PUNTA CHAME.
Destrucción de manglares
Eduardo A. Esquivel Ríos
La Reforma Agraria del MIDA se creó con la intención de proporcionar tierras a agricultores sin tierra, y recursos, para que tuvieran un medio de subsistencia a través de la agricultura. Es por esto que la mayoría de las tierras del Estado, con posibilidades agrarias, se venden a precios muy bajos, ya que se supone que los beneficiarios son humildes precaristas.
Es obvio y notable que la Reforma Agraria del MIDA o su socio, el PRONAT, no están cumpliendo con el espíritu de esta ley en algunos casos, ya que adjudican o «venden» tierras nacionales a selectas personas pudientes que no las utilizan para la agricultura, sino con fines de especulación o millonarios proyectos turísticos.
Pero el caso de Punta Chame es especial, por lo complicado, o mejor dicho, lo enredado. Aparte del hecho de que el comprador sea tío del presidente Torrijos, lo que puede ser casual; que se hayan vendido hectáreas a menos de un centavo el metro cuadrado, cuando el valor real de área de litoral en esta zona sobrepasa los 100 balboas el metro cuadrado, es casi increíble.
Que se hayan vendido manglares que por ley son inadjudicables, es ya bastante increíble. Que se hayan destruido estos manglares y rellenado con arena de la playa, sin Estudios de Impacto Ambiental, sin permisos de la Anam o de la AMP, es ya una atrocidad. Que algunas autoridades hayan salido a defender todas estas anomalías o hayan guardado silencio cómplice, es ya muy típico.
El pueblo mira a la ANAM con atención. La Ley Ambiental vigente es clara en lo que respecta al castigo por los delitos ecológicos de este tamaño y tan claramente cometidos: Una multa de millones de balboas, además de la suspensión de todos las obras y la reconstrucción del manglar, por supuesto.
Además está la cuestión fiscal. Es evidente que parece haber una lesión patrimonial, ya que un terreno que se vendió en poco más de tres mil dólares, realmente cuesta decenas de millones de dólares.
Es preciso que se debe hacer una revisión de todas estas ventas sospechosas de los últimos 10 años. Pero el mal de muchos es consuelo de tontos. La corrupción de otros no es excusa para la propia, y mucho menos un argumento legal.
El autor es consultor agroforestal y ambiental
La Prensa, 21 de mayo de 2007
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