRENSA/Gabriel Rodríguez
RELLENOS. En la avenida Balboa, los trabajos del relleno para la cinta costera no cesan. Los vecinos han perdido la calma que regalaba la bahía de Panamá.

Ana Teresa Benjamín
abenjami@prensa.com

Los años que tiene Gaspar Estribí de vivir en calle 73 de San Francisco se notan en cada uno de los surcos de su cara.

Hace 50 años, exactamente el 15 de febrero de 1958, Estribí recogió todos sus bártulos y se mudó con su familia a la casa nueva, que él mismo había construido, en el apartado barrio de San Francisco. «Era un lugar muy tranquilo, en las afueras de la ciudad», recuerda.

Ahora, Estribí tiene 88 años y una gripe que no lo deja en paz. Atrás de su casa hay un lote baldío con paredes a medio derrumbar. Diagonal a su lote se levanta un edificio de varios pisos. Por la calle pasan tres camiones volquete. Uno más activa la alarma de reversa. La casa de enfrente, de dos pisos, fue vendida. La calle está llena de trozos de tierra.

Lo que menos hay ahora en la calle 73 es tranquilidad y a Estribí apenas se le escucha su dilema.

«Estas construcciones me han causado muchas molestias… La casa me la tienen llena de polvo y me ha dado esta gripe. Me han dejado solo, todo el mundo ha vendido y no aguanto el ruido», se queja.

En dos meses se mudará, dice, a un edificio de apartamentos en el sector. Ha vendido su lote para otra gran torre.

A Estribí, sencillamente, se lo tragaron las máquinas voraces del «desarrollo urbano».

UN AUGE QUE MORTIFICA

Los informes económicos lo indican: en 2007, Panamá creció a todo vapor (11.2%), y aunque se prevé que este año sea más modesto (entre 7.5% y 9%), precisamente la construcción seguirá siendo uno de los pilares fundamentales de este desarrollo.

El año pasado, ese sector creció 19.6%, y en los dos primeros meses de este año se otorgaron permisos de construcción valorados en 1.2 millón de dólares, 72.3% más que en el mismo período del año pasado.

Bien lo dice José Batista, director de Desarrollo Urbano del Ministerio de Vivienda (Mivi): «El auge en la construcción ha generado más de 60 mil puestos de trabajo permanentes y mayor recaudación fiscal».

Desde la Cámara Panameña de la Construcción se ha informado que el auge no solo lo provocan los proyectos residenciales de casas y apartamentos, sino también las obras de infraestructura y los trabajos del tercer juego de esclusas en el Canal de Panamá.

Es tanto lo que ocurre en el sector construcción, que aprimera vista parece inconmensurable.

Pero todo «regresa» a su tamaño en las calles, cuando grúas y camiones transitan con afán transportando materiales y equipos, mientras la población intenta sobrevivir a este caos de calles estrechas, edificios muy altos, manejo desordenado y desarraigo. Como cuenta Estribí que le pasa a diario.

Luces, acción … ¡Qué sueño!

En Cerro Viento y frente al centro comercial Los Pueblos, las máquinas preparan el terreno para otro centro comercial.

Clara Bermúdez no sabe bien de qué se trata, pero sí que desde que empezaron las obras hay días que en la casa no se puede dormir porque trabajan en las noches, y para hacerlo encienden unas luces industriales, capaces de trastornar a un ciego.

«Me molesta el polvo y hay veces que trabajan las 24 horas del día», comenta. Además, el corte del pajonal –supone ella– ha traído como consecuencia el traslado de cientos de mosquitos a su residencia.

En el área de lavandería, que colinda con los terrenos en movimiento, hay cientos de ellos pegados en las paredes.

Otra vez en calle 73 de San Francisco, Julia Chock cuenta sus peripecias. Administradora del Centro Infantil Mis Ositos, al lado de la guardería se avanza en la construcción de una torre nueva de apartamentos. «Toda el área verde que usaba para que jugaran los niños la he dejado de usar, porque de pronto está uno allí «y oye que un camión golpea la pared. Es peligroso», explica.

San Francisco es, de hecho, uno de los barrios que experimenta un cambio de rostro radical. Así como en Bella Vista, en San Francisco las casas unifamiliares están siendo derrumbadas para levantar torres de apartamentos.

Según Batista, menos del 20% de los terrenos de estos sectores han sufrido cambios recientes de zonificación. En Bella Vista, por ejemplo, ese cambio se produjo a mediados de los años sesenta. «Lo que sí hay que admitir es que no se planificó el cambio de infraestructuras, y ahora lo estamos haciendo aceleradamente por el auge inmobiliario», dijo.

Para el director de Desarrollo Urbano, todos estos cambios se plasmaron en el Plan Metropolitano de la ciudad de Panamá, de 1997. En ese plan se estableció «que es necesario densificar áreas de la ciudad para evitar el crecimiento hacia el este y el oeste», recalca.

Pero, mientras tanto, los ciudadanos sufren en el remolino impetuoso de la ciudad de Panamá, la cosmopolita.

Las duras realidades impuestas a la franja urbana

Condicionada por la presencia de la zona del Canal, la ciudad de Panamá siempre se vio forzada a crecer en forma alargada. Por esa razón, el crecimiento de la metrópoli ha ocurrido principalmente hacia el este (San Miguelito, 24 de Diciembre, Tocumen); y hacia el norte (Alcalde Díaz y Las Cumbres).

Con la reversión paulatina de las tierras canaleras (1979-1999), nuevas áreas de desarrollo fueron incorporándose al territorio de la ciudad capital. Las zonas oriente y norte agrupan, en su mayoría, asentamientos formales e informales de clase media y baja.

Sin embargo, de acuerdo con las autoridades del Ministerio de Vivienda (Mivi), el Plan Maestro de 1997 establece que, para no continuar con el crecimiento longitudinal y presionando así el sistema de transporte y la infraestructura, es necesario densificar las zonas céntricas de la ciudad.

Es así que barrios como Bella Vista, El Cangrejo y San Francisco, por mencionar algunos, han pasado de ser áreas de veraneo o de residencias en las afueras de la ciudad, a zonas de gran demanda para la construcción de edificios de alta densidad. En el proceso, sin embargo, los viejos residentes se han visto forzados a abandonar esos sectores, no siempre de la mejor manera.

Los urbanistas han manifestado repetidamente que el crecimiento de la ciudad se está dando de forma desordenada, sin contemplar la necesidad de nuevas calles y sistemas de agua pluviales y residuales. De hecho, expresaron una vez más su preocupación durante el reciente «II Foro: Una ciudad para vivir». A esa inquietud ahora se añade la construcción de la cinta costera, que cambiará por completo el rostro de la Avenida Balboa. Un proyecto de 189.1 millones de dólares que promete nuevo espacio de tránsito de vehículos y áreas verdes, pero rellenando el mar de la bahía de Panamá.

Los residentes del sector también han manifestado molestias por los intensos trabajos que conlleva este millonario proyecto.

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