Mitad de industrias no cumplen con medidas ambientales

Más del 50% de las industrias no cumplen con medidas ambientales
Roberto E. Quelne rquelne@estrelladepanama.com

Las expectativas de inversiones en Panamá en los próximos años son muy alentadoras, pero también existe la preocupación por el cuidado que deben mantener las industrias con el medio ambiente.

En ese sentido, sólo el 46 por ciento de las industrias o empresas que funcionan en Panamá cumplen con las normas de tratamiento de aguas residuales de acuerdo con los indicadores de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).

A juicio de la directora de Protección de Calidad Ambiental de la ANAM Natalia Young, hay un gran porcentaje de industrias que están cumpliendo con las normas de aguas residuales, pero es difícil tener una cifra exacta, porque habría que comparar los registros de la ANAM, con los que mantiene el Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) sobre las actividad que ejercen los sectores industriales.

Entonces, asegura Young, la percepción es que las industrias se están acogiendo cada vez más voluntariamente a las normas y sistemas de adecuación ambiental.
En estos momentos, hay 700 empresas que han presentado su caracterización de aguas residuales en la ANAM y un 40 por ciento está tramitando su permiso para poder descargar sus aguas residuales.

“Eso no quiere decir, que hay industrias o empresas que no hayan tenido problemas con la institución. De hecho, se han entablado procesos administrativos contra empresas que han incumplido las normas, pero el panorama ahora es muy diferente al de antes”, comentó Young.
Y es que cumplir con las normas, no significa que la empresa va a cerrar o quebrar, por el contrario puede resultar un beneficio para las que se dedican a exportar, ya que hay países que solicitan una un certificación de la ANAM para que los productos puedan ingresar.

Inversión millonaria de las industrias

Gabriel Diez, presidente del Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) comentó la semana pasada, que casi todas las industrias están cumpliendo con el procesamiento de aguas residuales y que la meta es que todas las vayan en esa vía.
El empresario Juan Francisco Kiener, fue un poco más allá y estimó que las industrias han invertido alrededor de 100 millones de dólares en la construcción de plantas procesadoras de aguas residuales para contribuir a tener un medio-ambiente más limpio.
El SIP cuenta con una membresía de aproximadamente 200 industrias, lo que representa el 70% de todas las industrias establecidas en el país.

Programas de sanidad ambiental

A juicio de Young, para cumplir con la norma de aguas residuales, las empresas no necesariamente deben invertir sumas millonarias en la construcción de plantas para tratar esas aguas, porque hay otro tipos de sistemas y programas destinados a que las empresas cumplan con la norma.

Uno de esos programas, es el de “producción más limpia” impulsado por la ANAM, con fondos del Banco de Desarrollo Interamericano ( BID) y el proyecto FOMIN, en el que también participa el Consejo de la Empresa Privada (CoNEP).

Más de 100 empresas están vinculadas al programa “producción más limpia”, que involucra cambios en los procesos productivos, y cambios en tecnología que ayudan a las industria a cumplir con las normas de aguas residuales.

Diferentes sectores industriales como el avícola, porcino, ganado bovino, hospitales, tenerías, y hoteles están ligados a dicho programa.

Esas 100 industrias, se suman a otras 200 que actualmente tienen su auditoría ambiental y adecuación de manejo ambiental.

Claros oscuros de la venta de un Parque Nacional

DEPREDACIÓN.

Vendiendo el futuro

Raisa Banfield
La pretendida venta de 15.1 hectáreas de bosques del Parque Nacional Camino de Cruces por parte de los señores diputados, ha puesto de relieve los claros oscuros de los que está compuesta la sociedad panameña.

Llena de esperanza el despertar consolador de la ciudadanía que desde diversos campos, a través de distintos medios de comunicación y desde varios sectores del país, ha manifestado su repudio ante un acto vergonzoso de lesa patria. La promoción de la defensa de este bien natural, ha motivado a los panameños a formarse e informarse más en el tema ambiental y en la importancia de poder defender lo que se conoce y de aprender a amar lo que se defiende. Esta experiencia adquiere cada día más valor ante lo que vivimos de frente a la depredación de nuestros más importantes recursos naturales a lo largo y ancho del país.

Leía recientemente en una revista de circulación internacional que el millonario norteamericano Douglas Tompkins vendió sus empresas, dejó su país, se ubicó en la Patagonia y desde 1985 hasta la fecha se ha dedicado a comprar miles de hectáreas boscosas para destinarlas a áreas de conservación de la biodiversidad y aportar así a la mitigación del impacto del calentamiento global. Aunque a esta iniciativa muchos de sus amigos millonarios se han sumado, él siente que las medidas que se están tomando, a nivel particular y de gobiernos en el mundo, han llegado un poco tarde, el daño está hecho. En contraste con este desesperado acto altruista y de preocupación por el futuro de nuestro planeta de frente a la devastación de los bosques, leía en los medios panameños, la reiteración del diputado Elías Castillo, ante el recién declarado desierto acto público por el cual se vendían 15.1 hectáreas del PNCC, su pretensión de iniciar todo el proceso de venta nuevamente, «porque esas tierras le pertenecen a la Asamblea». El diputado presidente no ha querido comprender que ese bosque le pertenece a todos los panameños de la presente y futura generación, y que no son la caja registradora del legislativo. Ahora a este hecho se le suma la impugnación de la sociedad compradora, que objeta la ilegalidad de la resolución que suspende el acto.

¿Empecinamiento?… ciertamente, ¿por desconocimiento del valor del bosque y su ubicación dentro de un área protegida o desesperación más allá de todo, por lograr el dinero necesario para reparar el palacio legislativo antes de que culmine este quinquenio presidencial? ¿exceso de interés por parte de los desarrollistas en lucrar del atractivo de «vivir dentro de un bosque»? Esto solo lo podrán responder quienes lideran la nefasta iniciativa de vender y comprar 15.1 hectáreas del Parque Camino de Cruces.

Son muchas las condiciones que hacen de Panamá una perla originalísima dentro de la riqueza natural del planeta, para mencionar algunas: es el único país en el mundo que cuenta con un bosque tropical húmedo en el corazón de su metrópolis. Estamos en la mira del mundo, entre otras cosas, por ser el puente que conecta forestalmente el Atlántico con el Pacífico con bosques de características realmente extraordinarias. Panamá, el país con una de las más altas tasas de biodiversidad de la región, lo que lo hace un país rico en recursos, también es -negativamente- inigualable, al tener una Asamblea de diputados, que en medio del debate mundial por la conservación y mejor aprovechamiento del recurso natural, pretende vender para su beneficio bosques protegidos… (mejor reír para no llorar).

Como panameños debemos preocuparnos de la depredación que sufre nuestro recurso natural y ser conscientes de su importancia para lograr un verdadero desarrollo sostenible y de calidad de vida para todos. No pierdo la esperanza en que los diputados, bajo la nueva presidencia legislativa, recapaciten y reorienten el camino hacia una acción más coherente con la realidad ambiental de nuestro país y sean actores ante esta posibilidad, que las circunstancias les brinda, de accionar, no solo con palabras, a favor del ambiente, respetando un patrimonio natural que no pertenece a individuos u órganos del Estado, pertenece a la Nación. Atentar contra la naturaleza es atentar contra nosotros mismos. Vendedores y compradores ¡recapaciten!

La autora es arquitecta y ambientalista
Publicado en La Prensa, 25 de agosto de 2007