DIETILENE GLYCOL. RASFER INTERNACIONAL CULPA A MEDICOM.
El nexo español de la tragedia
La gerenta general de la firma española, Susi Criado, aseguró que no sabía qué uso le darían a la glicerina.
La empresaria anunció que demandará a Medicom. ‘No nos negamos a dar la cara ante nadie’, advirtió.
LA PRENSA/Archivo |
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JARABE. La Caja de Seguro Social distribuyó la medicina con el químico que usualmente se usa como anticongelante. 849078 |
Santiago Fascetto
sfascetto@prensa.com
La empresa española no tiene dudas. La gerenta general de Rasfer Internacional, Susi Criado, está convencida de que la «glicerina» que mató a cien personas en Panamá se «transformó» en el químico letal dietilene glycol detrás de las paredes de la local Medicom, a quien le envió 46 bidones de esa sustancia química el 23 de septiembre de 2003.
«En ningún momento Medicom nos aclaró que el producto era para uso medicinal, para fabricar fármacos ni para ninguna otra cosa», dijo Criado a La Prensa, en diálogo telefónico desde España. Según consta en la investigación judicial, la empresa panameña no avisó a Rasfer que la glicerina pura debía ser apta para consumo humano.
«Nosotros ni vemos el producto. El ministerio de la Sanidad no nos autoriza a manipular la mercadería», explicó Criado, quien anunció además que demandará a la firma panameña. «Vamos a demandar a Medicom porque nos hicieron mucho daño», dijo.
Medicina tóxica deja rastros
El dietilene glycol ha figurado en por lo menos ocho envenenamientos masivos en el mundo. Los investigadores calculan que miles de personas han muerto. Si bien en muchos casos el origen preciso del veneno nunca se ha determinado, documentos muestran que, en tres de los últimos cuatro casos, fue fabricado en China, importante fuente de medicamentos apócrifos.
Panamá es la víctima más reciente. El año pasado, los funcionarios gubernamentales del país añadieron, sin su conocimiento, dietilene glycol a 260 mil botellas de medicina para el resfriado, con resultados devastadores. Las muertes de Panamá llevan directamente a compañías chinas.
DIETILENE GLYCOL. JUSTICIA ESPAÑoLA ENCUENTRA INCONGRUENCIAS EN DOCUMENTOS.
Tras los pasos de la inofensiva ‘glicerina’
Susi Criado, de la empresa Rasfer, señaló que el Ministerio de Sanidad Español prohíbe que las importadoras revisen la mercancía recibida de países fuera de la Unión Europea.‘No tenemos laboratorio para tocar el producto’, indicó. La Fiscalía de Barcelona fijó en esa ciudad la jurisdicción de la demanda entablada por los familiares de las víctimas. En España, el juicio por este caso podría tener una duración de hasta cinco años.
LA PRENSA/Ana Renteria |
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FACSÍMIL. A la izquierda se encuentra el análisis en chino de los productos químicos que mandó a España Fortune Way Company. A la derecha, la traducción al español que hizo Rasfer. |
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Redacción de La Prensa
panorama@prensa.com
El veneno recorrió sin control 18 mil 496 kilómetros. Pasó por tres continentes. Se subió a dos barcos de carga y traspasó tres aduanas. A pesar del largo viaje y de las innumerables «barreras» legales, el líquido mortal llegó hasta el estómago de cientos de personas, camuflado de inocente jarabe para la tos que distribuyó la Caja de Seguro Social. Y en otros casos se introdujo sigiloso por medio de una pasta para la piel.
El recorrido del mortal químico dietilene glycol, encubierto de «glicerina pura», es una cadena que aún la justicia no puede liberar, aunque ahora asoman algunas pistas.
La empresa española Rasfer Internacional reetiquetó los 46 bidones de supuesta glicerina que envió a Panamá el 23 de septiembre de 2003, según investigaciones realizadas por autoridades judiciales de España.
La gerenta general de Rasfer Internacional, Susi Criado, admitió que un empleado de la empresa -Joan Ramón Bastlledni- sacó las etiquetas que pegó en los envases la firma importadora china Fortune Way Company y colocó unas de Rasfer con la dirección de Medicom, la firma panameña que recibió la mercadería.
«El resto de las etiquetas del fabricante original con el nombre, lote y demás datos no se tocaron. En ningún momento se abrieron ni manipularon los bidones», remarcó Criado, en declaraciones telefónicas a La Prensa desde España.
Pero, según investigaciones realizadas en España, cuyos resultados están contenidos en la asistencia judicial que solicitó el Ministerio Público panameño, cuando los funcionarios de la Policía española llevaron a cabo la inspección en Rasfer descubrieron que en el documento de embarque del producto hubo un error o alteración en la identificación del número de lote.
En sus documentos de compra-venta de la mercancía remitida a Rasfer, las empresas chinas Fortune Way Company (exportadora) y Taixing Glycerin Factory (productora) identifican el lote de glicerina con el número 13071601.
Y con esa misma numeración, la mercancía fue almacenada en Barcelona, pero Rasfer elaboró otro documento vinculado con la transacción del producto, identificando ese mismo lote con el número 25984. Aún así, la numeración de las etiquetas de la sustancia que llegó a Panamá reconocía el lote 130716101.
«El número 25984 corresponde a nuestra referencia. Es un requisito de nuestra norma ISO para seguir la trazabilidad del producto que siempre realizamos. Pero el producto conserva el número de lote original del fabricante», afirmó Criado.
ESPERANDO EN BARCELONA
La glicerina que llegó a España procedente de China el 3 de septiembre de 2003 fue guardada en el depósito aduanero de la empresa Idyca Operador Logístico, en Barcelona. Y allí estuvo almacenada 18 días antes de iniciar su último tramo del viaje hacia Panamá.
«Los bidones estuvieron en los mismos embalajes de almacenamiento con los que llegó a España», dijo la responsable de la empresa española.
Criado está convencida de que la glicerina pura se «transformó» en veneno tóxico detrás de las paredes de Medicom. «No se puede decir que el fabricante no fabricó glicerina, eso se tiene que demostrar», sentenció.
Otro documento hallado por la Justicia ibérica en Rasfer es el número 936622723, fechado el 15 de septiembre de 2003. Allí se informa a Idyca Operador Logístico que al día siguiente (16 de septiembre de 2006), la empresa aduanera Gimax iba a retirar un lote de 55 kilos de «Ácido Undecilémico», que sería enviado por barco a Medicom.
Esa nota es corregida luego y se aclara que, en realidad, se trata de otras ustancias químicas. En ese embarque viajaron, además, los nueve mil litros de glicerina apócrifa.
La ejecutiva declaró que Rasfer no tenía ninguna obligación de controlar el contenido de los productos químicos que llegaron desde China. «La obligación de analizarlo corresponde al fabricante de la materia prima y a quien utiliza dicha materia prima para elaborar medicamentos», dijo.
Inclusive, Criado sostuvo que el Ministerio de Sanidad de España prohíbe que importadores revisen la mercadería llegada de países no pertenecientes a la Unión Europea. «No tenemos laboratorio ni infraestructura para tocar el producto».
Indicó, además, que no se le dio ningún trato especial al cargamento de glicerina durante el transporte por mar desde China a España. «Se trataba de un producto que no requiere almacenamiento específico ni temperatura concreta para su traslado».
El precio de la muerte
Rasfer pagó a la exportadora Fortune Way Company la suma de 9 mil 900 dólares por la glicerina pura del 99.5% y le cobró a Medicom 11 mil 322 dólares. La transacción le dejó a Rasfer mil 422 dólares.
Pero al final, según Criado, Medicom no les pagó ni un solo centavo, por lo que el 25 mayo de 2004 interpusieron una querella ante el Juzgado Tercero de lo Civil de Panamá.
Aclaró, sin embargo, que desistieron de la acción, porque comprobaron la insolvencia de la empresa panameña. «Nuestro abogado nos dijo: a esta gente no la encontramos, dejen la demanda para no perder más dinero».
Según Valentín Jaén, abogado de Medicom, la empresa española miente.
«Nuestros clientes le pagaron a Rasfer en octubre de 2006 parte de la deuda y fue por ello que Rasfer suspendió la demanda».
«A Taixing no le compramos nunca más. Antes le habíamos comprado alguna pequeña cantidad que vendimos en España. Nunca ha pasado nada», alegó Criado.
Hasta que pasó. Cien personas perdieron la vida, según el Gobierno.
Para los familiares de las víctimas, el número se eleva a
(Con colaboración de José Otero, Santiago Fascetto y Rafael Luna Noguera).
‘Le seguimos comprando a Fortune Way Company’
Las ganancias de Rasfer Internacional descendieron al infierno. «Por la tragedia en Panamá perdimos la mitad de las ventas. Más de seis millones de dólares», expresó Susi Criado, máxima ejecutiva de la empresa con sede en Barcelona. Ese bajón de las operaciones hizo, además, que la firma redujera la nómina de personal.A pesar de la crisis a raíz de la glicerina (que terminó siendo dietilene glycol) que llegó desde China y terminó en Panamá, Criado respaldó al exportador del gigante asiático que le vendió el producto químico.
«Le seguimos comprando a Fortune Way Company. Con esa empresa trabajamos desde hace 10 o 12 años», dijo.El camino que tomaron con Taixing Glycerin Factory -el productor que desarrolló la supuesta «glicerina»- fue otro. «A la fábrica jamás le volvimos a comprar. Aparte, nunca más volvimos a comprar glicerina. A Criado le cuesta nombrar el químico que, mezclado con un inocente jarabe desató la mayor tragedia moderna de Panamá.
No quiere o no puede. «Lo que no me deja dormir es la pena de toda esta gente que por un fallo de no se quién se está muriendo», afirmó, cambiando el tono de voz. El 2 de octubre de 2006 quedará en la memoria de todos los panameños. Ese día se confirmó lo impensado. Un remedio para combatir un mal menor terminó llevando a una cama de hospital a cientos de personas. «Nos enteramos de las muertes en noviembre de 2006, en el momento en que vino la inspección de la Agencia Española de Medicamentos. Sin advertirnos nada, nos pidieron toda la documentación y después de revisarla nos dijeron para qué habían venido», narró.
«A mí, me cambió la vida», concluyó.
A otros también.
El juicio sería en Barcelona
La Fiscalía General de España decidió que será Barcelona la jurisdicción de la demanda entablada contra Rasfer Internacional el 23 de abril pasado por los abogados de los familiares de las víctimas.
Michael Pierce, uno de los juristas, confirmó que el traslado del caso fue aprobado la semana pasada y se espera que la querella sea admitida en breve.
La fiscalía española optó por Barcelona, ya que allí está radicada Rasfer, concretamente en la avenida del Jordán, número 26.
El proceso, según explicó el abogado Alejandro Sanvicente, quien lleva el caso en España, da cuenta de que ahora corresponde a la Fiscalía de Barcelona realizar las investigaciones preliminares y si comprueba que hay elementos probatorios remitir el expediente a los tribunales.
En España, dijo, estos procesos incluyen las demandas penales y civiles, y pueden demorar entre cuatro y cinco años.
Pierce consideró que el caso representa una causa de trascendencia internacional, no solo por la cantidad de víctimas involucradas -por lo menos un centenar de muertos-, sino por la implicación de empresas de tres países: CNSC Fortune Way Company y Taixing Glycerine Factory de China, Rasfer de España y Medicom de Panamá.
«Esperamos que estos países adopten medidas más efectivas para controlar el trasiego de materias primas y medicamentos para el consumo humano», dijo.
Indicó que en algunos países se obliga a los importadores a depositar garantías monetarias, que pierden si hay anomalías con las mercancías, lo que los obliga a revisar sus productos antes de entregarlos.
«El problema en China es que hay miles de corporaciones pequeñas como Taixing Glycerine Factory (que produjo la sustancia contaminada con el dietilene glycol), las cuales no tienen cómo exportar sus productos y por tanto los venden a CNSC Fortune Way Company, la cual sí tiene la capacidad de exportación pero reenvía las materias primas sin verificarlas. Allí está parte del problema. No se hacen responsables en China ni en ninguna otra parte del mundo», acotó Pierce.
Fuente: La Prensa, 15 de mayo de 2007.
V er además: La historia del dietilen glycol en medicamentos en Panamá publicado por el New York Times
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