Estado de Conservación del Parque Nacional Chagres

Estado de Conservación del Parque Nacional Chagres- Usos de la tierra

La mayor parte de las 125,491 hectáreas, que forman parte del Parque Nacional Chagres se encuentra cubierta de bosques maduros aproximadamente por el orden del 84%, ubicados hacia la región central y oriental del área protegida, desde donde nacen los principales ríos que componen la red hidrográfica más importante del país, siendo ellos los ríos Gatún, Boquerón, Pequení, Chagres, Indio, Piedras, que drenan hacia la vertiente del Pacífico, y los ríos, Nombre de Dios, Cuango, Mandinga, cuyas aguas drenan hacia la vertiente del Caribe.

Adicionalmente a los usos como bosques de protección para la producción de agua, también albergan una rica y variada fauna silvestre, característica del Neotrópico.

Sin embargo, producto de las actividades antropogénicas anteriormente permitidas en la región, hay un 7.65 % de bosques intervenidos que se identifican como bosques secundarios y un 1.78% de rastrojos, los cuales pueden ser objetos de intervención como «tierras en descanso», para la agricultura y la ganadería.

Dada la existencia de unas 14 comunidades pequeñas establecidas anteriormente a la creación del PNCH, obviamente hay un uso del suelo para la agricultura de subsistencia y la ganadería tradicional, las cuales ocupan aproximadamente un 3.08 % de la superficie del área protegida.

– Actividades agrícolas

El Censo de Población del 2000 señala que en las comunidades con menos de 20 habitantes, el 93% de los pobladores se dedica a las actividades agrícolas de subsistencia.

Dicha situación es preocupante, ya que se están deforestando un promedio de 3 has., de bosque primario por año, en los últimos 4 años, y se han habilitado un promedio de 160 has., de rastrojos, para el establecimiento de prácticas agrícolas tradicionales del 2000 al 2002.

En este sentido, cabe destacar que los principales productos agrícolas cultivados, a través de una agricultura itinerante de tumba, roza y quema, son los granos básicos como el arroz, maíz, guandú, frijoles, además del plátano, el ñame, yuca, y algunas «hortalizas livianas» como el culantro.

Las actividades agrícolas son complementadas con el cultivo de plantas medicinales, la cría de gallinas de patio, la apicultura en menor grado, la pesca artesanal y el aprovechamiento de cultivos permanentes bajo sistemas nativos de producción.

Al respecto, se debe señalar que las dificultades de acceso a la mayor parte de las pequeñas comunidades, tales como Santa Librada, Santo Domingo, Quebrada Ancha, San Cristóbal, San Juan de Pequení, Emberá Drua, Mono Congo, por falta de la infraestructura vial o mal estado de los caminos, así como por lo costoso del transporte por la vía acuática, desestiman las posibilidades de una producción agrícola con fines comerciales.

En este sentido, cabe resaltar la importancia que ha adquirido la pesca artesanal en los últimos años en el Lago Alajuela, involucrando a dos grupos organizados de pescadores artesanales (Asociación de Pescadores de Salamanca y la Asociación de Pescadores de Victoriano Lorenzo) y la captura y comercialización de 54,858 libras de peces, lo cual produjo un ingreso de $22,656.60, a unos 22 pescadores por mes, durante el año de 2002. (Urrutia, A., 2003).

También hay que señalar la existencia de dos polos de crecimiento urbano dentro del Parque Nacional Chagres, los cuales son Nuevo Caimitillo en el límite suroeste y Altos de Cerro Azul, en el límite noroeste.

Ambos sitios sirven como poblados dormitorios y/o localidades para actividades recreacionales de fines de semana, lo cual señala una tendencia en los usos de los suelos incompatibles con los objetivos y usos asignados para el parque nacional.

Del análisis situacional de los usos del suelo en el Parque Nacional Chagres, se desprende la necesidad de adentrarse en un proceso de reordenamiento del territorio, acorde con los objetivos del parque nacional, lo cual permitirá solucionar los conflictos de uso de los suelos y de tenencia de la tierra, procurando a su vez, el condicionamiento de la presencia de las comunidades a la provisión de tecnologías de producción amigables con el ambiente, el apoyo al mercado de la producción agrícola especializada u orgánica y el pago por servicios ambientales a los productores establecidos en terrenos priorizados para la recuperación de la cobertura boscosa.

– Ganadería Extensiva.

La ganadería extensiva surge como la actividad económica de mayor arraigo en la periferia del parque nacional, debido a la cultura de producción que están imponiendo los gestores de la colonización espontánea que se está desarrollando hacia las «nuevas tierras» de la vertiente atlántica del país.

Dada la limitada capacidad agrológica de los terrenos de extrema pendiente en que se desarrolla la ganadería extensiva en el Parque Nacional Chagres, los efectos adversos que produce están asociados a la deforestación para habilitar los terrenos y sus consecuentes secuelas relacionadas con la erosión de los suelos, la alta tasa de sedimentación en los lagos, y por ende, la afectación en el régimen hidrológico del área protegida.

Dentro del Parque Nacional Chagres se detectaron unas 3,543 cabezas de ganado en una superficie de 4,324 has., de pastos (Díaz, I., 1998), indicando una carga animal de 0.82 cabezas/ha., característica de una ganadería extensiva de baja carga animal, no llegando al promedio de 1.00 cabezas/ha., pese a que la zona no tiene un verano tan riguroso como en el Arco Seco, lo que indica que tampoco se están utilizando pastos adecuados para el tipo de suelos de la zona.

También cabe señalar que se han detectado ganaderos que no poseen tierras propias dentro del área, por lo que se estarían alquilando las tierras para el pastoreo (Díaz, I., 1998), lo que agregaría otro ingrediente a resolver en el conflicto del uso de los suelos y el régimen de tenencia dentro del PNCH.

Sin embargo, la actividad ganadera tiene su preponderancia en el PNCH, debido a que el ganado bovino es un bien que se puede mantener en condiciones biofísicas adversas, requiere poca mano de obra y mínima tecnología, pero con grandes potencialidades de movilización hacia los centros de acopio. Dicha situación convierte al ganado bovino en el único producto agropecuario susceptible de generar ingresos con menores riesgos posibles. Por lo tanto, los terrenos con pastizales donde se desarrolla la actividad ganadera, han motivado la apertura de un singular mercado de tierras en la región, en el que estaría eventualmente inmersa la administración del área protegida.

Las áreas más críticas del frente ganadero dentro del PNCH, con más de 50 cabezas de ganado, están localizadas en la Costa Arriba (Cuango, La Línea, Brazo de Cedro, La Unión, Brazo de Tigre, Río Zaino, Nombre de Dios, Aguas Claras), Boquerón Arriba, Mono Congo, Nuevo Caimitillo, Quebrada Ancha, San José de Río Indio, San Juan de Pequení, Santa Librada y Santo Domingo (Urrutia, A., 2003).

La reciente actualización del status de la actividad ganadera realizada por el equipo de planificación del PNCH y los técnicos del área protegida en el 2004, indica que hay un incremento de la población ganadera, dentro y en la periferia del área protegida.

En tal sentido, se estima que actualmente hay una población de 4,528 cabezas de ganado distribuidas en unas 180 fincas localizadas dentro del PNCH, lo cual se traduce en un incremento de un 21% respecto a las cifras de 1998.

Por consiguiente, se deberá brindar un tratamiento especial a la actividad ganadera dentro del Parque Nacional Chagres, el cual estaría procurando la disminución de dicha actividad dentro del área protegida, incorporando otras alternativas de producción y el desarrollo de nuevas tecnologías para la producción ganadera en la zona de amortiguamiento del PNCH.

En tal sentido, se recomienda efectuar un estudio que diagnostique el estado de la actividad ganadera, establezca un catastro ganadero y proponga los mecanismos técnicos, económicos y legales para disminuir el hato ganadero en un periodo perentorio en el área protegida, y por ende, los riesgos ambientales ligados a dicha actividad.

Impactos ambientales por obras de desarrollo

Las crecientes infraestructuras de viviendas demandadas para suplir los requerimientos de los poblados localizados dentro y en la periferia del PNCH, constituyen un serio problema en materia de impermeabilización de los suelos, causando mayor escorrentía, una sensible erosión y la contaminación de las aguas.

Los recientes estudios del Proyecto MASAR/MIDA-BM han identificado a los actuales caminos rurales dentro de la Cuenca del Canal como los mayores causantes de la erosión y sedimentación hacia las fuentes de aguas superficiales, ya que los diseños, trazados e infraestructuras de las carreteras y caminos vecinales no están siguiendo las normas técnicas para evitar la erosión, debido a los cortes de caminos en contra de las pendientes, la falta de drenajes y alcantarillas, uso de materiales de base de poca consistencia, o sin los mismos, y generalmente, localizados a pocos metros del cauce de los ríos y quebradas.

Por otro lado, la potencial amenaza que conlleva la construcción de caminos rurales y/o vecinales en el área protegida, es la inducción a la colonización espontánea u ocupación de nuevas tierras, con los consiguientes cambios en el paisaje, la fragmentación de los hábitats, afectación a la conectividad, el cambio en los patrones de comportamiento de las especies, y por consiguiente, la pérdida de la biodiversidad en el PNCH.

Las actuales concesiones de las minas de manganeso dentro del PNCH, no están operando; sin embargo, deben ser objeto de una normativa especial y/o restricción de uso, sobretodo las minas de extracción de manganeso a cielo abierto.

La extracción de oro por los métodos tradicionales de lavado manual parecen haberse trasladado al área limítrofe del PNCH, en el distrito de Santa Isabel; sin embargo, deben mantenerse los operativos de vigilancia por parte de los guardaparques del PNCH, a fin de evitar la referida práctica, sobretodo, la realizada utilizando bombas a presión de agua para impactar las paredes del cauce de los ríos y proceder más fácilmente con el lavado del oro.

Las potenciales opciones de construir represas, con fines de generación hidroeléctrica, abastecimiento de agua potable y/o regadío, en el sector de río Indio-Cerro Azul, e igualmente, la opción de represamiento de ríos dentro PNCH, para apoyar la navegación fluvial en el Canal de Panamá, deberán ser sujetos de la elaboración y aprobación de los correspondientes estudios de factibilidad y de evaluación de impacto ambiental, teniendo como premisa el mantenimiento de la base de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad del PNCH, incluyendo la participación de la agencia administradora del SINAP.

Las anteriores consideraciones señalan la necesidad de establecer un eje estratégico para el manejo del PNCH que conlleve el reordenamiento del espacio poblado y norme las actuales y potenciales obras desarrollo que puedan ser permitidas en el parque nacional.

Presencia humana dentro PNCH

La presencia de la población humana dentro del PNCH se ha considerado como un importante reto para mantener la integridad ecológica del mismo, ya que sus necesidades de sobrevivencia y precarias condiciones de vida obligan a ejercer presión sobre los recursos naturales del área protegida y su zona de influencia.

– Las comunidades dentro del PNCH.

Unas 34 comunidades se encuentran dentro del PNCH, las cuales pertenecen a los corregimientos de Chilibre y Pacora en el distrito y provincia de Panamá y al corregimiento de Salamanca, en el distrito y provincia de Colón. También en el área de Costa Arriba de Colón, la comunidad indígena de Diandí se encuentra dentro de los límites de PNCH, perteneciendo al corregimiento de Palmira, distrito de Santa Isabel. Además, en esta misma área limítrofe hay pobladores que tienen presencia temporal dentro del PNCH, fundamentalmente a través del desarrollo de actividades productivas.

Según datos del Censo de Población del año 2000, las comunidades ubicadas dentro del PNCH albergan un total de 2,737 habitantes. Dichas comunidades son principalmente rurales, presentando los fenómenos de dispersión y concentración de la población.

De acuerdo con datos del Censo de Población del 2000, encontramos que hay una alta dispersión de la población en poblados pequeños que oscilan entre 1 y 20 habitantes, con un máximo de 7 viviendas registradas por asentamiento. Se trata de 14 asentamientos poblacionales, los cuales representan el 43 % del total de las comunidades presentes en el PNCH y el 3% de la población total registrada.

Cabe destacar que 6 de dichas pequeñas comunidades no estaban registradas en los Censos de Población de 1990, lo que puede estar indicando un proceso de colonización a lo interno del PNCH.

En el otro extremo, encontramos 8 comunidades con una alta concentración de población. Los referidos poblados con más de 100 habitantes, concentran el 71.7 % de la población total que habita en el PNCH, siendo característico el caso de Nuevo Caimitillo, que tiene una población de 1,007 habitantes, concentrando el 38 % del total de la población que habita dentro del parque nacional.

La dispersión de la población en comunidades pequeñas, se debe considerar como un factor que contribuye a la extensión espacial del problema de la depredación de los recursos y evidentemente, dificulta el acceso a la asistencia técnica y al control de las actividades antropogénicas por parte de la ANAM.

De otro lado, la concentración de población en las comunidades de más de 100 habitantes, tiende a generar problemas de contaminación por desechos y aguas residuales, si no se atienden los aspectos de infraestructura y servicios básicos que contribuyan a mantener un ambiente comunitario saludable. Sin embargo, dicha concentración poblacional también facilita la atención, tanto en la prestación de servicios básicos, como en la promoción y ejecución de proyectos de producción sostenible y de organización comunitaria.

– Crecimiento de la población.

En términos generales, la población que habita dentro del PNCH se ha incrementado en un 13.4% al año 2000 con respecto a 1990, de acuerdo con los datos de los Censos de Población de la Contraloría de la República.

Las comunidades pequeñas presentan una disminución importante de la población, con una tasa de crecimiento negativa alta de -157 %, mientras que las comunidades grandes de más de 100 habitantes, presentan un incremento de su población del 21 % para el período 1990 – 2000.

Sobre el particular, llama la atención el caso de algunas comunidades que presentan incrementos altos en dicho período. Tal es el caso de Altos de Cerro Azul, que pasó de 27 habitantes según el Censo de 1990, a tener 127 habitantes en el año 2000, lo que representa un incremento del 79 % de su población.
También las comunidades indígenas han incrementado su población. La comunidad Emberá Drua presentó una tasa de crecimiento del 50 % en la década; la comunidad de Paraná Puru registró población por primera vez en el censo del 2000 y actualmente hay una nueva comunidad aún no registrada en los Censos Nacionales, llamada Tusípono. La actividad turística como medio de subsistencia se constituye en foco de atracción para dicha población indígena.

Las comunidades grandes han registrado incrementos de su población entre el 14% y 82%; solamente los casos de Boquerón Arriba y Victoriano Lorenzo han presentado una disminución de la población, con tasas de -27 y -25, respectivamente.

Fuente:

ANAM-TNC-USAID.2005. Plan de Manejo del Parque Nacional Chagres. Autoridad Nacional del Ambiente, República de Panamá.

Las referencias completas que complementan este escrito pueden ser obtenidas en el documento original que reposa en la Autoridad Nacional del Ambiente

Edición digital para dominio público: Centro de Estudios de Recursos Bióticos, Universidad de Panamá. Correo: cereb2@ancon.up.ac.pa

Recursos históricos, arqueológicos, paisajísticos y turísticos del Parque Nacional Chagres

A continuación ingresamos la información básica que se tiene sobre los recursos históricos, arqueológicos, escénicos, paisajísticos, recreativos y turísticos del Parque Nacional Chagres.

Recursos históricos y arqueológicos

La existencia y afloramiento de depósitos de foraminíferos petrificados en las inmediaciones del Lago Alajuela, señalan los vestigios de la evolución geológica del istmo centroamericano en el Mioceno Medio, por lo que el PNCH debe incorporar dicha temática y la de los recursos arqueológicos a los programas de protección, investigación y educación ambiental.

Sin embargo, dichas potencialidades y/o función del PNCH actualmente no está inserta en la gestión que realiza el área protegida.

Por otro lado, la función transitista que desarrolló el Istmo de Panamá desde la época colonial, se encuentra reflejada en los numerosos vestigios históricos encontrados en el PNCH, referentes al Camino Real que conectaba los poblados de Nombre de Dios y Portobelo en el Caribe, con la ciudad de Panamá en el Océano Pacífico.

Resulta sumamente atractivo e instructivo para el visitante al área protegida, el impacto visual y tangible producido por la presencia de tramos intactos de la calzada de piedra de El Camino Real, presentes tanto en el área de selva como en las inmediaciones del lago Alajuela.

La majestuosidad del Puente del Rey localizado sobre los estribos del cauce del río Boquerón y la existencia del patio de mulas en las faldas del Cerro Brujas en el río Longué, reclaman la incorporación de dichos valores históricos a las acciones de protección, control, interpretación y educación ambiental en el PNCH.

También resulta muy relevante la existencia de numerosas evidencias de piezas y tamos del antiguo ferrocarril utilizado en los inicios del siglo XX para la extracción del mineral de manganeso, en el sector de La Línea, lo cual se potencializa para incluirlo dentro de los atractivos que se pueden ofrecer dentro de un adecuado programa de manejo de visitantes. (Ver mapa No. 7).

Recursos escénicos y paisajísticos

Las peculiares características biofísicas del PNCH, enclavado en una cadena montañosa que vierte las aguas de sus caudalosos ríos hacia las costas del Mar Caribe y el Océano Pacífico, incluyendo un ecosistema lótico de grandes dimensiones, proporciona los elementos naturales que conforman los recursos escénicos y paisajísticos del área protegida.

En este sentido, cabe destacar la presencia de una abundante y abigarrada superficie boscosa poco explorada, la cual puede ser divisada e interpretada desde diversos puntos estratégicos del parque nacional.

Los bosques ribereños de la cuenca alta y media de los ríos presentes en el PNCH, mantienen una compleja flora siempre verde, desde la cual también se pueden hacer avistamientos de aves y efectuarse observaciones de huellas y evidencias de los singulares mamíferos que interactúan en la zona.

Por otro lado, las aguas del Lago Alajuela ofrecen el escenario ideal y seguro para admirar el paisaje natural, incluyendo la característica flora lacustre, las formaciones edafológicas de los llamados «pampones» y las costas de origen calcáreas biseladas por las olas y el viento, lo que potencializa una ordenada visitación a las áreas lacustre del PNCH, con fines turísticos, recreacionales y educativos.

Recreación y Turismo

Los recursos naturales sobresalientes de la zona litoral lacustre del Parque Nacional Chagres, así como las bellezas escénicas naturales de las riberas de los ríos Chagres, Boquerón, Indio y Pequení, han propiciado un desarrollo turístico espontáneo, no planificado, que se está realizando a través de unos diez operadores turísticos.

La mayor parte de dicha actividad se efectúa en asocio con los cuatro poblados indígenas, situados en los márgenes de los ríos Chagres y Pequení, en donde se realizan exhibiciones de la cultura Emberá, a través de las vestimentas autóctonas, las viviendas adaptadas al bosque húmedo tropical, las danzas ceremoniales, las mascotas de la fauna local, los conocimientos etnobotánicos y la confección y venta de artesanías.

Actualmente, la mayor parte de los ingresos de las referidas comunidades indígenas dependen de la prestación de servicios a los visitantes y/o empresas turísticas, en término del pago por el transporte fluvial, la estadía en las comunidades, la venta de artesanías y el recorrido por los senderos naturales.

Sin embargo, la problemática encontrada estriba en que no existe una relación directa y efectiva entre la administración del Parque Nacional Chagres y los operadores turísticos, de manera de poder establecer una programación de las visitas a los poblados indígenas, atendiendo a la capacidad de carga establecida para dichas áreas de uso intensivo.

Igualmente, el aumento en la demanda de artesanías indígenas por parte del incremento del turismo, están provocando una mayor extracción de especies nativas, tales como la Palma Tagua, la Palma Jira y otras especies vegetales tintóreas y textiles, lo cual está poniendo en peligro la existencia de importantes poblaciones de la flora local y por ende, afectando la integridad del bosque ribereño.

En consecuencia, la problemática planteada sugiere adentrarse en un programa de manejo de visitantes que posibilite el control de la visitación turística por parte de la administración del Parque Nacional Chagres, coordinando las actividades de los operadores turísticos dentro del PNCH, apoyando la definición de la capacidad de carga de los sitios visitados, diseñando y adecuando los senderos de interpretación natural utilizados por los indígenas, promoviendo la transmisión de los conocimientos etnobotánicos a los jóvenes indígenas e induciendo la visitación a otras zonas de interés turístico, tales como el bosque seco del Campo Chagres, la cuenca media del río Boquerón y las cuencas altas de los ríos Chagres y San Cristóbal.

Igualmente, habrá que definir nuevas áreas en que se puedan aplicar sistemas nativos de producción, cónsonos con el manejo ambiental de las áreas circunvecinas a los lugares poblados indígenas, a fin de garantizarles la producción de los alimentos básicos, evitarles la pérdida de la etnicidad cultural y la dependencia total de los ingresos por turismo, así como también involucrarlos en los programas de manejo silvicultural, asociados a la recuperación de las poblaciones de la Palma Tagua y la Palma Jira en los bosques ribereños.

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Fuente: ANAM-TNC-USAID.2005. Plan de Manejo del Parque Nacional Chagres. Autoridad Nacional del Ambiente, República de Panamá.

Las referencias completas que complementan este escrito pueden ser obtenidas en el documento original que reposa en la Autoridad Nacional del Ambiente.

    Edición digital para dominio público: Centro de Estudios de Recursos Bióticos, Universidad de Panamá. Correo: cereb2@ancon.up.ac.pa

    Descripción general de Parque Nacional Chagres

    Características y descripción general de Parque Nacional Chagres

    Localización

    Parque Nacional Chagres, Chagres National Park

    El Parque Nacional Chagres está localizado en la angosta región central del Istmo de Panamá, con el río Chagres como principal eje de interés histórico y socioeconómico, el cual se desplaza de este a oeste y se corresponde con el área de captación del Lago Alajuela.

    El PNCH tiene una extensión de 125,491 hectáreas; está ubicado entre las provincias de Panamá y Colón, formando parte de los distritos de Panamá, Chepo, Colón, Portobelo, Nombre de Dios y Santa Isabel .

    Dicha área protegida cubre aproximadamente el 29.3% del total de la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá-Región Oriental, de las cuales unas 99,694 has., forman parte de la cuenca hidrográfica del río Chagres.

    Parque Nacional Chagres

    Adicionalmente, el PNCH mantiene el 38.4% del total de la superficie de las áreas protegidas localizadas en la Cuenca del Canal de Panamá- Región Oriental.

    En el área de influencia del PNCH se localiza una red vial que consiste hacia el suroeste, con la carretera Transístmica, principal vía de comunicación que une las ciudades terminales de Panamá y Colón, presentándose hacia el sureste la influencia de la carretera Panamericana, que adentrándose desde Cerro Azul, Chepo y Pacora, expande una red de caminos rurales hacia los límites del PNCH.

    Por la costa caribeña se extiende una carretera costanera que se desarrolla desde Sabanitas hasta Cuango, lo cual representa una creciente amenaza para los límites más al norte del área protegida.

    Topografía

    La topografía de la llamada subcuenca del Lago Alajuela, consiste principalmente de pendientes fuertes, inclinadas y abruptas en el área montañosa (Cerro Jefe, Cerro Brewster, Cerro Santo Domingo, Cerro Brujas); picos y cimas medianas, fuertemente inclinados en las montañas medias; pendientes ligeras y medianas, en las llanuras y colinas bajas .

    En la región costera lacustre del Lago Alajuela aparecen calizas que mantienen fósiles foraminíferos orbitoidales, procedentes de protozoarios recubiertos de una concha dura y horadada, localizadas mayormente en las inmediaciones de Campo Chagres.

    Geología

    El PNCH pertenece geológicamente al Bloque del Chocó, que se extiende hasta Colombia, el cual es de origen reciente y pertenece al Mioceno Medio (Coates y Obando 1996). En esta área protegida se han identificado las formaciones geológicas de Cuango, Mamoní, Playa Venado, Ocú, Gatuncillo y Alajuela.

    Clima

    Se han identificado tres tipos de climas en el PNCH, según la nueva clasificación propuesta para Panamá por McKay (2000).

    Los tipos de climas son el clima tropical oceánico con estación seca corta (clima tropical muy húmedo) en el sector norte del parque nacional, con temperaturas medias anuales de 25.5-26.5°C y precipitaciones abundantes entre 3,000-4,000 mm. (Portobelo 4,036 mm), y una estación seca corta de 4-10 semanas de duración.

    El clima sub-ecuatorial con estación seca (clima tropical húmedo-clima tropical de sabana), es el clima predominante, tanto en el área protegida como en el resto del país. Los promedios anuales de temperaturas están entre 26.5-27.5°C en las tierras bajas (0-200 m) y con la altura disminuye hasta los 20°C a los 1,000 m. La precipitación es elevada, con oscilaciones entre 2,500-3,500 mm. (Represa de Alajuela 2,454 mm), pero siendo la precipitación más alta en las montañas (Cerro Jefe 3,521 mm). Sin embargo, este clima muestra una estación seca corta y acentuada de 3-4 meses de duración. Las montañas bajas y los piedemontes suelen tener una estación seca un poco más larga y acentuada.

    El clima tropical con estación seca prolongada (clima tropical de sabana), se manifiesta en la parte sur del PNCH. Las temperaturas medias son de 27-28°C. La precipitación total es menor a los 2,500 mm., frecuentemente entre 1,000-2,000 mm. La estación seca muestra variantes locales entre 3 y 6 meses (región entre Capira y Chepo).

    Zonas de Vida

    Según la clasificación de Holdridge (1972), se han identificado en el PNCH cuatro zonas de vida. El bosque húmedo tropical que se encuentra aproximadamente en las áreas alrededor del Lago Alajuela; el bosque muy húmedo premontano que está distribuida en la región al norte y al este del área cercana al Lago Alajuela y en la vertiente caribe, la zona de vida del bosque muy húmedo tropical que comprende la región más al norte y al este.

    La cuarta zona de vida es el bosque pluvial premontano, la cual está representada principalmente en las tres regiones de elevaciones medias (600-1000 m) que están dentro o en la periferia del PNCH. Estas regiones comprenden del noroeste al sureste el complejo montañoso de los Cerros Santo Domingo – Bruja, el complejo montañoso central, separado de los otros dos por los Ríos Boquerón y Pequení al oeste y el Río Chagres al este, y finalmente el complejo de los Cerros Azul, Jefe y Brewster.

    Biogeografía

    Biogeográficamente el PNCH se encuentra dentro de la Provincia de Bosques Centroamericanos en la Región Neotropical (Udvardy 1969). Dicha área protegida está localizada dentro de la ecoregión de los bosques húmedos del Atlántico Centroamericano, la cual es considerada como bioregionalmente sobresaliente y de prioridad moderada a escala regional.

    Hidrología

    El área de captación del Lago Alajuela, en la cual se encuentra inmerso el Parque Nacional Chagres, está conformada por las cuencas hidrográficas de los ríos Chagres, Pequení, Boquerón, Salamanca, La Puente, Indio, Piedras, San Cristóbal y Escandaloso.

    Dichos ríos están caracterizados por ser relativamente cortos, de pendientes empinadas y con poca capacidad de almacenamiento en sus valles.

    Según los registros de la Comisión del Canal de Panamá, los ríos del Lago Alajuela que más agua produjeron en el período 1970-1996 fueron, Chagres (961 Mm3), Pequení (437) Mm3) y Boquerón (253 Mm3).

    Sin embargo, durante el período 1981-1994, los ríos que contribuyeron con la mayor cantidad de sedimentos fueron, Boquerón (870 Ton/km2/año), Pequení (664 Ton/km2/año) y Chagres (255 Ton/km2/año).

    Cabe destacar que la llamada subcuenca del Lago Alajuela, con una superficie de drenaje de 1026 km2, representa un 30% del área total de la cuenca del Canal de Panamá-Región Oriental y aporta el 45% de la escorrentía total.

    Hacia la vertiente del Caribe, en las cuencas altas localizadas dentro del PNCH nacen los ríos Nombre de Dios, Pato, Zaino, Cuango, Culebra, Lagarto, Mandinga.

    Administración del área protegida

    El PNCH fue declarado oficialmente como área protegida mediante la promulgación del Decreto Ejecutivo 73 del 2 de Octubre de 1984.

    Cuenta con una Sede Administrativa ubicada en Campo Chagres y tres Agencias o Subsedes localizadas regionalmente en Cerro Azul, Alajuela y Boquerón; la Agencia de Cuango no está funcionando, pero la infraestructura estará siendo rehabilitada próximamente para posibilitar las operaciones en la región del Caribe.

    Adicionalmente, se cuenta con Puestos de Control y/o Refugios en Santo Domingo, Quebrada Ancha, San Juan de Pequení, Altos de Cerro Azul y Guagaral.

    La mayor parte de las actividades se concentran en la ejecución de acciones para el control y vigilancia del área, aunado a las actividades de educación ambiental y solución de conflictos por uso de la tierra.

    Las investigaciones que se efectúan en el PNCH son realizadas mayormente por científicos de instituciones públicas y privadas, acompañadas por personal del área protegida.

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    Fuente: ANAM-TNC-USAID.2005. Plan de Manejo del Parque Nacional Chagres. Autoridad Nacional del Ambiente, República de Panamá.

    Las referencias completas que complementan este escrito pueden ser obtenidas en el documento original que reposa en la Autoridad Nacional del Ambiente.
    Edición digital para dominio público: Centro de Estudios de Recursos Bióticos, Universidad de Panamá. Correo: cereb2@ancon.up.ac.pa

    Industriales invierten en manejo de aguas residuales

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    AMBIENTE | Más de $100 millones
    Industrias invierten en planta de aguas residuales

    Sistema de tratamiento elimina contaminantes nocivos.

     AMPLIAR

    Planta de tratamiento ubicada en la Kiener.

    [ Foto: Cortesía. ]

    Cindy Calderón

    PANAMA AMERICA

    EN PANAMÁ el sector industrial ha invertido más de 100 millones de dólares, en instalaciones de sistemas de tratamiento para aguas residuales en las diferentes plantas procesadoras del país.

    Este sistema consta de una serie de proceso debidamente controlados, con el objetivo de eliminar contaminantes o aguas negras nocivos para la salud.

    Las industrias panameñas cada vez más han dejado de utilizar trampas de grasas por este sistema más avanzado y efectivo, señaló Gabriel Díaz, presidente del Sindicato de Industriales de Panamá.

    Asegura que las industrias tienen un compromiso con la ciudadanía, por lo que se continuará invirtiendo en este tipo de sistemas.

    EMPRESAS
    Recientemente, la compañía Kiener invirtió 400 mil dólares en la planta de tratamiento para aguas residuales.

    Juan Francisco Kiener, propietario de la empresa, dijo que este es un paso más hacia el cuidado del medio ambiente.

    Agregó que anteriormente se ha trabajado en este objetivo y se ha eliminado la utilización de cajas de cartón, que representan un agente contaminador.

    Otras empresas que poseen estas plantas de tratamiento son la Cervecería Nacional y la Coca cola, que han invertido alrededor de $12 millones entre ambas.

    OBSTACULOS
    Kiener manifestó que la mayor dificultad para la instalación de la planta fue el proceso lento por parte de las instituciones gubernamentales para otorgar los permisos pertinentes.

    En Panamá existe una legislación ambiental que establece una serie de parámetros donde las empresas interesadas en este tipo de instalaciones deben cumplir lo que establece la ley.

    La instituciones gubernamentales encargadas de hacer cumplir estos parámetros son la Autoridad Nacional del Ambiente y el Ministerio de Salud.

    Se calcula que para el 2020 todas industrias que se encuentran en el país contarán con un tratamiento de aguas residuales.